Comunicadores del Sur

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Metrovías, los subsidiados de la muerte

9.8.2017

Por Máximo Paz

Electrocuciones fulminantes, presiones, diluvios acuáticos sobre vías y negligencia: bajo ese escenario, el destartalado funcionamiento del subte se llevó a cinco vidas, problema siempre opacado por los medios a raíz de la espectacularización que asientan sobre el comportamiento defensivo de los trabajadores por sus medidas de fuerza, y que poco y nada se informa de las condiciones reales con las cuales los empleados de subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo por la concesión de Metrovías, sobreviven día a día y, menos aún, sobre los pavorosos sucesos que acabaron con las vidas de Matías, Diego, David, Antonio y Sergio. Cinco trabajadores que fenecieron ganándose el pan en los túneles del patrón Benito y familia Roggio.

 

Las medidas de fuerza de los trabajadores del subte de la Ciudad de Buenos Aires, transmitidas en vivo y en directo en el terreno del escenario del conflicto por parte de los medios de comunicación comerciales se tornaron moneda corriente. Sólo en la instancia de huelga motiva el interés periodístico. Sobre los zócalos en la pantalla adhieren sobresalientes las palabras “Caos” y “Amenaza” como pieza cardinal del ecosistema de la escenificación del suceso. En las radios, las voces se interponen en una escalada de gritos entre el huelguista y el indignado presentador de noticias. Los titulares de los diarios, mediante la significación de las palabras utilizadas, parecen agrandar aún más el gran titular que intenta llamar la atención a la mayor parte del público posible.

Desde aquél trabado plano mediático, poco se sabe de un problema enorme que agobia a los metrotrabajadores: la muerte en los puestos de trabajo. Poco se sabe que entre las trastiendas de los túneles, sobre los últimos cinco años, cinco víctimas terminaron de la peor manera. Un llamativo promedio que está presente y, a su vez, vedado hacia el resto de la sociedad.

La historia de los casos marca una constante: apatía de la empresa concesionaria y el Estado, foros legales que apalancan la negligencia patronal y medios de comunicación que enfocan las problemáticas del subte sobre otras cuestiones.
Siguiendo un hilo lógico, resulta evidente marcar como, al menos, preocupante el hecho que en un lugar de trabajo se sucedan tantos decesos. Cabe describirlos.

 

David

 

El mecánico David Alfonso tenía aproximadamente 40 años de edad y recibió una descarga de 1.500 volts de corriente continua mientras realizaba el mantenimiento a los aparatos de alta tensión de los coches. El hecho sucedió cerca de las 10 de la mañana, en una de las cocheras del Taller Constitución, debajo de la calle Pavón. David se dirigió a realizar las tareas de mantenimiento de los viejos coches General Electric Español, a los aparatos que reciben la corriente eléctrica de 1.500 volts ubicados en los techos de los coches. La corriente de alta tensión no estaba cortada ni se disparó la protección debida. Los compañeros comentaron que una innecesaria presión de parte de la jefatura para terminar los trabajos desembocó en el espantoso suceso. David Alfonso llevaba más de 20 años de trabajo y era uno de los más antiguos en aquél obrador.

El Taller Constitución realiza el mantenimiento de los trenes subterráneos de la línea E y de otras líneas, durante una serie de conflictos, la empresa colocó más de treinta cámaras para observar cada reunión que mantenían los trabajadores. Nunca sirvieron para detectar este tipo de problemas de seguridad.

El miércoles 16 de febrero de 2011, un día después del fatal accidente, cientos de compañeros se reunieron para avanzar en las elecciones de comisión directiva. Hubo un minuto de silencio por David y la decisión de que aquella asamblea lleve su nombre.

 

Diego

 

Diego Martínez falleció en 2012 en el taller Congreso de Tucumán por una descarga de 380 volts. Diego fue a trabajar por la llamada “zona de la soldadora eléctrica”. Al cable del artefacto le faltaba la vaina aislante de protección que cubre el cobre por donde conduce la electricidad. Diego Martínez desempeñaba sus funciones como oficial electromecánico en el mantenimiento de las formaciones ferroviarias del subte. Luego de finalizada su jornada laboral, continuó con su labor por órdenes de la empresa Metrovías. Las horas extras no están permitidas en el ámbito de los talleres.

