24.4.2023
Por José Cornejo
Diálogo con Sebastián Díaz, delegado del SiPreBA (Sindicato de Prensa de Buenos Aires) en Clarín, y con Carla Gaudensi, secretaria adjunta del mismo gremio y secretaria general de Fatpren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) sobre la situación que se vive en el multimedio a raíz del despido de 48 trabajadores.
Repasemos la situación a raíz de los 48 despidos y la posterior conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo de la Nación.
Sebastián Díaz: El domingo a las cinco de la mañana llegaron los mails. Una modalidad muy similar a la que utilizaron en 2019, cuando hubo 65 despidos. De hecho, casi la misma fecha porque fueron un 17 de abril y estos un 16. Casi sádica la coincidencia.
A algunas personas les llegaba un mail con la carta de Héctor Aranda, que es el CEO de Agea (Arte Gráfico Editorial Argentino), dirigida al personal que iba a continuar en la empresa para el camino de “digitalización y nuevas formas de comunicación”. Otro mail a quienes fueron despedidos, que era imposible que les llegara porque en simultáneo les cerrar sus cuentas de correo electrónico, con lo cual se fueron enterando a medida que intentaban ingresar a sus casillas.
Cuando empezaron a llegar los telegramas ya el Ministerio de Trabajo había dictado la conciliación obligatoria, por lo que no tenían ningún valor. En un principio no acataron la conciliación. Los primeros días que tuvimos que enviar escribanos e inspectores del Ministerio que tuvieron que certificar y elaborar actas de que Clarín no dejaba entrar a los trabajadores.
¿Qué ocurre cuando le dan aviso al gremio?
SD: Nos juntamos en la puerta de la sede de Clarín, nuevamente vallada. Nos comunicamos rápidamente con los y las compañeros del sindicato, que incluso en algunos casos se comunicaron primero porque no cualquiera está atento un domingo a la mañana revisando su mail del trabajo.
Convocamos una asamblea para las 15hs y decidimos, como respuesta y como comienzo del plan de lucha para revertir los despidos, llamar a un paro general. Casi en paralelo, el Ministerio dictó la conciliación obligatoria.
Carla Gaudensi: Convocamos a un paro general de todo el gremio periodístico porque nos parecía que la situación era demasiado grave. Ya lo habíamos vivido una vez. Elegir la fecha nos parece sumamente perverso por parte de la empresa y nosotros ya veníamos con acciones por el tema salarial.
¿Están muy atrasados los salarios de los periodistas?
SD: Un redactor con entre diez y quince años en Clarín, que está siete horas, son 150 mil pesos, a más de cuarenta mil de la canasta básica. Ese es el promedio, no porque sea un caso particular por ser activista y que Clarín me discrimina. Es el promedio de los laburantes de Olé, Clarín y todo lo que es Agea.
¿Cuál fue el accionar de la empresa ante la conciliación obligatoria?
SD: Primero no acataba y no había dado ninguna respuesta, sólo silencio. Seguía todo vallado sin dejar ingresar a las y los compañeros. Después de que llegan los inspectores del Ministerio empieza a buscar una especie de forma de trabajo para aquellos que habían sido despedidos, pero no dentro del edificio sino como teletrabajo. El punto es que no se estaban sentando a negociar. No habían ido a la primera audiencia del Ministerio de Trabajo que fue el lunes.
CG: Un dato a agregar es la suma importancia de la conciliación obligatoria. En 2019 de parte de lo que era la degradada Secretaría de Trabajo no tuvimos en ningún momento ningún tipo de comunicación, ni siquiera audiencia, por los 65 despidos. Hubo una maniobra por parte del Grupo Clarín de que nos sentáramos a discutir en la Secretaría de la Ciudad de Buenos Aires, que también había dictado conciliación obligatoria lo que es realmente inédito dados sus antecedentes en conflictos con los trabajadores. No nos notificaron, no sé cómo pretendían que nos enteráramos, porque no existen notificaciones formales de parte de dicho organismo.
