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Se multiplican los casos de Covid-19 en la CABA

3.6.2020

A través de un comunicado, la CTAA Capital expresó su dolor y bronca por la muerte de Víctor Avila, trabajador del programa Juegotecas Barriales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y vecino del Barrio Padre Mugica, Villa 31, quien falleció el pasado sábado 30 de mayo infectado por Coronavirus.

¡Compañero Víctor presente! Se multiplican los contagios por Covid 19 y la precariedad nos cuesta la vida en la Ciudad de las desigualdades
Expresamos nuestro dolor y bronca por la muerte de Víctor, trabajador de niñez del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La emergencia sanitaria dejó al desnudo la precariedad en las barriadas y de las políticas públicas.
Desde la CTA Autónoma de Capital presentamos el 27 de marzo, a una semana del aislamiento social preventivo y obligatorio, una nota al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta porque sabíamos que no podíamos quedarnos en casa quienes éramos trabajadoras y trabajadores esenciales. Expresamos entonces que era “fundamental generar condiciones de trabajo que puedan cuidar la integridad de las y los trabajadores, reconocer sus tareas y la criticidad que afrontan ante esta emergencia, establecer protocolos para evitar que se agreguen situaciones de riesgo a las que ya se están asumiendo, entendiendo que de esta manera cuidamos también a las familias de cada uno de las y los agentes del Estado en funciones”.
En esa nota pedíamos que se conforme un comité de crisis dejando sentado que teníamos “la voluntad y el compromiso las y los trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires de sumar nuestro esfuerzo para transitar esta emergencia” con el resto de las organizaciones sociales que nos encontramos en cada territorio. Pero no obtuvimos respuesta integral.
El 7 de abril presentamos junto a otras organizaciones una acción judicial porque en la Villa 31 había dificultades con el agua. En medio de la pandemia que tiene cómo únicas defesas lavarse las manos y mantener aislamiento social no garantizaron el agua siendo uno de los barrios con mayor hacinamiento de la Ciudad donde la tan anunciada y sobre todo presupuestada urbanización no llegó tampoco a tiempo. La Justicia porteña nos dio la razón y resolvió que es el Gobierno de la Ciudad quien debe garantizar el acceso al agua a todos los habitantes de la CABA en igualdad de condiciones. Esto se replicó en otros barrios de la ciudad con falta de agua. En la villa 31 fueron más de 12 días sin este servicio después del primer caso positivo.
El 6 de mayo, cuando la velocidad de multiplicación de contagios daba señales claras de lo que se venía, exigimos en una conferencia de prensa, con organizaciones sociales un protocolo integral para la ex Villa 31 – refuerzo alimentario y artículos de higiene para comedores comunitarios y merenderos. Pero no pasó. Llegaron tarde los testeos y cuando se decidió hacerlos se expuso a las personas a traslados masivos que las exponían a contagios con sus niñes. Con poca información, en algunos casos aislando y en otros retornando al barrio sin condiciones mínimas.
No llegaron a tiempos los elementos de desinfección y cuidado personal tampoco a los lugares de trabajo. Mientras las organizaciones sociales y sindicales lo denunciamos y exigimos protocolos de cuidado, nos pusimos a generar instancias de capacitación propias dotando a nuestras compañeras y compañeros de lo necesario para cuidarse en una Ciudad que tiene recursos pero no aparecen.
El 15 de mayo estuvimos en las puertas del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano con vecinas y vecinos de villas y barrios de la Ciudad junto a organizaciones territoriales para denunciar el incumplimiento del Gobierno de la Ciudad al Fallo Judicial que ordena proveer 150 litros de agua potable por persona a habitantes de las barriadas populares.
El 26 de mayo la villa 31 estaba en todos los medios. Había muerto Ramona y Agustín referentes de organizaciones sociales que venían denunciando y poniendo el cuerpo a la emergencia. Recién entonces nos recibieron, cuando ya no se podía frenar lo que anticipamos. Entonces le exigimos al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, la renuncia de Diego Fernández-Secretario de Integración Social y Urbana – por considerarlo responsable de la emergencia humanitaria en la villa 31.
El 30 de mayo murió Víctor, siguen multiplicándose los contagios con sectores de salud que se saturan porque la llegada de vecinos y vecinas es incesante, también en programas de cuidado y promoción social, en espacios comunitarios. Víctor tenía 32 años era trabajador de niñez en el Programa Juegotecas Barriales y vivía en la Villa 31 con su compañera y 4 hijes. Comprometido con su tarea y querido por sus compañeras y compañeros. A él también lo mataron por desidia.
Este gobierno ha tenido gestos de mucho desprecio por la falta de cuidado hacia sus trabajadoras y trabajadores y con los barrios populares y fundamentalmente ha demostrado su ineficiencia para cuidar la vida porque solo sabe de negocios a costa de esta precariedad que nos cuesta la vida.
Junio 2020. Compañeras y compañeros de la CTA Autónoma de Capital