Refirió en su momento Cristian Paletti, compañero de trabajo: “Yo estaba en una reunión de delegados en el sindicato cuando nos enteramos, salí corriendo y fui uno de los primeros en llegar; forcejeamos con los jefes de taller y la policía porque querían cambiar la escena, escondiendo el estado de la soldadora y otras evidencias. Era la primera vez que veía un compañero muerto. Diego tenía cinco años trabajando en la empresa, era estudiante de ingeniería, conocía muy bien cuáles eran los procedimientos. Pero los tableros de protección no tenían la puesta a tierra, no tenía esa protección que podría haberlo salvado”.

Sobre este caso, la Cámara de Apelaciones revocó el sobreseimiento dictado en primera instancia a favor de seis funcionarios de la empresa, citados entonces a prestar declaración indagatoria. Esto ocurrió luego de protestas y presentaciones de los familiares de Martínez y de sus compañeros. La Justicia reconoció la pericia que dio cuenta de la precaria y riesgosa herramienta que la empresa había proveído al compañero y que le causó la muerte. De todos modos la justicia culminó el proceso eximiendo toda responsabilidad al respecto.

 

Antonio

 

Antonio Villares murió en 2013, el 2 de abril, mientras se ocasionaba una histórica inundación en la Ciudad, en los rieles de la línea B, por una descarga eléctrica de 700 volts. Trabajaba en el sector de bombas del Taller Catedral. Antonio, de 38 años, fue a desagotar las bombas de desagüe. Le dijeron que el sistema estaba deselectrizado, entonces bajó al andén. Al descender al sector de vías, recibió una descarga de 750 voltios que le causó la muerte en forma instantánea. Al bajar Villares, nadie pudo hacer nada porque la descarga lo mató instantáneamente. Lo sucedido se podría haber evitado si hubiera habido un “puesta a tierra” – un equivalente a lo que es un disyuntor en una casa- que funcione. Es decir, un mecanismo que apenas mojado un artefacto, corte automáticamente la energía eléctrica. En el caso de la estación Los Incas, el mecanismo no impidió que circulara electricidad por el tercer riel, de modo que Antonio falleció al tocar el agua. El mecanismo de “puesta a tierra” no funcionó. Otro paro del servicio derivó a partir de la evitable muerte de Antonio.

 

Sergio

 

Sergio Reyes se encontraba en su primera semana de trabajo cuando fue atropellado en el taller Rancagua, en septiembre de 2013. Los dos primeros días había estado en Emilio Mitre y Directorio, un taller ubicado en Primera Junta. En su tercer día lo dispusieron a hacer limpieza en Rancagua, el taller de la estación Federico Lacroze, en Chacarita. Según se indica, a partir de las denuncias pertinentes, la autoridad no le instruyó al trabajador por dónde se ingresa y se egresa, tampoco lo proveyó de una charla para explicarle dónde había tensión y dónde no. Según cuenta el testigo y compañero de apellido Ledesma: “La patronal le dijo, acá tenés la pala, la escoba y la bolsa: anda a limpiar. La realidad es que hay una salida que da a la calle, a la Plaza los Andes. Y, por otro lado, hay una conexión entre el taller y la estación de subte Federico Lacroze, por donde entran y salen los trenes rotos o reparados. Es decir, por ésta última entrada ingresa el personal técnico que trae el tren roto al taller o saca el tren reparado a línea. Sergio vio que por ahí entraba y salía gente, por lo que debió haber pensado "¿para qué voy a salir a la calle, ir por la plaza y volver a entrar al subte si por esta conexión entro a la estación directamente?". Era nuevo, no tenía el oído preparado, en una curva muy cerrada no escuchó el tren y cuando terminó de salir de la curva lo llevó puesto y lo chocó contra unas columnas que hay en Federico Lacroze.”

Ante el hecho, la medida de fuerza, otra vez, brotó desde la indignación trabajadora.

 

Matías

 

En la madrugada del miércoles 7 de diciembre de 2016, el trabajador Matías Kruger, de tan solo 24 años, perdió su vida ante una descarga eléctrica fulminante en los talleres de Colonia de la línea H. El fallecimiento se debió al contacto con una línea aérea electrificada, mientras intentaba reparar el aire acondicionado de una formación. Era uno de los encargados de realizar tareas de revisión en la línea H.

Cientos de los cerca de 1300 trabajadores que trabajan de noche en el subte, realizan tareas sobre las vías, las catenarias (sistema aéreo de cables por donde se alimentan los trenes), el sistema de iluminación, las subestaciones de energía, las bombas de desagüe y la ventilación de la línea H. Además, en todas las cocheras, se realiza una revisión periódica de los trenes.