En ese sentido, nosotros dijimos que teníamos que ir a Nación porque había despidos en las corresponsalías de distintos puntos del país. El ámbito en el que nos tocaba discutir no era la Ciudad sino que la excedía. Además es una empresa que tiene territorialidad nacional, lo que implica que tengamos ese ámbito para discutir.
¿El capítulo de los despidos de 2019 cómo termina?
SD: Hubo cuatro reincorporaciones, algunas mejoras para quienes seguimos trabajando y una serie de promesas que luego incumplieron. Si uno piensa que de 65 despidos hubo sólo cuatro es muy chiquito, pero hacer retroceder a Clarín es, en términos metafóricos, como mover un elefante.
Otra coincidencia es que ese año también fue electoral, como si fuera a modo de revancha y preparación de los sectores patronales para el ajuste y los despidos.
SD: Era un año electoral en el que el gobierno posiblemente iba a cambiar, pero por uno no tan afín a Clarín, por lo que la lógica era ajustar de manera previa. En este momento, yo pensé que el ajuste lo iban a hacer después. Me parece que es una manera de marcarle la cancha al gobierno y también al sindicato.
CG: Hacemos esa lectura porque acá no hay ningún problema económico. El Grupo no está en crisis. Sabemos su posición en el mapa de medios, no podemos pensar que la empresa más grande está en crisis cuando además tiene la telefonía y el cable. No se miden por una única unidad de negocios como ellos nos quieren decir cuando discuten salarios con nosotros. Esta vez ni siquiera fue así pero es lo que suelen argumentar, por eso tenemos los salarios que tenemos.
Nosotros leemos que esto era sumamente político, que si el Ministerio de Trabajo y los sectores de los trabajadores no teníamos reacción nos seguían ajustando el salario, porque nos están condenando a que si no se siente el SiPreBA vamos a tener una rebaja salarial de más del 29% en lo que va de este año, lo cual es una experiencia de los últimos seis al menos. La diferencia es que ahora la maniobra que hacen los empresarios abiertamente con la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), que dejó de representarnos y por la cual nos armamos nuestra propia herramienta, es llegar al 60% en 2023 con una inflación del 104,4% acumulada.
Clarín se sienta con UTPBA porque les firma lo que quieren básicamente.
CG: Lo que hicieron fue una maniobra de ir a la Justicia para ver si hay algún magistrado o magistrada que quiera fallar a su favor, y de un sello y una cascara como es la UTPBA. Nosotros estamos diciendo que claramente son la punta de lanza de ese disciplinamiento para el resto de las empresas porque en la Ciudad de Buenos Aires estamos discutiendo con los principales medios de comunicación, ya sea Infobae, Perfil o Página 12, donde no hay ninguna grieta. Hoy no quieren discutir con el SiPreBA porque somos el sindicato que está en las redacciones.
¿Cuál es la situación actual del conflicto en Clarín?
SD: Estamos en una mesa de negociación con la empresa y con SiPreBA. A la primera audiencia faltaron y tuvimos una segunda en el Ministerio de Trabajo el martes. En estos días hubo también reuniones privadas entre la empresa, el sindicato y la comisión interna. Por su parte va la gerenta y un abogado.
¿Cómo es la postura de los representantes de esa parte?
CG: Hay un poco de decisión que trasciende ciertas líneas con las que uno discute. Mandan un mail y no es casual que lo firme el CEO de la empresa. Es un mensaje. Está claro que la decisión la toma el Grupo y nosotros nos tenemos que sentar a discutir con los que la empresa manda, sabiendo que no quieren dar el brazo a torcer y que la pelea que encaremos va a ser lo que pueda torcer.
