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Rodríguez Larreta y los anticuarentena

25.8.2020

Por Mariana Gené

¿Cómo es posible participar de una marcha de rechazo a la cuarentena decidida por un dirigente del mismo partido?, se pregunta Mariana Gené en esta nota que bucea en las profundidades de Juntos por el Cambio y llega a una conclusión: aunque hay dos grandes corrientes opositoras, la de quienes gobiernan y quienes no, ambas tienen incentivos para permanecer unidas de cara a las próximas elecciones.

El coronavirus plantea un tiempo extra-ordinario para el mundo entero, y también para la política. Es evidente el cambio de agenda y de urgencias que supuso para el Frente de Todos. Pero también para la oposición implicó recalcular estrategias y definir liderazgos. Y desde Juntos por el Cambio (JxC) lo hacen con una impronta bifronte.
Podemos hablar de dos JxC: los que gobiernan y los que no. Los desafíos de unos y otros son, desde ya, distintos. Ser gobierno implica gestionar y ofrecer soluciones en el día a día, así como garantizar la gobernabilidad en un contexto de crisis. Para quienes gobiernan la tensión entre lo deseable y lo posible está omnipresente, y eso genera dilemas que deben responderse en la práctica, con los recursos y los equilibrios de poder disponibles. Quienes ejercen la oposición, en cambio, ya sea desde el Congreso o desde el llano, tienen el desafío fundamental de disputar la agenda, ser relevantes y representativos de sus bases, incluso intentar ampliarlas. La “ética de la responsabilidad” tiene un peso menos contundente: no hay que comunicar decisiones difíciles, no hay que hacerse cargo de sus efectos no deseados, y siempre pueden proponerse medidas de máxima difíciles de llevar adelante o criticarse las políticas implementadas aún cuando no se tengan mejores ideas bajo la manga.
El JxC que gobierna está compuesto por actores diversos: los intendentes, los tres gobernadores radicales y sobre todo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Sus apariciones en público durante estos meses apelaron a la moderación y avalaron la estrategia nacional ante la pandemia. Incluso con idas y vueltas –como en el caso del gobernador jujeño Gerardo Morales, que realizó un temprano pedido de regreso de clases que luego dejó atrás ante la suba de casos– apoyarse en la idea de consenso, de trabajo coordinado frente a un peligro tan nuevo y acechante, tuvo ventajas para ellos y para el gobierno nacional.
Quienes gobiernan necesitan fondos para aplicar medidas de emergencia, deben pagar sueldos en un momento en el que la recaudación está en caída libre, necesitan que el gobierno evite el default para sanear las deudas provinciales y volver a conseguir créditos, y precisan que sus sistemas de salud no colapsen (sobre todo en el AMBA, pero lo mismo puede decirse del resto de las localidades donde empieza a haber circulación comunitaria del virus). En el federalismo argentino el Estado nacional concentra gran parte de los recursos, es el que puede emitir moneda y facilitar fondos específicos. Por eso se mostraron con el presidente, buscaron presentarse cautos, gestionando, resolviendo las urgencias, cuidando a los habitantes de sus distritos. No eligieron la polarización porque hubiera sido suicida en este momento.
Entre los miembros de JxC que no gobiernan se cuentan figuras de gran visibilidad, como el propio expresidente Mauricio Macri o la titular del PRO, Patricia Bullrich, pasando por muchos dirigentes que dejaron la gestión del Ejecutivo el año pasado. Frente a la estrategia dialoguista de los que gobiernan, muchos de estos dirigentes pasaron de un primer momento de espera por la pandemia a una nueva apuesta por la polarización. En especial los que pertenecen al PRO. Después de las elecciones de 2019, conquistar el centro parecía la estrategia ganadora, y eso, sumado al inicio del coronavirus y la alta aceptación conseguida por Alberto Fernández, contribuirían a suspender la grieta. Pero a los pocos meses de gobierno empezó a mostrarse nuevamente ese músculo: a fin de marzo el presidente llamó “miserables” a los grandes empresarios que despedían trabajadores en la pandemia y casi de inmediato se organizó un cacerolazo en las redes sociales pidiendo que los políticos se bajaran los sueldos. Bullrich acompañó la iniciativa junto con otros representantes en el Congreso, frente a la molestia de Rodríguez Larreta. Luego llegarían otras movidas: la crítica a “la cuarentena más larga del mundo”, Vicentin, la reforma judicial o simplemente la figura de Cristina Fernández de Kirchner. Desde la “caravana por la libertad” en mayo hasta el banderazo contra el gobierno en julio y la marcha por la libertad realizada hoy, Macri, Bullrich y dirigentes como Fernando Iglesias impulsaron la movilización. La semana pasada, al cumplirse un año de las PASO, Laura Alonso y Pablo Avelluto afirmaron vía Twitter que se había dado “el primer paso hacia un abismo” y que muchos argentinos habían elegido “atrasismo, impunidad y venganza”. Esos distintos mojones sirvieron para volver a instalar el repertorio en el que fueron exitosos en 2015 y 2017: la defensa de las libertades individuales, el discurso anticorrupción y los valores republicanos frente al fantasma de “convertirse en Venezuela”.
Esa estrategia es eficaz para cuidar su base social más intensa (y movilizada). Hay que recordar que parte de la merma de votos por derecha que JxC sufrió en las PASO de 2019 (con casi el 5% de los votos para Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert) pudo recuperarse en la segunda vuelta, yendo a buscar ese electorado en las marchas del “Sí se puede” y a partir del endurecimiento de Macri en la campaña, con el discurso anti-aborto y el mayor protagonismo de su candidato a vice, Miguel Ángel Pichetto. Pero eso, por ahora, no alcanza para ganar. Y todos tienen un ojo puesto en las elecciones del año que viene.

