Comunicadores del Sur

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Hospital Garrahan: conferencia de prensa

2.4.2020

La brindarán trabajadores del Hospital Garrahan este viernes 3 de abril, a las 13:00, en la entrada de Combate de los Pozos y Pedro Echagüe de la Ciudad de Buenos Aires, para denunciar falta de insumos y personal para enfrentar el coronavirus.

Reproducimos comunicado:

Frente a la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, las y los trabajadores del Hospital Garrahan queremos hacer público lo que necesitamos para cuidar nuestra salud y la de nuestros pacientes. En muchos sectores faltan los equipos de protección personal (EPP). Los kits que entregan las autoridades son insuficientes en cantidad y calidad, ya que además de ser pocos incluyen elementos que no cumplen siquiera los requerimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se respalda por el Organismo Internacional de Estándares (ISO). Tampoco hay correcta capacitación para el personal tanto de planta como para los residentes, becarios, tercerizados respecto de los protocolos de atención en el hospital, lo que nos expone al contagio como ya se vio con el médico del hospital hoy internado por dar positivo con el COVID-19. Esto obligó a poner a sus colegas en cuarentena tardía y sin ser testeados.
Hay mucha preocupación, y como si fuera poco las ART tampoco cubren el contagio como enfermedad laboral. ¡Siempre piensan en sus negocios!
Esto se suma a las malas condiciones en que se encuentra el personal de salud por los ritmos de trabajo extenuantes, lo que se refleja en el gran número de compañeras y compañeros licenciados por enfermedades cardíacas, respiratorias, autoinmunes, etc. Lo que agrava la necesidad de contratar de forma urgente más personal, una demanda que viene desde hace tiempo y en la que se encuentran negativas por parte de los directivos del Hospital, como fue el caso de la Dirección de Enfermería en los últimos meses. Exigimos la reincorporación de los cesanteados. Además, la inmediata incorporación de trabajadores y trabajadoras de Enfermería, ayudante de servicios y médicos, considerando en poner residentes médicos y de enfermería recién egresados y el nombramiento de estas camadas y de anteriores, garantizando todos los derechos laborales y un salario digno.
El bono de $5.000 que otorga el gobierno nacional es una miseria para la exposición que estamos teniendo los trabajadores de la salud y refleja el retraso salarial, consideramos que tiene que ir al básico. Es necesario un aumento de salario para todo el equipo de salud, que esté indexado de acuerdo a la inflación, con un salario mínimo inicial igual a la canasta familiar.
Todo esto lo sabemos porque en el Garrahan venimos realizando un relevamiento por sector y esta semana vamos a llamar asamblea por sala, sector o turno en la que se va a votar delegados y poder unificar una pelea de conjunto.
Los trabajadores de la salud no tenemos súper poderes, necesitamos los materiales para la protección para cuidarnos y cuidar a quien necesita. Exigimos de forma urgente KITS de protección necesaria de acuerdo a lo que recomienda la OMS, test para el personal de salud y mayor contratación de personal. Sabemos que plata hay, este martes se realiza un pago de US$250 millones en concepto de deuda, 9 veces más que la partida extraordinaria en salud. Nos parece que ese dinero debe utilizarse de forma urgente para aumentar el presupuesto de salud, esas son las prioridades y no los especuladores. Decimos que para que también haya una eficiente atención a los pacientes la unificación del sistema de salud público al privado en un único servicio estatal bajo control de los trabajadores, para que haya atención gratuita para todos los contagiados. Los laboratorios, empresas de barbijos, al igual que las empresas químicas que producen elementos sanitarios (como lavandina, jabón, etc.) también deberán ser declarados de utilidad pública y sujetos a expropiación.

“QUEREMOS PROTECCIÓN ANTES DE MORIRNOS”

2.4.2020

Por Leandro Díaz del Campo

Hay un grito unificado de los y las enfermeras del Hospital Ramos Mejía: “este virus vino a evidenciar todas las falencias que tenemos y que venimos trabajando mal hace tiempo”.
Camino tres cuadras hasta la parada del colectivo, veo largas colas en los locales, filas de personas que esperan por comprar provisiones, o un poco de “algo para comer” y los que tienen el mango justo. La distancia de no mirarse a los ojos, de no saber quién es nuestro vecino hoy se hizo cuerpo y ya no nos podemos ni acercar. Los abrazos son cosa del pasado, dos metros nos separan. En este futuro distópico las pantallas de noticieros nos anuncian varias veces al día cual sorteo del loto, un número de recuperados, un número de enfermos, un número de muertos, un número.

