Comunicadores del Sur

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Represión a vecinos sin luz en Villa Lugano

16.02.2023

Reproducimos el comunicado de Conexión, desde la Facultad de Sociales de la UBA, a raíz del abordaje mediático de la represión en Lugano por parte de la policía de la Ciudad.

El abordaje hecho por los medios de comunicación hegemónicos de la movilización de vecinos y vecinas del barrio porteño de Lugano -quienes cortaron la autopista Dellepiane para reclamar por la restitución del servicio de luz tras cuatro días de cortes y varias horas sin agua- representa un caso paradigmático del modo en que, a través de diversas operaciones de sentido, se construye a diario una lógica legítima de la buena ciudadanía y el buen ciudadano, en donde el derecho a la protesta no es una posibilidad.
En la capa más superficial del discurso, pudimos ver –una vez más- lo obvio: la cobertura mediática masiva de la figura de Horacio Rodríguez Larreta y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al que se pretende desligar de las responsabilidades evidentes. Este comportamiento llegó a adquirir formas grotescas cuando, por ejemplo, un periodista de la señal Todo Noticias reclamó por la presencia del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, a pesar de que el corte se realizaba en el ámbito de la Ciudad Autónoma.
Pero en otro nivel, menos explícito, asistimos a la puesta en funcionamiento de una línea conceptual para la cual el derecho constitucional de peticionar a las autoridades es letra muerta. En efecto, en el día de ayer pudimos ver cómo, desde distintos medios -tanto audiovisuales como radiales, gráficos y digitales-, se escamoteaban las causas del reclamo y sus principales responsables –el Gobierno de la Ciudad y la empresa distribuidora Edesur-, para, en cambio, criminalizar a las y los ciudadanos que demandaban soluciones, al tiempo que se banalizaba la feroz represión desatada por la Policía porteña en su contra.
En el summum del cinismo, el jefe de Gabinete capitalino, Felipe Miguel, aseveró que se trataba de “grupos de violentos” y “gente politizada”, caracterización que fue tomada al pie de la letra por las principales empresas periodísticas.
En síntesis, lo ocurrido ayer en Lugano nos llama a reflexionar sobre múltiples ejes: la idea de ciudadanía mansa y simbólicamente empobrecida que se pretende legitimar desde las grandes usinas comunicacionales, el desprestigio que las mismas voces quieren instalar sobre el ejercicio de derechos constitucionales básicos, la criminalización de las y los vecinos de Lugano por ejercer el derecho a la protesta, el nulo tratamiento de la responsabilidad que le cabe a la empresa distribuidora de energía eléctrica, el ocultamiento del debate necesario acerca de la conveniencia o no de la administración privada de los servicios públicos, el aval a la represión injustificada y la complicidad con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y su línea política reaccionaria, según la cual desarrollar tareas políticas justifica el accionar de las fuerzas de seguridad.
Todo esto en el marco de un Gobierno cuyo Ministerio de Seguridad está vacante, debido a la licencia otorgada al ministro Marcelo D´Alessandro tras la filtración de los escandalosos diálogos que lo ligan -¡qué casualidad!- con los principales dirigentes el Grupo Clarín.
Como estudiantes, graduados y graduadas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, entendemos que es imperioso dar estos debates hacia el interior de nuestra comunidad y fuera de la misma. En el contexto político que estamos atravesando, en el que avanzan y se cristalizan los discursos fascistas y antidemocráticos, defender una concepción pluralista, potente y participativa de la ciudadanía es un deber y una tarea impostergable.

Reclamaron justicia por el crimen de Claudia Tupa Lotore

15.02.2023

Este miércoles realizaron un plantón frente a la fiscalía N°62, donde se encuentra la causa de Claudia Patricia Tupa Lotore, migrante boliviana en Buenos Aires, que apareció sin vida el pasado viernes a la madrugada.

Familiares y amigxs de Claudia, exigen que sea caratulado como Femicidio. Reclaman a la Fiscalía Criminal y Correccional N°62, a cargo del fiscal Ariel Alejandro Yapur, otorgue la orden de captura inmediata de Claudio Salazar (alias el Jujeño), principal responsable de la muerte de Claudia.
Claudia era delegada del Polo Obrero de Parque Avellaneda. Su compañera Delia tomó el micrófono en la concentración, y entre lágrimas sostuvo que ella “se merece que uno la llore, que uno la recuerde. Ella trabajaba para sostener a sus dos nenas, militaba y ayudaba siempre a los demás. Estaba presente en cada convocatoria”.
“Es muy injusto que permita la policía que en los bares de la zona vendan droga, emborrachen a las chicas, las violen y las tiren en la calle. Eso fue lo que hicieron con Claudia”, denunció, y agregó con justeza que “ella tenía derecho a salir y divertirse, nadie la puede juzgar por eso. Nos han quitado el derecho a salir, a que nuestros hijos puedan ir a un boliche a bailar”.

