12.12.2023
El Parque de la Memoria cierra la temporada 2023 de la Sala PAyS con la inauguración de la muestra colectiva “El futuro detrás”, una iniciativa que revitaliza la mirada sobre los trágicos sucesos de la crisis económica social del 2001 permeada en este presente incierto, trayendo resonancias sobre la imaginación política popular puesta en juego para un futuro posible, más allá de las ollas populares, el asesinato de Kosteki y Santillán o del Pocho Lepratti, los trueques y las fábricas recuperadas.
La exposición “El futuro detrás. Imaginación política después del estallido del 2001” aglutina en cuatro núcleos temáticos y la selección de más de 60 colectivos y artistas, una síntesis posible de los resultados del proyecto “Después del estallido”, y cuenta con la curaduría compartida de Nicolás Cuello, Marilé Di Filippo, Cecilia Iida, Ana Longoni, Ramiro Manduca, Magdalena Pérez Balbi y Alejandro Thornton; además de Cora Gamarnik, Maximiliano de la Puente y Guillermo Sánchez en la curaduría fotográfica y audiovisual.
A días de cumplirse un nuevo aniversario del 19 y 20 de diciembre de 2001 y a 40 años de la recuperación de la democracia, una vez más el Parque de la Memoria produce e invita a visitar una muestra nacida de la investigación académica referenciada en las manifestaciones artísticas que provocan ciertos momentos históricos de entrecruzamiento entre arte y vida, que se consolidó en 2002, en tanto respuesta a la crisis.
Para Nicolás Cuello, que la muestra se inaugure en el Parque de la Memoria tiene la relevancia de que, a 40 años del retorno de la democracia, se convirtió en un espacio que “siempre se ofreció institucionalmente para reelaborar procesos críticos que están pensando ese orden institucional”. “El 2001 con su corolario de privatizaciones, desempleo, aumento exponencial de la pobreza, cacerolazos, helicóptero sobrevolando la Casa Rosada y cinco presidentes en once días”, como describen, fue “uno de esos grandes últimos procesos que sacudieron lo que entendíamos del sentido de lo democrático”, repasa el investigador.
“En la exposición hay experiencias que se acercan a la reconstrucción sensible o crítica sobre la violación y la vejación de los derechos humanos desde el cuerpo, la economía, la vida interna, la fuente de trabajo”, asegura y agrega que “el Parque de la Memoria ofrece ese escenario donde discutir formas de vejación, vulneración o precarización de otros derechos que también hacen a la humanidad como son un lugar donde vivir, un plato de comida, un espacio de trabajo, el derecho a movilizarse, a migrar”.
Entre los artistas y colectivos que participan se encuentran Alejandro Thornton, Alejo Hoijman, Alex Portugheis, Alicia Herrero, Ana Maldonado, así como imágenes del Archivo de la Memoria Trans sobre el Hotel Goldin, Arde Arte; hay material documental remasterizado en Canadá por Avi Lewis y Naomi Klein, fotografías de Lucía Merle, Pepe Mateos, Victoria Gesualdi y Carla Thompson, entre otros; o fenómenos como El Hormigazo de Rosario, Arte y confección la semana cultural por la textil Brukman, el Ceramicazo – Semana de Zanón en Plaza Congreso. En lo audiovisual están el colectivo Boedo Films + Contraimagen + Kino Nuestra Lucha; o los colectivos Potlach, Etcétera, Trasmargen, Iconoclasistas y Yomango, por ejemplo.
Las cuatro salas sustentan desde sus nombres hitos y respuestas: “Creatividad social”, “Asambleas populares”, “Tomar, recuperar, imaginar”, y “Dario y Maxi”, todas articuladas por los mapas de Pablo Ares que dimensionan en su anclaje territorial las asambleas barriales y expresiones en Buenos Aires, La Plata, Rosario, Córdoba o Neuquén.
En el ingreso frente al río, la primera sala impacta con las “minas” plateadas sobre carbón negro de la serie Detonador de María Causa dispuestas en una centralidad acuciante, los billetes impresos de Karina Granieri, la instalación “Set” sobre la pared en rojo de Herrero e iniciativas como Proyecto Venus del artista y sociólogo Roberto Jacoby. Allí también está el cartel negro con sus palabras FUE, del grupo Zucoa Noes, o imágenes de familias instaladas en una sucursal bancaria con reposeras y protector solar como denuncia y reclamo por los ahorros confiscados por los bancos.
“Son conjuntos de experiencias que condensan una selección de proyectos que consideramos más relevantes de creación de comunidades alternativas que pusieron recursos artísticos especializados y no al servicio de imaginar otras formas de intercambios económicos, simbólicos durante el contexto de crisis”, explica Cuello.
El investigador señala que se trata de obras que trabajan “sobre el uso de herramientas artístico políticas para dar respuesta a la construcción de comunidades alternativas y de crítica hacia las formas de violencia económica de la época”, siendo las más relevantes el “Proyecto Venus de 2001 creado por Jacoby o el Partido Transportista de votantes del artista cordobés Lucas di Pascuale de 2003, dos experiencias que crearon espacios de intercambio, colaboración, pensamiento común crítico no solo de la economía interna de la práctica artística sino también de las formas de escasez económica”.
