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La pandemia desde el pie: crónica de la migración senegalesa en Flores

10.4.2020

Por Papa Diaw y Penda*

Dos historias sobre la dureza del aislamiento cuando se carga a cuestas, además, con el exilio. Dos trabajadorxs senegaleses cuentan cómo se vive el encierro a miles de kilómetros de sus familias y en un país extraño.

Papa Diaw es un migrante senegalés. Trabaja en la calle Avellaneda, en el barrio de Flores. Estudia los cursos de español que dan en el Bloque de Trabajadorxs Migrantes.

Nosotros vivimos acá en Flores, trabajamos en Flores también. Yo ahora estoy en casa, sin salir, sin trabajo y muy aburrido. Ayer hablaba con mi familia de Senegal, están tristes por nosotros. Para mí lo más importante es mi familia. Mi principal problema es que si yo no trabajo, no les puedo mandar plata, y si nosotros no enviamos plata, ellos no tienen nada para comprar. Ése es el problema. Yo estoy bien, gracias a Dios, pero yo quiero que mi familia esté bien.
Recién pude hablar con mi esposa, ella me dice que allá también tienen cuarentena, pero no todo el día. En el día podés trabajar, salir a comprar algo, pero en la noche no se puede salir allá. Sí hay coronavirus allá en Senegal pero no hay muchos casos, gracias a Dios.
Acá vivimos en un departamento con mis amigos. Hay muchos de mis paisanos que no tienen nada para comprar, para vivir. Algunos sí tienen poco pero tenés algunos que no tienen nada, como el 70% no tiene más nada. Nosotros usualmente juntamos plata, por ejemplo. Cuando nosotros compramos las cosas, como la alimentación, cada uno saca plata. Si tenés 500, pones 500; si tenés 1000, pones 1000 o si no lo que tengas. Si no tenés, no pagás, los otros te van a ayudar, te van a dar la mano. Pero es muy difícil, porque en un momento se va a terminar la plata y no hay más nada.

Penda es de Nueva Guinea y es miembro de la comunidad senegalesa, también trabajadora de la vía pública en el barrio de Flores. Junto con Papa Diaw es estudiante de los cursos de español impartidos por el Bloque de Trabajadorxs Migrantes.

La situación es muy complicada para todo el mundo y más complicada para nosotros los senegaleses que estamos en Argentina y para todos los extranjeros. No estábamos preparados para esta cuarentena. Hay muchos muchachos que no tienen nada en casa porque nosotros siempre estamos enviando la plata a África para ayudar a la familia. Siempre estamos en el Western Union para enviar un poco. Y cuando viene el decreto, nosotros no estábamos preparados, así que es muy complejo este momento. Gracias a Dios estamos en casa, pero no podemos ayudar a la familia, porque no estamos trabajando y no podemos enviar nada. Ellos también están muy preocupados por nosotros, quieren saber cómo estamos.
Los senegaleses acá viven juntos y se organizan por casa. Hay casas donde viven cuatro, cinco, seis o dos. Es muy raro que veas una casa donde vive uno solo, así que la comida la comparten siempre entre ellos, pero como nadie trabaja ahora, es muy complicado. Hay unas casas donde los muchachos no tienen nada para comer. Nadie puede decir: “esto quiero comer”, “esto no quiero”. Lo poco que tengan lo deben comer a la fuerza, para vivir. Los muchachos están muy cansados y no hay nadie para ayudarlos.
Yo estoy en casa con mi marido y no salimos. Antes de esta situación, tenía muchas cosas para comer, pero ahora ya casi no me queda nada. Mi mayor problema es Bamba, mi hijo de 2 años; es muy chiquito, no puede saber si hay o no hay, él no sabe nada de eso. Él, cuando necesita, lo reclama. Él no sabe.
Hoy acabo de hablar con mi mamá, ella está más o menos bien, está en casa. En África es muy difícil la situación. En Senegal también está la enfermedad, pero el gobierno sabe que no puede hacer cuarentena general, porque todos trabajan al día: lo que trabajas hoy, comés hoy. En la mañana salen para buscar qué traer a la familia y luego vuelven, pero la gente no tiene nada, no hay trabajo y nosotros no estamos pudiendo ayudar. En la noche ya no se puede salir y los mercados cierran al mediodía. Desde las 7 de la tarde hasta la mañana no hay nada, solamente la policía, que camina, que controla, como acá.

