Comunicadores del Sur

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El testimonio de las compañeras de Ramona Medina

17.5.2020

Por Laura Litvinoff

Ramona estuvo necesariamente activa durante los más de 10 días que los barrios vulnerados de la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires estuvieron sin agua: denunció, mostró en videos cómo la situación seguía siendo crítica a pesar de que desde el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta se decía que se había solucionado, puso su cuerpo para cambiar las cosas.

“Soy parte del grupo de riesgo y hace doce días que estoy sin agua en mi casa”, le decía la semana pasada a Las12 y con una voz estremecida por la angustia, Ramona Medina, vecina de la villa 31 y referenta del área de salud de la Casa de las Mujeres y las Disidencias de la Asamblea de La Poderosa.
“No tengo plata para comprar bidones, tengo que reciclar agua para todo; desde el Gobierno se la pasan diciendo que este virus se combate higienizándose, ¿pero cómo podemos hacer para higienizarnos si no tenemos ni una gota de agua?», se preguntaba también Ramona mientras se las seguía ingeniando como podía para pasar una cuarentena imposible en una vivienda junto a seis integrantes más de su familia y además cuidar a su hijita, que está en silla de ruedas por padecer una enfermedad que prácticamente no le permite hacer nada por su propia cuenta.
Ramona también llegó a filmar un video que enseguida se volvió viral, en donde insistía en su reclamo por el agua y contaba las condiciones inhumanas en las que ella y su familia estaban viviendo. Pero nada de eso fue suficiente, porque a comienzos de esta semana, tuvo que ser trasladada de urgencia hacia el hospital por un cuadro de neumonía, y ahí mismo le dieron la peor de las noticias: le diagnosticaron Covid-19, y eso la llevó a tener que quedarse internada, entubada, sedada y conectada a un respirador.
“Ramona se tuvo que exponer ella primero, y después tuvo que exponer su cuerpo porque al final siempre terminamos siendo nosotras, las mujeres, quienes no solamente sostenemos las ollas populares, los comedores, y un montón de otras cosas más, sino también quienes terminamos poniendo el cuerpo y exponiendo nuestra salud para poder garantizar derechos básicos que no son garantizados, y fue por todo eso también que ahora Ramona se vio expuesta al contagio”, denuncia Lilian Andrade, compañera de militancia de Ramona, y vecina y comunicadora de la Asamblea de La Poderosa en la villa 31.
Como si todo esto fuera poco, mientras la curva de contagios se disparó y está creciendo de manera brutal en todos los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, las dos hijas de Ramona, su sobrina y sus cuñados también dieron positivo al examen de coronavirus.
“Lo que le pasó a Ramona y a su familia hubiera sido un poco más evitable, o hubiera sido transitado de una manera mejor, si ellxs hubieran tenido una vivienda digna, algo que de hecho el Gobierno les venía diciendo que se lo iba a garantizar, porque fue algo por la cual Ramona tuvo que pelear un montón”, agrega Tamara Noga, vecina de la villa 21.24, referenta del espacio de Salud de la Asamblea de la Poderosa y también compañera de Ramona.
En esta entrevista, Tamara y Lilian nos cuentan sobre su compañera y sobre la complejísima situación que se está viviendo en los barrios más vulnerados de la Ciudad, en donde no solo sus habitantes están siendo afectadxs por la pandemia sino también, y tal vez principalmente, por la desidia y el abandono absoluto de parte de un Gobierno y de una sociedad que, a pesar de todo, sigue eligiendo mirar para otro lado.

