Comunicadores del Sur

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Larreta: no somos los últimos en la fila

7.5.2021

Por Walter Córdoba*

El referente social recuerda a Teodora Olloa, cocinera del merendero Juana Azurduy de la villa 31 de Retiro, a días de su fallecimiento por COVID 19, el 3 de mayo. El reclamo más vigente que nunca de la necesidad de incluir a los y las trabajadoras comunitarias en las prioridades de la campaña de vacunación.

Hace unos días perdimos a Teodora al frente de la pandemia, luchando contra el hambre.
Teodora Olloa cocinaba para 70 familias en el merendero Juana Azurduy de la villa 31 de Retiro. Se nos fue otra compañera, otra luchadora, otra mujer solidaria que pese a sus propios problemas de salud, se ponía de pie para sostener la alimentación de las familias de su barrio.
Al principio preparaban viandas que se distribuían desde el merendero, pero cuando la segunda ola se puso brava, los más jóvenes empezaron a ir puerta a puerta entregando la comida a cada familia, y era Teodora quien coordinaba esa distribución.
Sabía muy bien dónde vivía cada uno, cuántos chicos había en cada casa, dónde estaban los aislados y dónde los adultos mayores. Ella era una mujer muy comprometida, porque sabía que la necesidad erap y sigue siendo, muy grande.
Incluso estando internada en sus últimos días en el Hospital Fernández, no dejaba de enviar WhatsApp y preguntar, preocupada, porqué había nuevas familias que pedían un plato de comida para llevar a su mesa.
Pero todo esto al gobierno de Larreta no le parece un trabajo esencial que merezca un lugar de prioridad dentro del calendario de vacunación.
En efecto, junto con el dolor que sentimos por la pérdida de nuestra compañera luchadora y solidaria, sentimos mucha bronca, porque este gobierno parece no oír los reclamos populares y nos deja al final de la fila.

Hace varios meses que las organizaciones sociales le venimos solicitando al gobierno porteño vacunas para quienes realizan todos los días un trabajo esencial de cuidado comunitario en los barrios populares. Sin embargo, pareciera ser que no sabe, no oye, no ve, o no le importa.
Pareciera ser que en la Ciudad de Buenos Aires las vidas de los sectores populares no valen.
“Los vecinos” siempre son los que pertenecen a un determinado sector y los rostros, las historias y las vidas de los sectores populares tienden a pasar desapercibidas y a no estar incluidas en la lista de prioridades, como si hubiera ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
Teodora Olloa tenía 59 años, vivía en la Villa 31 con su marido, dos hijas y tres nietos en una vivienda demasiado pequeña para todos, luego que el plan de “urbanización” vinculado al negociado inmobiliario llegara al barrio y fueran desalojados de su casa que estaba ubicada en el sector Bajo Autopista.
Comenzó a trabajar en los comedores y merenderos de la zona hace siete años. Tenía un rol de coordinación en el merendero Juana Azurduy, y a su vez colaboraba y cocinaba para otro comedor de la zona.
Quienes compartían con ella las labores cotidianas destacan, además de su solidaridad y compromiso, su lado más amoroso, recordando cuando le cocinó ese ceviche, la comida preferida de una de ellas, en el día de su cumpleaños.
Por la memoria de Teodora Olloa, que se suma a la de Víctor “El Oso” Giracoy, Ramona Medina, Agustín Navarro, Víctor Ávila, Pedro Condorí, Salvador Benítez y Carmen Canaviri, una larga lista de trabajadores comunitarios fallecidos durante la pandemia.
Las organizaciones sociales vamos a seguir reclamando que el gobierno porteño reconozca nuestras voces y oiga nuestros reclamos: vacunas y reconocimiento para las personas que trabajan en el cuidado comunitario de los barrios populares. Cocineras, promotores en salud, educación, género.
Una inmensa red viene sosteniendo el tejido social, golpeado por la crisis de los años macristas, y ahora golpeado por la crisis producida por la pandemia, en su primera y segunda ola, tanto en su faceta sanitaria como económica.
Las organizaciones sociales sabemos que nadie se salva solo, es por eso que venimos redoblando esfuerzos y desplegando un trabajo local y territorial esencial.
Estamos presentes donde el Estado no llega: en las postas sanitarias, en el acompañamiento de aislados, orientando a los vecinos según los protocolos, en la distribución de insumos, en la asistencia alimentaria, en los apoyos escolares para los pibes y las pibas a los que el gobierno les negó sus notebooks y no les otorgó conectividad, en las consejerías de género ante la violencia machista y en la infinidad de tareas y urgencias que cubrimos a diario.
En la Legislatura se aprobó recientemente un proyecto de ley que promueve la vacunación prioritaria contra el coronavirus para quienes realizan trabajo de cuidados comunitarios en los barrios populares.
Estamos esperando que el gobierno porteño oiga por fin nuestros reclamos, o al menos cumpla con la reciente ley sancionada y vacune, en forma rápida y efectiva, a quienes todos los días arriesgan su vida en favor de sostener y cuidar a la comunidad en su conjunto.
Cuidemos a quienes nos cuidan. No podemos seguir siendo los últimos de la fila.

*Referente de Somos Barrios de Pie CABA, consejero del CESBA y secretario de Bienestar Social de la UTEP.

Reclaman por conectividad

6.5.2021

Este jueves 6 de mayo, a las 13, Jóvenes de Pie y Movimiento Sur realizarán una clase pública en el Obelisco y en el Ministerio de Educación de la Ciudad para reclamar que se tomen medidas urgentes para solucionar el grave problema de conectividad que está dejando sin la posibilidad de estudiar a miles de pibes y pibas en todo el país.

