Comunicadores del Sur

www.comunicadoresdelsur.com.ar

 

Kicillof-Rodríguez Larreta: tensiones de frontera en el AMBA

19.5.2020

Por Walter Moretti

La flexibilización de la cuarentena dispuesta por el jefe de Gobierno porteño despertó la reacción de los funcionarios bonaerenses. La propagación del virus en las villas y asentamientos del conurbano, mientras crece la pobreza y se dificulta el abastecimiento de alimentos.

La apertura establecida por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires, y centralmente la apertura de comercios y la habilitación de salidas recreativas para las familias levantaron polvareda en el gobierno de Kicillof.
“Ante la mayor cantidad de casos, como se ve en Capital Federal, lo lógico es reducir la circulación. Abrir comercios aumenta el peligro” disparó el viceministro de Salud de la provincia. Los intendentes, particularmente los sureños de la Tercera Sección, también sumaron sus críticas: “Van al foco del contagio y vuelven a nuestros distritos”, le dijeron al gobernador. Según distintos informes, el 48,5 % de la mano de obra de las actividades permitidas por el gobierno porteño viven en el Gran Buenos Aires. Mientras tanto, en la zona norte, tanto los intendentes peronistas –algunos de ellos más cercanos al presidente- y de Juntos por el Cambio acordaron ciertas flexibilizaciones graduales en la actividad comercial y otras.
Si bien la cercanía y la circulación existente entre los 24 distritos del conurbano y CABA -los integrantes del Área Metropolitana o AMBA- son un hecho real que puede llegar a potenciar las consecuencias epidémicas producto de la apertura de la cuarentena y la supuesta proximidad del “pico” de contagios, la reacción del kirchnerismo bonaerense también tienen el objetivo de pegar sobre el aliado principal, reivindicado y encubierto, por Alberto Fernández. Hace un par de semanas atrás en una reunión realizada en la quinta de Olivos Cristina Kirchner habría recriminado al presidente por dejar correr las campañas mediáticas contra el kirchnerismo. Como escribió un periodista del sitio Letra P: “hay ruido en la ´Triple Alianza´ del AMBA”. Pero cabe aclarar que se mantiene el acuerdo en lo esencial: que la crisis la paguen los trabajadores y el pueblo pobre.

Villas y asentamientos, una realidad indignante

El alarmante y predeciblemente anunciado crecimiento de la expansión del coronavirus en las villas porteñas, especialmente en el Barrio Padre Mujica –Villa 31- donde ya superan los 800 casos y se sufrió la muerte de dos referentes sociales del barrio, es un verdadero crimen social. A pesar del discurso del oficialismo y sus medios afines para diferenciarse, la Ciudad de Buenos Aires no es un país aparte, y las responsabilidades en esta situación son compartidas por Rodríguez Larreta y Alberto Fernández.
Kicillof anuncia planes de monitoreo y hasta hablan de sistemas de geolocalización (pareciera que el gobierno le agarró el gusto al control de personas); despliega destacamentos de voluntarios, pero la realidad es que hasta el día de hoy solo se testearon cuatro villas y asentamientos de los casi mil que existen a lo largo del conurbano. Allí habitan alrededor de 420.000 familias en condiciones de hacinamiento, muchas veces sin servicios básicos. Esta semana se realizarían en otros tantos test. Así las cosas, se corre el peligro serio de que el virus se extienda y que la caótica situación que hoy vemos en la ex Villa 31 sea solo un triste anticipo de lo que vendrá.
Durante la tarde del martes el gobernador realizará una videoconferencia para informar sobre el “Protocolo de Intervención para barrios populares”; no se puede perder más tiempo es urgente aplicar un plan masivo de testeos para evitar nuevos crímenes sociales entre los y las pobres del conurbano. Es necesario convocar a las organizaciones de profesionales y trabajadores de la salud para planificar controlar y garantizar su efectividad.

