Comunicadores del Sur

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“Se necesitarán 240 pesos más para realizar la misma cantidad de viajes que en 2018”

15.1.2019

Por La Naranja del subte

Con respecto a la subida del pasaje de subte a $15,50, Christian Paletti, vocal de la Asociación gremial de trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) afirmó que “si en el 2018 con $100 de tarjeta Sube – costando $6 colectivo y $7,50 el subte – realizabas entre 13 y 16 viajes, hoy con esos $100 sólo podrías realizar 6 viajes y necesitarías 240 pesos más para realizar la misma cantidad que en 2018”.

 

Hoy el pasaje del subte aumentó a $15,50 y en abril llegará a los $21, acumulando un aumento de 1800% en 7 años. Lo mismo para colectivos: $15 el mínimo, que trepará a $18 en marzo y lo mismo para el ferrocarril.

“Con esto”, declaró Christian Paletti, vocal electo de la AGTSyP, “si en el 2018 con $100 de tarjeta Sube – costando $6 colectivo y $7,50 el subte – realizabas entre 13 y 16 viajes, hoy con esos $100 sólo podrías realizar 6 viajes y necesitarías 240 pesos más para realizar la misma cantidad que en 2018”.

Tremenda confiscación al bolsillo popular no se corresponde con la pésima calidad del servicio, con pasajeros comprimidos como ganado, frecuencias bajas, coches obsoletos (y contaminados con asbesto en el subte) y sin accesibilidad para el pasajero físicamente  limitado.

“En el subte” – dijo David Carballo, delegado de la línea B,  “una gran parte de escaleras mecánicas y ascensores no funcionan y los andenes están atestados. Todo con una explicación común: no se realiza el mantenimiento ni las inversiones necesarias”

O dicho de otra manera,  se trata de manejos fraudulentos con los millonarios subsidios que enriquecen a empresarios corruptos con la complicidad del gobierno. Así lo reconoció el arrepentido y procesado Roggio ex presidente de Metrovias, a la que, no obstante, Larreta le prorrogó la concesión. Este robo al bolsillo se da acompañado de una inflación que cerraría el año en un 48% contra aumentos de salario del 20 al 30%,  con una fuerte pérdida de poder adquisitivo, previéndose para el 2019 un piso de 30% de inflación, con una canasta de pobreza estimada en $25.200 contra salarios promedios en $17 mil.

“Solo la movilización popular”  – concluyó Paletti – “puede enfrentar los tarifazos para que este ajuste no lo paguen los trabajadores. Las centrales sindicales deben convocar el paro Nacional. La AGTSyP debe promoverla”

Dos años de promesas incumplidas

13.1.2019

Por Revista Cítrica

El 10 de enero de 2017 la policía de la Ciudad reprimió y desalojó a hombres y mujeres que se dedicaban a la venta ambulante en las calles de Once. Rodríguez Larreta les prometió trabajo en blanco y no cumplió.

 

“Hace dos años nos prometieron reubicarnos en un lugar que nos iban a dar. Pero nos mintieron. Nos pidieron los documentos y todo, ¿y qué pasó? Que a las dos de la mañana te encontrabas que te estaban sacando la mercadería de tu casa. Hoy por hoy nos da terror cuando nos dicen que nos van a censar, y nos da terror dar los documentos porque no sabemos si no es para sacarnos la mercadería. Por eso no me quiero censar. Yo no creo en ellos. ¿Cómo sé que no van a hacer lo mismo si hoy vinieron, se llevaron todo y nos pegaron? Por eso no me quiero ir de acá, del medio de la calle. No es que me gusta luchar, es que no me queda otra para darle de comer a mis hijos”. Este testimonio de una vendedora ambulante no es de hoy. Es de hace dos años.