*Penda y Papa Diaw nos brindaron sus testimonios por audio y fueron transcritos por el Bloque de Trabajadorxs Migrantes para las crónicas barriales. El BTM está recibiendo donaciones en solidaridad con la comunidad senegalesa en Buenos Aires. Para más información, seguilos en Instagram (@bloquemigrante) y Facebook (Bloque de Trabajadorxs Migrantes).

La JUSTICIA deberá decidir sobre una ACCIÓN JUDICIAL por acceso al AGUA POTABLE en los Barrios Populares de la Ciudad de Buenos Aires por la crisis sanitaria del Coronavirus Covid-19 y del Dengue

8.4.2020

Aquí objeto y demanda completa: https://buff.ly/2Xm5ryw
Fabebook ODC: https://buff.ly/2UQRcAe
Facebook CLIC: https://buff.ly/2xWvMsq
La Cátedra de Ingeniería Comunitaria – CLIC (Ing. María Eva Koutsivitos), Observatorio del Derecho a la Ciudad – ODC (Jonatan Baldiviezo), CTA – Capital (Pablo Spataro), Frente Territorial Salvador Herrera (Franco Armando), Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas – IPYPP (Claudio Lozano) y referentas y referentes de Barrios Populares (Villa 21-24, Barrio Inta, Barrio Scapino, Barrio Cildañez, La Villa 15 – Oculta -, Villa 20), presentaron una ACCIÓN DE AMPARO COLECTIVO con relación al acceso al AGUA POTABLE y SANEAMIENTO SEGURO en las villas y asentamientos de la Ciudad (Barrios Populares según Ley N° 27.453) como forma esencial de prevención del contagio del Coronavirus Covid-19 y del Dengue.
Los Barrios Populares son los más castigados por el Dengue. Ninguno cuenta con acceso formal al agua potable segura. Conviven con agua de servicios precarios muchas veces mezcladas con aguas servidas que permite la permanencia del coronavirus y el acceso al servicio es limitado o nulo imposibilitando la higiene personal. En este contexto las familias deben recurrir al almacenamiento de agua en baldes, cacerolas y tachos donde prolifera el dengue. Frente a esta pandemia miles de familias se encuentran totalmente desprotegidas.
La causa quedó caratulada como “KOUTSOVITIS, MARIA EVA Y OTROS CONTRA GCBA SOBRE AMPARO – URBANIZACION VILLAS”, Expte. N° 3010/2020-0, y radicada en el Juzgado de 1ra. Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad N° 8.
El OBJETO de la acción judicial consiste en que el GCBA garantice al 100% de las familias de los Barrios Populares el acceso formal al servicio de agua potable y saneamiento cloacal. Para ello se solicitó la elaboración de un Plan de Agua Potable y Saneamiento Cloacal, consensuado con las comunidades barriales, que contemple los siguientes cuatro (4) ejes incorporando la dimensión productiva y del trabajo, la participación comunitaria y la perspectiva de género y diversidad: Diseño Infraestructura; Modalidades de Ejecución y Contratación para las Obras; Programa de Control y Monitoreo Ciudadano; y Sistema Tarifario Social Especial.
Frente a la emergencia y la falta de acceso al agua potable en los barrios populares incrementando el riesgo a la vida y la salud de sus habitantes ante el Coronavirus -Covid-19 y el Dengue, se peticionó CAUTELARMENTE:

Un Plan de Contingencia

Garantizar dos (2) litros de agua potable envasada por habitante diariamente y la entrega de agua a granel para todos los usos en los barrios o sectores de barrios que no cuenten con suministro continuo de agua potable. La entrega de agua potable deberá respetar un cronograma, debidamente difundido, con recorridos, días y horarios precisos.
Garantizar de manera gratuita en cada hogar dos (2) garrafas de 10 kilos, 8 litros de lavandina, jabón blanco en pan y detergente para llevar a cabo la higiene de los integrantes de la familia por mes.
Un Sistema de Monitoreo de la calidad, presión y continuidad del agua de consumo en los Barrios Populares. El programa de monitoreo deberá incluir el control de la calidad del agua entregada mediante camiones cisterna.
Un Programa de Limpieza periódica de tanques a cargo de las cooperativas y organizaciones sociales y comunitarias.
Abastecer de tanques plásticos domiciliarios de calidad homologada a todos los hogares.
Fortalecer el Sistema de Atención Primaria para mejorar la atención prioritaria y el registro de enfermedades hídricas incorporando la figura de las promotoras de salud.
Garantizar económica y técnicamente a través de un programa la ejecución de núcleos húmedos a fin de garantizar en cada hogar un baño completo y dos (2) canillas.
La formalización del servicio de agua potable y saneamiento cloacal para la totalidad de las viviendas frentistas a vías públicas formales.
Sumate a recibir los informes del Observatorio del Derecho a la Ciudad:
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Telegram: https://t.me/ObservatorioDerechoalaCiudad
Twitter: @jonatanbaldivie / @observatorioODC