Un “cordón desatado”

La mitad de los casos de coronavirus se encuentran en el segundo cordón del conurbano que integra a los distritos de Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Esteban Echeverría, Ezeiza, Moreno, Merlo, Malvinas Argentinas, Hurlingham, Tigre, Ituzaingó, San Fernando, José C. Paz, San Miguel y parte de La Matanza.
Este dato no es casual. Allí viven unas 7 millones de personas, y abarca la región que más se empobreció durante las últimas décadas. No por casualidad en muchas de sus localidades surgieron los movimientos de desocupados más numerosos durante la crisis del 2001. La situación no ha dejado de empeorar, y años atrás varios analistas lo han denominado “el cordón desatado”
En el Segundo Cordón el hacinamiento es mayor; tuvo un crecimiento demográfico acelerado (3,5 habitantes/km cuadrado) que profundizó la falta de infraestructura sanitaria. Se trata de un ambiente de pobreza apto para el virus y donde, como en todo el conurbano, la asistencia alimentaria es insuficiente, sobre todo luego de la crisis de sobreprecios del Plan Alimentar, el “gran plan” anunciado por el gobierno al comienzo de la pandemia que quedó averiado desde el arranque. La llegada del virus a los barrios populares de los distintos países de América Latina está a la vista, y en este mismo momento presenciamos a pobladores pobres de Chile que exigen alimentos y son reprimidos por los carabineros. Antes había ocurrido en distintas ciudades de Bolivia.

Pandemia y pobreza

Cientos de miles de trabajadores informales llevan dos meses sin percibir ingresos, y solo una reducida parte de ellos y ellas han recibido el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de $ 10 mil una sola vez, para cubrir a todo el grupo familiar. ¡Realmente miserable!
Distintos analistas señalan que este hecho por sí solo ha elevado la pobreza un 5 %, y que solamente en el primer semestre la pandemia podría llevar el nivel de pobreza a entre un 45 y 50 % de la población del conurbano.
Un reciente documento publicado por el IDEP (Instituto de Estudios sobre Estado y Participación) establece que hacia finales del 2019 el 10 % de los más ricos de la provincia se quedaban con el 25 % de los ingresos, y que el 10 % más pobre hacía lo propio solamente con el 2 %. Esta obscena desigualdad social seguramente crecerá más aún en tiempos de pandemia.
Esa minoría de empresarios y terratenientes multimillonarios tiene que pagar la crisis. Pero los gobiernos de Alberto Fernández y de Axel Kicillof no solo siguen escondiendo el supuesto proyecto de impuestos a las grandes fortunas, sino que también les subvencionan parte de los salarios de sus empleados, cosa que no pierdan ni un centavo de sus abultadas ganancias.
El FIT-Unidad presentó un proyecto en el Congreso Nacional para crear impuestos a las grandes fortunas, a las ganancias de los Bancos y de los grandes productores agropecuarios, en vista a responder, entre otras necesidades urgentes que impone la pandemia, un salario de cuarentena de $ 30.000 para todos y todas las que se quedaron sin ingresos y un verdadero plan de viviendas y obras públicas que resuelvan definitivamente las necesidades de infraestructura y de urbanización real de villas y asentamientos, ocupando para este fin a mano de obra desocupada.

Volvemos a movilizar en Cuarentena. ¡Porque no se aguanta más!

