Almagro: comenzó el Festival Callejón
07.11.2024
Con una atractiva programación de teatro, música y danza, arrancó la 7º edición del Festival Callejón, un clásico del barrio de Almagro. Durante tres días, elencos de artistas emergentes se reunirán en el emblemático teatro Espacio Callejón, ubicado en Humahuaca 3759, para compartir una variedad de espectáculos que sintetizan el espíritu de la escena contemporánea. Las entradas se adquieren en Alternativa Teatral.
En este marco, podrán verse el espectáculo musical “Canciones del tiempo”, creado y dirigido por Verónica Gerez y Carolina Saade, dúo que se completa con Santiago Adano, y las piezas teatrales “Confesión tardía de amor”, escrita por Violeta Maquis y protagonizada por una azafata de línea aérea “low cost”, y “Algunos mensajes en el buzón de mi padre”, con dirección de Amalia Tercelán, que bucea en las profundidades del duelo en tiempos de estallido social.
En materia de danza y performance, se presentará “Bardo”, donde el movimiento compone fricciones y ficciones posibles en una puesta dirigida por el colectivo de artistas Corina Wilson. Y como en cada una de sus ediciones, el festival impulsa procesos de investigación -en formato “work in progress”- con la presentación en esta ocasión de “Todas mis maldiciones en casa”, dirigida por Sofía Rypka. Además, con entrada libre y gratuita, el sábado se realizará un conversatorio coordinado por Victoria Casaurang y Flor D’Antonio, de Farsa Mag, donde público y elencos podrán debatir acerca de la actualidad de las artes escénicas.
Con la mirada curatorial y la producción de Ramiro Bailiarini, Sebastián Francia y Zoilo Garcés, la iniciativa nació en 2018. “Nuestra idea es siempre programar espectáculos de artistas emergentes del teatro, la danza y la música de la escena contemporánea. En esta edición lo hemos podido sostener, y eso nos da mucha felicidad”, afirma Francia. “Nos interesa que la curaduría sea colectiva, y por eso trabajamos a partir de experiencias o de artistas que han participado en ciclos anteriores, y que nos acercan materiales y nombres que desconocemos. Esa es una construcción que nos encanta hacer a lo largo de todo el año, y los resultados de eso se podrán ver en el festival”, agrega Garcés.
Entre las propuestas destacadas, se encuentra la que encabezan Verónica Gerez y Carolina Saade: “Canciones del tiempo”, un concierto pensado para el festival e inspirado en el disco “Canciones del tiempo de Maricastaña”, de María Elena Walsh y Leda Valladares. “Nos entusiasma muchísimo revisitar este disco porque es un viaje por lugares desconocidos y a la vez un flashback a nuestra historia”, cuenta Gerez acerca del álbum que eligieron para interpretar en una puesta especial. “El material se editó en el año 58 y se reeditó en el 74. Allí se reúnen canciones populares, incluida la canción más antigua de habla hispana, y es un proyecto que caló hondo en diferentes generaciones y que atravesó muchísimos contextos históricos. Cantar estas canciones es un ejercicio de memoria muy fuerte, y evocar a Leda y a María Elena es un gran placer”, amplía Saade.
Con el foco puesto en lo corporal, se sumará “Bardo”, segunda obra de Corina Wilson, el colectivo de artistas e investigadores integrado por Virginia Leanza, Ana García, Brenda Carlini, Victoria Castelvetri, Quillen Mut, Milva Leonardi y Gastón Santos. “Bardo es una pieza de danza que parte de una investigación sobre el tono muscular y el concepto de desconocer. En escena, se componen ficciones, relaciones e imágenes que sopesan entre lo berreta y lo onírico”, anticipa el grupo.
En su séptimo año consecutivo, el Festival Callejón se suma a la resistencia que la cultura emprende en medio de las dificultades que atraviesa el trabajo autogestivo e independiente. “Estamos en uno de los peores contextos desde que tenemos memoria, no sólo por una situación económica muy endeble, sino porque esto se complementa con un ataque a la cultura que no se ve desde hace mucho tiempo”, apunta Ramiro Bailiarini, también productor del festival. En la misma línea, Gerez y Saade añaden: “Este año se sintió más que nunca la falta del Estado y el recorte de presupuesto en todos los espacios públicos donde se producen y crean obras. Son muy pocos los proyectos que vieron la luz y lograron sostenerse, y mantener económicamente las salas es cada vez más costoso”.
No obstante, a pesar de las dificultades, artistas y curadores coinciden en que “el teatro independiente no para de crecer”. “El camino es la reflexión, el trabajo colectivo y el estar cerca de quienes están pensando y armando redes para poder seguir sosteniéndonos”, señalan los integrantes de Corina Wilson. “Vamos a seguir defendiendo y haciendo crecer estos espacios, porque estamos seguros de que la cultura es lo único que nos salva”, concluye Garcés.