8.8.2023
Leandro Castro, candidato a secretario general de ATE Capital, de cara a las próximas elecciones en la Asociación de Trabajadores del Estado.
Tuviste una fuerte militancia sindical en la década del 90. ¿Creés que lo que se viene puede ser parecido a ese momento histórico?
Leandro Castro: Yo soy de los convencidos de que no vuelven. Con mucho esfuerzo militante, no vuelven. Pero, si hablamos de la posibilidad, pinta peor que en los 90. Ahora, las amenazas son explícitas, y la campaña que están haciendo también. Prometen reformas estructurales que le harían mucho daño al Estado y al país, acompañadas de un nivel impresionante de represión, como está sucediendo en Jujuy. Matiz más, matiz menos, este es el discurso de la derecha que se viene instalando. Así que, yo creo que se vendría más pesada. Por eso, independientemente de lo que yo piense, estamos obligados a estar preparados para esa posibilidad.
Las últimas noticias apuntan que, después de las PASO, Sergio Massa anunciaría la implementación de una suma fija ¿Qué posición tenés al respecto?
LC: Creo que la medida sería un acierto. Nosotros estamos a favor de establecer un aumento por suma fija, sobre todo porque hay muchos trabajadores con salarios por debajo de la línea de la pobreza. Esos salarios hoy no se recuperan con los porcentajes que se podrían sacar de paritarias. Así que para nosotros es urgente. Sabemos que algunos sectores siempre pusieron resistencia, diciendo que afectaba la paritaria. Para nosotros es todo lo contrario, subiría la vara de negociación. Además, cualquier aumento a esas franjas más bajas, va directo al consumo.
El 9 de agosto son las elecciones en ATE Capital. ¿Qué propuestas tienen para para los afiliados?
LC: Para nosotros la urgencia que tenemos que resolver pasa por la necesidad de unir al sindicato. ATE está muy dividido dentro de nuestra seccional. Eso es gravísimo, sobre todo por la posibilidad de que regrese un gobierno de derecha. Estar así en este contexto es, literalmente, un suicidio. Esto fue producto de la gestión de Daniel Catalano, que ha venido promoviendo una división basada en el sectarismo y en la persecución de todo aquel que piense distinto. Entonces, anulando el debate y la discusión, nos llevó a una parálisis sindical.
Actualmente ATE no es lo suficientemente fuerte, ni para enfrentar a la derecha, ni para hablar con un gobierno peronista con la necesidad de recuperar salarios. Nunca recuperamos los puntos que perdimos durante el macrismo.
Entonces, para nosotros, lo más importante es recuperar el nivel de democracia que siempre fue orgullo en ATE. Nuestro sindicato siempre se caracterizó por ser democrático. Y la democracia se fue ahogando en la gestión de Catalano en forma inédita, como nunca desde la recuperación de la democracia. El colmo mayor fue en el último Congreso General de Afiliados, donde se discutió el balance, y cómo se iba a conformar la Junta Electoral. Ese día se escondieron y adulteraron los padrones, se mintió con los congresales y nos pusieron vallas a la oposición para que no pudiéramos acceder al recinto, ni siquiera para opinar. Entonces, la urgencia mayor, tiene que ver con cortar el sectarismo y la división, y recuperar la democracia.
También tenemos propuestas ambiciosas con respecto a la acción social. Entendemos que el carácter combativo de nuestro sindicato no va a contramano de la necesidad de una acción social fuerte. Tenemos como prioritario algo que venimos trabajando hace mucho tiempo, en sintonía con el consejo nacional, que es ir por una obra social propia. En algún momento, ATE cogestionó la obra social en conjunto con UPCN, pero fue expulsado como castigo por el gobierno de Carlos Menem, tras negarse a firmar un convenio colectivo que era flexibilizador. Estoy hablando de la época de Germán Abdala. A partir de ahí, la obra social la conduce UPCN.
¿Cómo analizás la actualidad del movimiento obrero en Argentina?
LC: Yo soy bastante optimista con respecto a las posibilidades de nuestro movimiento obrero. Arranqué a militar en los 90, en la época de mayor individualismo. Después vinieron Néstor y Cristina, donde se politizó mucho más la sociedad, sobre todo, los jóvenes. Todo esto va nutriendo también a las filas del sindicalismo, en general. Pero soy optimista porque creo que el movimiento obrero siempre tiende a mejorarse, a renovarse, y veo que se va avanzando en contra, justamente, de las políticas sectarias.
Nosotros somos CTA Autónoma, pero se ha madurado mucho en los últimos años en articular luchas y consensos con sectores de CGT, en superar fronteras que nada tienen que ver con el interés de los trabajadores. Uno puede estar orgulloso de ser de CTA-A y no por eso subestimar o denostar lo que hay dentro de la CGT. Estamos hablando de la central, por lejos, más representativa y poderosa. Y tenés de todo. Tenés sectores muy dinámicos que hoy en día yo creo que están haciendo punta, como es dentro de la CGT lo ligado al Moyanismo.
Así como te digo, que desde la CTA-A hemos superado las barreras entre las centrales, del otro lado también lo hicieron. Durante el macrismo, en el sector de Superintendencia de Servicios de Salud, tuvimos que resistir un intento de despidos. Querían achicar cuatrocientos trabajadores, de mil doscientos que éramos la planta. Hubo conflictos muy duros, y afortunadamente pudimos ganar, pero tuvimos un acompañamiento muy fuerte de la juventud sindical, conducida por Juan Pablo Brey, y de muchos sindicatos que hoy están en el Frente de Pablo Moyano. Nosotros ahí encontramos realmente instancias democráticas, instancias de formar jóvenes, superando lo que es el sectarismo. Así como nos ayudaron, nosotros también hemos bancado muchos conflictos y muchas balas en la calle junto a ellos, eso a mí me suena a expectativa. Entonces, yo creo que no hay que entrar en eso de que estamos cada vez peor como movimiento obrero. Lo que creo es que después de la pandemia quedó claro que nos pasamos de prudente con este gobierno, sobre todo, por el retraso salarial.