18.5.2020

El Ministro Arroyo lleva más de 50 días sin entregar los alimentos básicos y necesarios para los comedores populares.
Ante el fracaso total del gobierno en restablecer la entrega de alimentos a los comedores populares, ratificando nuestra denuncia sobre la crisis en la compra de alimentos, y frente a la dramática situación que vivimos en medio de la cuarentena.
En la actual situación en la que muchos comedores populares no han recibido alimentos en los últimos 50 días y habiendo realizado reuniones virtuales con más de 25 organizaciones nacionales que sufren esta situación.
Y que a pesar de todos los esfuerzos realizados mediante reuniones contactos e intentos de que el gobierno comprendiera la gravedad sanitaria y alimenticia que enfrentamos en los barrios populares las organizaciones sociales y piqueteras, con presencia en casi todo el país, RETOMAMOS EL PLAN DE LUCHA que había sido suspendido a la espera de las fracasadas reuniones, en las que el Ministerio de Desarrollo Social no pudo entregar un cronograma de entregas de alimentos imprescindibles a pesar de que se había comprometido a hacerlo.
Esta situación contrasta con los subsidios a las patronales que sin embargo siguen con los despidos y con los descuentos salariales y con el pago de la Fraudulenta deuda externa, que NO SE INTERRUMPIÓ NUNCA EN MEDIO DE LA CUARENTENA!!! Los trabajadores ocupados y desocupados estamos pagando esta crisis con la falta de ingresos y hasta de alimentos esenciales mientras los grandes empresarios y banqueros no han puesto nada en esta crisis y han recibido exenciones impositivas y subsidios. La situación ha llegado a un punto límite, la cuarentena sirve si hay con que sostenerla materialmente, Casi sin alimentos y sin elementos de higiene las declaraciones de “poner la salud antes que la economía” son solo palabras.
La semana que viene reforzaremos nuestro plan de Lucha en todo el país con distintas medidas, piquetes, cortes, marchas y ollas populares, porque #ConHambreNoHayCuarentena.
POLO OBRERO – MTR HISTÓRICO – MTR VOTAMOS LUCHAR – C.U.Ba. M.T.R.- M.I.D.O.– MAR, MOV 29 DE MAYO -BLOQUE PIQUETERO NACIONAL(T.Or.Re- AGRUPACION ARMANDO CONCIENCIA-RUP- O.T.L.)- MTR 12 DE ABRIL – FDU, VUELA TRABAJAR, – AGRUP 17 DE NOVIEMBRE – M.V. y J.S. – MTL REBELDE

COVID-19 por dentro (de los hoteles)

18.5.2020

Por Iván Martín Barrera

Ante el estallido del coronavirus, se acondicionaron hoteles para quienes provenían de países de riesgo o aislar casos positivos. Esto devela la desidia de los gobiernos con quienes habitan las villas de la ciudad.

Los hoteles por dentro

Al día de hoy funcionan 15 hoteles Covid en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, además de los no-Covid donde se encuentran repatriados y repatriadas, aunque día a día y semana a semana van aumentando a partir de la demanda. En la actualidad, la gran mayoría de las personas que llega a estos hoteles proviene del Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31 y 31 bis) y del Barrio Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14). Son personas que vienen derivadas de las Unidades Febriles de Urgencia (UFUS), las cuales se encuentran en las entradas de los hospitales, de Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) o postas de salud.
En el hospital realizan un registro de casos sospechosos, contemplando si estuvieron en contacto con un caso positivo, por ser asintomático o en el caso de tener algún síntoma. A esa persona se la hisopa y si tiene algún factor de riesgo por edad o por enfermedad va al hospital, sino se deriva a un hotel. La derivación se hace en el mismo hospital, aunque puede estar esperando un día entero saber a qué hotel le derivan, sea por problemas de logística o por esperar a que se junten varies y enviarlos en transporte al hotel todes juntes.