La Villa 31 grita: “¡Basta de maquillaje!”

2.6.2020

Por Mateo Breglia

La realidad de la Villa 31 o Barrio Padre Mugica, como se lo denomina desde hace un tiempo a esta parte, en un claro intento de disfrazar de “urbanización”, una notable ausencia del Estado. La cual es igual de desesperante que siempre. Solamente que ahora, se le añade el condimento mortal del Coronavirus.

Y es igual, por ejemplo, en la Zabaleta y la 1-11-14. En CABA, el 51% de los casos de COVID-19 está concentrado en estos barrios o villas que comparten un denominador común: la asistencia estatal no llegó o fue mal aplicada o, de mínima, llegó demasiado tarde.
La llegada de la pandemia a los sectores más humildes del AMBA se tradujo en un crecimiento exponencial de los contagios, y un aumento de la sombra de la muerte sobre esos lugares, que ya suele estar presente por otros motivos. El cóctel virus sin cura + hacinamiento + condiciones poco higiénicas + ausencia de agua x ausencia del estado, arroja como saldo una auténtica catástrofe. Si bien en el último reporte que entregaron juntos Fernández y Larreta, se dejó en claro que los contagios en CABA subieron un 46% en aquellos barrios no considerados “humildes” o de “bajos recursos”, el riesgo en estos lugares es mucho mayor y la concentración de casos mucho más densa, gracias, sobre todo, al hacinamiento y a las pésimas condiciones de higiene. Y todos lo sabían. El Estado, primero que nadie.
La muerte de Ramona Medina, quien denunció en “La Garganta Poderosa” que con la ausencia de agua, el GCBA estaba condenando a la muerte a varios de sus vecines en el barrio. Hoy es el emblema de la lucha de los que tienen voz, pero no eco. De los que gritan y patalean, pero son sistemáticamente acallados por una ignorancia que, además de lastimar, en el contexto de una pandemia global, mata.
Y no es en sentido figurado. Al día de hoy, se acumulan más de mil casos en el Padre Mugica y más de veinte muertes. Y la situación en otras zonas igual de endebles es similar, solo varían los números de contagios y muertes, pero el virus llegó para quedarse y empezó a hacer estragos.
Solo en CABA se suman el Barrio Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14), el Barrio 21-24, el Barrio 20, Ciudad Oculta, Barrio Cildañez, Los Piletones, Barrio Ramón Carrillo, Barrio Fátima, Rodrigo Bueno, Villa 13 bis, Zavaleta, Barrio Inta, Asentamiento Saldías, Asentamiento El Triángulo y Asentamiento Luján – Bosch. Y eso sin cruzar la General Paz o el Riachuelo, donde empiezan a darse situaciones como la de Villa Azul de Quilmes, que enciende todas las alarmas. Pues no solamente es la pobreza la culpable del crecimiento exponencial de los contagios, más bien son el olvido, el abandono y los oídos sordos. Y, si a ellos, le sumamos las fake new, ¡bingo!
Hablamos con Nora Flores, vecina y referente del Barrio 31, con el objetivo de visibilizar un reclamo, que persiste allí y debe persistir en los medios.
¿Hace cuánto sos vecina del barrio? ¿Vivís sola o por cuántos miembros se compone tu grupo habitacional? ¿En qué condiciones se encuentra tu vivienda?
Nora Flores: Vivo acá hace más de veintiséis años, vivo con mi familia. Tengo ocho hijos y cinco de ellos, cada uno junto con sus respectivas familias, viven conmigo. Mi casa es de material, muy precaria. Porque estamos en obra, tratando de hacer lo que podemos.
¿Tenés empleo? ¿Colaboras con alguna organización social, ONG, merendero o comedor? ¿Qué significa para vos el barrio Padre Carlos Mugica?