Abandono estatal en la Villa 31

8.4.2020

Desde la entrada en vigencia de la cuarentena, algunos problemas que se arrastraban desde hace meses en el barrio se profundizaron ante la ausencia total del Estado. Con varios casos de dengue confirmados, se acumulan la basura y los focos de proliferación del mosquito.

El coronavirus, por ahora, está lejos de ser una de las principales preocupaciones en la Villa 31. La prioridad, cada día, es llevar un plato caliente a la mesa: los comedores populares están rebalsados. El barrio, también, es un foco de contagio de dengue y de las enfermedades que generan las plagas, un problema que viene de largo pero que se profundizó desde la entrada en vigencia de la cuarentena obligatoria. La sede de la Secretaría de Integración Urbana tiene sus puertas cerradas y prácticamente no se ven pecheras del Gobierno porteño recorriendo los pasillos. Frente a una situación que consideran de «abandono», vecinos y vecinas del sector bajo autopista, demolido en un 30 %, elevaron un reclamo a las autoridades para que resuelvan la situación sanitaria.
«Hay cada vez más focos de enfermedades por plagas, las ratas andan por todos lados, es un desastre. Además, con la acumulación de escombros y basura hay una proliferación del mosquito, agua estancada por todos lados. Y cabe aclarar que el Gobierno de la Ciudad vino, demolió las casas vacías y se fue, dejando atrás este desastre. Necesitamos que vengan a limpiar y a fumigar, porque ya tenemos casos de nenes con ronchas», graficó Lesly, una de las vecinas organizadas del sector.
Los vecinos denuncian además que el Ejecutivo conducido por Horacio Rodríguez Larreta gasta varios millones en empresas de mantenimiento que no aparecieron desde el inicio de la cuarentena. Por ejemplo, gastó el año pasado más de 8 millones de pesos, ganados en licitación por HYSA S.A. (la misma que controla las obras de las veredas porteñas) para el control del mantenimiento y la higiene de los espacios comunes, pero los escombros de las casillas derribadas tras la mudanza de un grupo hacia las viviendas de YPF siguen en el mismo lugar.
Lesly explica que «la limpieza nos la vienen pateando desde marzo, lo mismo que la desratización». «Con la lluvia, tuvimos mucha agua estancada y somos nosotros los que tenemos que salir a fumigar. A la noche dormimos tapados porque no tenemos otra forma de evitar el contagio», describe.
En la Ciudad, de acuerdo al último informe epidemiológico, ya hay 2229 casos de dengue confirmados. La Comuna 1, donde se ubica la 31, es una de las menos afectadas, pero la mayoría de los casos se registraron dentro de la propia villa.
Las familias, en tanto, siguen negándose a abandonar sus construcciones bajo la Illia y frenando los planes del ex Sushi Bar Restó, Diego Fernández, a cargo del proceso. Entre otras cosas, reclaman que se tenga en cuenta el desglose familiar y que se les permita participar en la redacción de las escrituras, entre otras cosas para que se les reconozca el valor de su construcción anterior y se eliminen las cláusulas de remate. «La ley es clara cuando dice que la urbanización tiene que ser a una vivienda mejor. No lo están cumpliendo y por eso no nos vamos a mover», remata Lesly. En la misma situación que ella hay otras 800 familias que esperan una solución.

Policías procesados por homicidio calificado patrullan la CABA

8.4.2020

Se trata de Alejandra Beatriz Manzanelli, Daniel Isabel López y Darío Ramón Pérez, que fusilaron al remisero Claudio Romano el 1º de octubre del año pasado en Villa Crespo. Los tres están procesados por homicidio calificado, y la causa ya está elevada a juicio. Sin embargo, los agentes siguen en actividad.

