Documental Nueva Mente: “La recuperación formal e informal alcanza el 10% en CABA”
29.7.2019
Por Leonardo Vázquez
Entrevista a Francisco Suárez, reconocido especialista en gestión de residuos con inclusión social, a propósito del estreno del documental Nueva Mente, que visibiliza la problemática de la basura y la lucha de las cooperativas de recuperadores.
La semana pasada se estrenó Nueva Mente, la flamante producción del destacado documentalista Ulises de la Orden (la película se podrá ver lunes, martes y miércoles en el Espacio INCAA – Cine Gaumont, avenida Rivadavia 1635, CABA, en los horarios de 12:15 y 19:15), que pone en primer plano la discusión sobre las políticas de gestión de residuos, la importancia del sector recuperador en ese debate, y la experiencia del trabajo con la basura a partir de la historia de la cooperativa Bella Flor, una organización barrial de corte social que desde hace más de una década gestiona uno de los galpones de separación y clasificación que funcionan adentro del Reciparque, el predio de reciclado que existe adentro del CEAME, el organismo estatal encargado de la disposición final de lo que descartan los municipios bonaerenses y la Ciudad Autónoma.
La imponente realización audiovisual -que va desde el recorrido histórico hasta las políticas actuales, desde las historias de vida de los cooperativistas a las estadísticas más preocupantes-, tuvo su primera proyección, justamente, en Bella Flor. Y desde el jueves pasado se puede ver en el Gaumont de Congreso.
A partir del impacto que causó el film, -hasta el New York Times se hizo eco del estreno-, esta nota se propone profundizar en la temática mediante una conversación con Francisco Suárez, otro de los protagonistas de la película, legitimador académico de la investigación cinematográfica, y encargado en el documental de la mirada global del problema y sus estrategias posibles.
Suárez es antropólogo especializado políticas ambientales y territoriales, investigador y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, compilador de la colección Reciclospcopio que este año lanzó su quinto tomo, y, sobre todo, integrante de un equipo interdisciplinario de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires que desde 2016 opera en el Complejo Ambiental Norte III del CEAMSE, en José León Suarez, con el objetivo de mejorar las condiciones socio laborales y sanitarias de las cooperativas y asociaciones que reciben la basura en el Reciparque.
Sobre políticas públicas y luchas sociales, sobre el lobby empresarial y las potencialidades del sector, y sobre la experiencia de vinculación entre universidad, Estado y organización social en el polo de reciclaje más grande del país, va esta charla con uno de los especialistas más valorados de Argentina, reconocido a nivel internacional.
Y sobre dos polémicas de alcance nacional: La discusión que se dio en torno al cuestionado sistema de incineración de basura que el gobierno porteño pretendió imponer a fines del año pasado (actualmente frenado por un amparo judicial), y la supuesta fase terminal del relleno sanitario de José León Suárez, que haría necesario un cambio de sistema.
En el documental se muestran talleres y otras actividades que el Equipo UBA realiza con las cooperativas de reciclado de CEAMSE. ¿Cuál es el balance general de esa intervención?
La relación entre organismo estatal, la universidad pública y la organización social es un vínculo que tiene que continuarse. La academia da la posibilidad de brindar una trazabilidad sobre los materiales, de traer diversos programas sociales, de capacitación, etc. y da también transparencia a los procesos. A la vez otorga una mirada analítica y reflexiva sobre quienes están hoy en la gestión que quizás no tienen esa perspectiva porque están en una fase operativa.
Todo esto está potenciando un espacio que va a trascender al relleno sanitario, porque una vez que la montaña no de más, el relleno se trasladará a otro lugar pero las plantas quedarán ahí procesando el material de municipios y grandes generadores. O sea, lo más sustentable en el tiempo que tiene todo Norte III, son las Plantas Sociales, y lo razonable sería entender el vínculo a largo plazo.
Entonces, cuando se complete el relleno sanitario se puede buscar otro lugar para empezar una montaña nueva y las plantas sociales seguir funcionando en el mismo predio que están ahora…
Tranquilamente, porque pueden brindar el servicio del tratamiento de los residuos reciclables a la región norte y noroeste del conurbano. Hay un montón de municipios que la mayor parte no tiene una planta de separación y aquí hay un polo de reciclado con proyección hacia el futuro.
Hay que entender esa proyección con una vinculación con el sector industrial, en algún momento deberían desarrollarse allí capacidades para procesar los residuos reciclables y hacer una cadena de valor propia de esa micro región de Buenos Aires.
Se dijo hace unos meses que el relleno de CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) de José León Suárez está colapsado y le quedan dos o tres años de funcionamiento útil.
