23.2.2019
por Claudio Corsalini
Según ONGs, el estadio cerrado que funcionará en un predio de Atlanta traerá caos a la zona. Piden informe del estudio de impacto ambiental.
Un nuevo capítulo se sumó en los últimos días a la polémica que gira en torno a la construcción del estadio cerrado en la zona de Villa Crespo. Esta semana la Justicia porteña determinó que la Agencia de Protección Ambiental porteña (APRA) tiene que presentar un nuevo documento en el que explique por qué categorizó el emprendimiento Buenos Aires Arena como “sin relevante efecto ambiental” al momento de entregar el certificado que permitió que la obra avanzara. El estudio se basa en una serie de indicadores que miden el impacto de las vibraciones y sonidos, por ejemplo, que generaría en una zona un proyecto de esas características. Se trata del emprendimiento desarrollado por el grupo La Nación junto a AEG Worldwide en un predio lindero a la cancha de Atlanta. La decisión la tomó el juez Aurelio Ammirato, que subroga el juzgado en lo Contencioso Administrativo N° 3, quien avanzó con el amparo presentado por la Fundación Ciudad el 21 septiembre del año pasado, y que cuenta con el patrocinio del Observatorio del Derecho a la Ciudad. En el mismo dictamen judicial, además, se abrió una convocatoria para que otras entidades o vecinos afectados por la megaobra participen en la causa. El estadio se está construyendo en un terreno que fue cedido por la Ciudad al club bohemio por cuarenta años. Se encuentra ubicado en la calle Humboldt, entre Padilla y Camargo, en el que se realizarán diferentes eventos musicales y deportivos. El primero de ellos se llevará a cabo en diciembre de este año con la presentación del cantante Shawn Mendes. Por ceder el lugar, el club estaría cobrando un canon de US$ 30 mil mensuales durante el tiempo que dure la obra. Mientras que cuando esté en funcionamiento, la suma se elevaría a US$ 50 mil. Según los vecinos, el estadio traerá aparejada una serie de inconvenientes que van desde el caos de circulación y estacionamiento, desvalorización de las propiedades y hasta el cambio de la fisonomía barrial. Otra de las quejas se basa en que el nuevo proyecto es diferente al original. No solo por la superficie que ocupa ahora, pasó de 11 mil m2 a 28 mil m2, sino también por su capacidad. El aforo del estadio pasó de 8 a 12 mil espectadores, con la posibilidad de llevarlo a 16 mil. “Cada evento musical o deportivo que se realice en ese mega estadio la población de Villa Crespo se va a incrementar casi en un tercio, siendo un barrio residencial de media o baja densidad poblacional. Para el gobierno porteño esta afluencia de personas generará el mismo impacto social y ambiental que un kiosco o un comercio pequeño. Otorgaron al estadio Arena los permisos ambientales casi a simple declaración jurada, sin ningún tipo de estudio ambiental ni dictamen técnico. Sorprende la flexibilidad con la que se trató la instalación de este mega estadio”, afirmó Jonatan Baldiviezo, de la ONG vecinalista. “Entendemos que estamos frente a uno de los mayores negocios con la tierra pública. La Ciudad cedió esas tierras por cuarenta años y ni siquiera le cobrará los impuestos inmobiliarios a la explotación”, agregó. Desde la APRA, en tanto, aseguraron a PERFIL que entre el lunes y martes próximo se presentará toda la documentación requerida. “El juez pidió información sobre qué documentos administrativos se emitieron en su momento, la disposición original que estableció la categorización del proyecto, que es de 2015; la disposición modificatoria del emprendimiento, que es 2018; cómo se desarrolló el procedimiento; cómo funcionaba la normativa y cómo se cumplió el proceso”, señalaron desde esa dependencia estatal. La idea de construir un estadio cubierto en ese predio se originó en 2012, cuando la institución de Villa Crespo firmó un contrato con Lugones Center para erigir un Arena en terrenos que la Ciudad le había cedido a Atlanta. Por ese acuerdo, el club de Villa Crespo cobraría un canon mensual. Sin embargo, todo quedó a mitad de camino desde 2015, tras el derrumbe del techo de la construcción, y la obra quedó inconclusa y parada por casi dos años. Mientras que en 2016, la empresa desarrolladora quebró. En su momento y para desarrollar su obra, Lugones Center había pedido un préstamo de 100 millones de pesos al Banco Ciudad.