En “Tomar…”, se plantean los esfuerzos de la organización colectiva con “Camino de hormigas” (2023) de Arte por libertad que acompañan el pedido de justicia por el crimen de Claudio “Pocho” Lepratti con registros de El Hormigazo en Rosario, la obra “Poncio Pilatos Patrono de la justicia Argentina” del grupo Pobres diablos, una mesa con documentos a ser leídos, dibujos, pancartas de HIJOS La Plata con el Eternauta o los almohadones con la inscripción “Mientras el cuerpo aguante” de Costuras Urbanas, y como pasaje a la última sala de “Darío y Maxi”, una reconstruida “La toma” de Cristina Schiavi, que fuera instalada en el Malba en 2003.
En cambio, “Asambleas…” propone un espacio íntimo de tres proyecciones en video que comparte testimonios del fenómeno que colmó el espacio público como as asambleas barriales de Parque Lezama, Plaza Dorrego, San Telmo, Colegiales; y el registro fotográfico de 2001 y 2003 sobre “aquel intenso aunque efímero ejercicio de participación ciudadana que insiste en señalar que otra democracia es posible”, según expresa el texto de sala.
Tal vez la más emotiva sea la dedicada a la Masacre de Avellaneda, desplazada de la muerte y situada desde los registros fotográficos del 26 de Junio del 2002 mapeados, que recuperan desde la “sensibilidad artística” las trayectorias truncadas de los militantes asesinados, en “Dario y Maxi”. Allí se instalan una docena de dibujos de Maximiliano Kosteki, obras sobre la apropiación comunitaria de la estación de tren que lleva sus nombres, la maqueta de la Estación realizada por Javier del Olmo, entre otras expresiones.
La muestra pone el foco en el diálogo generado entre esa “multiplicidad de materiales que provienen de acciones” colectivas o anónimas realizadas por “activistas, asambleas populares, clubes de trueque, fábricas recuperadas y movimientos sociales” que generaron una “usina de creatividad social”, como definen los investigadores.
La exposición interpela el presente desde ese “gran laboratorio social, de lo sensible y de lo vital” a partir de “imágenes, poéticas-políticas y comunidades experimentales, donde confluyeron cientos de personas”, y buscan estremecer el presente a partir de esa memoria.
Los curadores piensan la muestra como “orgánica, activa y viva” donde no se privilegia “la contemplación sobre un pasado cerrado, sino la activación sobre un presente que lee activamente y de forma crítica ese pasado”, dice Cuello sobre el proyecto nacido a partir de una convocatoria del Conicet que se basa en investigaciones realizadas por el grupo “Arte, Cultura y Política en la Argentina reciente” del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA junto al Museo Histórico Nacional.
La exposición se suma a los esfuerzos de memoria a más de 20 años del estallido social como el proyecto curatorial “19 y 20” del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, los encuentros “Imaginaciones Políticas 2002-2022” (Gloria Gráfica) y el ciclo de conversaciones “2001: El futuro detrás” (del Germani), del cual recupera su título.
La historia detrás remite a lo cíclico, a los ecos que “parecen estar regresando, y esta coyuntura política incluso lo reafirma fuertemente”, afirma de la Puente al tiempo que especifica: “Nunca salimos en un punto del 2001, de alguna manera todavía estamos sintiendo sus ecos, reverberancias, sus consecuencias”.
El título de la muestra ofrece “una forma poética para referenciar esa imaginación crítica y sensible de los movimientos sociales que puede servir para pensar la realidad ahora”, sostiene Cuello y agrega: “El futuro detrás es una imagen contradictoria. Plantea el choque de contextos o el encuentro conflictivamente productivo entre pasado, presente y futuro en un tema tan concreto como puede ser el vínculo político económico cultural”.
Por su parte, Manduca señala que “ante momentos de crisis la posibilidad de construir respuestas donde se jerarquiza lo colectivo es algo que atraviesa buena parte de las obras y las experiencias que hacen a la muestra, y también hay una imagen de futuro de lo colectivo como parte de esa construcción posible frente a una coyuntura que arroja imágenes de un futuro muy individual y bastante distorsionado respecto a sus posibilidades inmediatas”.
La muestra refleja esa “contradicción mayúscula” cuando “en medio de una abismal crisis económica se desata la más descollante creatividad social”, pero habilita, como indica de la Puente, “todo lo que se puede construir desde otro lugar, al margen de la política institucional o tensionándolo”.
“El futuro detrás” podrá visitarse hasta el 31 de marzo en el Parque de la Memoria, avenida Costanera Norte Rafael Obligado 6745. La entrada es libre y gratuita. La muestra está abierta para todo público de martes a viernes de 11 a 17 horas, sábados, domingos y feriados de 11 a 18 horas.