17.3.2023
Por Daniel Satur
Con una masiva concentración de amigos y vecinos de la familia del joven asesinado en noviembre de 2021 en Barracas, comenzó en Comodoro Py el juicio oral y público contra 14 miembros de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Qué se dijo afuera y adentro de la sala y cómo seguirán las audiencias.
Este jueves comenzó en los Tribunales de Comodoro Py el juicio oral y público contra 14 policías de la Ciudad de Buenos Aires por el crimen de Lucas González, ocurrido el 17 de noviembre de 2021. Fue la primera de once audiencias que, con fechas ya preestablecidas, durarán hasta el 11 de julio. El juicio está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 25 de la CABA, integrado por los jueces Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero.
La primera audiencia estaba convocada para las 9 de la mañana. Previo al ingreso de familiares del joven asesinado, de periodistas y público en general, un centenar de amigos y vecinos de Florencio Varela (ciudad donde vive la familia González) se concentraron en las puertas de los Tribunales para reclamar verdad y justicia por Lucas. Entre las y los presentes se veían remeras con la imagen del adolescente jugador de Barracas Central, contra el gatillo fácil y algunas con la frase “me fui a jugar al cielo, má!!!”.
“La única arma que tenía Lucas eran sus botines”
Antes de ingresar a la sala de audiencias Héctor “Peka” González, papá de Lucas, dio algunas palabras ante periodistas y manifestantes. Lo acompañaba su abogado y parte de la familia. “Toda la vida vamos a tener este dolor, porque a nosotros nos mataron en vida”, dijo el hombre entre lágrimas. Luego extrajo de su bolso ropa de su hijo y la exhibió mientras denunciaba: “Como demostró la Fiscalía, ellos les plantaron un arma para que parezcan culpables, pero la única arma que tenía mi hijo era un par de botines y dos canilleras”.
González agregó que no llegaba “con un libreto”, sino “con el corazón y con la verdad” de lo que le tocó vivir. “Es una tortura, una pesadilla, quiero que recuerden a Lucas como era, como un jugador de fútbol. Desde los cuatro años que pisamos juntos una cancha, estuvo en Racing, Defensa y Justicia y después en Barracas, dónde encontró su lugar y su muerte”, sentenció el “Peka”.
El padre de Lucas volvió a reivindicar y agradecer la organización de vecinos y amigos, fundamental para sostener la lucha por juicio y castigo a los culpables y para abrazar solidariamente a la familia en este año y cuatro meses. “Acá le tocó a mi hijo, pero podría haber sido cualquiera, así es el gatillo fácil”, dijo. Y manifiesta estar convencido de que, de no ser por esa movilización colectiva desde el barrio contra el accionar represivo de las fuerzas policiales, el crimen de Lucas no sólo no tendría esta visibilidad sino que probablemente nunca se hubiera podido demostrar la maniobra encubridora de la Policía y los asesinos no estarían hoy en el banquillo de los acusados.
El abogado de la familia, Gregorio Dalbón, dijo brevemente que “nunca había visto un caso así en los últimos 40 años de democracia”. Se refería al nivel de impunidad de la Policía porteña al momento de “armar” una causa con la que se quiso hacer pasar el asesinato como producto de un “enfrentamiento”. Y reclamó “justicia para que quede jurisprudencia de lo que es el odio racial, porque a Lucas lo mataron por su color de piel”.
En rigor, tal como lo viene informando La Izquierda Diario desde hace años, casos como el de Lucas abundan en la historia reciente y no solo en la Ciudad de Buenos Aires. De hecho durante los días en que se produjo el crimen de Lucas, en la provincia de Buenos Aires la Policía asesinó a Alejandro Martínez en San Clemente y a Luciano Olivera en Miramar, con maniobras y metodologías similares a la fuerza porteña.