Ese miércoles, Matías Kruger concluyó su entrenamiento a las 22 en las canchas de futsal del club Boca Juniors. Se duchó, cenó, descansó un rato y partió hacia los talleres Colonia del subte, ubicados en Parque Patricios. A las dos y media de la mañana le informaron que el aire acondicionado de una formación se había dañado y que debía acudir a su arreglo. El protocolo indica que tal reparación se debe solventar por dos trabajadores. Los superiores exigieron que fuera solo. Para subir al techo de las formaciones, Metrovías suministra a sus empleados de unos armazones mecánicos elevadores que se balancean al ponerse en funcionamiento. Kruger subió a una de ellas. Sintió que el balanceo lo desequilibraba e iba a caer, entonces se tomó de un cable de catenaria que debía estar deselectrificado. 1500 voltios resolvió su funesta muerte.

La muerte de Matías se conoció al minuto y para antes de las 5, cuando los trenes tenían que volver a andar, el dolor se desencajó en una huelga que duró todo el día. A pesar de los típicos aprietes de la patronal para poner fin al “innecesario paro”, como lo calificó al otro día el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, la huelga continuó.

Las muertes de trabajadores no empañaron las actividades de Metrovías S.A., empresa concesionaria de la red de subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires y del servicio de pasajeros metropolitano del ferrocarril Urquiza. De carácter privado, el 90% de sus acciones son del Grupo Roggio.

La poseedora del patrimonio de los subtes es Sbase (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado), empresa estatal que reproduce sin ánimo de críticas y controles la concesión del servicio al Grupo Roggio. Mientras en 2013 se denunció que Metrovías tomó un préstamo de 30 millones de pesos a una tasa de interés que duplica a la que se paga en el mercado y colocó como garantía subsidios de la Ciudad, tales subsidios en 2016 se estiman en 1600 millones de pesos, mientras, el presupuesto de 2017 contempla una inversión de 6281 millones de pesos, los que constituye un 3,5% sobre el total de fondos del gobierno porteño, contando además el otorgamiento del incremento en la tarifa del pasaje para los usuarios.

Juzgados, cámaras y micrófonos, sin embargo, estarán más atentos a como se defiendan los trabajadores que en sus condiciones de vida.

Los docentes de la Escuela de Educación Media N°1 DE 21 “René Favaloro” de Lugano difunden una nueva carta reclamando la aparición de Nadia

9.8.2017

Nadia Rojas permanece desaparecida por segunda vez desde el 3 de agosto. Estaba alojada en un hogar para víctimas de redes de trata, dependiente de la Dirección General de Mujer de la Ciudad de Buenos Aires.

Los docentes de su escuela, la EEM N°1 DE 21 "René Favaloro" de Lugano, difunden una nueva carta a la comunidad explicando quiénes son los responsables políticos y exigiendo que aparezca con vida.

 

A continuación reproducimos completa la voz de sus docentes.

 

"Otra vez nos encontramos con la noticia más dolorosa. Nuestra alumna de 14 años de 2do año del turno tarde, se encuentra nuevamente desaparecida.
Todos en la escuela habíamos comenzado las vacaciones de invierno con una sonrisa. Habíamos recuperado a Nadia. Nos enteramos de esa noticia el 12 de julio, después de buscarla junto a su mamá, amigos y organizaciones sociales del barrio durante 33 días.

Pero sabíamos que no podíamos quedarnos tranquilos, Nadia no es la única, todas las semanas nos llegan noticias de que desaparece alguna de nuestras pibas. Es una realidad que llegó para instalarse en las escuelas. Si contamos los casos denunciados sólo por la Red de Bajo Flores, donde participan docentes de la zona, durante 2016 y lo que va de 2017 hubo 22 casos de alumnas desaparecidas de las escuelas públicas que están en la zona de Lugano, Soldati, Bajo Flores, entre otros barrios de la zona sur.

Los docentes advertimos que podía suceder lo que finalmente pasó. Ya había pasado con una joven del Normal 4, quien fue secuestrada por segunda vez después de reconocer a sus captores.

Lo que nunca nos imaginamos es que esto podía pasar estando Nadia alojada en un hogar dependiente de la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Su mamá comenzaba nuevamente a recibir amenazas para que no siga adelante con la denuncia. Nadia iba a volver a declarar porque había denunciado haber sido víctima de una red de trata para prostitución. Un día antes, el 3 de agosto pasado, desapareció por segunda vez del hogar donde se alojaba.