¿Quién se está ocupando de la familia de Ramona? ¿Hay alguna respuesta por parte del Gobierno de la Ciudad o del Estado?
Tamara Noga: No, prácticamente no hubo ninguna respuesta. Antes de entrar en estado crítico Ramona se comunicó con la Asamblea de La Poderosa porque sabe perfectamente, cómo lo sabemos todxs quienes vivimos en los barrios, que cuando pedimos información, recaudos o medidas al Estado, nunca hay respuesta. Por eso ella nos contactó a nosotrxs, para ver cómo podíamos ayudarla, para que le hagamos un seguimiento a su familia, igual que como estamos haciendo con muchos vecinos y vecinas de la 31, pero realmente la situación general del barrio es muy preocupante.
L.A: Una vez más nosotras y lxs vecinxs del barrio nos estamos ocupando de todo. El Gobierno no le garantizó el hisopado a la familia de Ramona, entonces nosotras tuvimos que hacer el acompañamiento al hospital para que se lo hagan. Tampoco les llevaron productos de limpieza, el miércoles dijeron que lo iban a hacer pero eso todavía no sucedió, por eso tuvimos que volver a exigir que se los lleven ¿y sabés que nos contestaron? Que eso ellos no podían garantizarlo, así que veamos la manera de conseguirlo nosotras. O sea, el Gobierno nos está diciendo directamente que somos los vecinos y las vecinas quienes les tenemos que conseguir alcohol, lavandina y cosas básicas de higiene a las familias de los contagiadxs. Además de todo esto, en la familia de Ramona hay más personas en situación de riesgo, porque la hija tiene síndrome de West y síndrome de Aicardi, lo cual la hace tener convulsiones refractarias, entonces la situación es todavía mucho más grave, y nos resulta muy indignante que el Gobierno no les pueda garantizar ni siquiera las cosas mínimas de higiene a estas familias.

Ramona fue una de las tantas vecinas de la 31 que estuvo más de 12 días sin agua y eso resultó ser un agravante fundamental para su salud, pero a la vez creer que ella se enfermó solamente por la falta de agua es simplificar la situación que se está viviendo en todos los barrios populares de la Ciudad…
L.A: Claro, el tema del agua fue muy importante, porque la casa de Ramona es una de las que siguieron estando sin agua incluso después de que supuestamente se había restablecido el servicio en varios lugares del barrio. Ahora algunos días tiene y otros no, el servicio todavía es intermitente. Y durante todos esos días, ella tuvo que reciclar agua para todo. Nosotrxs también le estuvimos alcanzando bidones, pero a ella no le alcanzaba porque obviamente con un bidón no podés sostener a toda una familia, además de que no se pueden lavar las manos y eso implica no poder tomar las medidas necesarias para prevenir el virus. Pero no tener agua no fue lo único, porque en la casa de Ramona también falta comida, productos de limpieza, faltan un montón de cosas, y desde el Estado nadie fue capaz de hacerse cargo.
T.N: Es una cuestión de pobreza estructural. Lo que le pasó a Ramona y a su familia hubiera sido un poco más evitable, o hubiera sido transitado de una manera mejor, si ellxs hubieran tenido una vivienda digna, que de hecho era algo que el Gobierno le venía diciendo a Ramona que se lo iba a garantizar, porque fue algo por la cual ella tuvo que pelear un montón y también peleó para poder tener los espacios que necesitaba, porque en esa vivienda que le iban a dar no entraba, por ejemplo, la silla de ruedas que usa su hija. Entonces justamente ese accionar lento del Estado también fue clave a la hora de que haya tantos contagios, y ahora a eso se le sumó todo lo del agua y otros factores de riesgo que tienen que ver con cuestiones de salud que tenemos todas las personas que vivimos en el barrio como el hacinamiento, la humedad, las lluvias, las inundaciones, el rebalse de la cloaca, etcétera. Son todas cosas que también nos hacen estar mucho más expuestxs a correr diferentes riesgos, entonces ninguno de todos esos factores contribuyeron a que se evite el contagio de Ramona.

Ramona fue, además, la vecina que salió en muchos medios de comunicación para denunciar al Gobierno por la falta de respuestas.
L.A: Sí, cuando salían en todos los medios a decir que ya había agua en la 31, que estaba todo normalizado, Ramona salió a denunciar que invitaba a todos los políticos a que vayan a su casa y que convivan ahí, porque ella todavía seguía sin agua. O sea, Ramona se tuvo que exponer ella primero, y después tuvo que exponer su cuerpo porque al final siempre terminamos siendo nosotras, las mujeres, quienes no solamente sostenemos las ollas populares, los comedores, y un montón de otras cosas más, sino también quienes terminamos poniendo el cuerpo y exponiendo nuestra salud para poder garantizar derechos básicos que no son garantizados, y fue por todo eso también que ahora Ramona se vio expuesta al contagio.