Se ha visto que hay posibilidades de extenderlo sobre Campo de Mayo y yo creo que eso va a avanzar. Obviamente también en algún momento va a ofrecer limites, pero no en lo inmediato. Creemos que hasta la próxima gestión de gobierno no debería plantearse cambios, en un plazo de 5 años recién debería buscarse otro lugar, tiene margen de extensión, tal vez 10 años más. Todo esto va a depender de si el gobierno nacional o la guarnición Campo de Mayo imponen limitaciones. Pero yo invito a mirar el decreto de creación de la Reserva Ambiental que el presidente Macri firmó a fines del año pasado, ahí está el dibujo del lugar que ocuparía la reserva y deja tierras vacantes para la extensión del relleno sanitario, se está pensando en 5 o 10 años más con facilidad para la continuidad del relleno, no hay una urgencia que imponga un cambio de método, y hay que pensarlo estratégicamente, es un muy buen tiempo para que el Reciparque se consolide como polo de reciclado.
¿En que influyó la llegada de la UBA al CEAMSE para alcanzar esta posibilidad de consolidación? ¿Qué cosas se consiguieron en relación a los objetivos iniciales y qué avances concretos se pueden mencionar en el trabajo y en la vida cotidiana de lxs recuperadorxs?
El equipo diseñó un plan de infraestructura con remodelaciones de los espacios de trabajo, incorporación de maquinaria y tecnologías, que falta completar pero que representó un salto cualitativo en cuanto a la calidad de trabajo. Además, la asistencia en lo social, educativo, sanitario, en la consolidación de las organizaciones, es muy importante, si bien hay mucho por hacer en cuanto a la democratización de las decisiones al interior de las asociaciones, se ha mejorado mucho.
Por otro, se realizó la gestión para que todas las plantas obtengan su certificación como Destino Sustentable del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), la autoridad ambiental bonaerense, porque esa certificación habilita a las plantas a recibir los residuos de grandes generadores, los que producen más de una tonelada diaria de material reutilizable, y eso es un potencial, porque de las empresas, comercios, countries y hoteles, entre otros, llega la basura de mejor calidad, seca, separada y limpia. El plan que la universidad se plantea a futuro es lograr la conexión directa entre municipios y plantas, y eso va a ser muy importante.
Además de mejorar las condiciones laborales y de comercialización, por ende las condiciones de vida, ¿se pudo aumentar el porcentaje de material recuperado?
Si, sobre todo con la llegada de los grandes generadores, donde la tasa de reciclabilidad ha sido mayor. La tendencia es esa, a mejor calidad de residuos recepcionados, mayor cantidad de residuos se van a recuperar. (NdA: La política de grandes generadores implica que empresas e instituciones deben entregar su descarte en un “destino sustentable”, que son cooperativas o asociaciones sociales habilitadas para recibir, tratar y disponer ese material).
Hace unos meses irrumpió en escena la discusión por la incineración de residuos. ¿En que perjudica al sector recuperador? ¿Tiene algún beneficio para el mundo del trabajo y la sociedad en general?
Un sistema compite con el otro, porque el argumento es que estos incineradores generan energía, y lo más útil para reciclar, plástico y cartones, es también lo más útil para generar calor y valorizarlo energéticamente mediante la incineración. La ventaja que ofrece es que ahorra espacio para disponer.
Es muy difícil que realmente pueda instalarse en este momento porque es una gran inversión de 3 mil millones de dólares, y no es un momento en el que Argentina vaya a hacer esta inversión, pero en el mediano plazo quizás sí. Tal como se planteó el año pasado fue más pensado como un plan de negocios de algunas empresas vinculadas al poder que se acomodaban como contratistas del Estado, que como una política pública.
No se pensó en los materiales ni en la localización. El otro gran tema que se da con varias políticas ambientales es una situación de injusticia ambiental. Estos emprendimientos de riesgo como puede ser una planta de incineración se localizan en lugares de alta vulnerabilidad social, hay una injusta distribución de costos y beneficios ambientales que perjudican siempre a los sectores más vulnerables, que a su vez son los menos demandantes.
Mencionás que un objetivo del sector es aumentar los índices de material recuperado, romper el techo del 15%. ¿Cuáles son las técnicas, estrategias, políticas, y/o iniciativas que se podrían pensar en ese sentido?
Hoy la recuperación formal e informal alcanza el 10% en CABA, algo menos en el conurbano. Haría falta una ley de Responsabilidad Extendida del Productor de Envases, que involucra a la industria. Políticas de separación y recolección diferenciada en los municipios. Y empezar a recuperar lo orgánico.