¿Cuestión de ideas o cuestión de estilos?

¿Hay solo un reparto de roles y aspiraciones entre los dos JxC? ¿Se trata además de diferencias ideológicas? ¿Pueden llegar hasta una ruptura?
“Dialoguistas” y “duros” hubo siempre, pero la pandemia exacerbó la importancia de este nuevo clivaje: los que están en el gobierno y los que no. Entre ellos hay tanto distintos márgenes de maniobra como distintas lecturas de lo que quieren sus votantes (y de lo que van a valorar en el futuro). Como correlato, hay un JxC para distintos electores: los que demandan gestión y cierta moderación ante una crisis de tamaña magnitud, y los que tienen sed de polarización y claman por diferenciarse. Claro que el tiempo va haciendo variar esas posiciones: cada vez hay menos paciencia con la cuarentena, aún en el pico de contagios, y por eso no se detienen las aperturas en la CABA.
Pero las diferencias son mucho menos ideológicas o programáticas que tácticas, al menos entre los miembros del PRO. Se trata de desacuerdos sobre la metodología más conveniente para ampliar las bases de sustentación, que ya estaban presentes durante su etapa en el gobierno. Por ejemplo, entre los “PRO puros” comandados por Marcos Peña y los de origen peronista liderados por Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. Para los primeros se trataba de reforzar la marca partidaria del PRO, apelar a su electorado sin intermediaciones y retener un control férreo de las decisiones; para los segundos, conseguir nuevos aliados y seguir sumando socios políticos a los que ofrecer lugares reales en la mesa de discusión para poder avanzar con las reformas.
Claro que el posicionamiento frente al coronavirus los expuso a situaciones incómodas. Desde la carta sobre la “infectadura”, hasta la convocatoria de una marcha opositora (“17A”) en pleno pico de contagios, la dinámica del sector más radical comprende a ex funcionarios y políticos de alto perfil, pero también a otros referentes “sueltos”, como el actor Luis Brandoni o la científica Sandra Pitta. ¿Cómo funciona una coalición en donde un sector cuestiona una cuarentena que establece el jefe de gobierno de ese mismo sector? ¿Cómo se compatibilizan los anuncios mesurados de Rodríguez Larreta, Diego Santilli o su ministro de salud Fernán Quirós con las diatribas contra esa misma estrategia de otros referentes del PRO? Los miembros del ala “dura” por momentos deben hacer malabares para asumir esas posiciones y a la vez negar las críticas que les objetan su responsabilidad sobre la multiplicación de contagios. Así, Patricia Bullrich eligió respaldar la marcha y sus consignas, pero desmarcarse de su organización: “no estoy convocando, voy a participar”. Y lo mismo ocurre cuando les preguntan en los medios por las decisiones del jefe de gobierno luego de que critiquen las medidas del presidente. Defender al primero y cuestionar al segundo por iniciativas conjuntas resulta todo un desafío. Pero también el jefe de gobierno debe manejarse con cautela frente a una parte importante de su propio partido y de su base electoral. Por eso afirma que “no va a participar” de la marcha pero también que defiende “el derecho a manifestarse”. En este momento son más visibles las tensiones que la virtuosa división del trabajo entre unos y otros.
¿Y los radicales? Los miembros de la otra gran pata de JxC están viendo si esta es la ocasión para disputar liderazgos. Si hubo cortocircuitos durante toda la gestión, era esperable que los hubiera después del fracaso económico y la derrota electoral.