¿Cómo se sienten ustedes después de enterarse de lo que le pasó?
L.A: Estamos muy enojadas, muy indignadas, porque es algo que venimos denunciando muchísimo desde el comienzo de la cuarentena, y es increíble que no nos hayan dado pelota, que no hayan respondido a ninguna de las denuncias que veníamos diciendo, a ninguna de las propuestas que veníamos sugiriendo. Sabemos muy bien todo lo que Ramona la peleó, todo lo que puso para poder denunciar y visibilizar su situación, y nos da muchísima bronca y dolor que aún así no haya sido suficiente.
T.N: La vez seguimos peleando, porque no queremos más llorar a ningún vecino ni a ninguna vecina, no queremos poner más los cuerpos, no queremos ser más lxs que vivimos en los barrios quienes ponemos a lxs enfermxs, porque siempre somos nosotrxs quienes salimos más perjudicadxs y además sin ningún tipo de respuesta.

¿Cuáles son las necesidades urgentes que el Gobierno de la Ciudad o el Estado tienen que atender para evitar que se sigan expandiendo los contagios en los barrios?
T.N: Lo que habría que hacer es en realidad lo que debería haberse hecho hace muchos años, que es una urbanización pensada en conjunto con los vecinos y vecinas de los barrios, y que de una vez por todas nos entiendan como actores fundamentales en la construcción de propuestas o soluciones para todas las problemáticas que nos atraviesan. También es importante que el Gobierno responda en tiempo y forma cada vez que se confirma un caso sospechoso o que hay demanda por alguna falta de los servicios básicos para que se puedan garantizar las medidas preventivas en cada uno de los barrios. O que se pueda relocalizar a las personas, o a las familias que viven hacinadas sin romper la estructura familiar. Todo eso es responsabilidad del Estado también y no lo está haciendo. Como que haya una respuesta rápida y acertada del Ministerio de Desarrollo a la hora de poder garantizar los elementos que las familias necesitan para pasar esta pandemia. Y por otro lado, el seguimiento de cuestiones de salud tiene que ser muy cuidado, porque sabemos que si bien las personas que tienen mayor riesgo son los adultos mayores, también hay muchas personas jóvenes en nuestros barrios que por la mala alimentación y un montón de otras cuestiones tienen factores de riesgo, y eso hace que aumenten mucho más los contagios.
L.A: Hoy el “Detectar” (el programa que empezó a realizar el Gobierno para tomarle la fiebre a vecinos y vecinas con casos estrechos o familiares de casos confirmados) se está llevando a cabo solamente en la villa 31 y en la 1-11-14, o sea, en otras villas ya hay confirmados pero no se están tomando las medidas, y necesitamos que se empiecen a tomar ya, porque sino lo que está pasando en la 31 va a seguir en todos los demás barrios. O por ejemplo, en la villa 21-24 está pasando una cosa gravísima también, que es que el agua está contaminada, entonces el 70% de la población de ahí tiene plomo en sangre por consumir ese agua. O lo que pasa también con las ambulancias, que los fines de semana no entran a nuestros barrios. Nosotrxs propusimos soluciones a todas esas cosas, pero no tuvimos ningún tipo de respuesta. Hay muchísimo para hacer, pero lo que falta son ganas, lo que falta es que vengan y hagan lo que tienen que hacer, y que si el Gobierno de la Ciudad no toma cartas en el asunto, que lo haga el Estado. Porque lo que está pasando es que se están tirando la pelota de quién es el responsable, pero acá son vidas humanas, son nuestras vidas las que están en juego, y necesitamos que esto que está pasando deje de suceder ya, que se comience a nombrar realmente a los responsables de esta situación. A Horacio Rodríguez Larreta, que hace una conferencia de prensa y en ningún momento menciona el tema del agua, o a Diego Santilli, que salió el otro día en televisión diciendo que si ahora hay más contagios en los barrios es porque ellos se están ocupando, o sea, son unos sinvergüenzas, y siguen sin hacerse cargo de toda esta situación que generaron, porque ellos tienen todos los recursos para solucionar los problemas que tenemos en los barrios, pero la realidad es que siguen sin ponerlos en acción.

Confirman dos casos de Covid-19 en el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad

16.5.2020

Por Lucas Coria y Lucila Colaneri

Este viernes se confirmaron los primeros 2 casos positivos en el Centro de Admisión y Derivación -CAD- y otro en el Dispositivo Socio Educativo San Martín. Se trata de los primeros confirmados en un dispositivo de intervención juvenil.