Surgieron varios personajes en esta cuarentena, desde las ventanas y los balcones se asoman ciudadanos que señalan, gritan y denuncian al #134 en pos de la comunidad, pero el aplaudidor es mi favorito, ponen el himno y aplauden a las 20:30, aplauden a las 21:00 y ahora también a las 21:30. En su discurso cuentan que aplauden a aquellos que cumplen algún “trabajo esencial” para agradecerle y demostrarle su apoyo, también aplauden a las “fuerzas de seguridad”, no voy a ahondar en la larga lista de “trabajos esenciales”, sino que me voy a detener en los trabajadores de la salud, “la primera línea” contra el Covid-19.
En el colectivo también mantenemos una distancia entre seres, el chófer, a modo de resguardar su salud, se armó una cortina de plástico pegada con dos pedazos de cinta que impide el contacto con los pasajeros, me hace pensar que Mac Gyber estaría orgulloso. Bajo en La Rioja y camino unas cuadras, evitando cruzarme con policías porque no tengo ganas de discutir sobre mi permiso de circulación, al llegar a la puerta del Hospital Ramos Mejía me espera Jorge, un enfermero con 35 años de experiencia en ese mismo hospital, nos saludamos con un choque de codos y me dice que en realidad lo conocen como “Gallo López” porque es hincha de Morón, me invita a entrar al Hospital. Me pongo la máscara y entramos.
Con cálida voz y seguridad en la oratoria me cuenta, “la semana pasada hicimos una asamblea pidiendo que venga la delegación gremial para que se haga cargo, pero solo vino un sector, nuestra idea es abrir el paraguas en el sentido de que tenemos el diario de ayer al ver lo que está ocurriendo en España e Italia donde hay más de 15.000 trabajadores de la salud infectados, esto es porque no se tomaron las medidas de protección necesarias. Cuando vimos que nos daban un camisolín de color amarillo que es de friselina, una tela muy liviana que uno la pone a tras luz y se trasparenta todo, más los barbijos quirúrgicos que no son los correctos, dijimos, “no podemos ir a una guerra con poncho y facón”.
Hace dos semanas vino el ministro de Salud de CABA (Fernán Quirós), e hizo una reunión a puerta cerrada con el Director del hospital y algún jefe de Departamento, no dejó entrar ni a la gremial médica ni a SUTECBA. En dicha reunión informó que el hospital Ramos Mejía iba a quedar como referente en la zona para la atención e internación de pacientes con Covid-19. El Ramos (lo pronuncia con cariño) no califica como hospital para esta clase de atención, porque es apabellonado, la parte edilicia es muy antigua y nunca se remodeló, las camas no tienen la distancia recomendada por la OMS que es de un metro y medio entre sí para evitar los contagios dentro de la sala.
Nos comentaron que van a poner containers en la entrada del hospital para empezar a atender ahí a todos los pacientes que vengan con un caso sospechoso, para luego derivarlos al hospital y hacer el ingreso a las salas, para esto no hay personal, y se suma una orden del Ministerio de Salud que pide a los hospitales tres enfermeros por turno para ir a atender a los pacientes que están cumpliendo la cuarentena en los hoteles de la zona, o sea tras cartón como no hay personal nos quieren sumar esa tarea. Desde ese momento dijimos “sino nos cuidamos nosotros no podemos pretender cuidar a la comunidad”, porque en el caso de que uno se contagie te mandan a tu casa a hacer la cuarentena y con el poco personal que hay esto se agravaría aún más. Pedimos que tomen personal nuevo para poder cumplir y ellos sacaron una solicitada para ingresar enfermeros, pero hay una parte que parece increíble, van a llamar a los jubilados de hace tres años en adelante para cumplir esta tarea y como la mayoría se jubila a los 65 años ya están en el grupo de riesgo, además que junto con su retiro se llevan un pastillero en el bolsillo, nosotros decimos así, porque la mayoría se van con algún tipo de patología, diabetes, coronarias, etc. Dicen que nuevos enfermeros no estarían preparados, pero eso es mentira porque salen muy bien entrenados de la Escuela de Enfermería, sino mandalos a salas de menor problemática donde los pacientes ya están recuperados y a la espera del alta.
En el 2019 hubo una gran baja de enfermeros, algunos fueron jubilados, otros fallecieron y en la actualidad somos entre 400 y 500, que no alcanza, entonces hay horas que se llaman módulo de Enfermería, quizás yo estuve toda la mañana y me quedo a la tarde a cubrir el lugar que hace falta, esta metodología se naturalizó y la mayoría de los trabajadores la aplican sin priorizar sus horas de descanso, esto es un peligro porque se genera una baja en el sistema inmunológico y se pueden producir más contagios, no solo de covid-19, nosotros tenemos casos de KPC, dengue, un montón de meningitis, tuberculosis, no solo se trata del covid-19, el problema es que se viene trabajando mal hace tiempo y este virus vino a evidenciar todas las falencias que tenemos.
