Coronavirus: la dirección del hospital Penna responsabiliza a los trabajadores ante un posible contagio y amenaza con sanciones
27.4.2020
Por Corina Estrin
A tono con los dichos del Ministro de Salud de la Nación, se hizo público esta línea de la directiva del hospital en una circular interna que generó indignación entre los trabajadores. Sin embargo se deja de lado la responsabilidad de los que vacían la salud pública y no tocan el negocio millonario de farmacéuticas y prepagas
Desde hace varios días los trabajadores de la salud vienen manifestando su preocupación y malestar debido a la falta de insumos en los hospitales.
El viernes por la tarde se viralizó una foto donde la dirección del hospital Penna le indicaba a sus trabajadores como debía actuar ante caso sospechoso y/o confirmado de COVID 19, estas situaciones se repiten en diferentes hospitales, sin embargo, el broche de oro lo constituye uno de los últimos párrafos de la circular interna donde directamente se responsabiliza a los mismos ante posibles contagios, mencionando la posibilidad de ser sancionados.
Escandalosamente no nos termina de sorprender dicha situación, en varias oportunidades tanto Alberto Fernández como el ministro Ginés González García hicieron mención a la responsabilidad del personal de salud, dejando traslucir que muchos de ellos se sienten demasiado confiados y se relajan en el uso de los materiales y protocolos de seguridad.
Desde mediados de marzo, la población en general y el personal esencial vienen sosteniendo la cuarentena, tiempo que parecía necesario e importante, aun siendo una solución restrictiva, para realizar evaluaciones de la disponibilidad de recursos humanos y materiales necesarios para enfrentar la pandemia y estar “preparados” para el pico del brote, por otra parte minimizar la circulación del virus, evaluar la cantidad de respiradores disponibles y planificar su distribución más adecuada.
Incluso avanzar en la unificación del Sistema de Salud, estrategia imprescindible para dar respuesta a la emergencia sanitaria. Un ejemplo de preparación por parte del Estado fueron las imágenes de hospitales de campaña, no percatándose que los mismos no contaban con las normas necesarias de sanidad, contando con camas de madera y colchones de uso domiciliario, imposibles de higienizar adecuadamente entre un paciente y otro.
La falta de alcohol en gel, barbijos, máscaras y camisolines, es corriente en muchos hospitales del país. Las vacunas antigripales no llegan a los hospitales, administrando dentro de los mismos la escasez, en hospitales de CABA se pidieron 650 dosis de las cuales llegaron solo 200. Las informaciones no son claras y para no brindar los materiales se esgrimen múltiples argumentos, dos barbijos por guardia de 24 horas son suficientes, cuando en los protocolos su duración estimada máxima es de 4. Entrega de máscaras sin ningún tipo certificación y que se sostienen con una bandita elástica, todos estos materiales entregados a contra firma. En estas circunstancias son muchos los trabajadores que dada la necesidad y la vocación por concurrir a sus trabajos compran de sus bolsillos los materiales que consideran faltantes, barbijos 3M o N95, máscaras y hasta termómetros para realizar el proceso de triage. Situaciones cotidianas que prácticamente no salen en los medios de comunicación masiva.
Se destaca que los trabajadores de la salud aun no han sido testeados de forma masiva, exponiéndolos a un posible contagio entre pares, pacientes y familiares. El testeo seria un modo de cuidar el recurso humano, evitando tanto la circulación del virus, como también el factor de estrés al cual son expuestos ya que un miedo recurrente que aparece es la posibilidad de contagiar a quienes tienen que cuidar y a sus propias familias. Cuidar a los trabajadores de la salud incluye velar por su salud de manera integral, como así también brindarle la continuidad laboral necesaria. Los profesionales suplentes de las guardias también son válvula de ajuste, por las rotaciones de personal obligatorias, impidiéndoles concurrir a días de guardia previamente pactados.
No se puede permitir que el argumento sea que no saben cuidar los insumos, los que necesitan usarlos saben más que nadie el valor del cuidado de los mismos. Después de un mes y días del inicio de la cuarentena solo se pide tener lo suficiente, para cuidar el recurso humano y para poder cuidar a los pacientes. Son múltiples los ejemplos de las fábricas que han puesto su producción al servicio del sector salud o de los trabajadores esenciales, así también en las escuelas o particulares produciendo máscaras faciales.
Hay que tomar estos ejemplos de solidaridad pero las responsabilidades tanto de proveerse los recursos o donarlos no puede quedar en la individualidad, como decirle a quienes trabajan en centros de salud que son ellos los responsables de enfermarse, aun cuando nadie ha brindado los EPP adecuados, haciéndonos creer que un barbijo sirve para 12 horas de trabajo, o que una máscara sin ningún tipo de certificación más que la buena voluntad es un protector facial adecuado.
Así como en la actualidad la emergencia sanitaria recae con mayor crudeza en la población vulnerable que vive de la economía informal, o que está siendo despedida de las empresas, es en los trabajadores de la salud donde están buscando que recaiga la responsabilidad de la falta de insumos y de la propagación del virus.
Ante la falta de respuesta del Estado ante las exigencias de los trabajadores del sistema de salud, y los sindicatos que dejan pasar los ataques y hasta negocian salarios a la baja como UPCN, o llaman a acciones sin paro ni discusión entre los compañeros para prepararlas, como ATE este 28 de abril, es por esto que los trabajadores deben auto organizarse para garantizar la atención y sus cuidados. Para eso muchos empiezan a poner en pie asambleas y Comisiones de seguridad e higiene de los trabajadores para relevar lo que falta y plantarse para conseguirlo, como en los hospitales Rivadavia, Piñero, Ramos Mejía o el Garrahan. Que no sean nuestras vidas la que paguen el costo de la crisis sino los que se llenaron de plata a costa de que millones de familias vean deteriorar cada vez más sus condiciones de vida.