El primer caso corresponde a un adolescente que fue testeado durante su permanencia en el CAD, en donde las condiciones de aislamiento total en el dispositivo son imposibles de cumplir dadas las condiciones estructurales y la precariedad en cuanto a elementos de protección personal. El segundo positivo se trata de una enfermera del San Martín, quien ya se encuentra aislada.
En un comunicado, los trabajadores denuncian la responsabilidad de las autoridades de la Direccion General de Responsabilidad Penal Juvenil y al Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CDNNYA) por ignorar anteriores pedidos de insumos y elementos de protección elevados por la Junta Interna ATE de la dependencia.
Son conocidos los reclamos y denuncias realizadas por los trabajadores respecto a la falta de elementos de protección y del cumplimiento de protocolos, como viene sucediendo en los hospitales, geriátricos y en los paradores del GCBA. Así como de la necesidad de que los niños y adolescentes sean testeados antes de ingresar a los dispositivos para minimizar el riesgo de circulación del virus.
Este destrato y negligencia es la regla en el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y se agrava en el contexto de la pandemia. El tratamiento a los y las trabajadoras de la salud, el abandono en los geriátricos y barrios más vulnerados (donde los contagios de coronavirus aumentan día a día) son una muestra de esta práctica de ignorar a los trabajadores y sectores vulnerables.
En el caso de la juventud de los sectores más vulnerados y los trabajadores que atienden sus problemáticas esto se profundiza. En abril, a días de iniciada la cuarentena, autoridades del gobierno porteño pretendieron abrir un centro de detención para adolescentes que no cumplieran con la cuarentena, complementario al aumento de la presencia (y envalentonamiento) represivo en los barrios. Sin embargo, luego de denuncias de organismos de derechos humanos y referentes en el área tuvieron que dar marcha atrás ante el escándalo provocado.
Para sumar otro ejemplo, el GCBA suspendió la continuidad del “Programa Adolescencia” que se encarga de fomentar el acceso de adolescentes a actividades culturales, tecnológicas y deportivas, si bien cuenta con un cupo para 9000 inscriptos, este año el número había llegado a 13.000. Además, cumple un importante rol haciendo un seguimiento de situaciones de alta vulnerabilidad de derechos de la población con la que trabaja. Muchas veces incluso haciéndose extensivo a las familias de estos adolescentes. Los propios trabajadores presentaron iniciativas para darle continuidad virtual a sus tareas, pero fueron negadas por los funcionarios.
A principios de esta semana, fue hecho público el cierre del Parador Retiro donde 90 personas en situación de calle que allí residen dieron positivo a los testeos. Previamente los trabajadores habían denunciado la ausencia de elementos de protección y la imposibilidad de mantener el distanciamiento social preventivo, situación que se hace extensiva a otros paradores destinados a las más de 7000 personas que se encuentran en situación de calle. Lo mismo sucedió en el Hogar Guillermo Rawson de Tercera Edad, donde viven 200 adultos mayores, de los cuales uno dio positivo y motivó el aislamiento de otros 33 residentes y 30 trabajadores, muchos de ellos en el mismo Hogar.
Es necesaria la realización de testeos masivos en los barrios más vulnerables y a todos los residentes y trabajadores de geriátricos, paradores y dispositivos donde no existe la posibilidad de aislamiento social, allí donde se viene registrando un aumento de los casos. El hacinamiento que se vive tanto en barrios como instituciones debería ser motivo suficiente para que se habiliten hoteles y viviendas ociosas para la cuarentena, sin embargo, esta problemática no es atacada sino sus consecuencias. En estos espacios se comparten dormitorios, comedores y hasta baños. Estos dispositivos necesitan también protocolos especiales, junto a una adecuada provisión de elementos de protección e higiene.

Casi feliz: crecer en Villa Crespo

15.5.2020

Por Santiago Gómez

La serie de Sebastián Wainraich en Netflix muestra la clase media porteña que creció en el punto central de la ciudad. Cuenta la historia de una separación con hijos, pasados los treinta y cinco. Un gran reflejo de ese sector social.