No lo decimos de sabios ni de soberbios, lo decimos porque estamos en la trinchera y lo vemos día a día. Primero hay que arreglar desde adentro, consultar con nosotros qué se necesita y organizarse para poder dar una mejor batalla. Acá hay que ver que hubo cuatro años, más, doce años, porque viene de la época de Macri cuando era jefe de Gobierno que se recortó terriblemente el presupuesto, tanto el nuestro (el Ramos) como los demás hospitales públicos están en deplorable situación.
Nosotros estamos continuamente diciéndole a los delegados que traten este tema, de nuestra seguridad porque tenemos un montón de compañeros que están en situación de riesgo y los hacen venir igual, hay sectores que deberían enviarlos a casa porque, que estén circulando en el hospital no solo es un riesgo para ellos sino también en el caso de ser asintomáticos están llevando el virus por todos lados sin saberlo. Se suspendieron los turnos, se suspendieron las cirugías o sea que hay un montón de gente que hacen venir y están sentados las ocho horas en su lugar haciendo nada, porque no tienen nada para hacer.
Al personal de salud debería ser obligatorio hacerle el test, sino lo quieren hacer masivo es porque es mucha guita. Revisando un poco de historia, como se hizo con la bioseguridad en los pacientes con HIV, en un principio no usábamos protección y luego de obtener los resultados del positivo, recién ahí usábamos guantes y demás cuidados, hasta que se acordó de manera universal tratar a cada paciente como un posible portador de HIV y si después los resultados son negativos, perfecto. En el caso del covid-19 hay pacientes que son asintomáticos y hasta que se tiene el resultado estamos exigiendo tratarlos como un posible positivo, atenderlos con escafandra y las protecciones necesarias así de esta manera estamos cubiertos.
Nosotros no decimos que faltan insumos porque realmente hay, lo que decimos y reiteramos es que no están los elementos de protección, exigimos los kit de barbijo N° 95 con camisolín impermeable y antiparras de protección ocular para trabajar en la sala, en el caso de terapia al estar los pacientes entubados y con el respirador, se acumulan secreciones y cada dos horas o según la necesidad hay que aspirar porque no pueden hacerlo solos y en esa aspiración uno tiene que llevar la escafandra porque si no te comés el virus, eso no hay, esos elementos tienen que estar ahí a la mano y deben poder ser descartables. Algunos enfermeros se arman escafandras con placas de rayos, las blanquean y las adaptan para darle ese uso, esto no debería ser así. Los elementos de seguridad no son muy costosos, no estamos pidiendo respiradores que valen $30.000. Es un problema político también porque los tipos (Fernán Quirós y su equipo) vienen del sector privado, del hospital Italiano, ven otra realidad, el privado es número, entonces te dice acá los números me dan negativos y tengo que hacerlos positivos como sea, esos tipos tienen esa mirada y no ven más allá. Un claro ejemplo fue que en el 2019 se abrió la lista de la ley 6035 (de profesionales de la salud) donde están incluidas las diferentes disciplinas que atañen al sistema de salud, en ese caso agregaron a los psicopedagogos, antropólogos y musicoterapeutas que esta bárbaro porque son anexos que ayudan a la atención médica, pero dejaron excluidos otra vez a enfermeros, instrumentadores quirúrgicos y a licenciados de bioimágenes. También eso estamos reclamando, ya que dicen que somos personal esencial, que estamos en las trincheras, bueno, que nos reconozcan como profesionales de la salud y no como administrativos.
Se trabaja así, se vive así, con lo que hay.”
Actualmente en el hospital Ramos Mejía se están tratando a 6 pacientes con covid-19 en un pabellón apartado pero no apto para esta clase de contingencias.
Y los aplaudidores ya se escuchan, me di cuenta que son las 21:00. ¿Entenderán la lucha de trabajadores precarizados? ¿Apoyarán en el futuro los paros y movilizaciones en las calles o los mandarán a “agarrar la pala” a “laburar”? “Al país se lo saca adelante laburando”. No lo sé. No me tilden de Peronista, cierro esta nota porque son 21:03 y quiero ir a gritarles algo desde la terraza.