Exactamente hace dos años la policía de la Ciudad reprimía y desalojaba a los manteros y las manteras de Once. Y les prometían el paraíso. Un paraíso que, ya sabían, nunca sería real. “Es una mentira, es una estafa”, decía una señora en silla de ruedas que había sido golpeada por unos policías, que en medio de tantos palos e impunidad no se detuvieron a ver si golpeaban, mujeres, niños o discapacitados.

¿Y el paraíso prometido por Horacio Rodríguez Larreta? Unos galpones propios cedidos por el Estado. El sueño del local propio. Trabajar bajo techo, no sufrir el sol de enero, el frío de julio ni las tormentas. Además les prometió que estarían en blanco y tendrían el apoyo y la propaganda suficiente como para que la gente se acerque a esos galpones, ubicados por calles donde no pasa un alma. Prometió que publicitaría los galpones para que vendedores y vendedoras no tuvieran que volver a la “ilegalidad” de la calle. Pero han vuelto a la ilegalidad. Porque las promesas nunca se hicieron realidad.

“Nos duele en el alma llegar a nuestras casas y decirles a nuestros hijos que no tenemos nada. Vivimos el día a día”

El recuerdo de aquel 10 de enero aún le duele a Margarita, referente de vendedores ambulantes de Once: “Llegaron a la madrugada, por sorpresa, y levantaron los puestos. A la mañana nos juntamos con los demás vendedores y la policía tomó represalias. Por intentar defender a una señora en sillas de ruedas, recibí un palazo en la espalda. Vinieron a romper todo. En ese momento lo único que hice fue correr. Los varones estaban atrás, las mujeres por delante. Así y todo no tuvieron contemplación. Dolió mucho”.

Dolieron los golpes, dolieron las pérdidas económicas de ese día y de los que vendrían, dolió la mudanza, dolieron las promesas incumplidas pero lo que más duele es el hambre y la necesidad: “Nos duele en el alma llegar a nuestras casas y decirles a nuestros hijos que no tenemos nada. Vivimos el día a día. ¿Quién se pone en los zapatos del pobre?”, se pregunta Margarita.

El Gobierno de la Ciudad -en 2017- les hizo creer a manteros y manteras que se ponía en los zapatos del pobre, que los ayudaría si censaban y se mudaban a la Feria del Once en La Rioja 70 o a la Feria de la Estación, en Perón 2869, dos puntos del barrio por donde casi no pasan quienes todos los días se toman el tren. En los tiempos en donde aún había manteros y manteras con la esperanza de que los puestos funcionaran, había 750 personas entre los dos predios. Al principio hubo curiosidad: el público se acercaba a consultar, comprar, o simplemente iba de paso. Pero el esplendor duró poco, muy poco. Y la propaganda prometida por el Gobierno de la Ciudad nunca llegó: “Muchos compañeros renunciaron por no tener dinero para reponer la mercadería. Y tener lo que tenemos nos ha costado años de sacrificio”, confiesa Margarita.

“La venta está muy baja por la falta de publicidad. Lamentablemente el Gobierno no tiene ningún interés en que esto funcione. Pensamos que íbamos a entrar en la formalidad del sistema, pero ya llevamos casi dos años, y no pasa nada. Muchos tienen miedo de salir a vender por la policía”, agrega Henry. Cítrica recorrió los galpones: más allá del inspector que se pasea con el chaleco del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, el vigilante y los mismos vendedores, no hay más nadie en el lugar.

“Muchos compañeros renunciaron por no tener dinero para reponer la mercadería”

“¿Dónde está el Ni una menos? Porque acá vinieron los policías y nos pegaron a todas las mujeres, y encima se robaron toda nuestra mercadería. Yo soy padre y madre para mis hijos, los mantengo, porque mi esposo es discapacitado y no puede trabajar. Además tengo a cargo a dos nietos. Soy el sustento de mi casa y hoy me quedé sin nada. Yo vengo desde La Plata a trabajar, porque acá los alquileres están demasiado caros. Si tuviera otra opción, estaría trabajando en otro lugar. A mí me gustaría dejar la calle. Pero no puedo. Tengo que venir y trabajar. Ni robar, ni vender falopa. Yo soy una mujer de 40 años y no consigo trabajo. En realidad no tendríamos que ser manteros, tendría que haber laburo para todos. Un día que llueve no podés armar el puesto, y ese día no llevás nada a tu casa”, decía Gabriela el 10 de enero de 2017, el día que le prometieron un techo para que pudiese trabajar a pesar de la lluvia. Eso, por supuesto, nunca pasó: hoy los galpones se inundan hasta el primer chaparrón y no solo no se puede vender; también se arruina la mercadería.

