13.11.2018
Por Iván Barrera y Vivian Palmbaun
El pasado domingo finalmente se realizaron las elecciones de la Junta Vecinal en la Villa 21-24. Los vecinos y las vecinas le dijeron basta al presidente de la junta vecinal, le dieron la espalda a las listas oficialistas y, votaron con fuerza por la unidad opositora. Fue un contundente triunfo del lema de unidad Techo, Tierra y Trabajo.
Cuando aún quedaban resabios de las inundaciones del sábado y caían tímidamente las últimas gotas del domingo en la Villa 21-24, producto de la lluvia torrencial y la desidia del gobierno de la ciudad, se realizaron las elecciones de la Junta Vecinal de la Villa 21-24. Ni la lluvia ni la histórica final de la Copa Libertadores fueron un obstáculo para que los vecinos y las vecinas del barrio fueran a votar, luego de postergaciones y una demora de más de dos años.
Luego de un intento fraudulento de imponer listas y mesas fantasmas, logrando atrasar dos semanas las elecciones, los comicios se llevaron adelante con normalidad y una gran concurrencia. Una marea villera se acercó a las Escuelas 6 y 12 para decirle basta a la dirección cambiemita.
Un partido decisivo
Una marea de vecinos y vecinas copó los pasillos de la 21-24 para acercarse a votar, formando largas filas que demoraban hasta 20 minutos el acceso al cuarto oscuro. Fue una corriente constante que decidió ponerle un freno a la junta oficialista. Un aluvión de personas, que no eran las del agua del día anterior, apostó por la unidad frente a la complicidad de las políticas de ajuste.
Aún resonaban los ecos de una lluvia torrencial y las llamadas de auxilio de las y los vecinos que el sábado pasado una vez más pedían que el gobierno de la ciudad, se hiciera presente con bombas, para desagotar lo que se transformó en un río que inundaba el lugar. Un torrente de agua imparable que no respetó ni pibes, ni a los viejos ni a nada que estuviera en su paso. Una muestra de cómo viene gestionando el macrismo en el barrio. La última gota de un vaso que se llenó hace rato.
Después de un sábado movido, en que las autoridades de mesa no tuvieron descanso, a pocos metros, ahí nomas en La Boca, comenzaba la final continental más importante de la historia. Todo parecía indicar que llegadas las 16 hs. del domingo se paralizaría la votación para que un pueblo futbolero se reúna frente al fulgor de algún televisor a ver uno de los partidos más importantes de la historia.
Otro pronostico más que equivocado. Ni el pitazo inicial ni los gritos de gol detuvieron a las y los vecinos. Cientos de personas se siguieron acercando a las escuelas a expresar su voto en todo momento.
Un día después de la catástrofe, las y los casi 20 mil empadronados para votar decidieron que es necesaria la organización en unidad para gestionar las necesidades del barrio, alejados del punterismo y las conveniencias del gobierno. Desde el Frente Popular Darío Santillán, que participó con la lista Azul, Roja y Negra expresaron que “la unidad logró ganarle al macrismo, con el lema Tierra Techo y Trabajo integrado por diez listas”.
Fue empate con sabor a poco en La Boca y una victoria histórica en la 21-24. Las calles se colmaron de vecinos y vecinas para cantar, tocar el bombo y festejar la victoria de la unidad.
Barrio popular
En la villa 21-24 viven unas 100.000 personas. Las condiciones de habitabilidad del barrio popular más grande de esta ciudad son de gran precariedad y abandono, por parte del gobierno de la ciudad. Las autoridades vecinales se eligen para que las y los vecinos gestionen sus necesidades de vivir con la mayor dignidad posible en medio de lo que significa vivir en la precariedad de un barrio popular. Sistemáticos cortes de luz, falta de recolección de residuos, falta de urbanización, de agua, de acceso a la salud, insuficiente cantidad de vacantes para que las y los niños asistan a la educación y la lista continúa. A ello se suman la precariedad de las viviendas y las difíciles condiciones de habitabilidad para sus habitantes.
El Pro en el gobierno desde hace 10 años, a través de sus distintas caras visibles, con esa retórica de buenas intenciones ganó elecciones pero no solucionó las carencias, que al contrario parecen profundizarse con la gestión cambiemita a nivel nacional.
A pesar de las inclemencias climáticas, del clásico que jugó la Libertadores, que los medios fogonearon hasta el hartazgo, las y los habitantes de la populosa 21 fueron a votar en medio de los restos de la inundación del día anterior. Barro, basura y lo que el agua dejó todavía estaban frescos, poblando los pasillos, bajo un cielo amenazante, cuando comenzó el horario de votación. Una elección que irregularmente había sido suspendida por la justicia quince días antes, por su propia impericia. Dos años tardaron en llamar a elecciones, con el mandato vencido de la Junta Vecinal que respondía al macrismo y que no se quería ir.
Con gran trabajo las y los vecinos fueron construyendo un lema de unidad en donde confluyeron diez listas de organizaciones sociales y vecinales, con la heterogeneidad que ello implica. Cerca de las diez de la noche, cuando la Libertadores dejaba atrás la fecha, llegaba el resultado de las elecciones de la Junta Vecinal. El lema de unidad Tierra, Techo y Trabajo lograba desplazar a la lista que representaba al macrismo en el barrio.
En un contexto difícil para terminar el 2018, en medio de la ley de Presupuesto que se debate en el Congreso y con las elecciones del 2019, donde la gestión Cambiemos apuesta su destino, será el momento en que le toque tomar decisiones a la nueva Junta Vecinal. “El año que viene va a ser un año muy difícil porque es un año electoral y el oficialismo no va a estar al frente del barrio con sus proyectos y en paralelo se juegan proyectos de urbanización, mudanza de viviendas, que es algo muy complejo. Queda el desafío de sostener una Junta Vecinal, compuesta bastante heterogéneamente entre organizaciones que no son amigas del gobierno de turno, entonces tendremos que hacer el esfuerzo para superar las trabas que nos va a poner el gobierno”, expresaban desde el FPDS.
El clima del clásico no quedó ajeno: camisetas de Boca y de River se fundieron también en el festejo, mostrando que éste era el partido a jugar, éste era el partido a ganar y éste era el día para apostar a la unidad.
El sol ya no brillaba, las escuelas cerraron sus puertas pero la alegría duró entrada la noche, con una caravana recorriendo calles y pasillos de la villa dando comienzo a una nueva esperanza. Pasó la tormenta y brilló la luna de Barracas sobre el carnaval improvisado.
La gestión de las propias necesidades por parte de las y los habitantes de la Villa 21-24 parece ser un camino de compromiso no exento de dificultades, cuando el clientelismo político parece no ser el único recurso.