Subsecretario de Seguridad de CABA maltrató a un paciente oncológico por ser “de Provincia”

2.4.2020

Por Edgardo Moyano

Se dirigía al Hospital Roffo con fuertes dolores. Juan Pablo Sassano lo hizo bajar del auto, tirar los papeles sobre el vehículo. “Yo no sabía ni cómo sostenerme, ya desde la punta de la camioneta estaba con las rodillas apoyándome sobre el paragolpes para no caerme. Estas cosas no pueden seguir pasando. Yo no tengo una tabla de surf arriba del auto, yo iba retorcido de dolor, tengo cáncer y duele”.

Martín Quiroga vive en el partido de San Martín, municipio del conurbano bonaerense, y es paciente oncológico en un hospital del barrio de Agronomía. A los dolores propios de su enfermedad, Martín debió adicionar, el miércoles pasado, el abuso del Subsecretario de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta, Juan Pablo Sassano.

“De San Martín, de Provincia”

Después de aguantar durante una semana los dolores, sin salir de su casa por ser una persona de riesgo, las enfermeras le recomiendan a Martín que vaya a la guardia para tratarlos. Acompañado por su esposa y con un sobrino manejando su vehículo, emprenderá su viaje desde su casa al hospital.
Al llegar al retén policial en el ingreso a la Ciudad, en la intersección de la Avenida San Martín con la General Paz, Martín exhibe todos los papeles a los agentes policiales. Luego de unos minutos, es autorizado a seguir circulando. De repente, escucha un grito prepotente: “A ver, qué pasa; a ver, qué pasa”. Se presenta así el Subsecretario de Seguridad de la Ciudad que no lo dejará avanzar.
Martín vuelve a explicar —por segunda vez— los motivos de su urgencia y le habla de los dolores que sufre. El funcionario preguntará: “¿De dónde son? y Martín responderá claro “De San Martín, de Provincia”. Como si hubiera confesado un crimen, Sassano ordenará: “Bájense ya del auto… Tirá todos los papeles arriba de la camioneta”.
El funcionario se niega dar su nombre. Mientras, sin barbijo ni guantes, comienza a revisar y manosear la carpeta con las recetas, los estudios médicos y el carnet de Martín sin ningún tipo de precaución. En una crisis sanitaria ¿qué papel tiene para la salubridad el abuso de autoridad cuando lo que se precisan son respiradores y no impunidad?
Martín insiste y logra finalmente que el funcionario le diga su nombre, Juan Pablo Sassano. “Ese es el payaso que me denigró en la camioneta donde estaba apoyado y no aguantaba más el dolor” contó Martín en un video que difundió en las redes sociales a través de su cuenta de Facebook y reclamó la intervención de las autoridades de la Ciudad.
“Yo no sabía ni cómo sostenerme, ya desde la punta de la camioneta estaba con las rodillas apoyándome sobre el paragolpes para no caerme. Estas cosas no pueden seguir pasando. Yo no tengo una tabla de surf arriba del auto, yo iba retorcido de dolor, tengo cáncer y duele”.
Al trato humillante de la policía, que venimos denunciando, se suma el de un civil, máxima autoridad en materia de Seguridad de la Ciudad. ¿Por qué obstaculizar el ingreso a un hospital público de la Ciudad a un paciente del conurbano bonaerense cuando se dice que hay un trabajo conjunto, con foto incluida de conferencia de prensa mediante, donde Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof anunciaron las medidas “conjuntas” contra la pandemia?
En el video puede verse al funcionario que les “alerta” —ya alertado él de que lo estaban filmando—: “Si ustedes no van para una urgencia, usted sabe que salir a la calle es lo más grave que le puede pasar”. Es decir, para el funcionario “ir a la guardia” no es sinónimo de “urgencia”, tampoco si quien va es un paciente oncológico.
Tratándose de un retén limítrofe entre Ciudad y Provincia podemos preguntarnos si esto es lo que se viene en las próximas semanas, como parte de las medidas para “evitar” el “colapso” del sistema de salud.