“Estoy convencido de que el negocio funcionaría si tuviera mayor difusión. Yo fabrico los productos que vendo y tengo que bajarle los precios aún cuando todo sube y ni siquiera así consigo vender. Acá venimos a calentar el asiento. Vendés una prenda y no te alcanza ni para el menú. Si incendiamos un contenedor en la puerta, la prensa viene enseguida y nos criminaliza. Nos discrimina. Ahora nadie viene a ver cómo estamos”. Alex solo necesita que alguien vea lo que vende para poder venderlo. Eso les prometieron, no cumplieron. Dos años de promesas incumplidas.

“El reino de los manteros”, “Las cifras millonarias que mueve la venta ilegal”, “El mantero que tenía pesos y dólares”, “Los manteros quemaron basura”, decían la televisión, Clarín y La Nación el 10 de enero de 2017.

El 10 de enero de 2019 ya no dicen nada. Dijeron hace dos años que el Gobierno les daría trabajo a manteros y manteras en los galpones. Nunca esos medios fueron a los galpones. ¿Para qué irían? La misión está cumplida.

Tarifazo 1 – Trabajo 0: Cerró el histórico bar Los Compañeros

13.1.2019

Por Mauricio Polchi.

Durante el año pasado, creció un 57,4% la cantidad de negocios cerrados. En ese contexto, el emblemático bar Los Compañeros bajó sus persianas y doce trabajadoras y trabajadores fueron despedidos.

 

En el bar Los Compañeros ya no hay aroma de café, ni ruidos de cubiertos, ni mozos que van y vienen con los pedidos de los clientes. Las mesas están como ausentes, no hay nadie en el mostrador y hay unas pocas luces encendidas. Ninguna persona entra, ninguna sale.

“Estimados clientes: les comunicamos que este bar cerró sus puertas; ¡gracias Mauricio Macri!”. Con ese mensaje, escrito en una cartulina naranja y pegado en la esquina de Belgrano y Azopardo, se anunció que el emblemático bodegón Los Compañeros dejaba de existir. A partir de los tarifazos en los servicios, la devaluación y la caída del consumo, se hizo inviable sostener el comercio.

“No hay manera de seguir. Voy a rematar todo y con esa plata voy a pagar las deudas”, contó Graciela, la dueña del histórico bar de San Telmo, durante la mañana del miércoles 9 de enero del año que recién se inicia. “Enseguida No Vuelvo”, fue el título principal que ese mismo día apareció en la portada del diario Página/12. La frase, ilustrada con una persiana baja, estaba acompañada con la siguiente información: “En el último bimestre de 2018 el número de negocios cerrados en CABA saltó un 57,4%”.

La crisis en Argentina deja un récord de negocios vacíos en la clásica calle Florida

11.1.2019

Por Francisco Lucotti

Una investigación de mercado inmobiliario detectó 21% de los locales con puertas cerradas, un promedio que duplica la media histórica de 10%. Los comerciantes de la zona están preocupados por el aumento de gastos fijos, la merma en el consumo y el regreso de manteros (feriantes callejeros).

Entre el anuncio de “¡cambio!” de los ‘arbolitos’, personas que ofrecen a los transeúntes la transacción de divisas, y el fluir de los miles de caminantes que inundan a diario la calle Florida en el microcentro porteño hay algo más que destaca: las persianas cerradas y los carteles de alquiler.