Sin embargo, el hecho de haber abandonado el poder con el 40% de los votos hace que una ruptura resulte poco probable. Hay muchos elementos que hacen a la coalición beneficiosa para sus integrantes: lo fue desde el inicio para la UCR, tanto por el alcance en cargos como por la revitalización de un partido que disponía de una presencia capilar en todo el país, pero de ningún candidato capaz de traccionar votos a nivel nacional, como muestran los artículos de Javier Zelaznik o Carla Carrizo en el libro compilado por Andrés Malamud Adelante radicales (1). Y lo sigue siendo ahora por su potencia electoral, probada en el caudal de votos con que dejaron el poder en medio de la crisis económica. En las legislativas del año que viene JxC y sus aliados ponen en juego 60 de sus 116 bancas, de las cuales 26 corresponden al PRO y 26 a la UCR. Pero además hay una base social a la que representar: el electorado no peronista que había quedado huérfano de representación tras la crisis de 2001 y que la UCR y el PRO se disputan pero pueden conquistar de forma más eficaz estando juntos. Esa base social parece más apetecible y por momentos ampliable cuando se anuncia el fin de la luna de miel de la ciudadanía con el presidente Alberto Fernández o cuando se hacen proyecciones desoladoras sobre lo que vendrá en términos sociales y económicos. Pero para octubre de 2021 todavía falta mucho, y pueden pasar una enormidad de cosas. Y para el 2023 falta todavía más.
Es necesario un trabajo político continuo para limar asperezas entre todas las fracciones de JxC. La presencia de más radicales en la mesa de discusión es una muestra de ello: durante el gobierno sólo estuvo Ernesto Sanz los primeros meses, y luego ningún miembro de la UCR fue invitado a esos cónclaves, mientras que en los encuentros por Zoom que hicieron los principales líderes de JxC antes y después de que Macri partiera a Francia hubo cuatro radicales presentes: Mario Negri, Luis Naidenoff, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo.
En todo caso, la apuesta a discutir los liderazgos de la coalición está en marcha, y la pandemia no la frena. En el radicalismo quieren hacerlo hace rato, y creen que la mala performance económica del gobierno de Macri les dejó el camino abierto para ello. Claro que para dar esa disputa necesitan un candidato potente. ¿Ahora que Macri se fue a París es el momento? También dentro del PRO muchos quieren dar esa pelea, y las posiciones opuestas frente a la gestión de la pandemia subrayan esas diferencias. Pero no es tan fácil. El PRO es un partido político heterogéneo, con muchos dirigentes y militantes, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, pero con un líder claro, al menos hasta ahora. ¿Macri vale por sí mismo, como una suerte de líder carismático, o cualquiera que se presente contra el peronismo podría representar por igual ese espacio? Ese interrogante, sin dudas, está abierto.

Nota:
(1). Editorial Capital Intelectual, 2019.
Mariana Gené. Socióloga (Conicet-Unsam).

La Villa en tiempos de Covid

23.8.2020

Por Ignacio Pizzo (*)

Niñez y vejez transitan sus encierros en los arrabales de la miseria, tumbas de gloria, pena y olvido, en el patio trasero de la ciudad. A metros de la cuenca capitalina del Riachuelo se alza la Villa 21-24. La parroquia Caacupé sobre la avenida Osvaldo Cruz recibe cada mañana a las familias que buscan alimentos y quizá, el agua bendita que cure las pandemias de cualquier tipo.