NF: Soy educadora, trabajo en una cooperativa textil y un merendero. Soy referente de la Organización MILES, Organización La Territorial, Casa Abierta, CTA Barrial y Frente Migrantes Organizados. El merendero pertenece a La Territorial, y tanto la cooperativa textil como el bachillerato popular, donde doy clases, a Casa Abierta. Somos muchos educadores, egresadxs de la primera camada del bachillerato, lxs que damos clases ahí. El bachi se encuentra aprobado por el G9, el Ministerio de Educación nos avala, pero por alguna razón que desconocemos, las autoridades no nos tienen en cuenta. Hecho que impide que nos lleguen los bolsones de alimentos para lxs chicxs.
Me encanta vivir en el barrio, me gusta, porque es mi barrio y hace muchísimos años que estoy. Sin embargo, el barrio cambió mucho, lo prefiero como estaba antes. Porque ahora es puro maquillaje. Nos mienten mucho, a los vecinos nos hacen creer que nos vamos a poder quedar a vivir para siempre. Pero es falso, la realidad es que te endeudan, a través de una hipoteca fraudulenta, para quitarte la casa. El Estado termina quedándose con nuestras viviendas, por eso te hablo de maquillaje. La realidad es que nos engañan, nos confunden, para luego poder echarnos. Nos quieren afuera del barrio.
¿Cómo ves al barrio hoy? ¿Cuáles son los reclamos más recurrentes, por parte de sus habitantes?
NF: Hoy estamos sufriendo mucha violencia, mucha discriminación a raíz de la pandemia. Porque no se está sosteniendo como corresponde la situación a través de los Ministerios. Ya que hacen operativos de salud, pero no los hacen bien. Arman equipos con gente que ni siquiera es del barrio. Por empezar no hay agua, la luz va y viene, ahora que arranca el frío se va a empezar a cortar, como se corta cuando hace mucho calor. Los tendidos eléctricos no están hechos como deberían. Cuando urbanizaron, los cables se reventaban y nos decían que no podíamos reclamarle a nadie, porque no pagamos. Nadie se hizo cargo de nada. Necesitamos que Nación nos dé una mano, porque los hospitales de Ciudad no están abastecidos para sostener este desastre.
Desgraciadamente, tenemos que decir que en una ciudad tan rica, el sistema de salud no está preparado para afrontar esta realidad tan dura que nos toca atravesar. La forma de manejarse de los hospitales es ineficiente. Ni dentro ni fuera del barrio funcionan adecuadamente. El trabajo es pésimo o nulo directamente. No están capacitados ni les interesa capacitarse, porque hacen las cosas mal. Falta voluntad política, ¿A dónde va la plata que dan? ¿Y los decretos que firmaron para liberar fondos para la salud? No veo que se cumpla nada de lo prometido. Hay faltantes en todos lados, en todos los sectores. Por eso, reclamamos que la salud debe estar primero.
Supuestamente te dicen quedate en casa, que si estuviste en contacto con alguien que tuvo COVID-19, te acercan la mercadería. Pero yo no veo que le llegue mercadería a nadie: ni a las embarazadas, ni las personas discapacitadas, ni a los enfermos, ni a los familiares de gente de la tercera edad, a nadie. No hubo ni hay atención ni asistencia, como debería haber. Encima no hay agua. Ni acá ni en ningún lado. Desconozco cómo lo van a solucionar. Parece ser que ahora, mágicamente, se acordaron de empezar a hacer las obras. Para colmo, recientemente nos enteramos que nuestros reclamos fueron desoídos, ni siquiera hicieron cosas básicas, elementales. Es decir, al final las obras eran para ellos. Esto, sin dudas, hizo que el virus avance.
