Comunicadores del Sur

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Se llenaron las calles por memoria y justicia por los pibes de Cromañón

31.12.2019

Por Patricio Abalos Testoni

A 15 años del incendio en Cromañón, se realizaron diversas acciones y festivales en Buenos Aire y a lo largo del país, contra la impunidad y en memoria de los 194 pibes y pibas que fallecieron por la responsabilidad de empresarios y funcionarios.

La lluvia no amainó la angustia ni la bronca que genera cada 30 de diciembre, y miles de personas nuevamente se expresaron en memoria de los 194 pibes y pibas que murieron hace 15 años en la tragedia de Cromañón. Un reclamo contra la impunidad de los responsables del incendio, que fue provocado claramente por el ímpetu de obtener más ganancias empresariales y por la complicidad de los funcionarios porteños del entonces Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra.
Contra la impunidad y el olvido se realizaron actividades en la puerta de Cromañón desde el mediodía, reclamando también para que el lugar sea considerado un espacio para la memoria. También hubo festivales y luego marchas donde concentraron bajo el grito de Los Pibes de Cromañón, Presentes.
No faltaron las expresiones que resaltaron la responsabilidad del estado en invertir millones en negociados, pero que después no garantizan espacios seguros para que la juventud pueda tener lugares donde puedan disfrutar sin que corra peligro su vida. La juventud son los que más sufren desde la falta de inversión en salud y educación, la precariedad laboral, la imposibilidad de acceso a la cultura, etc. Pero sí sienten todo el peso del estado cuando son perseguidos por sus fuerzas represivas. Hace 15 años fue Cromañón, pero actualmente sigue siendo este sector de la población los que más sufren las miserias de este sistema. Nunca mejor dicho que nuestras vidas valen más que sus ganancias.
Las acciones de hoy también retomaron la lucha para que el espacio sea de la memoria. Hace unos meses el gobierno de Rodríguez Larreta le devolvió el lugar a sus dueños, donde vaciaron todo el lugar, tirando las pertenencias de las 194 víctimas y los más de 1400 heridos y borrando las pruebas sin permiso judicial. Encima como compensación, una legisladora de Cambiemos propuso hacer un monumento a 400 metros del lugar, sin consultarles a los sobrevivientes y familiares. Un cinismo que duele y genera más bronca, y que hoy se vio reflejado en las consignas de las acciones.
Sobrevivientes, Familiares pero también miles de pibes y pibas siguen reclamando contra la impunidad de la tragedia, pero también porque actualmente es una posibilidad concreta que suceda de nuevo lo que pasó hace 15 años en República Cromañón. Por eso gritamos una vez más, los pibes y pibas de Cromañón, Presentes. Ahora, y Siempre.

After Chabán

Por Raúl Haurat

El periodista Raúl Haurat reflexiona en un nuevo aniversario de la tragedia de Cromañón. Rock chabón, violencia estatal y la figura de Omar Chabán.

