Cuarentena en hoteles: denuncian maltrato y condiciones de riesgo
31.3.2020
Lejos de aislar a quienes vuelven del exterior, la cuarentena forzosa en hoteles impuestos por el Gobierno de la Ciudad, expone a personas repatriadas y trabajadores a un mayor riesgo de contagio en condiciones precarias de higiene y alimentación. Las denuncias de pasajeras y pasajeros en cuarentena coinciden en que la atención médica que reciben es escasa o nula, no reciben atención psicológica, y conviven en los hoteles personas que llegan de distintas procedencias sin ningún criterio de seguridad pertinente para prevenir contagios.
Hasta hace 3 o 4 semanas, el pintoresco barrio de San Telmo albergaba y deleitaba visitantes de distintas partes del mundo, que recorrían milongas o shows de Tango, saboreaban alguna comida típica porteña y se alojaban en distintos hoteles del casco histórico de la ciudad. Los visitantes se mezclaban con otras personas que por trabajo se alojaban en el mismo inmueble. Trabajadores de hoteles, bares y restaurantes, al igual que quienes atienden comercios o venden sus artesanías recibían con entusiasmo a quienes llegaban buscando salir adelante de un difícil momento económico. A pesar de la crisis económica, el barrio contaba con una circulación tanto de locales como de visitantes de lugares tan distantes como Europa, Chile, Brasil, o Australia que además de generar ingresos le daban al entorno su vida propia. Pero desde hace 3 o 4 semanas, San Telmo, como gran parte del mundo, es un «pueblo fantasma», la semana previa a la cuarentena obligatoria las reservas en los hoteles se derrumbaron. Los hoteles bares y restaurantes, están cerrados. Trabajadores temen por sus empleos, como en tantos otros sectores.
Mientras esto sucede, un selecto grupo de 10 hoteles recibe, por decisión unilateral del gobierno porteño, a personas obligadas a cumplir la cuarentena forzosa sin la opción de ir a sus casas, aún residiendo en la Ciudad de Buenos Aires. Pasajeras y pasajeros que llegaron de distintos destinos permanecen alojados en los hoteles Presidente, Cyan de las Américas, Gran View, Deco Recoleta, Ibis Congreso, Escorial, Cyan América Tower y Panamericano.
«Estoy en el hotel Presidente, llegamos desde San Pablo el día lunes, nos trataron bastante mal en Ezeiza a todos, hay como un estado policial, donde todo se organiza a los gritos,sin ningún tipo de explicación. Nos dividieron en filas, de capital y provincia. Yo pensé que nos iban a mandar a nuestras casas, como correspondía, a hacer la cuarentena obligatoria, y que quizás las personas de provincia, como no tienen como desplazarse, fueran ubicadas en medios de transporte o en hoteles por una noche, pero no fue así. Fue exactamente al revés: las personas de provincia fueron enviadas a sus casas por sus propios medios, y los que éramos de la Ciudad de Buenos Aires nos mantuvieron en espera en largas filas, sin ninguna explicación. Cada vez que alguien preguntaba era amenazado, y después de un largo rato nos subieron en colectivos de Tienda León. Nos tuvieron allí sentados un largo rato sin ninguna explicación, solo una persona venía nos contaba como ganado. Después nos distribuyeron en distintos hoteles» Cuenta Alicia Massarini, una pasajera. «No sabes lo duro que es esto. Ya vamos por el día 8 y hay un silencio total, nadie se comunica con nosotros, es imposible contactar un médico. Ahora por ejemplo hay un cacerolazo desde las habitaciones. Pero nadie nos escucha.»
Para informar sobre la tremenda situación que están atravesando las y los pasajeros hacen cacerolazos y piden difusión.
«Llegamos al hotel, sin recibir información. Fuimos atendidos por «voluntarios», lo digo así, entre comillas, porque después nos enteramos muchos de esos «voluntarios» fueron convocados por el Gobierno de la Ciudad, o más bien obligados. Muchos de ellos son docentes de jornada completa que Ademys está denunciando que son los más vulnerables porque tienen contratos fuera del estatuto docente. Están siendo obligados a intervenir en jornadas de hasta 8 horas, incluso en el turno noche. »
Personas diabéticas denunciaron que jamás le llevaron una comida sin sal o un postre sin azúcar. Hay gente que pasó un día entero y hasta dos sin comer. Además de denunciar el dudoso estado de calidad e higiene de la comida que reciben, no se contemplan las situaciones particulares de diabetes, celiaquía, y mucho menos personas vegetarianas o veganas.
Alicia Massarini confirma que en el hotel conviven personas que vienen de distintas procedencia, incluso aviones que vienen, por ejemplo, de San Pablo, como es su situación, pero con pasajeros que vienen de otros destinos y hacen escala allí, en la populosa ciudad de Brasil. En otros hoteles han denunciado que, sin criterio de aislamiento, ubican a pasajeros que recién llegan en habitaciones vecinas de otros que van por el 8vo o 9no día de cuarentena.
«Todo es autoritario, no tenemos interlocutores. El único control médico es que nos tiraron un termómetro en la puerta a la tercera noche para que nosotros mismos nos tomemos la fiebre. Estamos aislados, angustiados, y convencidos de que esta práctica no es de ninguna manera racional, ni epidemiológicamente ni humanamente. Estamos exponiéndonos, sin ningún tipo de control, hacinados en hoteles, y exponiendo a trabajadores de los hoteles, que en este caso son los propios trabajadores quienes al tercer día de estar acá empezaron ellos a dar el servicio de comida con sus uniformes, guantes y botas, pero también obligados a trabajar. Estamos exponiendo a los trabajadores del hotel, a los supuestos voluntarios, que están aquí trabajando, en una práctica irracional, para nada fundamentada» Agrega Massarini.
«Esperamos que las autoridades del gobierno nacional intervengan y nos permitan hacer lo que corresponde, hacer la cuarentena en nuestras casas, del mismo modo que lo han hecho pasajeros de otros aviones que han llegado recientemente y tenemos información de que han sido en algunos casos derivados a sus casas como corresponde» concluyó.
Mientras algunos hoteles reciben pasajeros enviados por la fuerza a hacer la cuarentena, en transportes monopolizados por Tienda León, un sin número de trabajadores y pequeños emprendedores hoteleros o gastronómicos sufren la angustia de la incertidumbre sobre su fuente de trabajo e ingresos. «El miércoles 18 de marzo fui por ultimo día a trabajar al hotel, que ya estaba cerrado, solo hice tareas administrativas, todas ellas por cancelaciones de reservas. Ese día recibí el llamado del área de Turismo del Gobierno de la Ciudad para hacer un relevamiento, explique la situación, que el hotel está cerrado porque además se cayeron todas las reservas. Pidieron un email para volver a contactarse con el hotel. 12 días después no hubo comunicación alguna. Tengo miedo de quedarme sin trabajo y hasta de no cobrar mi sueldo en estos días» comentó un trabajador de un pequeño hotel preocupado por el día después de la cuarentena.
Mientras hoteles, y restaurantes podrían ofrecer servicios para colaborar con la cuarentena, garantizando un buen trato y alimentación a quienes necesitan alojamiento, desde el gobierno se les da la espalda. El mismo abandono que sufren pasajeros, y trabajadores, incluidos profesionales de la salud mental. Las sospechas de corrupción y clientelismo político para poner en funcionamiento empresas amigas del gobierno están presentes. Al parecer la corrupción no entiende de cuarentenas.