¿Qué es lo que más te preocupa, en relación a la cuarentena? ¿Cómo te sentís al respecto?
NF: Es altamente riesgoso vivir con el nivel hacinamiento que vivimos. Nos amontonamos porque no contamos con la infraestructura mínima e indispensable, para tener nuestras casas en condiciones. Sentimos que no importamos. La falta de respuestas es espantosa. El abandono por parte del Estado, se ve en cada esquina del barrio.
¿Qué opinión te merece el caso de Ramona Medina, recientemente fallecida, producto de la difícil situación que atraviesa la Villa 31? ¿Crees que la pandemia agravó problemáticas preexistentes en el barrio?
NF: Bueno lo de Ramona pasó por esto del faltante de agua justamente, reclamaba eso. Ella vivía debajo de la autopista, y de ahí se iba hasta la avenida a pedirle agua a los camiones de AYSA. Porque no pueden entrar al barrio, debido a que las calles son muy angostas. Hoy por hoy no la tenemos al lado nuestro. En fin, solo Dios sabe lo que está pasando. Y no lo digo solamente por Ramona, sino también por el Oso Giracoy y por tantxs otrxs companerxs y vecinxs del barrio. A quienes todavía sus familiares y seres queridos, no han podido despedir como ellxs merecen. Es verdaderamente muy triste lo que está pasando. Es insostenible todo esto, no sé qué están esperando para actuar.
¿Qué sería lo primero que te gustaría que cambiara en el barrio? ¿Por qué?
NF: Si tuviera que cambiar algo en el barrio, cambiaría a la Secretaría de Inclusión Social, a cargo de Diego Fernández. Quien no solo hace muy mal las cosas, sino que además debería renunciar. Debe dar un paso al costado, porque la crisis le quedó grande. No va a poder con lo que se viene. La Secretaría no es buena para nosotros. Porque no somos un barrio privado, somos un barrio como cualquier otro. La sacaría porque nos priva de todo, incluso de algo tan elemental como el hecho de que puedan entrar los bomberos. Porque te rompen las calles, no entran bomberos. Te rompen las veredas, no pasan las ambulancias. No sirve su trabajo, porque no es ordenada para hacerlo. Por eso la queremos fuera del barrio.
Si mañana tuvieras una entrevista con el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, ¿qué le dirías? ¿Por qué?
NF: Le preguntaría ¿qué somos nosotres para él?, porque se cansó de hacer campaña con el barrio. Y supuestamente ganó porque fue a Mirtha Legrand a decir que va a urbanizar nuestro barrio. Pero no fue así, para nada fue así. Si bien cuenta a su favor con la Ley esa que hicieron ellos, lo cierto es que no han hecho nada de fondo.
Pero, ¿qué le hicimos a él?, si nosotres somos los empleados que van a la casa de ellos a limpiar. Vivimos acá, no tenemos la posibilidad de ser como ellos. Que están llenos de plata y en su gran mayoría hicieron esa plata robando, porque lo que hacen es robar, son ladrones de guante blanco, como se suele decir. Sin embargo, nosotros nos esforzamos para no ser como ellos. Trabajamos para tener buenas familias, y las vamos a seguir teniendo.
Porque eso es lo que le vamos a dejar como legado a nuestros hijos: primero está el otro y después está uno, porque es así. Si querés que estén felices, hacé las cosas bien, empezá por urbanizar. Ya que si vos no tenés a tu pueblo contento, ¿a quiénes tenés contentos? Me parece que todo esto se debería tener en cuenta. Es momento de revisar a fondo todo lo que no se hizo y todo lo malo que se está haciendo. Pienso que estas cosas tienen que analizarse seriamente, de una buena vez”.