La Policía de la Ciudad reprimió a vecinos que soportaron cuatro días sin luz

15.02.2023

Villa Lugano es el barrio porteño con más usuarios afectados por la interrupción del suministro eléctrico en la Ciudad de Buenos Aires, que está bajo la órbita de la concesionaria de Edesur.

La policía de la ciudad de Buenos Aires reprimió este miércoles a un grupo de vecinos del barrio porteño de Villa Lugano que protestaban tras haber padecido cuatro días sin luz en medio de altísimas temperaturas.
Varios manifestantes denunciaron que los agentes policiales dispararon balas de goma o de estruendo y cargaron con sus motocicletas contra los vecinos.
La protesta -que comenzó el lunes último y continuó ayer por la tarde- fue retomada hoy a las 6 por un grupo de vecinos que interrumpió el tránsito en ambos sentidos de esa autopista a la altura de avenida Escalada.
Poco antes de las 10 llegaron efectivos de la Policía de la Ciudad para desplegar un operativo para desalojar a los vecinos y habilitar la circulación en la autopista, pero luego los manifestantes arrojaron piedras a los agentes de seguridad y se volvió a cortar el tránsito en la mano hacia el centro porteño.
Minutos antes se había incendiado un automóvil, lo que complicó la circulación en el lugar.
Tras retirarse de la traza de la autopista, los vecinos también habían cortado el paso vehicular en las calles colectoras.
Villa Lugano era esta mañana el barrio con más usuarios afectados por la interrupción del suministro eléctrico en el área de la Ciudad de Buenos Aires que está bajo la órbita de la concesionaria de Edesur, de acuerdo con un informe del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE).
Según el parte del Enre de las 15 horas, 18.173 usuarios se encontraban sin suministro de energía en CABA y el Conurbano, de los cuales 640 viven en Villa Lugano.
De acuerdo con los testimonios, la luz volvió en varios edificios, pero no en la zona donde se encuentran la mayoría de los comercios.
“Hace cuatro días que estamos sin luz”, se quejaron los manifestantes ante los canales televisivos, tras recordar el agobiante calor que se vivió en ese periodo.
Cristian, otro de los vecinos, sostuvo que “la única forma que te vean es ésta” y recordó que “es un corte muy grande y no hay nadie de Edesur acá para solucionarlo”.
Juan, habitante del barrio Samoré, a uno de los costados de la Dellepiane, remarcó que “necesitamos agua y luz porque acá hay gente muy mayor y chicos”.
Pasada las 14:00 la situación se había serenado y los vecinos continuaban su protesta sentados en la autopista, a 50 metros de los efectivos policiales.
“En la parte vecina al barrio Samoré todos los negocios están sin luz”, dijo Mariela a Télam.
Agregó que “los que tienen más urgencias ponen un generador. No solo nos perjudica a nosotros, sino que toda esa gente está perdiendo plata”.
“Hay gente mayor que no puede estar subiendo y bajando escaleras” en los monoblocks que tienen nueve pisos, sostuvo y se quejó: “No obtuvimos respuesta. Tampoco el comunero apareció acá en la Comuna 8”, sostuvo.
Pablo dijo a Télam que “la situación es una constante durante los veranos. La lucha nuestra es conseguir la luz; es una lucha subir a un departamento con un balde de agua, tirar comida. No tenemos un sueldo para derrochar comida. La gente mayor está sufriendo”.
“Nos reprimieron. Las motos entraron al barrio a una velocidad inconcebible, tirando balas de goma. Detuvieron a un muchacho”, contó.
“Nos aumentan la luz y dónde están las mejoras y las inversiones. Nadie controla a la empresa”, protestó.
Felisa, a su vez, señaló que “Nos reprimieron habiendo gente grande, chiquitos” y dijo que cuando se comunican a “Edesur te atiende una máquina”.
En tanto Marilina, explicó que ella y su pareja son discapacitados y dijo que “no tiene agua”. “Tengo mercadería, pero no puedo cocinar. Me baño con agua mineral”, añadió.
“Soy inmunosuprimida y tengo una droga que tiene que tener cadena de frío y no la puedo mantener. Lo único que recibimos es indiferencia del Enre y de Edesur”, protestó.
Por su parte, el Frente de Todos porteño repudió hoy el operativo de desalojo de la autopista Dellepiane y señaló que la represión de la Policía local evidencia “el desprecio” de Horacio Rodríguez Larreta “por el sur de la Ciudad” de Buenos Aires.
Además, la Defensora del Pueblo de la Ciudad, María Rosa Muiños, exigió a la empresa Edesur que “de forma urgente” restablezca el servicio de energía eléctrica en todas las zonas afectadas y evite futuros cortes, especialmente en el Barrio de Villa Lugano que se encuentra sin luz ni agua potable desde hace más de cuatro días.
“En relación con los complejos habitacionales, instamos al Gobierno porteño y a Edesur que trabajen de manera conjunta y constante para el mantenimiento interno de las instalaciones eléctricas y evitar que esta situación se repita”, reclamó la Defensora.
La empresa sostuvo que se registró un récord histórico de demanda de energía y aseguró que “el operador del sistema de alta tensión del Gran Buenos Aires (Sacme) pidió a Edesur realizar cortes a clientes, tras informar que la generación de energía para la zona sur del Conurbano bonaerense resultaba insuficiente”
Sobre este punto, el ENRE explicó que “Cammesa, el operador del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), confirmó que no solicitó ningún corte en ninguna de las áreas o regiones del país dado que el pico se operó con reservas óptimas”.