Para nosotros todo avance de reincorporar a quienes volver y no perder la organización que ellos construyeron muy fuertemente y también nuestro secretario Francisco “Paco” Rabini que es referente y fue quien rearmó toda esa comisión interna después de que habían echado a todos en el año 2000. En 2002 la recuperan y ahora mantienen esa organización que es lo que hoy permite que el SiPreBA también tenga el lugar que tiene.
Somos fuertes en los medios públicos, que sufrimos durante el macrismo un ajuste brutal y un intento de cierre y sabemos que nos quieren cerrar si viniera Larreta, Bullrich no Milei. Ahora, sabemos que sin los medios privados el sindicato deja de existir. Esa fortaleza de organización que tienen los compañeros y compañeras es fundamental.
SD: Fíjate la contradicción. La paritaria se la sientan a discutir con otro sindicato pero en este conflicto mandan mails actualizando la situación del conflicto y dicen SiPreBA. Nos legitiman y nos reconocen. Ahora, para discutir salarios se hacen los tontos y firman con su socio.
En su momento había una discusión en el kirchnerismo porque un sector planteaba que los trabajadores de Clarín no eran nuestros enemigos, que no eran lo mismo que Héctor Magnetto.
SD: Al calor de la guerra entre el kirchnerismo y Clarín también se pudo construir la comisión interna y recuperar la actividad gremial. Después del 2000, cuando hubo 117 despidos y echaron a toda la junta electoral y a todo el activismo, se tardaron doce años en recuperar y tener una comisión interna, por lo que es en 2012, hablamos de pleno conflicto.
Esa coyuntura en la que Clarín estaba en el ojo de la tormenta, donde se discutía sobre cómo se movía y actuaba, y también había una decisión política del gobierno de aquel entonces de no dejarle pasar una y en todo lo que pudiera contarle las costillas, se dio un terreno fértil para que recuperáramos la actividad gremial.
Es casi en paralelo a la conformación del SiPreBA.
CG: La conformación en realidad es 2015 y el año anterior es el plebiscito. Antes nos presentábamos como plenario de delegados y delegadas de las distintas ramas. Después fue el germen del SiPreBA, incluso habiendo dado la discusión de querer ganar el sindicato. Quisimos participar democráticamente y no nos dejaron otro camino.
Lo que vemos ahora es que alguien que en su momento se dijo representante de los trabajadores no puede sentarse con las patronales a pedirles que no se sienten con nosotros a negociar el salario después de la personería. Siempre dijimos que el SiPreBA tenía que estar en la paritaria, pero nunca que no esté UTPBA porque sabíamos que era atentar contra nuestro propio salario y nuestras propias condiciones dentro de un medio de comunicación.
En la actividad privada es distinto al Estado.
CG: La ley sindical no permite que en la actividad privada haya dos sindicatos sentándose en la mesa. En el Estado, con lo que sacó Néstor Kirchner en 2003, permitió que haya más. Mientras UTPBA tenga la personería que se siente, pero también nosotros como legítimos representantes de los trabajadores, que seamos parte de esa discusión. Nunca fuimos al Ministerio a pedir que ellos no se sienten ni les presentamos a las cámaras empresariales una nota. Ellos, apenas nos salió la personería, fueron a decirle a los empresarios que no se sienten con nosotros y eso lo único que trajo es rebajas salariales y peores condiciones para nuestros compañeros. Hoy ni siquiera estamos pidiendo aumento salarial sino mantener el salario.
Me parece que, a cuarenta años de la recuperación de la democracia, hay que debatir la comunicación y por qué tenemos trabajadores de prensa en medios importantes. Sabemos que los medios, por un lado, funcionan por un rol social, que es el que entendemos nosotros, pero también en el poder de lobby. ¿Cómo vas a tener periodistas pobres que son los que hacen esa tarea? No va a dejar de existir el periodismo. Puede haber reconversión tecnológica y la inteligencia artificial no reemplaza.