Cada vez menos camas disponibles en los hospitales de Flores

2.6.2020

Por Melisa Vittoni y Luciana Mena

Los hospitales porteños empiezan a ver casi todas sus camas ocupadas, áreas que se reconvierten para atender pacientes Covid, por falta de infraestructura, y dejan así miles de pacientes sin posibilidad de hacerse atender por otras patologías, investigadores del Conicet empiezan a estimar cual será la fecha del colapso del sistema de salud.

El investigador del CONICET, Rodrigo Quiroga, publicó una serie de proyecciones según la cual, si en la ciudad de buenos aires se mantiene el ritmo actual, se saturarán las camas el 21 de junio.
Esto preocupa a muchos trabajadores de los hospitales, ya que los ritmos son extenuantes y los recursos escasos. Los reclamos por falta de EPP (equipos de protección personal), información y protocolos claros, entre otros aún continúan, y explican la alta tasa de contagios entre trabajadores de la salud.
En los hospitales Piñero y Álvarez, de la zona Flores, uno de los barrios más afectados por el Covid-19 de toda la Ciudad de Buenos Aires, las salas de clínica médica y guardia empiezan a llenarse de casos positivos o sospechosos de coronavirus.
Una instrumentadora quirúrgica del Piñero contaba a La Izquierda Diario, que tuvieron que empezar a derivar pacientes al Ramos Mejía, porque ya no había dónde alojarlos.
Una residente del mismo hospital contaba que las UFU (Unidades Febriles de Urgencia) del hospital, una vez que cierran a las 00:00hs los pacientes que llegan para hisopar, son derivados a la guardia externa del hospital y alojados en los boxes del sector, por lo que la guardia también está a su máxima capacidad.
En el hospital Álvarez, un médico cuenta en una entrevista radial, que tanto las unidades 8 y 9 que eran de cirugía, actualmente están completas con pacientes de covid o sospechosos. Al igual que la unidad 2, de clínica médica. Menciona que todas las camas asignadas para tratar el virus ya están cubiertas.
A la par, un médico del Piñero también nos cuenta que se van cerrando sectores para armar nuevas áreas de aislamiento y así van convirtiéndose poco a poco en hospitales de covid casi exclusivamente, dejando de atender las cientos de patologías por las que acude normalmente la población.
Esta realidad se combina con la de los barrios más vulnerados. En el Bajo Flores, cerca del Álvarez y del Piñero se encuentra el barrio Ricciardeli (Villa 1-11-14) esta es la villa de emergencia más grande en cuanto a territorio de la Ciudad de Buenos Aires y una de las mayores en cuanto a población, contándose 40.059 habitantes a 2018 (Censo Instituto de Vivienda de la Ciudad), desde allí, no paran de llegar casos nuevos, familias enteras que requieren internación y aislamiento. Allí el Covid-19 vino a sumarse a otras problemáticas como la tuberculosis y el dengue, enfermedades producto de las malas condiciones de habitabilidad. En estos barrios viven hacinados, muchas veces sin agua, como vimos el caso de la villa 31, y algunas manzanas de la 1-11-14, el hambre también es un problema muy sentido. Se cuentan por miles las familias que acuden a comedores a buscar un plato de comida, que no alcanza.
Ningún gobierno, de la Ciudad ni de Nación, da respuestas concretas a estos problemas de raíz, que son los que generan contagios masivos y posible colapso de los hospitales públicos.
El plan Detectar llega tarde al barrio y con muchísimas falencias, como denunciaron públicamente los trabajadores del Piñero, los testeos aún distan de ser masivos y están dando una alta tasa de positividad, y las personas están siendo maltratadas en las UFU, expuestas horas al frío, trasladadas descuidando la exposición entre pacientes sospechosos y confirmados de COVID19, enviadas a sus domicilios en período de contagio o aisladas en hoteles en malas condiciones.

Cambiar el rumbo

Esta pandemia deja al descubierto la histórica desfinanciación de la salud pública, la falta de recursos, de personal, de espacios, de presupuesto, etc. Esta es la crónica anunciada de la política neoliberal llevada adelante por sucesivos gobiernos y una situación que para revertirse requiere de medidas radicalmente opuestas.
Desde el inicio de la pandemia, desde este medio, sostuvimos la necesidad de tomar medidas urgentes para abastecer a los hospitales de todos lo necesario, como elementos de protección personal, camas, respiradores, insumos básicos, infraestructura acorde a la pandemia que se fue profundizando.
El gobierno no puede seguir privilegiando la negociación con los especuladores y el pago de una deuda odiosa (porque en pandemia se fueron más de 320 millones de dólares), ni subsidiando empresas millonarias como Techint o Mc Donals para pagar salarios, ya que nadie puede creer que esas empresas tienen algún problema económico para hacerlo.
Ese presupuesto, debería estar destinado a aumentar el presupuesto en salud y emergencia social en los barrios, a otorgar la IFE a todo el que lo necesita. También se podría implementar un impuesto a las grandes fortunas, como propuso Nicolás del Caño y el Frente de Izquierda Unidad y que aún no fue tratado, permitiría cobrar un impuesto extraordinario a los sectores más ricos del país, recaudando aproximadamente U$D15.000 millones. Con ese presupuesto se podría empezar un plan de 100.000 viviendas y dar un ingreso familiar de emergencia de $30.000 a las familias que están sin trabajo o con descuentos, que no pueden sobrevivir con los míseros $10.000 que el Estado ofrece y ni siquiera todos puede acceder.
Complementario a esto, es la necesaria centralización del sistema de salud, donde todo el sector privado se ponga bajo órbita del Estado para poner a disposición todos los recursos.
También deberían ser los sindicatos como Médicos Municipales, SUTECBA, ATE y las centrales sindicales quienes se pongan a la cabeza de estas demandas.
Sin resolver estos problemas de fondo, la situación no puede más que empeorar para los trabajadores de la salud y sus pacientes. El caso de Ramona y tantos otros en las villas, eran evitables. La salud de la población es una prioridad. Nuestras vidas valen más.