La pandemia desde el pie: crónica de Parque Lezama

2.4.2020

Por Mauricio García

La pandemia y el aislamiento no impactan uniformemente en todo el territorio nacional. Los barrios tienen sus lógicas propias. Y cada barrio en particular, su propia historia. Hoy, una experiencia de organización popular en el Parque Lezama, en el barrio de La Boca.

Hablamos con Mauricio, uno de los integrantes del colectivo de la olla popular que nos explicó que “Nosotros estamos. No podemos juntarnos más en el Parque (Lezama) pero si sabemos y estamos en contacto en contacto con la gente que está acá en el barrio”.
La realidad está cruda, la gente no tiene dónde ir a pedir comida, están regalados. Los que cuidan coches ya no hay nadie que les pague por cuidar los coches, porque los coches no se mueven. Los que venden cartones, no pueden circular con los cartones porque no tienen donde venderlos porque esta todo cerrado. Está difícil para ellos.
Lo que venimos haciendo desde el primer lunes de la cuarentena, que se decreto el domingo, es una olla en el Parque. Ese lunes, porque ya la teníamos planificada, repartimos rápido con todos los resguardos pero fue difícil. El próximo lunes, que fue el lunes pasado, lo que hicimos fue cocinar y hacer viandas. Nos donaron bandejas de plástico y salimos a repartir viandas por el barrio, por el Parque, por debajo de la autopista. Porque la gente está y no se puede mover porque los para la policía y pasan un montón de situaciones más.
Cuando salimos el lunes pasado nos agradecían mucho porque era la primera comida que tenían en el día, no había lugar donde pedir para comer, no había cómo generar recursos en el medio de la Ciudad, de la urbe, porque no hay movimiento, entonces se les complica. Nos agradecían por esa vianda. Repartimos lunes y martes porque fue feriado. Antes de ayer, salimos de nuevo, con la misma metodología.
Ya había gente que además la estaba pasando mal porque venía la policía a cada rato a molestarlos. A los paradores no quieren ir porque tienen que ir atrás del BAP[i] (Buenos Aires Presente). El BAP encontró mucha gente en Paseo Colón, algunos nuevos, con hijos; se ve que hay mucha gente que ya no puede pagar las pensiones y los echan. En las pensiones no se clausuraron los desalojos, si no podés pagar te echan. Hay madres con hijos en la calle con bolsos y el BAP pasa y no les da bola, dicen que no tienen nada. Están equipados con guantes y barbijos pero ni se bajan porque no tienen nada. Piden frazadas. Nosotros les damos de comer y el BAP no tiene ni qué decir, se va.
Esta compleja esa situación, la cuestión del Estado como rol organizador o, si se quiere, articulador. Donde se dice que estamos todos cubiertos no está llegando. Las medidas que se están tomando a nivel social son buenas pero en muchos casos no llegan y ahí hay que laburar en los barrios. Estamos acá en el Parque Lezama a 15 cuadras de la Casa Rosada, ni nos imaginamos lo que puede estar pasando en el conurbano o en barriadas, puede llegar a ser todavía bastante más complejo, donde la gente no puede salir de su casa porque la reprimen pero a su vez la única forma de conseguir alimento es salir de su casa para ir al comedor del barrio. Hay muchas situaciones donde el Estado no está llegando, no está articulando, años de desidia, años de políticas que destruyen y rompen los tejidos sociales y se está viendo acá claramente.
Nosotros nos organizamos para responder a estas faltas. Algunos compañeros cocinan. Somos todos vecinos que vivimos por San Telmo, seremos unos 10 o 12. Cocinamos generalmente todos juntos (cuando es en el Parque) pero con esta situación en particular cada uno cocina en su casa, lo ponemos en viandas y después nos juntamos y salimos a repartirlo. Repartimos en auto, caminando, como sea, acá en San Telmo. La realidad es que esta complicado.
La gente nos dona mucho, pasamos a buscar las donaciones de fideos, de arroz, de verduras, articulamos mucho con los espacios del barrio, con la Asamblea de Plaza Dorrego, la Asamblea del Pueblo y entre todos nos vamos articulando y dando una mano para seguir llegando hasta esos rincones, esos huequitos donde la ayuda del Estado todavía no llega.
Desde octubre de 2018 empezó la Olla Popular en el Parque Lezama. Empezamos a pensarlo una vez por mes pero las personas nos pidieron que lo hiciéramos todos los lunes, porque había mucha necesidad. Cuando llueve se hace debajo de la autopista, debajo de Balcarce y Cochabamba. Desde entonces nunca dejamos de hacerla y ahora que hay mucha necesidad menos. Desde las 7 de la tarde nos ponemos a cortar y cocinar y a las 9 comemos.