Potro lado, en el sector hay temas organizativos para mejorar, y comerciales, como llegar directamente a la industria para la venta de materiales, salteando intermediarios. Y para el acceso a los materiales el contacto de los municipios con las plantas y viceversa, las organizaciones llegando a los municipios para hacer la recolección diferenciada. O sea, el paso sería que las plantas se tendrían que conectar más con el sector público y con el privado.
Con el residuo domiciliario la única manera de mejorar la calidad es la separación en origen que tiene que ver exclusivamente con decisiones políticas. A veces falta esa decisión política porque después no hay lugar para llevar los residuos y, por ejemplo, el Reciparque de CEAMSE es claramente un lugar para recepcionar la separación diferenciada. Todas las Plantas Sociales están habilitadas por el OPDS, y eso es una ventaja para los Grandes Generadores.
Se señala que lo que se puede obtener por separar y clasificar la basura no alcanza para pagar el costo total de la operatoria, por eso se requiere el subsidio del Estado, que de todas formas siempre tiene que pagar algún servicio para la recolección y la disposición final de los residuos. ¿Es la presión empresaria el único motivo por el que municipios, provincias y Nación no promueven y consolidan esta estrategia?
Hubo una ecuación que funcionó muy bien durante mucho tiempo, que tal vez ahora no rinde tanto pero sigue funcionando, que es que mientras más cantidad de residuos se generan, más camiones hay en movimiento, más beneficio empresario para el traslado, y más paga el municipio por enterrar.
Frente a la legislación que obliga a reducir, frente a la presión cartonera todo esto fue cambiando. Y dentro de las políticas públicas se le dio un espacio al sector cartonero pero reducido, no se ha trabajado con todo el potencial que tiene el sector como para implementar una política pública.
Para un municipio promedio del área metropolitana recolectar y disponer residuos significa el 10% de su presupuesto, es mucho, pero muchas veces sucede que hay contratos inflados, hay retornos y beneficios para la política, para algún sector empresarial o sindical, y estos beneficios adicionales hacían que el sistema no cambie, por eso era molesta la presión cartonera.
Yo he presenciado, hace muchos años, la inquietud de CLIBA por cuánto le estaba restando el sector cartonero de los residuos que debía recolectar en la Ciudad. Eso se fue modificando, las leyes fueron dando espacio al reciclado y la recuperación, pero quedan resabios de esos negociados entre empresas y ciertos sectores de la política que se benefician de la recolección y disposición final de los residuos. La presión cartonera impulsó un cambio, pero alcanzó a un sector reducido.
El libro Recicloscopio V comienza hablando de un crecimiento en los últimos 20 años en la discusión pública y en la agenda política del problema de la gestión de residuos y su vinculación con la inclusión social. ¿A qué se debe, cuales son los beneficios y cuáles son los temas pendientes?
Se avanzó en la formalización en materia legal cómo es la Ley Nº 992, para Ciudad de Buenos Aires; la asignación de zonas de recolección, la creación de centros verdes, toda una política que se fue dando desde la creación de programa de Recuperadores Urbanos en el año 2002. Luego la Ley Basura Cero en 2005 se propuso altas metas que no logró cumplir. En materia de desafíos es necesario que el gobierno de la Ciudad genere una política que vincule a vecinos con cooperativas y promover el empoderamiento de las cooperativas con protagonistas de la actividad recicladora. En la provincia de Buenos Aires hay mucho por hacer, principalmente darle mayor relevancia a la política de Grandes Generadores y promover separación en origen.
*Francisco Suarez es autor de “La Reina del Plata. Buenos Aires: sociedad y residuos”, editado en 2016. Participó en la redacción de la Ley Nº 992, conocida como “ley cartonera”, presentada por el diputado Eduardo Valdez y sancionada en 2002, por la cual se legalizó la actividad del cirujeo y se dio marco institucional a la participación de las cooperativas en la actividad de la recolección. Fue uno de los creadores del Programa Recuperadores Urbanos del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2002. Es uno de los fundadores y organizadores del Congreso Latinoamericano de Conflictos Ambientales (COLCA), que se realizó en Buenos Aires (2014), en Costa Rica (2016), y Veracruz, México (2018). Es compilador, junto a Pablo Schamber, de la colección Recicloscopio, cuya sexta entrega se publicará este año (https://ediciones.ungs.edu.ar/libro/recicloscopio-v/).
*“Nueva Mente” se puede ver este lunes, martes y miércoles, en el Espacio INCAA-Cine Gaumont, avenida Rivadavia 1635, CABA, en los horarios de 12:15 y 19:15.
*Cooperativa Bella Flor: https://www.coopbellaflor.org/