Desde hace más de 100 años, Florida es la peatonal más emblemática de Buenos Aires y la principal calle comercial de la ciudad. Pero la recesión y el aumento en las boletas de servicios han provocado un grave efecto en la desaparición de negocios.

“Nosotros pertenecemos a la organización Amigos de la Calle Florida y estamos viendo que se está viniendo cada vez más abajo. Vos fijate que acá en la esquina con la Avenida Corrientes cerró Burger King, que hace 1.000 años que estaba. Acá nomás cerró uno de los maxiquioscos 24 horas más grandes de la zona; ves que está todo cerrándose alrededor”, dijo a Sputnik Enrique, que atiende desde hace 18 años un local alquilado en una de las galerías.

Enrique está al frente del negocio de indumentaria masculina Paoggi Cilia y cuenta que en la galería donde trabaja hay 18 locales cerrados. “Esto hace unos años no pasaba. Yo trabajo en Florida desde el año 75, la conozco perfectamente bien. Ni después de [la crisis de] 2001 hubo locales cerrados, por lo menos no recuerdo que haya habido tantos. En este momento estamos todos mal porque además pasas por acá a las siete de la tarde y están volviendo los manteros nuevamente y te da bronca”.

La consultora y empresa de venta de bienes raíces y subastas Adrián Mercado publicó recientemente un informe en el que relevaron la totalidad de los comercios en la zona más transitada de la calle Florida y descubrieron que de un total de 1.286 locales, 272 se encontraban vacíos. Esto representa un 21%, una cifra que supera el promedio histórico que siempre se encontró por debajo de 10%.

“Se observa una constricción del mercado inmobiliario en el área comercial debido a la fuerte devaluación acaecida durante el año 2018, que generó un enfriamiento de la economía y una importante caída de la actividad comercial, sumado a una alta inflación que impactó fuertemente en el poder adquisitivo de los consumidores y acrecentó los gastos fijos de los comerciantes”, dijo a Sputnik Christian Giménez, Responsable de la División Locales del Grupo Adrián Mercado.

“Los Compañeros”: cierra otro bar porteño histórico y 12 personas quedan sin trabajo

10.1.2019

Después de la pizzería Roma, cae otro bar histórico de Buenos Aires en medio de cierres generalizados por la caída del consumo, los tarifazos y el ajuste brutal.

 

A través de un comunicado en las redes sociales, los dueños de Los Compañeros, ubicado en Avenida Belgrano al 100, dieron a conocer la noticia. “Estimados clientes: les comunicamos que este bar cerró sus puertas, gracias Mauricio Macri”. Al lado, habían escrito y tachado “HDP”.

Por el cierre, doce personas quedarán en la calle. Es la primera caída de un bar histórico en 2019.

La crisis del sector gastronómico se explica por los continuos tarifazos que impulsa el gobierno y la inflación récord en los últimos treinta años mientras sigue derrumbándose el consumo, y se inscribe en la que afecta a casi toda la economía. Excepto una élite beneficiada por las medidas del gobierno de Macri entre las que se encuentran las energéticas, beneficiarias de los tarifazos, y el capital financiero.

“No hay manera de seguir, tenemos muchas deudas”, declaró la dueña del bar, Graciela. “Hicimos todo pero no se pudo”, aseguró mientras explicaba que los aumentos en las tarifas de los servicios los obligaron a pedir dinero.

Según sostuvo, las boletas que llegaron al local por $140.000 fueron el comienzo de este final. “Voy a rematar todo y con esa plata voy a pagar las deudas”, aseguró a un cronista radial.

En el sector aseguran que cierran 400 locales por año en la Ciudad de Buenos Aires. El dato más fuerte es que siguen desapareciendo restaurantes y bares históricos, con muchos años de trayectoria.

Los especialistas aseguran que la rentabilidad operativa del negocio ronda entre el 1% y 3 por ciento, cuando históricamente rondó el 15 por ciento.

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