Cuando el coronavirus no es el peor de los problemas

El problema comienza cuando la persona que va a analizarse pasa todo el día en el hospital, entre hisopado, placa y revisación y la mayoría de veces llegan al hotel sin saber el resultado del test. Lo más grave es que hay muchas madres que llegan al hotel sin nada, sin ropa, sin pertenencias, a veces con sus hijes a veces no.
Cuando llegan al hotel el protocolo es desinfectarse e ir a la habitación y recién ahí tener vínculo con el personal médico. En el primer contacto se le realizan preguntas básicas: cómo están, de dónde vienen. La situación puede ser más compleja si es que se trata de familias enteras que llegan sin nada, porque fueron al CESAC, de allí al hospital y luego al hotel sin pasar por su casa. Muchos llegan sin celulares y no tienen como avisarles a sus familias dónde y cómo están. El peor caso es la madre que fue a consultar por su cuenta y llega sola, desbordada en llanto, porque si da positivo debe quedarse en un hotel, mientras que sus hijes quedan en una casa o una pensión, donde el mayor tiene 14 años, donde muches tienen enfermedades y no tienen a nadie.
La médica con quien hablamos afirmó que “lo menos importante es que esas personas se testeen sino a cargo de quién quedan. Las personas se desbordan y lo único que podés decirles es que ´todo va a estar bien´ cuando sabes muy bien que nada va a estar bien, cuando la única solución que tenés para darle es un Paracetamol para la fiebre y llamar a Epidemiología para que te digan ´esto excede mi trabajo´. Lo único que queda por hacer en esos casos es tratar de contactar a esos pibes que no tenés como contactarlos, y cuando lográs hacerlo muchos no quieren decirte la manzana y la casa donde viven porque tienen miedo de que alguien vaya a sus casas o que testeen a quienes viven allí que tal vez son 11 personas y que no todas se conocen. Es una situación crítica porque llegan desbordades y no hay mucho para hacer”.
Otro resultado de esta saturación es que supuestamente a estos hoteles no llegan personas del grupo de riesgo, sin embargo, esta semana llegó una embarazada, que vino en un micro con muchas personas, cruzó la puerta del hotel y empezó con pérdidas, según nos contó. “Son pequeñas situaciones del colapso del sistema que recién comienza”.
Generalmente el resultado del test está en 24 hs. Si el mismo es positivo la persona permanece en el hotel 7 días, aunque si reside en una villa debe quedarse 14. Si el test da negativo, según protocolo, deben ir a sus casas. El problema es que no hay un seguimiento epidemiológico. “Si vos das negativo volvés a tu casa, pero si volvés a tu casa donde viven 7 personas más donde una es positivo en COVID-19, volvés al foco de contagio. Es el caso esta semana de una madre con un nene de 2 años asmático llega al hotel y sus resultados dan negativos, pero te cuentan que su cuñada, que vive en la misma casa, había dado negativo, volvió a su casa y ahora está con síntomas aislada en otro hotel. Por lo tanto, ella y su hijo debían volver inexorablemente al foco de contagio, con muchas posibilidades de tener que realizar todo el estudio nuevamente en el corto plazo”, nos cuenta la médica.

Crónica de un colapso anunciado

La desidia estatal fue y es protagonista del estallido del COVID-19 en las villas porteñas. Mientras se instalaban bonitos carteles amarillos indicando medidas de prevención del estilo “lavate las manos al volver a casa”, el barrio quedó sin agua durante semanas enteras. “Vecinos del Barrio Carlos Mugica nos cuentan que se contagiaron yendo a buscar agua, y tuvieron contacto con vecines que ahora saben que son positivos. No hay excusas, la desidia es una decisión política, el abandono y el sálvese quien pueda es ley desde el caso cero”.
Si bien hoy se están activando protocolos que dan respuesta y funcionan bien, aislando a las personas -más allá de los huecos mencionados-, esto se pudo haber evitado, se pudo haber actuado antes para prevenir tamaña expansión del virus en los barrios más vulnerados. El mismo domingo que comenzó el colapso, durante la exposición de la extensión del aislamiento social obligatorio, Alberto Fernández felicitó en vivo al Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por lo bien que se estaba tratando el tema en la ciudad y hoy tenemos un panorama terrible donde hay no solo un crecimiento exponencial de los contagiados, sino también muertes que se pudieron haber evitado.
Ese es el marco en que este fin de semana asistimos al crimen de Ramona Medina, vecina de la Villa 31 y militante de la organización La Poderosa. Y su caso es emblemático por muchas razones: estuvo al frente de los reclamos al gobierno de la ciudad desde el primer día, su voz sirvió para evidenciar que en los barrios populares no había medidas que garanticen un mínimo de higiene, que si la unica opción es “quedate en casa”, inexorablemente habrá una propagación vertiginosa. Hace varias semanas las y los vecinos de los barrios dieron rienda suelta a su voz en nuestro especial La Pandemia desde el Pie. Sus métodos de organización, su imposibilidad de hacer un aislamiento seguro, el día a día por el plato de comida. Y se veía, las y los vecinos veían que esto podía pasar.
Ramona es un caso testigo. No murió por una enfermedad. Fue un crimen. A Ramona la mataron. Fue la negligencia del Estado. Fue el gobierno de Larreta que no actúa en consonancia con los problemas de los barrios populares. Pero también es un llamado de atención a lo que está ocurriendo en toda la Ciudad de Buenos Aires y, por supuesto, a una situación que puede recrudecer para las millones de personas que viven en estas condiciones en todo el país. Es por Ramona, es por todos y todas.