Tratan de respetar la distancia de metro y medio, pero los pequeños seres humanos portadores de infancia se escapan de las manos de sus niñas madres, para abroquelarse bajo los fríos de la temporada invernal. La economía del despojo, la aceleración y el desastre también aceleró e incrementó los habitantes del barrio y así también los requerimientos alimentarios.
Frente a Caacupé, diminuto, a cargo de un área programática de aproximadamente 20.000 habitantes, en un barrio donde se calcula que habitan entre 55.0000 o 60.000, se encuentra el Centro de Salud y Acción Comunitaria Arturo Oñativia, “el 8”, como lo nominaliza el ministerio y la jerga barrial. Ahora refuncionalizado, con una atención particular, donde las rejas de la ventana del salón de usos múltiples se convirtieron en lo que se llama triage, donde se realizan preguntas de rigor antes de entrar: ¿Tuvo fiebre, tos, dolor de garganta, dificultad para respirar, huele bien los olores, vómitos, diarrea, siente el gusto a la comida o estuvo en contacto con alguien con Coronavirus?
El 8 supo ser el lugar de reunión de costureras y fue un logro de la comunidad el hecho de haberlo convertido en un centro de salud. Probablemente la venganza por tal osadía, sea postergar eternamente su ampliación.
Detrás de la mascarilla se distorsiona la visión a través del acrílico. El doble barbijo comprime la cara, se empañan los anteojos. Hay hastío, hartazgo. Se extraña el llanto de los niños en la balanza para el seguimiento de su situación nutricional, se extraña preguntar sobre sus primeras sonrisas, sus primeros balbuceos, sus primeros pasos. Se extraña a las doñas que vienen a controlar su presión arterial o su glucemia. Se aborrece la idea de despachar métodos anticonceptivos a través de una ventanilla.
Frente a la comunidad el equipo resulta desconocido, escondidos detrás de la escafandra plástica. Frente a los integrantes del centro de salud, el paisaje de la miseria planificada, sin agua, sin cloacas, con más posibilidad de morir por riesgo eléctrico que por covid-19, y la resignación generalizada de quien busca alimentos que hubiese preferido ganarse con el único factor proveedor de humanidad: el trabajo. Pero el andamiaje económico y social supo aliarse con el Virus SARS Cov-2 para aniquilar sueños de progreso. Pestes y modelo económico son aliados eficaces para tal fin.
Mientras los expertos territorializan la epidemia y presentan ejes de abscisas y ordenadas (1) donde hay curvas y contra curvas, Celina trata de rescatar temprano un número para la farmacia, de los diez disponibles que el sistema mezquino tira a la marchanta.
Su propósito es conseguir la mayoría de los fármacos para su hijo con síndrome de Down. Su cuerpo asténico (2) se desplaza por los pasillos, y llega con su tapa-boca, de puntillas, como pidiendo permiso. Sin embargo, no cesa su resistente lucha para el cuidado de Esteban, su hijo. Ella sabe de cuidados y de acompañamientos tanto o más que los integrantes formales del equipo de salud. Ella integra el equipo de salud, pero quizá el equipo no lo sepa.
Tal vez Ema, recientemente separada madre de un niño de 1 año quien el día anterior consultó en forma telefónica, no quiera llevar a su pequeño a la UFU (Unidad Febril de Urgencia), porque tiene otros tres pequeños, y teme que la dejen aislada junto con su niño, pero lejos de sus otras bendiciones, como ella llama a su grupo familiar. Sin embargo, concurre al 8, porque la respiración de Bruno, durante una noche de lobos fríos y abrumadores ruidos, que no eran precisamente cantos de sirena, se aceleró y con tal hambre de oxígeno multiplicó el insomnio en el cuadrilátero que tienen como vivienda.
Mientras se utiliza la vestimenta de manera tal de multiplicar las barreras que atajen gotas de aerosoles transbordadores de virus, se llama al servicio de emergencias, SAME, para que rápidamente se haga presente y pueda trasladar a Ema y a Bruno, con el objetivo de permanecer en una cama hospitalaria y brindarle el oxígeno farmacológico que el aire atmosférico no puede otorgarle. Pero el sistema que impide vivir, también pretende dejar morir, como ocurrió con las Ramonas. Y los pobres y miserables siempre deben dar explicaciones de su miseria y de su pobreza, frente a intermediarios que cuidan la plata del patrón Estado.
Se naturaliza que las 4 horas de espera de ambulancia, sean consideradas pocas. Mientras, Ema está tranquila en el consultorio de aislamiento improvisado, porque su niño se durmió gracias al salbutamol, al corticoide, y al regazo materno.
Afortunadamente sus músculos respiratorios no se agotaron, pero Bruno debe afrontar, aparte de otra internación, un hisopado nasofaríngeo que confirme o descarte COVID-19, aparte de sus previas nanas alveolares, su hambre sistémico, y el olvido-desprecio de una sociedad que no ama ni alimenta.
La escafandra de acrílico, el barbijo y el camisolín hacen irreconocibles a los integrantes del equipo de salud. Los equipos de protección personal de alto costo y baja calidad llegan, al ministerio rogando, pero con el grito dando. Del otro lado de la reja con el frío tatuado en cada articulación del esqueleto, Mirta busca a su doctora, y no sabe con quién está hablando si con un ser humano trabajador de salud o con Darth Vader (3). Insistente, angustiada, con dolores musculares y articulares. Pero el encierro y el abrazo que la cuarentena impide, genera un dolor refractario a los antiinflamatorios.
Los cuerpos derribados por el irrespetuoso despojo, son la imagen que nuestro espejo social nos devuelve ante el desprecio hacia nuestros mayores. La sentencia condena al ostracismo y al olvido del encierro institucional geriátrico o el encierro domiciliario, con la excusa del cuidado. No obstante, los portadores de la ancianidad liman los barrotes del calabozo carcelario-villero. Salen de su pequeño cubículo de ladrillo sapo, premio otorgado por los servicios prestados a la empleada doméstica o al albañil jubilado que limpian y construyen respectivamente las casas del opresor propietario de macetas. Los despreciadores seriales a su vez se quejan de las consecuencias que generan las condiciones que ellos mismos, los propietarios, imponen a sus despreciados posando el pie en su cabeza.
Es así como niñez y vejez transitan sus encierros en los arrabales de la miseria, tumbas de gloria, pena y olvido, en el patio trasero de la ciudad. Son cuentos de no-ficción, a través de unos ojos que ven gente caer del otro lado del acrílico de la escafandra de plástico.