La malnutrición afecta a más del 50% de menores en los barrios populares de CABA

14.02.2023

Además, 9 de cada 10 familias temen no poder seguir alimentándose por falta de recursos. Los datos surgen de un estudio realizado por la Universidad Popular Barrios de Pie, que se presenta este miércoles 15 de febrero, a las 18, en la Legislatura porteña, ubicada en Perú al 100 de la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, el 58% de los consultados dijo que tuvo que achicar las porciones de lxs adultxs, el 45% tuvo que hacerlo también con sus niñeces; y el 49% afirmó que al menos un adulto dejó de realizar alguna de las comidas diarias, y en 1 de cada 3 hogares esta situación alcanzó también a las infancias.

El relevamiento se realizó en diez barrios populares porteños -Barracas, Bajo Flores, Cildañez, Fraga, Villa Soldati, Villa Lugano, Ciudad Oculta, Pirelli, Retiro y Piedra Buena-, entre agosto y septiembre de 2022, y relevó a 179 familias y 1752 chicos y chicas de la Ciudad de Buenos Aires que concurrieron a distintos espacios comunitarios.
Respecto a la situación nutricional de niñeces y adolescencias, la investigación reveló que la malnutrición afecta al 54,6%, es decir que 1 de cada 2 niños, niñas y adolescentes de los barrios populares de la ciudad más rica del país sufre este flagelo. El índice aumenta al 61% entre los 6 y los 10 años.
Además, el estudio revela que 9 de cada 10 familias temen en poco tiempo no poder alimentarse por falta de recursos. Mientras 58% dijo que tuvo que achicar las porciones de lxs adultxs, el 45% tuvo que hacerlo también con sus niñeces. El 49% afirmó que al menos un adulto dejó de realizar alguna de las comidas diarias y en 1 de cada 3 hogares esta situación alcanzó también a las infancias.
Sólo el 12% de las familias come carnes o huevo una vez al día y 1 de cada 5 familias sólo consume carnes con alto contenido graso y bajo en proteínas; así, el aporte proteico es bajo y con grandes proporciones de grasas saturadas. El consumo diario de verduras alcanza sólo al 12,8% de las familias, mientras que el 20,1% las come 1 vez a la semana o menos; respecto a las frutas, es diario en el 21,2% de los casos, mientras que el 12,8% las consume 1 o menos veces a la semana. Y lácteos, sólo el 20,6% los consume diariamente. Consultadas sobre variaciones en el consumo de estos alimentos durante el último año, 60,9% de las familias respondió haber tenido que disminuir el de carne; el 51,4% el de frutas; el 48,6% la ingesta de frutas y el 51,4%, los lácteos.
La presentación del estudio estará a cargo de la legisladora y presidenta de la Comisión de Políticas de Promoción e Integración Social, Laura Velasco, quien expresó: “En este contexto, el gobierno de Rodríguez Larreta aprobó un presupuesto para el 2023 de 2 billones de pesos pero con fuertes recortes en materia de asistencia alimentaria, ajustando por quienes más necesitan del acompañamiento del Estado. Nos preocupa muchísimo las consecuencias en materia de seguridad alimentaria en nuestros barrios populares, sobre todo en niños, niñas y adolescentes, porque afecta de manera directa su crecimiento, desarrollo y su salud integral (…). Hoy, uno de los sectores más concentrados de nuestra economía, como es el de los alimentos, le vuelve a sacar el pan de la boca a los y las que menos tienen. Por eso las redes de cuidado y solidaridad en los barrios, a través del trabajo de las organizaciones sociales que tienen presencia en los territorios, se vuelve fundamental para garantizar el acceso a derechos básicos como la alimentación y la salud de miles de niños, niñas y adolescentes”.
“La falta de estadísticas acerca de la situación nutricional de las niñeces y adolescencias más humildes impide generar políticas públicas efectivas y eficaces para abordar la situación. Por eso desde las organizaciones sociales nos pusimos al hombro esta tarea a fin de contar con información confiable para interpelar y poner en discusión estrategias en articulación con el Estado que nos permitan revertir la situación”, completó Velasco.

