El gobierno porteño armó, bajo engaños, un desorganizado simulacro de «clase» al aire libre
8.10.2020
Se suponía que les iban a entregar una netbook para tener clases virtuales, pero en realidad el gobierno porteño convocó a estudiantes a sentarse una hora en una cancha de basket a que les expliquen cómo usar la computadora que finalmente no les dieron. La prensa presente les tuvo que advertir que los niños y niñas llevaban demasiado tiempo bajo el sol sin agua para que al menos los hagan esperar a la sombra.
El gobierno porteño empieza a ensayar escenarios posibles para la vuelta a clases sin el aval de los sindicatos, que acusaron a la administración de Horacio Rodríguez Larreta de buscar el contagio.
Así lo afirmó Eduardo López, dirigente de UTE-Ctera, a mediados de septiembre, cuando surgió la propuesta del Gobierno de la Ciudad de que haya clases presenciales en las plazas y otros espacios abiertos. «Horacio Rodríguez Larreta lo que busca es contagiar a la comunidad educativa». Bajo la consigna «las escuelas no son bares» (por la idea de que se sacan mesas a la calle) el gremio Ademys también se manifestó en contra.
A la semana siguiente, el 21 de septiembre, los ministros de Educación de Nación, Nicolás Trotta, y de ciudad, Soledad Acuña, acordaron junto a sus pares de Salud, Ginés González García (Nación) y Fernán Quirós (Ciudad), definir una serie de criterios epidemiológicos objetivos para establecer cuándo será el momento oportuno para comenzar con el dictado de clases en escuelas o espacios adecuados para evitar el contagio del coronavirus. «No hay acuerdo, sí hay una agenda de trabajo. En ningún momento se planteó que los chicos pueden volver a las plazas o patios de las escuelas», resaltó Trotta en declaraciones al canal A24.
Este miércoles, estudiantes de escuela primaria de la Ciudad que habían perdido vínculo con la comunidad educativa por falta de elementos de conectividad fueron citados en el Polideportivo de Parque Patricios con la promesa de que les iban a entregar una netbook.
Los hicieron sentarse en pupitres distribuidos a distancia sobre una cancha de basket de cemento, bajo el rayo del sol, donde un docente les explicó cómo usar la computadora que finalmente no se llevaron.
Luego de la clase, los demoraron una hora más para poder salir. Les aseguraron que se iban a encargar de su movilidad pero muchos taxis que nunca llegaron y algunos se retiraron en autos particulares tipo Uber.
El cronista Mauricio Polchi, presente en el lugar, relató la secuencia.