Cuando se comienza a hablar o escribir sobre el boom del “rock chabón” de los noventa, dando carácter de rock simple a las bandas surgidas de las clases bajas, me siento interpelado. Litros de tinta desparramadas por pseudo periodistas que ven la vida por la pantalla y no saben, no comprenden o no les importa entender que paso realmente en esos años.
Yo pude ver a muchos pibes de Catán o Laferrere en una mesa discurrir sobre las letras del Indio Solari como quien discute de fútbol o de política. Entiendo que el fenómeno ricotero fue al rock lo que el movimiento nacional y popular fue a la política. Complejos en su concepción pero entendido por quienes se busca que lo entiendan: los marginados. Justamente por eso es molesto.
No es casualidad que en los últimos años, cada vez que tocaban Los Redondos en vivo, muchos empresarios -que nunca aceptaron su carácter de independientes- quisieron tirarle un muerto al rock y acabar con este espacio alternativo y cuestionador del sistema.
El asesinato de Walter Bulacio en 1991 fue un aviso. Una bisagra para nuestra generación. Mientras Carlos I hacía y deshacía con el aval de la mayoría de los argentinos; un grupo de diputados peronistas disidentes se animó a cuestionar las privatizaciones y a reclamar el ansiado salariazo. Recuerdo que la paliza que le dieron a Walter en la seccional 35, para morir en una cama del Hospital Pirovano a la mañana siguiente, nos dejó impávidos ante el dolor, gélidos ante la impotencia.
Ese hecho puso a toda la escena local alerta ante el fantasma de los vestigios de la dictadura militar.
Los ratis hacían lo que querían con nosotros. La salida de un recital era una ruleta, corridas, averiguación de antecedentes, toda esa mierda como si fuéramos delincuentes. Basta escuchar “Fusilados por la Cruz Roja” del disco la Mosca y la Sopa (1991), una canción que presagia lo que vendría.
¡Es increíble cómo cambiaron los tiempos! Años después esa misma escena, salvo raras excepciones como León Gieco, cerraron el culo y no dieron opinión ante la muerte de 194 vidas, 194 bulacios.
Hoy la cultura rock dejó de ser lo que era. Fui testigo de cómo en la década del house, el rap y el tecno teníamos una opción, un lugar de resistencia ante tanta frivolidad. En esos años Omar era un referente, el empresario del palo para nosotros.
En esos años era más cool regentear un boliche en la costanera que darle la oportunidad a unos ignotos Ratones Paranoicos, Attaque 77, Todos tus muertos y tantas otras bandas talentosas que pudieron mostrar su arte en Cemento.
Omar Chabán le abrió las puertas al crecimiento del rock nacional y puso un candado en la salida de emergencia.

Cromañón: asfixia de impunidad

28.12.2019

Por Jesica Calcagno

“Nuestras víctimas resucitan / y con más fuerza crecen y luchan / por aquellos que mató esta bosta / este sistema asesino de gente / este sistema asesino de posta”. Cromañón, Las Manos de Filippi.

“No quiero morir así”, “abran las puertas, por favor” son los gritos desesperados que retumban de ese 30 de diciembre de 2004 que hoy la juventud sigue recordando como si fuera ayer. Humo, corridas, gritos, oscuridad, las sirenas que no alcanzaban, la desesperación por encontrar amigos, familiares, la bronca y el dolor por los que no están, que podrías haber sido vos, tu hermano, amigo, vecino. Los pibes que lograron salir y volvieron a entrar para sacar a los que seguían atrapados adentro, y eso a muchos les costó su vida. Esa noche dejó una huella imborrable: 194 pibes que se llevó la corrupción del estado y sus funcionarios con el negocio de la música y los boliches, 700 heridos, y una generación a la que se le impuso las consecuencias de la masacre cercenando aún más el acceso a la cultura. La juventud de los barrios, laburantes, son las víctimas de tener que ir a los peores lugares para escuchar a su banda favorita.

Del otro lado se mantiene la impunidad de los responsables. Aníbal Ibarra, el principal responsable político, fue ganador. Nunca fue procesado, ni siquiera fue llamado a declarar. Hasta volvió a presentarse a las elecciones para el mismo cargo que ocupaba en ese momento, como Jefe de Gobierno. Una provocación de quienes miran cómodos desde arriba, con la garantía de que la impunidad juega en su equipo. Su única “condena” fue tener que tomarse tres años de vacaciones para volver a la política, como legislador porteño en 2007. Los que votaron su destitución allá por el 2006 lo hicieron por puro cálculo político, no porque sean distintos: el macrismo suma sus muertos por inundaciones en la ciudad, trabajadores del subte electrocutados, o en obras. Al igual que el kirchnerismo con la masacre de once, o las terribles inundaciones en La Plata en 2013. Las masacres se repiten, porque la vida de la juventud y los trabajadores no vale nada para ellos.

