Perón, por Sara Facio
24.4.2018
Por Ludmila Sueiro y Agustín Pisani
Sara Facio en entrevista habló sobre su presente muestra fotográfica en el MALBA. El registro visual fue tomado entre los años 1972 y 1974. La exposición aborda en imágenes desde el retorno del General Juan Domingo Perón hasta su muerte.
¿Tu muestra que se desarrolla en el Museo de Artes Latinoamericano de Buenos Aires es denominada Sara Facio- Perón?
Sara Facio:No, qué feo, qué feo, por favor. Me peleé desde el primer momento con el curador, porque ponerle ese título a la muestra me parecía una falta de respeto hacia el ex presidente.
¿Te referís al curador de la muestra Ataúlfo Pérez Aznar?
SF: Sí, Ataúlfo Pérez Aznar, es mi curador en esta muestra. Por supuesto le estoy muy agradecida porque está muy buena, muy bien armada y muy bien elegida.
Si bien tu obra es destacada sobre todo por los retratos a artistas o figuras en general, en esta muestra es notoria la presencia de grupos de personas. Más colectivos de gente, que sujetos aislados ¿Fue el contexto el que te llevó a ese enfoque o es algo que te sucedió en diversos trabajos?
SF: La verdad es que yo soy y me siento una fotógrafa profesional. Desde 1960 que hago fotos. He hecho todo tipo de fotografías, ese tipo incluye el reportaje, la foto de prensa. No he sido reportera gráfica de ningún medio, pero sí he trabajado para casi todos los diarios argentinos y muchos de América latina. Siempre he tenido un enfoque absolutamente, lo que se llama en fotografía, humanista. Siempre me gustó la gente, siempre me gustó estar junto a la gente que hacía algo. Junto a los artistas, a los empresarios, a los obreros, la gente que estaba haciendo su trabajo. Y si fuera posible muy bien hecho.
En la jornada que habías sido contratada por SIPA press de Francia, para cubrir el regreso de Perón a Argentina, tenías conciencia histórica, ¿Cómo lo fuiste revalorizando a través del tiempo?
SF: No, en realidad fui para hacer un trabajo periodístico que me habían pedido que era cubrir la llegada del líder. Pero como tengo un gran amor por la historia, sobre todo por la nuestra, la argentina, estaba segura de que era un día que iba a marcar históricamente a nuestro país y a nuestra cultura. Fui muy consciente de eso. Lo que pasa es que después me sorprendió que algo que pensaba de entrada que iba a ser una fiesta, como se nota aún en las fotos que al principio es todo alegría, euforia y luego se transformó en la tragedia. Pero yo estuve ahí, presente. Estaba como una persona más, no detrás de una valla ni mucho menos, sino marchando al lado de la gente que participaba. Traté de tomar todas esas emociones. Por lo visto, por las reacciones del público hasta hoy en día, parece que lo logré.
Hay una foto intitulada “los muchachos peronistas” en donde el muchacho de rulos años más tarde fue desaparecido. ¿Te ha pasado de descubrir otras historias de las personas que fotografiaste?
SF: Apareció una muchacha que llamó por teléfono al MALBA y dijo que era una de las chicas de un camión que está en el Obelisco, entonces la gente del MALBA la invitó a que fuera a la inauguración y la muchacha, que por supuesto ahora es una señora fue. En la foto era una chica y estaba muy emocionada porque el que estaba a su lado en el rastrojero era el papá que ya se murió. Entonces el día de la inauguración contó toda esa historia y la gente quedó muy conmovida. Además la señora mientras lo contaba lloraba.
Sabiendo que no sos peronista, ¿Cómo lograste en aquella jornada asociar lo emocional con lo visual?
SF: Porque era gente. Yo no los veía sólo como peronistas o antiperonistas, los veía como seres humanos que estaban contentos porque llegaba su líder y después tristes porque se armó la batahola. Pero en ese momento no me importaba cuál era su pensamiento político. Me importaba si estaban sufriendo o si estaban contentos.
Estos rollos que utilizaste eran todos en blanco y negro, ¿Hubiera sido distinto haber tenido otra amalgama de colores en tus fotografías?