“Como suele suceder cuando se trata de uniformados y no de gente común, a pesar de la gravedad extrema del delito imputado los tres están excarcelados, por decisión de la Cámara Criminal, que entendió que no había peligro de fuga, peligrosidad ni riesgo de obstaculizar el trámite procesal. De manera que hoy sabemos fue extremadamente ingenua, creíamos que, al menos, estaban apartados de sus funciones policiales. Pero no. Están en actividad, sin restricción alguna”, manifestaron desde Correpi, quienes aclararon que se enteraron de esta situación de manera totalmente accidental, a partir de la presentación de un escrito efectuada por el abogado defensor, Manuel Ramallo, perteneciente a la División Asuntos Penales de la Policía de la Ciudad. Allí el letrado solicitaba que se exima a los agentes de la concurrencia mensual al Tribunal, “atento que no hay personal judicial atendiendo el público”.
Según detallaron desde la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, el escrito, al que tuvieron acceso desde el portal de gestión de causas del Poder Judicial de la Nación, dice textualmente: “Excmo Tribunal: Alejandra Beatriz MANZANELLI; Daniel Isabel LOPEZ, y Darío Ramón PEREZ, conjuntamente con nuestro letrado defensor, Dr. Manuel E. Ramallo, To. 60 FO. 360 CPACF, manteniendo el domicilio constituido en Gral. Hornos 238, P.B. (División Asuntos Penales de la Policía de la Ciudad), y en el Usuario Electrónico 20183770404, en la CAUSA N° 72386/19, a V.E. respetuosamente nos presentamos y decimos:
Que al otorgársenos la libertad en autos se nos impuso la obligación comparecer ante el Juzgado Interviniente, hoy ante V.E., el primer viernes de cada mes, como ya hemos hecho.-
Que ante las medidas sanitarias de público conocimiento y la restricción impuesta de circulación, de la que estamos exceptuados, dada nuestra condición de personal policial en servicio, es que nos presentamos en el edificio asiento del Tribunal en el día de hoy, 3 de Abril de 2020, a los efectos de cumplir con la obligación impuesta y el personal policial de guardia, Sargento Primero Martínez, nos informó que no podía permitirnos acceder al edificio, que no se atendía público y que no le era posible extender un certificado que acreditara nuestra comparecencia, por lo que recurrimos a ésta vía de hacer llegar al Tribual un escrito en formato papel, debidamente suscripto a los efectos de hacer constar nuestra comparecencia”.
Desde Correpi recordaron que la causa por el crimen de Claudio Romano ya fue elevada a juicio y que será el Tribunal Oral Nº 12 el encargado de juzgar a los policías porteños Alejandra Beatriz Manzanelli, Daniel Isabel López y Darío Ramón Pérez, quienes a partir de las acusaciones del fiscal como de la querella, que representa Correpi, pueden enfrentarse a una pena de prisión perpetua.

Enfermería: Con aplausos no alcanza

7.4.2020

La primera línea de atención frente al COVID-19 son las enfermeras y enfermeros. También son los últimos, cuando los médicos pasan y los cuidados los brindan estos profesionales. Pero, a pesar de los aplausos, desde 2018 el gobierno porteño los mantiene fuera de la carrera profesional.

Desde que el 11 de marzo se declaró la pandemia por el coronavirus y se decretó por parte del Poder Ejecutivo Nacional el aislamiento social obligatorio se hizo sana costumbre, a las 21 horas de todas las noches, el aplauso al personal sanitario. Así la ciudadanía saluda y reconoce a quienes están en primera línea enfrentando un mal para el que aún no hay vacuna y que ha sembrado temor en todo el planeta.
Pese a la rápida respuesta del gobierno nacional reconocida por la Organización Mundial de la Salud frente a la crisis, las decisiones que se toman al nivel del Ejecutivo deben recorrer un largo camino hasta efectivizarse en cada provincia, en cada municipio. Para conocer el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico y con mayor presupuesto estatal del país, dialogamos con trabajadores de la salud del sistema público.
Un primer dato: El porcentaje del gasto público en salud en el presupuesto total del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se redujo de un 21,9% en 2010 al 15,3% en 2018.
“Creemos que el sistema de salud público de la ciudad de Buenos Aires, desde que se hizo cargo el macrismo, fracasó. Lo venimos denunciando y hoy nos encontramos ante la pandemia del siglo XXI y quieren hacer rápidamente lo que tendríamos que haber sostenido a lo largo de todos estos años desde enero del 2008”, señala Rodolfo Arrechea, coordinador nacional de Salud de ATE Argentina y delegado general del Hospital Rivadavia de la Ciudad.
“El Gobierno de la Ciudad redujo en estos años 700 camas. Cuando asume el macrismo, existían 25 camas cada 10.000 habitantes, hoy son 23. Para que se entienda la dimensión es como si se hubiesen eliminado el Hospital Durand y el Santojani”, describe Arrechea.
“El GCBA luego de eliminar 700 camas de 2016 a 2019, de jubilar personal y no cubrir las vacantes, hoy rápidamente tuvo que recurrir a tratar de recuperar esas camas perdidas. Se han abierto 400 camas nuevas y en el día de hoy está comenzando a ingresar personal nuevo: 400 enfermeros y personal médico”, reconoce el representante gremial.