Cromañón puso al rojo vivo la piel de cómo funciona esta sociedad, el capitalismo que de todo hace un negocio. Sí, sobre todo de nuestras vidas. Las coimas a los funcionarios del Gobierno de la Ciudad y a la policía son más baratas que poner un boliche en condiciones. Así es el negocio para el dueño, Rafael Levy, y quien fuera su gerenciador, Omar Chabán, fallecido en 2014. La inversión en multimillonarias obras de la construcción que hacen los gobiernos son más redituables que destinar plata a la salud, desguazada y colapsada sin respiradores para los miles de pibes que esa noche se quedaron sin oxígeno, sin ambulancias suficientes, ni lugar en los hospitales. Las ganancias de la banda y su manager, que iban a llevarse el 70% de la recaudación de esa noche, dispuestos a sobrevender tres veces más entradas que la capacidad del lugar. Entraban 1000, pero había 4000. Son las reglas que decidieron aceptar del perverso mercado. Cerrar con candado las salidas de emergencia, tapiar las ventanas, cubrir con material tóxico los techos, comisarios que le ponen precio a su complicidad. La cadena de responsabilidades es larga y pesada, con diferentes grados, de todos los que se benefician con el negocio de los boliches y la música, que estuvo por encima de la vida de los miles de jóvenes que esa noche salieron a divertirse. Y seguirá por encima mientras los hilos de la sociedad estén manejados por empresarios y sus políticos.

 

La música en la encrucijada y un debate dividido

 

La masacre de Cromañón dividió aguas en todo el movimiento que surgió exigiendo justicia. Familiares y sobrevivientes, artistas, jóvenes que siguen a las bandas, fans de Callejeros o no, han tomado distintas posiciones sobre a quién apuntar los cañones. Con Ibarra, Chabán, Levy hay más consenso, son culpables.

Con la banda sí hay polémica. Hoy en día todos los integrantes de Callejeros están en libertad (salvo Eduardo Vázquez, condenado a cadena perpetua por el femicidio de Wanda Tadei). Unos sostienen que eran ellos mismos los que ingresaban las bengalas, que tuvieron a cargo la seguridad del boliche que cerró las salidas de emergencia, metieron más gente de la permitida, que podrían haberlo evitado si paraban el show. Del otro lado, que son víctimas y sobrevivientes como todos los demás pibes, que simplemente son músicos, que no son quienes habilitan los boliches, y piden su libertad y absolución para no desviar las verdaderas responsabilidades como Ibarra.

Las responsabilidades efectivamente no son para todos iguales. Los empresarios y los funcionarios del Estado no van a cansarse de reventar de ganancias a costa de descargar los peores crímenes sociales contra los trabajadores, la juventud y los más pobres. Por eso la justicia siempre está de su lado, es inversamente proporcional al grado de responsabilidades, permitiendo que Ibarra tenga total impunidad.

La masacre de Cromañón, así como expresó el profundo entramado de una sociedad movida por la sed de ganancias de empresarios y políticos, puso sobre la mesa la encrucijada del arte y la música bajo las reglas del mercado. Aunque Callejeros se hizo de abajo, con letras contestatarias, sus integrantes terminaron transando con los empresarios de la noche y la música para venderse más y mejor, en eso son responsables. Porque el arte, en sus diferentes gustos y estilos, ha dado brillantes creaciones que conmovieron generaciones enteras, pero no escapan a la realidad material, a su tiempo, aunque tampoco son su mero reflejo. Los músicos, que sueñan con la difícil y hermosa posibilidad de vivir de su creatividad y sus producciones bajo el capitalismo, tropiezan cuando terminan eligiendo vivir para ganar dinero, a cualquier precio. El arte y sus creadores, pueden elegir otro camino, de transformación social anticapitalista.

 

Hacer justicia

 

La lucha por justicia y porque no vuelva a repetirse ningún Cromañón más, es entonces un desafío que incluye y a la vez trasciende el señalamiento de los responsables. Se trata de pelear por nuevas bases sociales, barrer con el dominio de los empresarios y políticos enriquecidos con corrupta ostentación, que provocarán nuevas masacres, más muertes y desidia. Así las nuevas generaciones podrán abrir el camino a una nueva cultura, liberada de las ataduras del mercado. La juventud que fue presa de las garras de esta masacre, que sigue siendo atacada día a día con la persecución policial, el gatillo fácil, que quieren condenarla a los peores trabajos, quitando hasta el derecho a divertirse, ha demostrado que se levanta, organiza, pelea por otra vida. Multiplicarlo, apuntando a esa clase social que roba el pasado, presente y futuro, será el primer paso para empezar a hacer justicia, la verdadera.

Que ese sea el mejor homenaje a ellos. ¡Los pibes de Cromañón, PRESENTES!