(1) La abscisa es la coordenada horizontal y la ordenada, la vertical, en lo que se conoce como coordenadas cartesianas.
(2) Astenia es la debilidad o fatiga general que dificulta o impide a una persona realizar tareas que en condiciones normales realiza fácilmente.
(3) Personaje central de ficción de la película Star Wars.
(*)Médico Generalista. Casa de los Niños, Fundación Pelota de Trapo. Cesac 8 –Villa 21-24.

Franco Martínez fue encontrado muerto y su familia pide que se investigue homicidio

22.8.2020

Luego de casi un mes de búsqueda de Franco Martínez, este viernes el joven de Lomas de Zamora fue hallado sin vida y colgado en la Reserva Ecógica de la Ciudad de Buenos Aires. El conjunto de sus hermanos difundieron un comunicado tras reconocerlo donde exigen una investigación “en serio” ya que denuncian que el fiscal les informó que “ya quiere cerrar abruptamente la causa y cremar el cuerpo de nuestro hermano bajo la carátula de “suicidio”. Por este motivo anunciaron que iniciarán los trámites para pedir un cambio de carátula en la causa iniciada en CABA para investigar la posible comisión de un homicidio.

“Lamentablemente, el cuerpo que encontraron ayer, corresponde a mi hermano Franco Martínez. Muy turbio todo. Investigaremos”, publicó la hermana de la víctima, Lisette, esta madrugada a través de Facebook. Faltaban días para que se cumpliera el mes de la desaparición del joven de 21 años que era buscado intensamente por sus familiares y amigos.
En el comunicado oficial publicado hoy al mediodía su familia compuesta por sus siete hermanos, cinco varones y dos mujeres, expresaron una serie de irregularidades tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Franco. En primer lugar apuntan que “Hoy a las 4 de la madrugada pudimos reconocer a nuestro hermano a través de sus pertenencias, luego de casi 48 horas de que la policía dice haber hallado su cuerpo en la Reserva Ecológica. En el bolsillo de su pantalón estaba su DNI y jamás nadie nos lo informó”.
En segundo lugar su familia expresa “Nos hicieron esperar para identificar a Franco hasta este sábado, día en el cual la Fiscalía 11 de CABA no nos atiende los teléfonos. El fiscal nos informó que ya quiere cerrar abruptamente la causa y cremar el cuerpo de nuestro hermano bajo la carátula de “suicidio”. La familia RECHAZA esta hipótesis y exige una investigación en serio, es INACEPTABLE que la Fiscalía se niegue a hablar con nosotros, se niegue a mostrarnos los resultados de la autopsia y quiera eliminar el cuerpo de Franco”.
Días atrás la familia había organizado una manifestación en las puertas del nuevo edificio del Ministerio Público que se encuentra en los Tribunales de Lomas. “En 48 horas el instructor consiguió lo que Marcela Juan no consiguió en 20 días. Es lamentable, porque cada hora y cada día es importante”, había remarcado Lisette, una de sus hermanas hacía una semana cuando hubo avances en la investigación. Habían descubierto que Franco habría sacado un permiso de circulación con rumbo a Palermo donde su familia creía que iba a atenderse problemas de los meniscos; y otro permiso para Almirante Brown para visitar a su hermana. Según los registros de su tarjeta SUBE Franco había cargado saldo suficiente para ir y volver hasta Lomas de Zamora. “Esto acredita que no tenía intención de cometer suicidio” dice su familia y asegura que Franco no conocía la reserva ecológica donde encontraron su cuerpo colgado. “Asimismo, el lugar es actualmente inaccesible para el público por las restricciones por la pandemia de COVID-19. ¿Cómo habría hecho para ingresar, sorteando todos los puestos policiales y las cámaras? ¿Cómo puede explicarse que habría estado 29 días colgado de un árbol sin que nadie lo viera? Estos son solo algunas de las dudas razonables que planteamos”.
Por último, sus hermanos y hermanas pidieron que se inicien los trámites para pedir un cambio de carátula en la causa iniciada en CABA para investigar la posible comisión de un homicidio y avanzar en la investigación de las cámaras de seguridad de la Reserva ecológica ya que hasta el momento apuntaron que “sospechosamente” les rechazaron el pedido para acceder a las filmaciones.