Villa 31: el coronavirus desde el testimonio de un vecino

18.5.2020

Daniel Castillo vive en la Villa 31 (hoy Barrio Padre Mugica) desde que nació. El sábado pasado le comunicaron que fue diagnosticado como positivo de Covid-19, luego del hisopado. En las últimas horas difundió su testimonio en redes sociales, explicando la realidad desde adentro del barrio y los procesos de testeo y aislamiento. También realizó un llamado a todo el barrio a cuidarse, siguiendo el protocolo, y a las autoridades gubernamentales, para que redoblen esfuerzos. Al igual que otras voces del barrio, Daniel señaló que al conocerse el primer caso no hubo una respuesta de parte de las autoridades, insistiendo en la falta de un proceso de urbanización pertinente que, entre otras necesidades, le permita a todo el barrio tener acceso al agua potable.

Primero desde una unidad febril del Hospital Muñiz y luego desde un hotel, Daniel difundió dos videos contando su experiencia. En su primer video mostró fallas, principalmente en los recursos humanos, al señalar la falta de personal, siempre aclarando y resaltando la labor de las y los trabajadores de la salud, pero en un ambiente de mucha confusión y desinformación: “quiero que sepan lo que está pasado, es muy doloroso saber que un familiar mío pueda pasar por lo que estoy pasando yo”.
“Quiero pedirle al Presidente que por favor redoble sus esfuerzos. Nosotros cumplimos con el protocolo de aislamiento social preventivo y obligatorio. Por un mes funcionó, por un mes el virus no entró a la villa. La realidad es que Ciudad tenía que preparar algún protocolo específico en ese mes. Después de que se conoció el primer caso ya no tuvimos ninguna respuesta. No dieron participación a los vecinos, y bueno, éste es el resultado. Por la cantidad de infectados que hoy tenemos en nuestro barrio, prácticamente todos somos contactos estrechos. Tomen precaución y cuiden a sus familiares mayores”, pidió en uno de sus videos.
“Por favor tomen conciencia vecinos, está muriendo gente, esto no es joda. Estamos pasando un mal momento, pero es el momento de tomar conciencia, de ser realistas y también de exigir lo que tengamos que exigir. Con respeto, con educación y con compromiso, porque nosotros no somos ignorantes”, agregó. “Sabemos lo que está pasando, están ocultando la curva de infectados en la Villa 31. Hay un montón de gente que se va en ambulancia y no está incorporada en el sistema “testear”. A esas familias nadie las va a ver, nadie les lleva productos de limpieza o comida. Por favor, Presidente, le agradecemos las medidas que ha tomado. Nos sirvió. Nosotros vivimos en una zona de Retiro donde están las estaciones de trenes, vamos a los cajeros y los comercios que tenemos cerca a abastecernos y podemos contagiar, tienen que tomar medidas más contundentes. Por favor tomen conciencia, nuestros vecinos están en riesgo”. También Daniel le envió un pésame a la familia Galindo y se solidarizó por el fallecimiento de Víctor Giracoy “El Oso”, un vecino histórico que resistió las topadoras en los desalojos de los años 90′.