Sutecba se opone a los cambios que realizó Larreta en el organigrama de su administración

28.12.2019

El gremio que nuclea a los trabajadores del Gobierno de la Ciudad, Sutecba, manifestó su inconformismo por los cambios en el organigrama que dispuso Horacio Rodríguez Larreta. El sindicato que lidera Amadeo Genta argumentó que las variantes que se ordenaron implican división de áreas y agrupar sectores «incompatibles», que generan «desconcierto» en la administración pública.

De acuerdo al sindicato, «pareciera que quienes diseñaron el organigrama ignoran la razón ordenadora y la necesidad de reunir competencias que fundamenta todo organigrama». Incluso afirmó que como consecuencia de estas modificaciones «se paralizó el proceso de elaboración de las estructuras que corresponden a la carrera administrativa».

Además, el colectivo gremial denuncia que se eliminan «puestos de trabajo que se desempeñan bajo forma contractual» y que se multiplican los «cargos políticos de alto rango» que se «transforman en una estafa al contribuyente».

Vale destacar que a raíz de estos cambios que ordenó el Jefe de Gobierno, la Dirección de Cementerios unificó misiones y funciones con Espacios Verdes, áreas que no poseen conexión, tal cual sostuvo Sutecba que, ante la falta de respuesta, inició una medida de fuerza. La administración porteña pidió la conciliación obligatoria y en enero existirá una reunión entre las partes para destrabar el conflicto.

Los legisladores del Frente de Todos, liderados por su jefe, Claudio Ferreño, junto a la vicepresidenta segunda de la Legislatura, María Rosa Muiños, y al legislador, Javier Andrade, también tomaron nota de lo que sucede y ya recibieron a los empleados de los Cementerios para conocer de primera mano la problemática.

Orquestas del Colón hicieron sonar su reclamo en las puertas del teatro

27.12.2019

Por Lucho Lucero

Como trasmitimos por este medio, las orquestas, el ballet, el coro y diversas áreas técnicas vienen hace tiempo denunciando el maltrato laboral, la precarización y la abrupta caída de su salario. Hoy sus reclamos se hicieron oír mientras brindaron un concierto en las puertas del coliseo.

Los integrantes del cuerpo artístico del Teatro Colón atraviesan desde hace tiempo una situación laboral crítica. El viernes 27 de diciembre desde las 18:30 hicieron público sus reclamos a través de un concierto gratuito en las escalinatas principales, en la calle Libertad 621.

Del evento participaron la Orquesta Estable del Teatro Colón, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y miembros del Coro Estable del Teatro Colón, como así también diversas áreas técnicas que desde hace tiempo vienen denunciando la caída de su salario, rechazan el intento de precarizar aún más las condiciones de trabajo con una carrera administrativa que nada tiene que ver con el buen funcionamiento del teatro.

A este concierto se llega luego de que el reclamo haya sido parte de todas las funciones del Ballet desde su estreno el 17 de diciembre, donde los cuerpos artísticos al finalizar cada función, salen a saludar con carteles con consignas que dejan muy en claro cuáles son sus demandas: “Sueldos dignos, basta de precarización, basta de abuso de poder”.

Es así como las orquestas estables, bailarines del cuerpo estable, técnicos y diversas áreas que sostienen el teatro día a día, dijeron basta ante sus directivos que ni escuchan, ni dan respuesta a sus reclamos. Es por esto que el reclamo salió a la calle con las orquestas haciendo sonar sus instrumentos visibilizando el conflicto.

Hasta el momento las autoridades siguen mirando para otro lado ante el reclamo que ya lleva más de 10 días de denuncia ante el público del Lago de los Cisnes, pero mucho más tiempo hacia dentro del teatro, con un descontento que ya no se puede callar y en unidad de todos los sectores empieza a conocerse lo que pasa en el teatro Colón, detrás del simbólico telón.

Los trabajadores del Colón recibieron la solidaridad de distintas personalidades políticas y sociales. Por su parte Alejandrina Barry legisladora porteña por el Frente de Izquierda publicó en redes: “Todo el apoyo a los trabajadores del Colón, basta de maltrato laboral. Hoy se hicieron oír con un hermoso concierto en la puerta del Coliseo”

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