[i] El BAP es un programa del gobierno de la Ciudad que se supone que da asistencia a las personas en situación de riesgo social compuesto por equipos que recorren las calles.

Acusaciones cruzadas entre trabajadores de Sanidad y el Hospital Italiano por el contagio de cinco empleados

1.4.2020

Por Alfonso de Villalobos

Delegados de los trabajadores del Hospital Italiano denunciaron «negligencia» por parte de la patronal. El Directorio, por su parte, asegura haber llevado adelante en forma tajante los protocolos oficiales.

Integrantes de la Comisión Interna que representa a los trabajadores del Hospital Italiano denunciaron que cinco empleados de ese nosocomio privado habrían contraído CoVid19 como resultado de “negligencia” de la patronal.
Es que, aseguraron, las autoridades “desestimaron todas las advertencias que les hicimos: le negaron licencia a una trabajadora que vino de viaje; demoraron muchos días los testeos y en aislar el servicio de laboratorio donde hubo casos positivos”. Para los trabajadores la actitud se explica por el afán empresario de “seguir facturando sin importar las consecuencias”.
César Latorre, delegado general del Hospital señaló que “hay 5 trabajadores infectados y los casos se multiplican por negligencia de la gestión del Hospital”.
Ante la denuncia gremial, la entidad emitió un comunicado en el que reconoce el contagio de los cinco empleados aunque asegura que “hemos seguido en todo momento el protocolo de la Ciudad de Buenos Aires de COVID-19 tanto para la persona mencionada (la primera contagiada), como para las otras dos personas consideradas como contacto estrecho, a las cuales contactamos esa misma noche y les indicamos el aislamiento domiciliario, tal como lo establecen el Ministerio de Salud de la Nación y el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires”.
Latorre dijo que, en rigor, la empresa que gestiona el hospital “cometió tres negligencias: nosotros les dijimos que le dieran licencias a todos los que venían del exterior y la primera compañera contagiada vino dos veces a trabajar hasta que le dieron licencia, pero por faringitis. La segunda negligencia fue cuando una compañera que se sentaba al lado de ella se hizo el test y también le dio positivo. Pero la empresa no lo informó a los trabajadores recién hasta el día hábil siguiente, que fue el miércoles 25”.
El representante gremial señaló que “nosotros hicimos la denuncia y exigimos que le hicieran test a todos los trabajadores pero, como cuestan muy caros, se los hicieron recién el viernes”.
El director del Hospital Italiano, Marcelo Marchetti, envió un audio dirigido a los empleados de la entidad en el que insiste en que la entidad acató las resoluciones oficiales y que “las modificaciones de las medidas se adaptan a las necesidades de cada momento”.
Latorre señaló que, hasta el momento, los casos positivos confirmados son cinco pero faltan los resultados de los testeos del viernes 27. Por último, concluyó: “Hicieron todo mal. Juntaron la gente que se estaba haciendo el testeo con los que se vacunaban contra la gripe, en el mismo laboratorio”, se indignó.
El delegado gremial insistió en que “desde el 10 de marzo dijimos a la empresa que se tomaran recaudos. Que se garantizaran las cuarentenas de los empleados que venían del exterior y que, por ejemplo, se suspendieran los servicios ambulatorios. Si se hubiera hecho lo que decíamos nosotros, esto no hubiera pasado”. Por eso explica que ahora “pedimos testeos para todos los trabajadores y la integración de los representantes gremiales en el Comité de crisis porque, si nos hubieran escuchado, esto se habría evitado”.
Marchetti, la principal autoridad del Hospital, en el audio que envió a los trabajadores, tácitamente descartó esa posibilidad al señalar que “serán los especialistas los que determinen los pasos a seguir. No es tiempo de egoísmos o de buscar ventajas. Cada uno de nosotros debe ser responsable de las versiones y denuncias infundadas o maliciosas respecto de la situación de los trabajadores del equipo de salud”.
Pero además, la denuncia puso de relieve una problemática que venían denunciando los gremios médicos de todo el país y que es la falta de cobertura que las ART deberían dar para casos de CoVid19 entre los trabajadores contagiados.

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