El sistema de salud público porteño frente a la pandemia

Así como la gestión de Juntos por el Cambio no dudó en su camino hacia el ajuste y la reducción del Estado, en degradar al ministerio de Salud a una secretaría del ministerio de Desarrollo, la gestión de Alberto Fernández repuso al Ministerio como tal desde el primer día de gobierno y puso a la cabeza del mismo a un sanitarista probado y reconocido como Ginés González García.
Con treinta años de experiencia en el Hospital Italiano y acompañando la gestión del PRO en la Ciudad desde el 2008, Fernán Quirós es el responsable de Salud del GCBA. Tiene buena sintonía con Nación y provincia y frente a la crisis los equipos en gestión han sabido ponerse de acuerdo y zanjar diferencias. Pero 12 años de políticas en el sentido inverso no se subsanan en unos días.
Cuando a fines de febrero de este año, los títulos sobre el coronavirus comenzaban a ocupar más espacio en tapas de diarios y portales noticiosos, y aquel lejano mal de Wuhan comenzaba a preocupar a los sistemas sanitarios del planeta, los trabajadores de la salud advirtieron las carencias. “Como ATE tuvimos que salir a denunciar situaciones muy complejas. Los primeros días no había alcohol en gel, no había barbijos en los hospitales; esos días hubo temor por parte del personal para poder hacer frente a la atención de los febriles y de los que tengan coronavirus. Producto de las protestas que hicimos públicamente este equipamiento empezó a llegar y adoptamos la postura de que donde no esté el equipamiento no se va a brindar la atención”, rememora el dirigente.
“Estamos viendo que en Europa, sobre todo en España e Italia, hay un porcentaje altísimo del personal de salud que terminó afectado por el COVID-19 por estar sobrepasados y no tener el equipamiento adecuado. Nosotros no queremos que esto pase porque es imprescindible que estemos sanos para hacer frente a los picos de la pandemia, que el Ministerio de Salud estima entre el 15 de abril y el 15 de mayo, no podemos darnos el lujo de tener un déficit del personal de salud”, señala Arrechea, destacando también que los trabajadores tienen el derecho de preservar la propia salud e integridad antes que nada.

No solo se vive de aplausos: la demanda por la carrera profesional

Podría ser una frase del mundo del espectáculo pero se refiere a los trabajadores de la salud. “Hace más de un año el gobierno de Larreta dejó fuera de la carrera profesional a los enfermeros. Hicimos grandes movilizaciones, planteos, medidas de fuerza que como respuesta tuvieron algunas medidas del gobierno que son parches, pero hasta ahora esa situación no se ha modificado”, explica Arrechea.
Las enfermeras y enfermeros son el sector más relegado salarialmente del Estado porteño. La ley 6035 del 8 de noviembre de 2018, los dejó fuera de la carrera profesional. “Las consecuencias de esto son principalmente monetarias, nos corresponde otro escalafón, y un ingreso menor. Impacta en el salario de bolsillo. Al enfermero se lo ubica en el escalafón general como personal técnico-administrativo. No solo al enfermero sino también al técnico en bio-imágenes, al técnico instrumentador quirúrgico, y a otros profesionales de carreras de grado”, señala Gastón Kalniker, trabajador del Hospital Durand en Caballito.
Dejar a enfermeros, técnicos radiólogos y otras especialidades fuera de la carrera profesional, entre otras cosas, tiene una severa implicancia económica. “Un enfermero con diez años de antigüedad que trabaja en un hospital público una jornada de 7 horas diarias cobra $35.000”, señala Arrechea, y a estos trabajadores y trabajadoras además se les pide que sean la primera línea frente a la pandemia.
Es un reconocimiento bienvenido, aunque precario y temporal, el que realiza el gobierno nacional otorgando un adicional de $20.000 en cuatro cuotas a médicos, enfermeros y personal del área, pero aún no se ha concretado “nadie vio un peso todavía”, señala Arrechea, aclarando que se produjo una reducción respecto a los anuncios iniciales que hablaban de 30.000 pesos en tres cuotas.
“Hay licenciados de enfermería que no están reconocidos en la Carrera Médico Profesional y ahora con la 6035, han ingresado otras carreras, pero dejaron de lado a los licenciados en Enfermería. Por ejemplo, se reconocen músico-terapeutas, bienvenido que los haya pero en los hospitales no hay, y dejaron afuera a los enfermeros, que son quienes asisten al paciente en todas las necesidades que tiene”, refiere Kalniker. “El sistema de salud colapsa sin enfermeros. La relación médico-paciente está genial, pero después de la entrevista entre médico y paciente, el profesional prescribe y va a atender a otro paciente, pero los cuidados, y todo lo que eso contempla, lo hace el personal de enfermería: el aseo, la alimentación, darle la medicación en tiempo y forma, darle una contención psicológica, un acompañamiento”.