Los propios trabajadores de la DGMUJ denuncian que no hay respuesta por la desaparición de Nadia y que ellos advierten “hace más de un año venimos denunciando falta de personal, precarización laboral, vaciamiento del sector, faltas de políticas públicas y la dirección de personas idóneas para la tarea”.

Por eso los docentes decimos que el gobierno es responsable y queremos una respuesta. La segunda desaparición de nuestra alumna es responsabilidad de Agustina Señorans, a cargo de la Dirección General de la Mujer, de quien depende el refugio en el que Nadia estaba alojada. También de Guadalupe Tagliaferri Ministra de Desarrollo y Hábitat de la Ciudad, organismo donde está alojada esta Dirección. Además queremos que el Ministerio de Educación nos reciba para tratar esta temática.

Al mismo tiempo exigimos que la justicia se ponga al frente de la búsqueda para que Nadia aparezca. La causa está alojada en el Juzgado Federal N°6 a cargo del juez Canicoba Corral y la denuncia por su nueva desaparición la tiene la Comisaría N°38 de la Ciudad.

Por último, repudiamos la violencia ejercida por algunos medios de comunicación quienes revictimizan a Nadia divulgando rumores acerca de su condiciona actual, que no ayudan a la causa y no respetan que es menor de edad y tiene derecho a la privacidad.

Queremos que Nadia aparezca sana y salva. Sus docentes queremos volver a abrazarla.

Nuestras pibas no se pierden, las desaparecen. Ni una piba menos".

Infonews celebra el primer año como cooperativa

9.8.2017

Los trabajadores de Infonews son parte de la extensa lista de víctimas del vaciamiento realizado por Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, en el extinto Grupo 23. En ese momento, 800 familias quedaron sin sustento.


Tal como lo hicieron Tiempo Argentino y El Argentino Zona Norte, los trabajadores de Infonews no se resignaron y se constituyeron como cooperativa.
El 8 de agosto de 2016, se relanzó el portal de noticias infonews.com. “Y ese mismo día la respuesta de nuestros lectores fue la primera caricia al alma tras meses de lucha y conflictos”, destaca un comunicado publicado este martes en la misma web.
En el escrito, los periodistas explican: “La situación económica de quienes integramos Infonews Cooperativa de Trabajo Ltda. sigue siendo dura, ya que son muchas las dificultades que enfrentamos como medio autogestionado por trabajadores. Pero mucho más difícil es ser una voz disidente en medio de un universo mediático en el que impera un discurso uniforme, que sepulta las voces que se escapan de la línea bajada por el poder concentrado”.
El portal subraya que toma “como pilares la igualdad de género, el respeto por los Derechos Humanos y la justicia social”. Al mismo tiempo, denuncia que “tampoco contamos, hasta el momento, con pauta del estado Nacional o las provincias, como en cambio sí la reciben otros medios, incluso varios con mucha menor llegada”.
Finalmente, agradecen “a nuestros asociados; al Sindicato de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA, siempre a nuestro lado); a las empresas recuperadas; a nuestras familias y allegados; a los y las artistas, militantes sociales, periodistas y comunicadores que nos alentaron; así como a las millones de personas que, mes a mes, visitan el portal”.

Una buena: los vecinos evitaron la instalación de otro bar en Parque Chacabuco

8.8.2017

Por La Retaguardia

 

En el programa radial La Retaguardia, Margarita Compañez relató la cronología de las acciones de los vecinos que decantaron en este triunfo. Sin embargo, el grupo insiste en que aún falta que se cumplan muchas de sus reivindicaciones, todas ligadas a la necesidad de extender el espacio verde del parque y reducir las zonas cementadas.