SF: Eso también fue un problema profesional. Porque yo llevaba dos cámaras. Una en color y otra en blanco y negro. La foto color fue lo que tuve que mandar a la agencia, incluso sin revelar. Porque te imaginás que acá no se rebelaba en ese momento Kodak color. Era un secreto de Kodak. Entonces tenía una cámara que sacaba todo color y a mí me quedaron muy poquitas. Uno o dos rollos en colores, que me guarde para tener algo y que no las pusimos en la muestra, porque quedaba un poco detonante poner dos o tres fotos en colores frente a 200 en blanco y negro.
Otra aspecto que me pareció sobresaliente, a nivel imagen, fue el merchandising.
SF: Eso fue anterior. Eso lo saqué cuando era el período de las elecciones en febrero, marzo. Era una fiesta. Acordate que yo estoy formada en Bellas Artes entonces me interesa mucho todo lo que es visual, todo lo que es diseño. Francamente había algunos afiches que eran desopilantes. Ahí están, si te ponés a leerlos, algunos son muy graciosos; y otros estéticamente muy ricos. Hay dibujos de Carpani que en ese momento no era tan conocido y hoy es uno de los dibujantes más importantes del país. A Ataulfo Pérez Aznar le pareció que era un aporte muy importante para la muestra que se vieran cómo estaban las calles. Llenas de lo que podía ser un graffiti, aunque no lo fueron. Eran afiches que al otro día, ibas y ya no estaban. Estaban tapados por otros.
¿Hubo algún otro momento histórico en donde hayas visto semejante producción estética y callejera a lo largo de tu recorrido profesional?
SF: No, porque acá ha habido en elecciones, pero luego cambió mucho. Porque acordate que eso pasó hace 40 años. Después en las elecciones que hubieron se ve todo más por televisión o por los diarios o por las redes, mucho más que en los afiches callejeros. Hay un cambio muy grande en esa comunicación.
¿Encontrás similitudes estéticas entre el peronismo y el kirchnerismo ?
SF: Yo cada vez que hago fotografía trato de hacer imágenes que tengan mucho que ver con lo estético, me interesa mucho eso.
¿Quedan muchos más trabajos inéditos, con la trascendencia que tiene éste, entre tu material archivado?
SF: Creo que sí, puede haber. Según el relato primero que vos armes en tu mente. Yo he recorrido el país de arriba a abajo varias veces y se pueden tomar muchas aristas y no solamente de nuestro país, sino de toda América. De joven me gustaba mucho documentar todo. Era fotógrafa de alma.
¿Qué mirada tenés vos sobre el rol de la mujer en la fotografía, cómo ha sido tu experiencia siendo fotógrafa y mujer al mismo tiempo?
SF: Hay mujeres en la fotografía importantísimas. Pero como en todas las materias los muchachos cuando hacen sus selecciones se olvidan. No sé por qué nos tienen tan olvidadas. Justamente hoy estaba mirando en una vidriera de una librería un nuevo libro que salió que decía: “Los mejores fotógrafos de la historia” y ni una mujer había. Está tan metido en todos. Hay una sección en un diario muy bueno de nuestro país que son los personajes de la semana. Jamás vas a ver a una mujer, nunca. Son todos muchachos siempre. Está así, inculcado. Es una lucha permanente desde que yo tengo uso de razón. En fotografía pasa lo mismo. En Argentina como calidad fotográfica, como artista de las fotografía, son mucho más importantes las mujeres que los varones. Acá hubo una mujer que se llamó Annemaria Heinrich que los retratos de ella son comparables con los mejores del mundo. Hay otra que se llama Grete Stern que hizo montajes tipo collage que nunca se habían visto en la Argentina y que hoy se exhiben en el mundo entero como una maravilla y algo absolutamente nuevo dentro de la fotografía. Y nadie las conocía. Yo hice de ellas dos, un libro en los años 80´s y ni sabían que ellas estaban vivas. Ni siquiera sabían que existían. Y como ellas, hay ahora más cercanas. Vos le preguntás a cualquier fotógrafo argentino o a un reportero, le pedís que haga una selección de quiénes hoy están exponiendo y les preguntás qué fotógrafos les interesan y no te van a nombrar a ninguna mujer. A ninguna. No te digo a mí, a ninguna mujer te van a nombrar.
En este momento de explosión de la fotografía a través de las nuevas tecnologías, ¿Cómo observas este cambio en el uso?
SF: Creo que se está usando como nunca, cosa que me gusta, pero que se la está usando más como conversación. Como comunicación. La gente la usa como medio de comunicación. Así como antes se hablaba por teléfono ahora se mandan fotos. Es una cosa muy curiosa.