En un segundo video, horas después, mientras cumplía la cuarentena desde un hotel, Daniel envió tranquilidad sobre su estado al decir que no tiene síntomas, pero insistió en alertar sobre la precaución y en su llamado a hacerse los test y cumplir con los protocolos pertinentes. Reiteró el pedido a organismos gubernamentales para tomar nuevas medidas. En ese video precisó información hacia sus vecinas y vecinos sobre el operativo de test actual para poder realizar la mayor cantidad de chequeos: “nuestro barrio ha pasado por un montón de situaciones. Tiene más de 85 años. Pasamos dictadura militar, guerra de Malvinas, crisis del 2001, topadoras, un montón de circunstancias y hoy seguimos ahí, estamos de pie. Queremos seguir luchando. Queremos salir para adelante, seguir trabajando y darle un futuro mejor a las futuras generaciones, que son quienes van a tener que seguir peleando por la urbanización de nuestro barrio. Esto se pudo haber evitado si realmente hubiera existido una urbanización real. La realidad es que no tuvimos agua. La realidad es que hay muchas familias que tuvieron que moverse para ir a buscar un plato de comida.”
Daniel también alertó sobre la situación de la clase trabajadora. Tanto en sectores donde obligan a trabajar a gente infectada, como personas que están perdiendo sus trabajos. También se pronunció pidiendo que por favor les garanticen la continuidad de sus puestos de trabajo: “la realidad es que mucha gente de nuestro barrio está perdiendo trabajo. Los están estigmatizando por vivir en la villa. Les quiero pedir a todos aquellos empleadores que tienen a gente de nuestro barrio que nos conocen, que saben que somos trabajadores. Es mentira lo que muestran en la tele, que somos todos chorros. Esa estigmatización tiene que terminar de una vez por todas. Es lamentable este momento que estamos pasando pero tenemos que ser conscientes nosotros mismos. Solamente nosotros vamos a poder salir adelante”.
También recalcó la importancia de la ayuda estatal y de las y los trabajadores que, sobre explotados, realizan sus tareas: “a los trabajadores, a los chicos del barrio que recorren el barrio con los profesionales, que los hacen trabajar 12 horas por día, quiero mandarles un gran saludo y decirles que tienen nuestro apoyo. Ustedes están llevando adelante el operativo en el barrio”, agregó.
Daniel terminó su mensaje pidiendo nuevamente que si tienen fiebre se hagan los testeos, explicando cómo es el procedimiento. Llevó tranquilidad al informar que él está bien, y que al no tener síntomas está en un hotel, pero que a quienes tienen síntomas los llevan a un hospital para un mayor control. “Los quiero mucho a todos, tomemos conciencia. Esto se va a terminar, pero sólo si trabajamos todos de par a par. Gracias a todos los que me mandaron mensajes. Esto es con todos. Hasta luego vecinos”, cerró su video.