Quizá por haberme separado hace poco. Quizá por la saudade del humor judío. Quizá por haberme reído durante muchos años escuchando la Metro, superada la resistencia Peña, cuando vi el adelanto de la serie Casi feliz, de Sebastián Wainrich, supe que le daría una oportunidad. Lo que no imaginé es que vería tan bien reflejada la clase media porteña. La media media, la que crecimos en Villa Crespo, en el punto central de la ciudad, o así me enseñaron en la Tomasa, la escuela de Corrientes y Malabia. Esa clase media que pasa por cheta por usar ropa de marca, la misma que usan entre Santa Fe y el río, pero comprada por laburantes.
La serie cuenta la neura de un judío exitoso por su humor, que la mujer lo deja porque perdió interés por la monotonía de la relación criando mellizos. Sebastián es un reconocido conductor de la radio Urbana, en la serie actúan varios de los compañeros de radio de Wainraich. Muestra esos personajes siniestros que pululan alrededor de famosos, que se presentan con un fanatismo que asusta, que lleva pronto a pensar en posibles asesinos seriales. Una gran actuación de Pilar Gamboa, sino la mejor de la serie, interpretando una compañera de primaria de Sebastián, que se presenta pidiendo favores, ofendida si Sebastián no concede. Se destacan las actuaciones de Hugo Arana y Adriana Aizemberg, como padres de Sebastián.
Sebastián encarna a la perfección los Danieles, los Arieles, que más de uno tuvo como compañero en la primaria, la secundaria. Al menos los que crecimos en Villa Crespo tuvimos muchos. La serie también muestra esa fauna desagradable de la clase media porteña: el escritor que pasó veinte años en la vida académica y reniega de ella, que no falta a cuanto evento social de caretas hay. Los músicos que entraron en agencias de publicidad para ganar un mango y salieron espantados por la lógica financiera.
Los ambientes en los que se desarrolla la serie no son departamentos despampanantes, sino típicos departamentos de la clase media de la ciudad. Claro que con algunos toques modernos, con artículos comprados en Palermo, en la casa de los cuarentones. Pero la casa de los padres de Sebastián es una de esas en las que parece que no pasó el tiempo. Simplemente, se ve el cuidado por algo que se pudo comprar en una mejor época. Muestra los espacios en los que algunos consiguen celebrar fiestas y los métodos para hacerlos: videos familiares, contratación de animadores.
La historia es veloz, los capítulos cortos. No se caracteriza por el relleno. Es divertida. Es un buen reflejo de nuestra clase media urbana.

Conferencia de prensa por falta de agua en las villas

15.5.2020

Sin agua potable la pandemia avanza. Viernes 15 de mayo • 11 horas. Ministerio de Desarrollo y Hábitat de CABA. Piedrabuena y Hubac (Ex Elefante Blanco).

Se venció el plazo que la justicia le dio al Gobierno de la Ciudad en la sentencia que lo obliga a garantizar el abastecimiento de agua potable a vecinos y vecinas de los barrios populares.
La semana pasada la justicia dictó una medida cautelar sobre una acción de amparo presentada por la CTA-A Capital, la Cátedra de Ingeniería Comunitaria (CLIC), el Observatorio de Derecho a la Ciudad y el Instituto de Pensamiento y Política Pública (IPPYP), para que el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires garantice el agua potable en la totalidad de los Barrios Populares, en el marco de la pandemia declarada por Covid-19.
Los plazos establecidos por la justicia para el cumplimiento de la sentencia se vencieron y los barrios populares continúan con el suministro interrumpido, bajas presiones y agua contaminada. Al tiempo que las campañas de comunicación del propio Gobierno, instan a reforzar la higiene personal y ambiental.
Ante esta situación, las organizaciones firmantes convocamos a una conferencia de prensa este viernes 15 de mayo, a las 11 horas frente al Ministerio de Desarrollo y Hábitat de la CABA (Ex Elefante Blanco). Para informar sobre la situación real de los barrios que desde el gobierno se pretende ocultar y exigir una reunión urgente con la Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat para operativizar el cumplimiento de esta sentencia.