SD: Hay un intento claro de convertir este noble oficio en un hobby, en el que ya no puedas vivir de ser un profesional de periodismo. Como si fuera algo a lo que le dedicas en tu tiempo libre porque no te alcanza la plata para vivir. Si cobras 150 mil pesos necesitas otro trabajo en el que tengas el mismo salario para poder llegar a fin de mes.
En concreto, ¿cómo fue el rol del Ministerio de Trabajo de la Nación?
SD: De momento, bien. Tomó intervención muy rápido. Lo mismo la convocatoria a la audiencia y la insistencia para que Clarín acatara la conciliación obligatoria. En ese sentido, las diferencias con lo que ocurrió en 2019 son absolutas. Mandaron inspectores y también hubo una escribana que nosotros contratamos para certificar si se estaba cumpliendo o no.
CG: Las inspecciones fueron fundamentales porque después tienen consecuencias económicas. Si estás incumpliendo una conciliación obligatoria y no dejas ingresar a los trabajadores, hay consecuencias. Ellos fueron el lunes y el martes, dos días. Eso es fundamental.
¿Por qué les parece que se hace este ajuste hoy? ¿Por qué no esperar a un gobierno más afín?
SD: Creo que es una respuesta en forma de contraataque a que el Ministerio de Trabajo de la Nación le haya otorgado la personería gremial al SiPreBA. Creo que es un vuelto también porque hace algunas semanas la Justicia obligó a Clarín a reincorporar a un trabajador echado de forma ilegal por ser de la junta electoral de su planta impresora y además pagarle todos los sueldos que estaban sin abonar
CG: Era jornalero, lo llamaban por día y después de la elección y que fue junta electoral lo dejaron de llamar. Por esa laboral tiene fueros y eso lo reconoció la Justicia. Además, tuvieron que pasarlo a planta permanente y no más como jornalero.
No estaban bastante contentos entonces.
SD: Además hay que pensar que no son sólo ellos, sino que Clarín es quien encabeza la cámara empresarial. Lo vemos como un mensaje no sólo a los trabajadores de la empresa sino contra el colectivo de prensa de toda la Ciudad de Buenos Aires.
CG: En este contexto, esta es la parte que nos afecta directamente porque somos trabajadores de prensa y estamos en el sindicato. Ellos te quieren correr el eje y lo que están mostrando este año, en el que la oposición se siente totalmente ganadora, lo cual se pone en discusión por los frentes internos que tienen que resolver, es que arrancan con los despidos y, si no hay reacción del gobierno, pasan para seguir ajustando con el salario. Por lo tanto, de alguna manera, ya tendrían cómo discutir esa reforma laboral que tanto anhelan.
Otra cuestión es la posición pública de la oposición con su deseo de cerrar los medios públicos.
CG: Varias de las voces que escuchamos ya estuvieron en el gobierno y nunca entendieron lo que eran los medios públicos. No entienden la dimensión federal, la democratización de la información y el crecimiento que tuvieron. Hoy Télam no es sólo hacer cables, sino que tiene un rol hacia afuera con su portal, sus redes sociales, su área audiovisual, una radio, posiblemente el archivo fotográfico más grande de Argentina. Todo eso sólo piensan cómo destruirlo.
Es una obsesión con la destrucción, lo mismo con el canal público y la radio nacional que llegan a distintos puntos del país donde ellos no. Es eficiente, además. Eso se vio reflejado en que pudimos enfrentar los despidos y revertirlos. También porque tuvimos el apoyo de la sociedad, pudimos contar la importancia de los medios públicos. Ellos siguen con una línea de ensañamiento porque no comprenden. Nombran la BBC siempre y se sostienen con la misma cantidad de trabajadores que tenemos acá. A Javier Milei lo invitamos a recorrer y conocer lo que se hacen porque no debe tener ni idea de lo que es un medio público y por eso dice que es lo que primero va a cerrar.
SD: A modo de ejemplo, en el conflicto con Clarín necesitamos los medios públicos para que aparezca en algún lado. No viene Página 12, ni Infobae ni La Nación a cubrir la noticia.