En la villa 21-24 exigen declarar la emergencia alimentaria, habitacional y sanitaria

1.6.2020

Este lunes al mediodía organizaciones de la villa 21-24, en conferencia de prensa, denunciaron la falta de agua. Mientras exigieron justicia por la muerte de Ramona Collante y que se declare la emergencia alimentaria, habitacional y sanitaria en las villas, para acabar con los crímenes sociales.

La Red Mujeres y Disidencias y el Comité de Emergencia de la Villa 21-24 y Zavaleta realizaron este lunes al mediodía una conferencia de prensa, donde participaron diferentes organizaciones sociales, sindicales y políticas solidarias.
Justicia por Ramona Collante, militante de la Garganta Poderosa, fue una de las exigencias gritadas desde la entrada a la Villa 21-24. Otra Ramona perdió la vida, otro crimen social.
Digan lo que digan el Gobierno de la Ciudad o el directorio de AYSA, el agua sigue siendo un problema que se repite en todos los barrios vulnerables. En la llamada villa 21-4-24, los sectores con falta de agua ó baja presión en la misma, que impide su recolección, son los barrios Loma Alegre, Pavimento Alegre, Tierra Amarilla y San Blas. Las manzanas 8-11-12-13-14-15-16-18-19-24-25-27-28-29, son las más afectadas, según denunciaron en la conferencia de prensa. Y hasta el extremo de falta de agua en la sala de primeros auxilios del barrio, una desidia estatal absoluta. Por más operativos Detectar que realicen, dicho sea de paso, tardío y escaso, las condiciones sociales, laborales y sanitarias impiden frenar el contagio.
A este reclamo de falta de agua, se le agregan los demás problemas estructurales del barrio, como el hacinamiento, la falta de mantenimiento barrial y los malos accesos dentro del mismo, que impiden que las ambulancias lleguen a tiempo.
Como decían en la conferencia de prensa, “con un impuesto a las grandes fortunas se podría comenzar a solucionar muchos de estos problemas que se acarrean hacen años por el abandono y desidia estatal”.
Hoy ya se contabilizan más de 400 casos positivos de Covid-19 en la villa 21-24, barrio Zavaleta, que son parte de los más de 4000 casos detectados en las villas de la Ciudad, lo que representa el 44% de casos de toda la Ciudad.
La falta de trabajo, la desocupación y la mala alimentación fue otra de las demandas centrales, ya que como denunciaban las viandas escolares son insuficientes y no contemplan las calorías necesarias para enfrentar un brote epidemiológico. Al mismo tiempo, desde los comedores populares del barrio, denuncian la escasez de los bolsones entregados por el Gobierno de la Ciudad, como ya denunciara en la legislatura la diputada del FIT Alejandrina Barry.
Al finalizar la conferencia de prensa, las organizaciones convocantes no descartaron realizar medidas de protesta, ya que, como bien decían: ya pasaron mas de dos meses y seguimos sin tener respuestas favorables en un contexto donde la pelea contra el coronavirus es día a día.

“No hay un protocolo hecho a medida y pensado para las necesidades que tienen nuestros vecinos.

31.5.2020

Distintas organizaciones de docentes, vecinos y trabajadores de la salud del Bajo Flores, CABA, realizaron un corte de calle el día martes a mediodía para visibilizar las problemáticas que han venido denunciando desde el inicio de la cuarentena. Problemáticas relacionadas a la falta de políticas públicas que resuelvan la emergencia sanitaria y alimentaria que atraviesa el barrio Ricciardelli, antes conocido como villa 1-11-14. Las últimas semanas manzanas enteras del barrio padecían falta de agua y recortes en el servicio de luz. Hablamos con Carolina, Promotora de Salud del CeSaC 20 e integrante de la Red de Docentes, Organizaciones y Familias del Bajo Flores, quien nos cuenta las exigencias de políticas públicas que tengan en cuenta las necesidades de los vecinos.