La ola de calor no pega igual en Puerto Madero que en la Villa 31

13.02.2023

Por Lucho Aguilar

Este año se cumple una década de una de las olas de calor más trágicas de nuestra historia. El termómetro no da tregua, batiendo récords históricos. El ajuste de Macri y del Frente de Todos le suma más grados a la “pobreza energética”.

Es el tema de conversación en cualquier lugar. En la calle, en el laburo, entre amigos. El calor (“la calor”) no se aguanta más. Y no es una sensación. Según el Servicio Meteorológico Nacional, el último trimestre es el más caluroso desde que comenzó sus registros en 1961. Ya van ocho olas de calor en diez semanas: así se define cuando se dan temperaturas por encima de los máximos habituales durante tres jornadas consecutivas.
La “anomalía” implica que la temperatura está 1,7°C por encima del promedio. Mucho. Desafía cualquiera de las proyecciones que se vienen publicando. Es parte de una crisis mundial: según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), 2022 fue el quinto más caluroso del que se tiene registro.
El panorama se completa con los incendios que crecen en muchas provincias, los cortes que dejan a miles de familias sin energía, la falta de agua que genera protestas, los debates en cada casa si prender todo y endeudarse o “aguantar hasta que afloje”.
Porque todos hablan de la “ola de calor” pero nadie reconoce que el impacto no es para todos igual. Y que el ajuste “echa más leña al fuego” que ya trae el calentamiento global.

Ajustando la temperatura

Este año se cumplen 10 años de una de las olas de calor más trágicas que azotó al país. En 2013, solo en la Ciudad de Buenos Aires murieron 544 personas. Pero superaron los mil fallecimientos si se suman las estadísticas provinciales.
Es que si bien las consecuencias de los fenómenos climáticos están más asociadas a las olas de frío o las inundaciones, las altas temperaturas tienen un efecto devastador.
Un estudio de la revista científica Epidemiology asegura que “el calor nocturno excesivo constituye por sí solo una causa directa de mortalidad, al margen de lo que ocurre el resto del día. Las altas temperaturas nocturnas pueden provocar un estrés térmico prolongado que se ve agravado por el hecho de que nuestro cuerpo no puede descansar adecuadamente durante la noche”. Otros estudios científicos muestran cómo agrava el peligro de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y renales. En les niñes puede traer complicaciones de crecimiento, en les adolescentes efectos físicos, pero también mentalmente, y en el caso de las personas mayores los riesgos son peores.
Aunque esa situación afecta a toda la población, a algunos los afecta más que otros. La imposibilidad de aclimatar el hogar (o hacerlo a costa de riesgos), la precariedad de las viviendas y servicios, los cortes de agua y luz o el impacto económico de los tarifazos, profundizan los problemas.
En la Argentina hay más de diez millones de personas que sufren “pobreza energética”. Así se define a quienes no tienen acceso a todos los servicios vitales, o que pagarlos afecta sensiblemente la economía familiar. Pero hay 5 millones que están peor: ya forman parte de quienes pasaron a la “indigencia energética”. Los datos son oficiales.
Esos números no “caen del cielo”. Los tarifazos de Macri hicieron que se duplique la pobreza energética en el país, entre 2015 y 2019. Pero la política del Frente de Todos, que no retrotrajo esos aumentos ni hizo grandes obras de infraestructura, hizo que la situación no haya cambiado prácticamente. Sigue tan mal como antes. Los nuevos tarifazos ordenados por el Ministerio de Economía fueron otro “massazo” a los hogares populares.
En ese panorama, la pregunta es obligada es: ¿cuántos grados hicieron este fin de semana en una habitación de la Villa 31 de Retiro, o en los barrios populares de Mendoza? ¿Y cuántos en un departamento de Avenida Libertador, con su sistema de aires acondicionados, ladrillos termoeficientes, generadores de emergencia y ventanales desde donde pueden ver cientos de metros de verde hasta llegar al río?