¿Cómo ves la aparición de los nuevos colectivos de fotografía, que si bien firman como colectivos apuestan a la inserción de mujeres fotógrafas; y que actualmente tienen impacto a través de redes sociales?
SF: En los últimos años ha habido una valoración un poco más equitativa y espero que con el tiempo, espero que sea poco, va a ser más parejo todo, porque así debe ser.
¿Observás cómo se está trabajando, a partir de las manifestaciones de Ni una Menos u 8M y el movimiento feminista en general, en tanto el tratamiento de la imágen?
SF: Mirá querido, yo cuando vos no habías nacido ya era feminista. De modo que no sólo me interesa sino que estoy muy contenta y muy feliz de que las mujeres hayan despertado y se estén dando cuenta de que tienen que luchar por su carrera, por su trabajo; de que no tienen que ser tan dependientes de nadie, sino hacer valer todo lo importante que tienen y que lo tienen que demostrar y hacerlo respetar. Ojalá que siga así y ojalá que sigan adelante.
Sara vos publicaste con textos Julio Cortázar e imágenes también tomadas por Alicia Damico Humanario.
SF: Sí, fue una idea de Alicia que estaba subyugada por la literatura de Beckett y Cortázar conocía a su editor. Entonces se ofreció para contactarlos pero resulta que, parece un chiste, Beckett en ese momento estaba en una clínica psiquiátrica porque no estaba bien de la cabeza.
Recordemos que “Humanario” retrataba a internos psiquiátricos.
SF: Sí, fue una cosa terrible y Julio no quería devolvernos la caja con todas las fotos. Él estaba seguro que a Beckett le iba a interesar. Pero pasaron como dos o tres años. Al final nos preguntó por qué no se las dejábamos a él, que él iba a escribir el texto. Imaginate que no le íbamos a decir que no.
APU: Humanario en contraposición a Bestiario. ¿El libro fue censurado porque no querían que se vea lo que ustedes retrataron?
SF: Lo que pasa es que ese también fue un trabajo profesional. Fue un trabajo al que nos convocó el director de salud mental de ese momento el Dr. Pagés Larraya, que había visto el libro de Buenos Aires que habíamos hecho Alicia D´Amico y yo también, junto con Julio Cortázar. Le gustó la forma de conectarnos con la gente. Él necesitaba fotografías para pedir mayor presupuesto para los sanatorios de salud mental. Lo que quería era que documentáramos la parte edilicia. Cómo estaban de mal: las paredes rotas, las ventanas sin vidrios, las cocinas que se deshacían, los baños que tenían unas letrinas inmundas. Quería mostrar eso para conseguir presupuesto. Nosotras cuando llegamos ahí y vimos la gente, por supuesto que hicimos las fotos que él quería, pero hicimos también las fotos de los internados. Las mujeres, los varones y sobretodo los chicos que era lo más triste y desagradable que te puedas imaginar. Fue otro tipo de trabajo que hicimos en 1965, creo. Y recién las mostramos más de 10 años después porque nos perturbaba mucho hacer las fotos y mirarlas. Eran muy, no sólo dramáticas, sino que tenían un contenido muy triste. Julio Cortázar estaba fascinado por las fotos. Decía que tenían un gran valor y que teníamos que hacer el libro. Insistió tanto: que él las hacía, que escribía el texto, que no nos iba a cobrar nada y todos esos argumentos. Sobre todo a mi socia editorial María Cristina Uribe que tenía que poner la plata para hacer el libro y también la convenció.
APU: ¿Alguna vez fotografiaste un recital del Indio Solari?
SF: No, la verdad es que la música actual, a partir del rock, no me atrajo mucho. Sobre todo porque soy hipoacúsica, tengo muchos problemas auditivos. Entonces es como que me lastima ese tipo de música tan agresiva para mí. Así que no curto el rock.
APU: ¿Cómo viene la Fundación María Elena Walsh?
La vivimos con mucha alegría y con mucho entusiasmo. Estamos un poco paralizadas por los problemas legales que hay. Muchas trabas burocráticas con el asunto del dinero por estas investigaciones tan importantes que hay sobre el lavado. Sabés que las fundaciones son lugares propicios para hacer negocios, entonces pagamos los justos por pecadores. Los inocentes por los delincuentes. Hay que esperar mucho porque la justicia es lenta. Pero seguimos adelante, va marchando. Dentro de muy poco vamos a lanzar un gran concurso.