Vecinos denunciaron la ineficacia del Programa Detectar y el maltrato que ofrece y demandan un protocolo de salud integral que tenga en cuenta a las organizaciones sociales y a los trabajadores territoriales para prevenir y tratar el virus Covid 19 en el barrio. Este martes y ante la llegada del ejército a las calles del barrio en un plan de contención que suscitó muchas dudas, los vecinos expresaron que no se puede exigir el aislamiento obligatorio conociendo las condiciones de hacinamiento y hambre que se padecen en el barrio.
Las organizaciones de docentes, vecinos, trabajadores y trabajadoras de la salud se manifestaron en la esquina de Av. Cobo y Curapaligüe, cruce de relevancia en la zona. Entre las distintas intervenciones del acto habló la vicedirectora de la escuela número 3 quién recordó que el barrio también está afectado por una pandemia de dengue, “algo absolutamente evitable, pero que nunca se tomaron en ningún momento las medidas sanitarias necesarias para evitar el contagio masivo de dengue”. En el acto se remarcó que no hay ningún esquema desde la ciudad o la nación para que la comida llegue a las familias. El relevamiento que están llevando junto a la UTEP dejó constancia de muchas familias sin acceso a la comida y que de las 450 familias entrevistadas solamente tres pudieron acceder al Ingreso Familiar de Emergencia.
En comunicación con Carolina, Promotora de Salud del CeSaC 20 del Bajo Flores, nos contó sobre la tarea de una promotora de salud y las dificultades que están transitando durante la pandemia.
“El rol del promotor dentro es el de ser el nexo entre la comunidad y el centro de salud debido a que antes se pensaba que un médico o un enfermero tenía que estar esperando que vaya la persona a presentar sus dolencias, pero con el cambio de paradigma esto cambió y justamente nace la figura del Promotor de Salud o Agente Sanitario cómo se conoce en los barrios. Como promotora de salud del CeSaC 20 nos encargamos de hacer trabajo territorial junto con un equipo de profesionales. Esto no funciona en todos los CeSaC del Bajo Flores, excepto el 19 y el 31, en el 40, 20 y el 48 tienen promotoras de salud. Se trabaja desde lo territorial, cada equipo debería estar conformado por un médico, un pediatra, un enfermero, un promotor de salud y un asistente social, pero no todos los equipos territoriales cuentan con todos los profesionales designados. Lo que se hace son postas sanitarias, se va a vacunar y se facilita el servicio de la salud que es un derecho. Se facilita que la familia tenga acceso a un médico en el caso de que haya familiares con enfermedades crónicas, o personas con discapacidad o postradas que no puedan movilizarse a los centros de salud.
A partir del 11 de mayo con toda esta epidemia nosotras fuimos sorprendidas y violentadas con una orden que venía desde el ministerio de seguridad y la gente que está a cargo de salud comunitaria avisándonos como media hora antes de ese mismo lunes dándonos la orden de que ese día iba a empezar el operativo Detectar. Nos presentamos en el club San Lorenzo, nos dijeron que iba a haber una capacitación y no hubo tal cosa, solamente nos proveyeron ese día de la máscara y de un barbijo. Fue muy precario el equipo y la información que recibimos. Quedamos con muchas dudas.
Desde ese día hasta hoy estamos haciendo visitas en los domicilios detectando más que nada casos de personas que hayan tenido contacto estrecho con personas con Covid 19. El programa Detectar fue a pedido de las organizaciones sociales y de la iglesia, debido al avanzado número de casos que se presentaron en el vecindario. Fue a partir de una reunión que pidieron dos días antes del operativo donde estuvieron presentes las organizaciones sociales, los vecinos y también la iglesia. A nosotros y a los centros de salud no nos convocaron, por eso también el desorden y la desprolijidad del programa.
Detectar está compuesto en la zona por siete grupos que tenemos llegada a San Lorenzo actualmente. Hay una promotora de salud, dos personas de Visitas de Inspección, Vigilancia y Control (IVC), a uno se le dice caminador que es quien traslada al sospechoso de covid 19 y un referente barrial. Salimos todas las mañanas desde San Lorenzo. La primera semana estuvimos buscando direcciones de casas de gente que había tenido contacto estrecho con enfermos del virus.
Esta segunda semana fue diferente porque no hay un protocolo hecho a medida y pensado para las necesidades que tienen nuestros vecinos. No es lo mismo un protocolo general para todo CABA, que un protocolo especial para los barrios vulnerables que no tienen luz, que no tienen agua, y que ahora con la falta de trabajo están a un paso de ser desalojados, donde se vive con hacinamiento, con dengue, con sarampión, etc. Hay familias que viven en condiciones se podría decir de extrema pobreza.
Sucede con los aislamientos obligatorios que muchas veces la persona aislada es jefa de familia y la internan o la mandan a un hotel y no se piensa en los hijos. La familia sufre una desmembración muy difícil, no todas las familias están compuestas por otros parientes como abuelos, tíos o tías; hay familias que no tienen otra contención, ni siquiera de los vecinos porque también está la estigmatización. No todos, pero hay vecinos que apuntan y dicen cosas por desinformación.
Otra cuestión es que hay personas internadas, incluso en terapia intensiva, que nadie levantó un teléfono y llamó al familiar para contarle cómo es la evolución del paciente día a día. Después de una semana o dos semanas de aislamiento, los familiares no saben cómo está la señora o el marido.
Todo lo que se pudo hacer, lo hicieron las organizaciones sociales. Fueron ellas las que llevaron comida, asistencia y de tejer redes entre nosotras, entre los médicos que son copados y tienen una mirada más integral, una mirada con empatía, con humanidad. Se pudieron tejer redes en los hospitales para que alguien llame a los familiares.
Son cosas que parecen pequeñas pero son importantes porque no nos olvidemos que según la OMS no se trata sólo de la salud fisiológica sino también de la salud mental. Hay enfermedades que están relacionadas directamente con la pobreza, con la falta de trabajo y la falta de inclusión. Creo que todos son derechos y que con el tiempo siguen siendo olvidados.