Un fenómeno mundial, una cuestión de clase

El Banco Mundial, que no se destaca por su sensibilidad social, reconoce que 1100 millones de personas en el mundo enfrentan riesgos de refrigeración. O sea que carecen del acceso a servicios que les permitan tener sus hogares a una temperatura adecuada, pero además afecta las cadenas de frío para medicamentos y alimentos. De ellos, 630 millones viven en ciudades: barrios precarios, villas, asentamientos.
El verano europeo fue un anticipo de lo que estamos viviendo. Solo en la península ibérica (Estado Español y Portugal) se registraron más de 2000 muertes por la ola de calor en junio y julio de 2022.
Como analizaba entonces Irene Olano para La Izquierda Diario desde Madrid, en base a un informe del Instituto de Salud Carlos III, “el estudio muestra que es la baja renta el factor más decisivo en la alta mortalidad durante las olas de calor. Las familias cuyos hogares carecen de climatización, o bien que no pueden utilizarlo por el elevado precio de la electricidad son un ejemplo de cómo el calor puede afectar más a la clase trabajadora y los sectores populares”.
Uno de los casos más impactantes era el de José Antonio González, que falleció por un golpe de calor trabajando en la limpieza municipal. Tenía 60 años y un contrato temporal que lo obligaba a trabajar de 2 a 8 de la tarde a 42º.
En Estados Unidos pasa algo similar. En esta época son las olas de frío. Pero antes fueron las de calor. Según un estudio de Centro para el Control de Enfermedades de ese país, “las temperaturas pueden registrar variaciones de 10 grados en diferentes barrios de la misma ciudad. Quienes viven en esas ’islas de calor’ suelen ser personas con pocos ingresos y comunidades de personas negras que históricamente han disfrutado de menos zonas verdes y viven rodeadas de cemento”. Las estadísticas oficiales reconocen que la tasa de mortalidad por calor son un 50% más altas entre los afroamericanos en comparación con los blancos no hispanos.
“Islas de calor” se llama a los lugares de una ciudad que tienen temperaturas más elevadas que otros. Puede ser por el tipo de construcciones, la presencia o no de parques y espacios verdes u otras cuestiones. Por ejemplo, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA asegura que en febrero de 2022 hubo diferencias de más de 20 grados entre barrios del norte y del sur de la Ciudad de Buenos Aires. Como sabemos, en el sur están los barrios más populares y casi todas las villas y asentamientos porteños
En Argentina el 80 % de los hogares de barrios populares sufren pobreza energética. Así lo refleja una investigación de la socióloga Florencia Partenio, publicada por la Cepal. Además, demuestra que las mujeres, encargadas de las tareas de cuidado y el hogar, son las más afectadas. Es el caso de barrios como la 31 y la Villa 21-24 en la Ciudad de Buenos Aires, donde distintas organizaciones sociales denuncian el riesgo eléctrico, la falta de agua y de acceso a los servicios básicos. Lo mismo denuncia la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario: en esa ciudad hay 120 mil personas sin acceso al agua potable y la crisis se profundiza en verano en barrios populares como Fisherton Sur, Toba, etc.
Esa situación también se siente en los lugares de trabajo. Los trabajadores y trabajadoras aeronáuticas que permiten que salgan los vuelos a Miami o Rio de Janeiro cuentan que caminan sobre pistas que elevan 10 grados la temperatura ya existente. En las viñas mendocinas el sol y la tierra caliente destruyen los cuerpos. La lista sería larguísima.

¿Hasta cuándo vamos a aguantar?

Este lunes la lluvia pareció traer un poco de alivio. Pero los medios ya adelantaron que no hay que ilusionarse: seguirán las medidas encima de 30°.
No es cuestión de hacer la “danza de la lluvia”, ni rezar ni “aguantarse que ya pasa”. El calentamiento global y sus consecuencias reflejan cómo el capitalismo destruye al planeta y a quienes lo habitamos. Hasta el absurdo de que los servicios básicos de la población siguen siendo un negocio en manos de empresas privatizadas. Millones son obligados a vivir en condiciones de una precariedad tan insoportable que los empuja a la enfermedad y hasta la muerte. Son verdaderos crímenes sociales.
Hay que unir la bronca y la fuerza de la clase trabajadora que hace funcionar el mundo, el pueblo pobre y la juventud que defiende el planeta para terminar con esta irracionalidad y evitar la barbarie capitalista.

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