 

"Estamos muy contentos porque gracias a la lucha permanente y el reclamo en el parque, en la calle, porque querían instalar un segundo bar allí. Es un parque en el que más del 50%, 60% está cementado. Nuestro objetivo siempre fue que haya más espacio verde, un ambiente sano, una buena calidad de vida para los vecinos y la Ciudad. Después de esta lucha, una de las últimas, porque tuvimos varias con respecto al cuidado del parque, estamos muy contentos porque lo logramos", destacó Compañez. "Al menos en nuestro parque. No lo van a instalar. La ley sigue vigente, todos los parques de la Ciudad tienen esa amenaza, pero en el nuestro ya dieron marcha atrás con ese proyecto", aclaró.
"Después de tanto reclamo en secretarías y defensorías, en el ministerio de Ambiente y Espacio Público logramos un diálogo con la fuerza de todos los vecinos. Publicamos unas cuantas fotos en las que se ve un avance del verde y están retirando el gris, el cemento. Estamos realmente contentos. Es un gran avance y aunque el parque sigue bastante cementado, en los últimos años nunca había pasado. Lo atribuimos al trabajo de todos, a nuestras convicciones, a proponernos llegar a una meta", analizó Compañez sobre los méritos del logro. Sin embargo, advirtió: "Para nosotros no está terminado acá, queremos que el parque, por lo menos, se acerque al diseño original que hizo Carlos Thays. Era un parque maravilloso ¿Cómo se define un parque? Es un espacio de recreación, de esparcimiento, de socialización, donde las clases sociales no existen. Ese es nuestro objetivo y estamos muy contentos. Todas las personas que apoyaron, además de los vecinos hubo algunos despachos de la legislatura. Hay un proyecto de ley que hizo Adrián Camps en relación a exceptuar al Parque Chacabuco de un segundo bar. También hay otro proyecto que tiene que ver con esta idea de crear más espacios verdes", informó Compañez.
"Nosotros hicimos un abrazo y una plazoleta en una de las esquinas que depende del parque. A fines del año pasado, en noviembre de 2016 se cementó toda y nosotros reclamamos permanentemente en todas las oficinas que pudimos y logramos que se volviera a hacer verde, así que ese fue otro gran avance. Estamos contentos porque sentimos que la lucha sirve, rinde. La gente tiene que salir a expresarse de las maneras que pueda. Acá hubo mucho trabajo de calle, de acción y también burocrático de dirigirse a las diferentes oficinas e instituciones. Cuesta, es un trabajo muy duro, hay que estar convencido, pero se puede. El trabajo es la acción y el papelerío. Es la calle y el trabajo burocrático", destacó. "Nuestro deseo es que todo el parque recupere ese verde para mejor calidad de vida de todos y que no se mercantilicen estos espacios comunes poniendo cemento y negocios privados. Que vuelva a ser como debe ser, como una escuela o un hospital, un parque también tiene su función", definió Compañez.
La integrante de la Asamblea recordó: "Aquella intervención que nosotros hicimos en una charla que vino a dar al barrio el jefe de Gobierno, donde le planteamos que la empresa que estaría a cargo del bar estaba vinculada a su familia, creemos que influyó. Un legislador investigó en ese momento que estaba relacionada a familiares de Horacio Rodríguez Larreta. Entonces cayó la licitación y después no hubo ninguna otra. Ir a esas reuniones, la juntada de firmas, estar todos los domingos en el parque. Cada acción, cada idea llevada adelante, sumó a que lográramos esto. Si no hubiéramos hecho todo, tendríamos dos o tres bares instalados sobre cemento y más cemento. Si uno lo piensa, es un abismo entre lo que podría haber sido y dónde estamos ahora. Falta, pero es un avance enorme", destacó.

 

Precios sin control en la Ciudad: por el mismo producto cobran hasta 100% más

8.8.2017

Martín Ferreyra

Un informe reveló escandalosas diferencias de valores en supermercados porteños. Las empresas se defienden y rechazan controles.

La misma botella de aceite de girasol de 1,5 lts. de primerísima marca cuesta $44 pero también $60. El mismo kilo de queso cremoso vale $136 pero también $210. Un corte de carne se consigue a $125 pero también a $160 y una gaseosa puede salir $38 o 45 pesos.

¿En ciudades distintas? ¿En épocas diferentes? No, en Buenos Aires y en este mismo momento.

El gobierno asegura que la inflación viene en baja pero los precios de las góndolas dicen todo lo contrario. Como si fuera poco, las familias se enfrentan a un verdadero descontrol de precios que cambian de marca en marca, de comercio en comercio y según el barrio de cada establecimiento.

Un relevamiento del Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (CESyAC) encontró notables variaciones en los valores que cobran los supemercados por un mismo producto  en tres zonas de la capital federal: norte, en los alrededores de la Avenida del Libertador, Figueroa Alcorta y Santa Fe; la zona centro, con ejes en las avenidas Rivadavia, Corrientes y Belgrano; y sur, con eje territorial de las Comunas 4 y 8.