Quieren un “Día del Activismo por la Diversidad Sexual” nacional

20.8.2020

Desde 2012 se conmemora en la Ciudad de Buenos Aires del Día del Activismo por la Diversidad Sexual, en homenaje a Carlos Jáuregui. Todavía no hay una fecha a nivel nacional que conmemore el activismo por la diversidad, y eso se busca establecer.

La diputada nacional Gabriela Estévez, del bloque Frente de Todos, presentó ante la Cámara Baja un proyecto de Ley para declarar al 20 de agosto como “Día del Activismo por la Diversidad Sexual”, en coincidencia con la fecha del fallecimiento de Carlos Luis Jáuregui.
Según informaron, el proyecto es impulsado continuamente con la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y la Asociación Civil Devenir Diverse. Es una medida para conmemorar al activista por la diversidad, que murió en 1996.
“Este proyecto es un homenaje a su incansable militancia y su enorme aporte a la visibilidad y la construcción ciudadanía del colectivo LGBTTIQ + en Argentina, y, en su nombre, también un homenaje a todas y todos los activistas que trabajan por una sociedad igualitaria y libre de discriminación”, comentó la diputada Gabriela Estévez.
Un punto para destacar de la iniciativa, es que instruye al Ministerio de Educación de la Nación para que acuerde con las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones la incorporación de este día a los contenidos curriculares del sistema educativo en sus distintos niveles.
La legisladora indicó que con este proyecto se busca contribuir a la construcción de memoria y a la educación con perspectiva de diversidad sexual recuperando el legado de Carlos Jáuregui, una de las figuras políticas más relevantes de nuestra democracia.
César Cigliutti, presidente de la CHA, dijo que acompañan la iniciativa de la diputada, y agregó que Jáuregui, “además de ser una figura emblemática, es un símbolo que sintetiza al movimiento LGBTTIQ +, porque fue uno de los grandes articuladores del mismo. Él trabajaba para que seamos una comunidad”.
Por su parte, Martín Apaz, fundador de Devenir Diverse, comentó que el activista “supo comprender la importancia estratégica de la visibilidad como herramienta política y fue pionero en la lucha por los derechos civiles, dos cuestiones que siguen teniendo vigencia.

EMERGENCIA SOCIAL EN LAS VILLAS PORTEÑAS

19.8.2020

Segunda marcha Villera a la Legislatura Porteña por la Emergencia Social

Respetando el distanciamiento social y cuidándonos entre todxs esta movilización contra Larreta y por la Ley de Emergencia Social se realizará todos los miércoles hasta obtener respuestas.
«Estamos acá porque queremos que se declare la Emergencia Social por la situación de salud y por la grave crisis económica que desató esta pandemia en nuestros barrios. Sostenemos las tareas de cuidado a diario, asistimos a nuestros vecinxs puerta a puerta y nuestros barrios permanecen sin urbanizar, sin luz, sin agua y sin conectividad.», expresó Mónica Ruejas presidenta del barrio Los Piletones y Referenta de la Corriente Villera Independiente.
Las calles son nuestras no de los oligarcas de la derecha!
Corriente villera independiente
UTEP CABA

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