“Ustedes nos sacaron a Lucas”
Cerca de las 10 de la mañana arribaron a Comodoro Py los catorce policías procesados. Lo hicieron en combis del Servicio Penitenciario Federal que se estacionaron a metros de la manifestación. Sólo con las rejas como separación, parte de las y los manifestantes descargaron su bronca gritándoles “asesinos”, “gatillo fácil” y “nos sacaron a Lucas”. Mientras, los policías iban descendiendo de los móviles y eran conducidos a la sala de audiencias.
El oficial inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nieva están acusados de ser coautores de “homicidio agravado por alevosía, por placer, por odio racial, por premeditación y por ser miembros de una fuerza policial”. Y también por “homicidio en grado de tentativa” en perjuicio de Joaquín Zúñiga, Julián Salas y Niven Huanca, los tres amigos de Lucas que viajaban junto a él aquella mañana de noviembre. En este caso se agrega el agravante de haberlos detenido ilegalmente tras el ataque a tiros y haber cometido “falsedad ideológica” al intentar fraguar el crimen como un “enfrentamiento”. Por esos cargos deberían recibir prisión perpetua.
A su vez otros once policías son juzgados por “encubrimiento agravado, privaciones de la libertad agravadas y falsedades ideológicas”. Ellos son el comisario inspector Daniel Santana, los comisarios Rodolfo Ozán, Fabián Du Santos, Ramón Chocobar y Juan Romero; el subcomisario Roberto Inca, el principal Héctor Cuevas y los oficiales Sebastián Baidón, Jonathan Martínez, Ángel Arévalos y Daniel Espinosa.
Primera audiencia
Pasadas las 10 la sala “AMIA” de Comodoro Py (así bautizada porque se estrenó con el juicio por el atentado a la mutual judía de 1994) estaba llena. Además de los acusados y su abogado Fernando Soto (socio de Patricia Bullrich y defensor de uniformados con pesados prontuarios, ver acá y acá) de la querella (el papá de Lucas y los tres jóvenes) y del fiscal Guillermo Pérez de la Fuente, estuvieron presentes funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y los padres de Zúñiga, Huanca y Salas. Detrás del vidrio, periodistas y más seres queridos de las víctimas.
Como es de rigor, primero los jueces del TOC 25 ordenaron que se diera lectura de los hechos y los cargos que pesan sobre los 14 imputados. Ante la exposición de detalles escabrosos, tanto el papá como los tres amigos de Lucas decidieron abandonar momentáneamente la sala.
Por su parte el doctor Soto, tal como suele hacerlo cada vez que defiende a asesinos de uniforme, aprovechó para pedirle al Tribunal que considere “nulos” los testimonios de la querella, exigir “pruebas balísticas y accidentológicas” y anticipó que sus defendidos no responderán preguntas. Una estrategia de manual para buscar empiojar al máximo el inicio del proceso.
Tras un cuarto intermedio, declararon los tres acusados más comprometidos. Gabriel Issasi buscó escuetamente sacar “chapa” de policía bueno. “Solamente tengo que aclarar que poseo veinte años de servicio como funcionario público, ejerciéndolo en el ámbito de la Policía. Pertenecí a tres fuerzas diferentes, a la Policía Bonaerense, a la Metropolitana y a la de la Ciudad. En todas fui un oficial condecorado y ejercí mi función”. Del crimen que cometió, ni una palabra.
Lo propio hizo Juan José Nievas, quien recordó que ingresó a la Policía en 2014. Pero en su caso dijo que aquel 17 de noviembre de 2021 ejerció su “legítima defensa” y no cometió “ningún delito”. Y Fabián López, a su turno, aseguró haber “cumplido con su deber” y también haber ejercido su “legítima defensa”.
Ante tamaña provocación de los criminales, desde el sector del público se calentó el clima y se escucharon duros insultos contra los acusados. “¡Asesinos!”, escucharon los policías sentados en el banquillo y sus abogados defensores.
La próxima audiencia se realizará el martes 28 de marzo. Seguirán otras nueve el 11 y 20 de abril, 2, 9 y 23 de mayo, 6, 15 y 29 de junio y 11 de julio.