P: ¿Cómo es el trato a la vecina o al vecino que recibe la notificación de visita del Detectar?
En un inicio era bastante hostil para los vecinos. El número de personas que iban y la forma en la que llamaban, o en la que se presentaban. Esa primer semana estuvimos hablando con la coordinadora y fue mejorando, ahora estamos muchísimo mejor.

P: En los medios de comunicación masiva se habla de coronavirus con cifras de contagiados y de testeos realizados, ¿hay alguna estrategia o esquema para evitar que se propague?
Se podría frenar con el testeo pronto a toda aquella familia que haya tenido contacto estrecho con algún covid-19 positivo. En los inquilinatos más que nada porque comparten baño, cocina, etc. Es lo que no se está haciendo. También a los asintomáticos. Otro punto importante sería garantizar a las familias aisladas las cuatro comidas de cada día, para evitar que salgan a buscar, que vayan al comedor o que vayan a comprar

P: La semana pasada bajaron a militares del ejército para empezar a hacer las tareas que estaba haciendo un comedor justamente porque se contagiaron todos. ¿Qué te genera la aparición de la fuerza en el barrio?
Me genera un signo de interrogación porque ellos tendrían que estar en la frontera. Se supo de casos que fueron contagiados en el comedor pero es otra consecuencia de la falta de garantía de parte del estado para que las familias puedan aguardar en aislamiento. Si bien en un principio era de 14 días ahora sólo es de 10 días, dentro de los cuales la persona sigue teniendo las características y los síntomas del Covid 19 con lo cual es probable que siga contagiando. Por eso es importante el testeo rápido a las familias que hayan tenido contacto estrecho con covid-19 positivo y que esas familias sean asistidas.
Si bien este comedor u otros comedores son asistidos hace mucho por las organizaciones sociales, porque vuelvo a aclarar que son las organizaciones quiénes sustentan de forma diaria la comida de las familias que están sin trabajo o que están aisladas. Puntualmente sobre la Iglesia Madre del Pueblo no solamente daba comida a las familias sino también a las personas que viven en la calle y duermen en la calle o bajo el puente. Hay muchas familias de Caballito, de Flores, de Palermo que llegan hasta estos lugares para comer.

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