El trabajo del CESyAC destacó los precios de las cadenas Coto y Jumbo en los rubros alimentos y artículos de limpieza. Según el relevamiento, dentro de la cadena Coto, el precio del kilo de pan osciló entre $29,07 y $44.48, con una variación del 53% entre los dos precios. En la misma cadena, el kilo de zanahorias costó $8,90 y 17,90 según la sucursal, con una variación del 101,12 por ciento.

En el caso de Jumbo se tomó como referencia el café La Morenita de 250 gramos. El precio varió entre los $46,85 y $50,50 por unidad, con una variación del 7,79 por ciento. En la misma cadena, el shampooPlusbelle de 1 litro se consiguió a $62,34 y 29,87%.

Para el llamado Relevamiento de Precios al Consumidor Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el centro de estudios observó en forma directa 69 precios divididos entre 50 productos y 19 servicios. Los precios informados son promedios de las tres zonas inspeccionadas. Además de Coto y Jumbo, los investigadores midieron los precios de Carrefour y Carrefour Express, Día% y los comercios chinos.

Uno de los consultores que estuvo a cargo del trabajo, Fernando Barrera, explicó que el CESyAC fiscalizó seis establecimientos de cada cadena por cada una de las tres zonas.

El investigador señaló que los números de julio “hablan de una forma de distorsión que se está viendo desde hace un año y medio” que, según interpretó, “demandan que el Estado implemente políticas para que las grandes cadenas no incurran en este tipo de diferencias groseras”.

Barrera denunció que se han “detectado casos de brechas del 120% entre los precios de la zona norte (donde se vieron los valores más altos) y los de la zona sur”.

Las cadenas argumentan que esas diferencias se deben fundamentalmente a lo que pagan en cada sector de la Ciudad en concepto de alquileres y otros costos.

Un vocero del sector relativizó la incidencia de los supermercados en la formación de los precios. “El súper es un componente más. Es cierto que se pueden perfeccionar cosas para que la cadena de valor baje los precios pero las bocas de venta no tienen la culpa”.

La fuente privada argumentó que la inflación es un “desbalance entre cantidad de moneda y bienes de una economía” y disparó que “si hubiera una producción de bienes mayor los aumentos estarían frenados”.

Lejos de medidas del Estado, las empresas insisten con que la cura de las distorsiones llegará por intervención de la “mano invisible” del mercado: “el que vende al doble no vende nada. El mercado lo castiga no comprándole”.

En sentido opuesto, Barrera cuestionó el argumento de los costos empresarios cuando apuntó que “las grandes cadenas generalmente compran al por mayor con un monto diferenciado de los productos. Los costos operativos se reducen porque tienen menor impacto sobre la cadena de valor”.

Para el investigador, el informe de julio muestra que “es necesario un control de precios sobre la cadena de valor que impacte sobre las distorsiones y garantice mejores condiciones para los productores, que se llevan la peor parte”.

 

Costo de familia

 

El informe también presenta el costo total del Gasto de Consumo de un Hogar compuesto por dos adultos y dos menores. El informe agrega que la familia de referencia es inquilina, tiene un auto, y un abono de medicina prepaga. Además se considera que los hijos asisten a colegio privado y son socios de un club.

El cálculo afirma que una familia de esas características necesitó $34.583,30 para vivir durante julio. En la torta del gasto total de ese hogar, el 79% (27.182) correspondió a los servicios básicos y los productos de consumo masivo demandaron el gasto del 21% del total ($7.900).

Entre los productos de consumo masivo, los comestibles constituyeron la mayor parte ($2.686,06), mientras que entre los servicios básicos se destacó el rubro alquileres e impuestos, que se llevó un 38% del total de gastos del mes (10.481,33 pesos).

La familia del ejemplo demandó $1.152,77 por día para poder solventar sus gastos. De ese monto, $246,67 diarios fueron a parar al consumo masivo y otros $906,10 se destinaron por día a la paga de servicios hogareños.

En la comparación contra junio pasado, el número de julio representa un aumento del 0,28% de los precios de consumo masivo (comestibles, carnes, limpieza, frutas y verduras, bebidas).

Por el lado de los servicios, el aumento intermensual redondeó un 2,03% en promedio: el transporte aumentó contra el mismo mes un 4,08%; los servicios para las personas, un 2,71%; los servicios para la vivienda, un 0,30% y el alquiler e impuestos, un 1,06%. La suma de los gastos terminó julio un 1,65% por encima del total de junio.

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