Ajuste y pandemia, sepultureras de nuestras vidas

14.5.2020

Por Liga Argentina por los Derechos Humanos

EXIGIMOS QUE EL GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES SE OCUPE DE LA SALUD DE LOS HABITANTES DE LAS VILLAS

El “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”, con sus múltiples restricciones, no frenó la decisión del Gobierno de la Ciudad de actuar en la Villa 31-31 bis “Barrio Padre Carlos Mugica” para poner en práctica su modelo de exclusión (del que no están exentos los demás barrios populares de la ciudad más rica del país), que a largo plazo busca la gentrificación de esa zona y a corto plazo significaría el desalojo de centenares de familias y el despojo de las tierras donde se erige el barrio y aledañas, con el fin de favorecer la especulación inmobiliaria. Desde la Liga hemos denunciado en reiteradas oportunidades con las organizaciones del barrio y otras fuerzas sociales la verdadera finalidad del plan para la supuesta “integración social y urbana” de lxs habitantes de la Villa. También hemos señalado más recientemente que la cuarentena no se sufre de la misma manera en los barrios populares que en las viviendas de la clase media o de los grupos más privilegiados. Y la semana pasada hemos denunciado que la ausencia de acciones eficaces gubernamentales ante la falta de agua en la mayor parte de la Villa 31-31 bis (y en otros barrios populares) genera enormes riesgos, que a la fecha alcanza el resultado de 628 casos positivos de Covid-19 y que ya han costado la vida de tres habitantes de ese histórico barrio. Exponemos también que, ante la falta de intervención del GCABA, lxs vecinxs, organizaciones de base y territoriales han sido quienes estuvieron siguiendo los casos «sospechosos» y «vínculos estrechos», como así también sosteniendo las ayudas económicas y de alimentos de las personas afectadas. En este sentido queremos remarcar, aunque parezca una obviedad, que buena parte de la población del barrio 31 trabaja de manera informal y, el aislamiento les imposibilita generar recursos para las necesidades básicas. Es en este contexto, en el que otra vez lxs vecinxs, organizaciones de base y territoriales se articulan para alimentar a un porcentaje importante de la población, a través de comedores comunitarios y ollas populares, dado que la IFE no fue diseñada para que todxs lxs habitantes puedan percibirla -recordemos que el barrio tiene un componente migratorio importante y que de las personas migrantes más de la mitad, hoy, no percibe ningún ingreso. En este mismo sentido, el Gobierno porteño ha avanzado con la reglamentación del plan de supuesta “urbanización” prevista en la Ley CABA 6129, en el medio de la imposibilidad de que lxs habitantes, representantes y organizaciones sociales participen al menos en esta etapa, cuando se les negó intervención real en las fases previas de elaboración y sanción de esta normativa, consolidando así una avanzada antidemocrática de avasallamiento de sus derechos. ¿Por qué, incluso mientras estuvo expresamente prohibido, el gobierno de Rodríguez Larreta continuó realizando mudanzas y relocalizaciones? ¿Por qué esta reglamentación se aprobó de manera callada y aprovechando la imposibilidad de participación de lxs habitantes, representantes y organizaciones del barrio, que se ocupan día a día de garantizar un plato de comida y luchar contra la falta de agua? ¿Por qué, si el Gobierno porteño dice no poder solucionar la prestación del agua corriente, no reclama públicamente a quien pueda hacerlo? ¿Y por qué no adopta mientras tanto medidas que permitan el suministro de agua a las familias en cantidad y calidad suficiente? ¿Por qué no se toman las medidas necesarias para reforzar la alimentación? ¿Por qué no se toman las medidas necesarias para minimizar otros graves peligros para la salud, como el dengue? La inacción del Gobierno porteño parece estar directamente vinculada con su voluntad de avanzar con su política de urbanización con criterios de exclusión y de desalojar a la mayor cantidad de habitantes que puedan, al tornar inhabitables los hogares de miles de familias. Por todos estos motivos, Exigimos que se garantice el acceso al agua potable y su efectivo suministro a lxs habitantes de las villas. Exigimos que se garanticen las medidas de higiene y sanitarias requeridas, para evitar la propagación del Dengue y el Covid-19. Exigimos el aumento de las raciones de alimentos de todos los comedores y merenderos populares. Exigimos la aplicación de una Renta Básica Universal que contemple a todxs. Exigimos las suspensiones de las demoliciones de las casas en el sector “Bajo Autopista” de la Villa 31, 31 bis “Barrio Carlos Mugica” y que se suspendan las relocalizaciones, que es el engañoso ropaje con el que se presentan hoy, los desalojos en el barrio. Y, en definitiva, exigimos que toda decisión importante para el futuro de los barrios populares sea tomada con participación real y plena de sus habitantes, sus representantes elegidxs democráticamente y organizaciones populares, ya que la salida a estos problemas es colectiva, es solidaria y que la vivienda digna es un derecho humano que debe garantizar el Estado

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