Efectos colaterales

El temor que despierta esta variedad de coronavirus es en parte su gran capacidad de contagio. “Todos tenemos miedo, porque tenemos familia, amigos, hijos, compañeros. Yo tuve momentos de pánico, porque no sabés si te vas a contagiar. Y la gente tiene mucho miedo. A pesar de ello, hay más presentismo que antes”, señala la licenciada Eliana Mazuryk, enfermera jefe de la Sala 10 de Clínica Médica del Hospital Rivadavia.
“Estamos acostumbrados a trabajar con pacientes con HIV, con tuberculosis, sabemos cuáles son los cuidados. Pero esto es muy distinto por la alta contagiosidad que tiene y porque cualquiera lo puede transmitir, y cualquiera que se equivoque el resto del equipo cae también. Ponele que un médico, un enfermero se equivoquen, o el de limpieza que no limpió bien, alguien que salió y contaminó el resto de las áreas limpias… el resto se contagia. Un error de cualquiera de los efectores es terrible para todo el equipo”, narra Eliana. “Y el temor es la falta de insumos, hay pero escasean y desaparecen rápidamente. Las máscaras faciales aún no las vimos”.
El Ministerio de Salud de la Ciudad manda a trabajar a todos sus empleados de salud, son personal esencial y, salvo que el agente integre un grupo de riesgo sanitario, todos los trabajadores están afectados. Pero, “hay particularidades que se deberían contemplar. Es el caso, por ejemplo, de las madres solteras que son sostén de familia. Muchas incluso tienen hasta dos trabajos en un efector de salud, público o privado. Son muchos casos y esas personas si quedasen contaminadas estarían dejando a un menor de edad en situación vulnerable, si no tiene familiares que puedan hacerse cargo”, destaca Kalniker, delegado de ATE en el Durand.

“Enfermería somos profesionales”

Durante todo el año pasado las movilizaciones -algunas históricas por lo masivas-, paros y distintas medidas de protesta en la lucha de enfermeros y enfermeras por el reconocimiento profesional, fueron una constante aunque los medios masivos no lo hayan destacado. Mazuryk señana que «ahora es más importante cuidar a todos los enfermeros y a todos los que estamos trabajando, que tengamos los insumos para enfrentar esto. Hay que sacar esta pandemia adelante y después seguiremos dando la pelea por nuestro reconocimiento”.
“Estamos demostrando con claridad que los enfermeros somos profesionales, y no administrativos, sin desmerecer a esos efectores que también están poniendo la cara como nosotros. Hay más presentismo que nunca y los enfermeros le ponemos el pecho a las balas. Vos venís porque tenés fiebre y dolor de garganta y, antes que cualquiera, te ve un enfermero”.
Más que aplausos, estos trabajadores y trabajadoras merecen leyes que los amparen y reconozcan. “Yo vivo en Chascomús, tengo cuatro vecinos y se turnan para poner el himno cada día, y salen los cuatro a aplaudir. ¿Sabés la emoción que me da eso? A mí me llegan los aplausos y los gritos de la gente, te dan ánimo, son un empujoncito para adelante todos los días”, remata Eliana.

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