En el nombre de Ramona, Víctor y todos los vecinos de la 31

18.5.2020

Por Nicolás G. Recoaro

Las voces de militantes de base, trabajadores esenciales y luchadores sociales que sostienen a la barriada en plena cuarentena.

Emergencia alimentaria, sanitaria y habitacional son las demandas urgentes que solicitaron en una conferencia de prensa. Derechos básicos que el Estado le niega al barrio Padre Mugica.
“Nunca vienen tantos medios, hermano. Será que los pobres no somos noticia. Ahora se hizo viral la muerte de la compañera Ramona (Medina), igual que la de Víctor (Giracoy), y acá están los canales. Por ahí después llega el gobierno. No puede ser que tengan que morir vecinos para que se hable de nuestros problemas. Para que se sepa que el virus nos está matando”. El que habla es Ezequiel Martínez, 26 años, vecino de toda la vida de la ex Villa 31. Se gana el mango como empleado de una cooperativa que desinfecta todas las mañanas los pasillos de la barriada para mantener a raya al maldito Covid. Pero ya no alcanza. La curva de contagios en el postergado barrio Padre Mugica crece a diario un 20%. El primer caso se conoció el pasado 20 de abril. Hoy suman casi 800.
Martínez se acomoda el barbijo, mira a distancia los móviles de la TV que llenan la canchita de fútbol de la Parroquia Cristo Obrero y reflexiona: “De alguna manera, los vecinos nos tenemos que hacer escuchar, porque parece que somos invisibles para el gobierno de la Ciudad. Por eso hacemos esta conferencia, por eso labura el Comité de Crisis. La lucha es en nombre de Ramona, de Víctor, de todos los vecinos, los que te dan una mano. Los gobiernos se pasan la pelota. El Estado acá está borrado.”
Desde los parlantes que prestó el cura de la parroquia se escucha la voz firme de Silvana Olivera, vecina del Güemes, uno de los barrios que da musculatura al Mugica: “En esta cuarentena los comedores se sostienen a pulmón, con el apoyo de los vecinos, la Iglesia y las organizaciones. Dan de comer a miles. No sólo los días de semana, sino que también están las ollas populares los fines de semana, porque la cuarentena es todos los días y peleamos para que no falte el plato de comida en ningún hogar.”
Karina Calla puede dar fe de cada palabra de su compañera. La morocha es madre de dos pibes, docente y cocinera al frente del merendero Fuerza y Lucha Popular: “Dan una mano mis vecinos para conseguir la mercadería. Por eso pedimos la Emergencia Alimentaria. Sin comida, no se aguante la cuarentena.” Los cimientos solidarios de la barriada popular sostuvo la subsistencia estas semanas: “Antes daba merienda a los chicos, pero ahora vienen las familias enteras. Si antes daba 100 viandas, ahora tengo que repartirlas entre 200. Decime cómo se hace”.
Eduardo vive en el barrio hace una década. Es estudiante del Profesorado Dorita Acosta, militante de base y empleado de una fábrica. Mantiene a su familia con el magro sueldo que sus patrones le achicaron por la cuarentena: “Estamos en un momento en que se plantea el dilema de garantizar la vida o darle la manija al mercado –afirma-. Si el Estado no articula con los comedores, si no garantiza el plato de comida, los villeros estamos perdidos.” El obrero dice que conoce a varios militantes que se pegaron la peste mientras laburaban en los comedores: “¿Y quién remplaza a esos compañeros? ¿Quién va a garantizar que sigan funcionando las cocinas? Lo mismo pasa con las cooperativas de limpieza. Eso le preguntaría a Larreta, ¿quién va a limpiar las calles del barrio?”
El cura Guillermo Torre hace 20 años que predica con el ejemplo de Mugica, el santo patrono del barrio: “Ni lo dudo, Carlos seguro estaría acá, al pie del cañón, junto a sus vecinos.” El sacerdote villero escucha atento las demandas del Comité de Crisis y confiesa: “Todas las necesidades y peticiones están en ese documento: emergencia alimentaria, habitacional y sanitaria. A mí me gusta rescatar la solidaridad que afloró en este tiempo oscuro. Cómo crecieron los lazos entre los vecinos. Ahora le toca al Estado. Dar respuestas, y que sea rápido. Porque este virus no da respiro, avanza y avanza.” A su espalda, una pared tatuada con la imagen de Mugica y unas palabras que rezan: “Señor, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos.”
“Cuando se cortó el agua, lo primero que pensé fue ‘esto va a ser incontrolable’. Y así fue”, cuenta Gabriel Sánchez, comunero y médico que participa en el operativo Detectar. Después agrega: “La única certeza que teníamos era que al virus se lo combatía con higiene de manos. Pero sin agua, la mitad de la batalla la tenemos perdida.” Durante semanas, los vecinos tuvieron que cruzar de punta a punta la barriada para conseguir el insumo básico para la vida: “Y ahí creció el contagio –dice Sánchez-. El virus circula con la gente. Se armaron filas larguísimas, se pasaban de mano en mano baldes, botellas, bidones. Así estamos ahora, casi 800 positivos. Luchando contra la expansión del virus, la desidia del gobierno de la Ciudad y pidiendo que intervenga Nación. Esto cala hondo en los vecinos. Se sienten abandonados. Por eso pedimos la emergencia sanitaria.”
Las cámaras de tevé se apagan, se enrollan los cables y finalmente los móviles dejan en silencio el barrio. El doctor Sánchez tiene que volver a recorrer los pasillos para entrevistar a posibles vecinos contagiados. Pero antes, recuerda a Ramona y a Víctor: “Queda la angustia, la bronca, el dolor por saber que sus muertes se podían haber evitado. Por ellos y los 50.000 vecinos del barrio no vamos a bajar los brazos.”

Usted es el visitante N°