Reproducimos convocatoria:
“Parece que el gobierno no sabe que la educación virtual no existe en los barrios populares y que tampoco existió durante el 2020, el tiempo que duró la cuarentena estricta.
Recientemente el Gobierno Nacional anunció la entrega de 633.000 netbooks a chicos y chicas de todo el país. Medida que consideramos necesaria pero no suficiente, ya que recién la primera entrega será de 80.000 equipos en julio y no resuelve la conectividad.
La semana pasada fue publicado el estudio “Efectos sociales del escenario Covid-19 en las comunas y villas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” elaborado por la Defensoría del Pueblo, que recoge datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. El mismo arrojó que casi la mitad de los hogares situados en los barrios más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron déficit de conectividad en internet, además de falta de computadoras durante el año pasado. Un 43,8 % de hogares de villas de la Ciudad no contó con computadora, a la vez que un 45,9% de los hogares no contaron con servicio de internet.
Los pibes y pibas de los sectores más humildes también necesitan estudiar y prepararse para el futuro. El 60% de nuestra juventud es está por debajo de la línea de pobreza y su única esperanza es poder formarse para poder conseguir un empleo en el futuro que los saque de la marginalidad a la que esta realidad insensible los condena.
Nuestras exigencias son:
– Acceso libre y gratuito al WiFi en las barriadas populares.
– Entrega de dispositivos (netbook) para poder estudiar. No hay futuro sin educación.
– Aumento de becas y eliminación de requisitos burocráticos innecesarios.
– ¡Allí donde hay cursada, que sea en condiciones seguras! Arreglo de todas las instituciones educativas y provisión de alcohol y kits sanitarios para docentes y estudiantes.
¡Que ningún pibe ni ninguna piba se quede afuera durante la pandemia! ¡La educación en nuestro país debe ser pública! ¡Estudiar no es un privilegio y sin conectividad no hay Educación!
¡QUEREMOS ESTUDIAR!
#QueNadieSeQuedeAfuera

Presencialidad en las escuelas porteñas: ¿Todos deciden menos la docencia y las familias?

5.5.2021

Por Hernán Cortiñas y Virginia Espeche

Este martes el fallo de la Corte Suprema de Justicia nacional le dio la razón a Larreta. Acto seguido, el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales. ¿En qué quedamos? Un tire y afloje con los docentes y familias como convidados de piedra.

Este martes el fallo de la Corte Suprema de Justicia Nacional le dio la razón a Larreta. Acto seguido, el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales. Por su parte, la conducción del sindicato mayoritario UTE-Ctera convocó con un flyer vía Whatsapp al doceavo paro consecutivo sin haber impulsado ningún plenario general resolutivo desde el comienzo de la medida de fuerza. La docencia delibera en las escuelas y quiere hacer escuchar su voz junto a las familias y estudiantes, tomando el ejemplo de salud en Neuquén que transformaron su lucha en una causa popular y triunfaron superando a la burocracia y poniendo en jaque al Gobierno.

Justicia y Gobierno: Dime con quién andas y te diré quién eres

La Corte Suprema de Justicia, por vía virtual y desde sus cómodos sillones cobrando más de 10 veces el sueldo de un docente y sin tener que pagar ganancias, falló a favor de Larreta y las clases presenciales, reconociendo la autonomía de la Ciudad para decidir en materia educativa. En su argumentación se basaron en la resolución de febrero del Consejo Federal de Educación que tiraba abajo el semáforo epidemiológico y delegaba a cada jurisdicción la facultad de definir la suspensión o no de la presencialidad.
Con anterioridad, los jueces de la Cámara de Apelaciones porteña ya habían avalado las clases presenciales. López Alfonsín, Perugini y Macchiavelli, vinculados a la mesa judicial del PRO, no llegaron ahí solos. Fueron votados por Cambiemos, los radicales y todo el bloque del Frente de todos. Sólo el Frente de Izquierda se opuso.
Esta casta judicial, que nada tiene que ver con las necesidades de docentes, familias y estudiantes, desoye los reales reclamos de miles de escuelas que, a través de distintas iniciativas y en el marco del paro, expusieron la situación que se vive en las escuelas en medio de una crisis sanitaria, económica y social muy profunda. A la necesidad de suspender temporalmente las clases presenciales, suman la exigencia de conectividad y dispositivos gratuitos, IFE/becas de $40 mil para las familias y estudiantes sin ingresos, licencias pagas y, centralmente, un plan de vacunación masivo ya, basado en la declaración de utilidad pública del laboratorio mAbxience de Garín. Sobre estas cuestiones de fondo nada dicen.
En síntesis, jueces y funcionarios, con acuerdos e internas con los gobiernos de turno, se arrogan la potestad de decidir sobre la vida, la salud y la educación. No están en las escuelas ni conocen la realidad de estudiantes y familias. Solamente aportan a la disputa electoral entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta y sus falsas preocupaciones por la educación o la salud. Sobre alimentación saludable y de calidad, internet gratuito, ingresos económicos de emergencia y vacunación, ni una palabra, ni dictamen, o fallo. Es una justicia de clase.
Ahora en un nuevo capítulo de la novela electoral Trotta anunció que el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial, sin los votos de CABA y Mendoza, que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales acatando lo dictaminado en el DNU presidencial, y modificando lo que habían definido en febrero de este mismo año. A su vez, ayer mismo lanzó con bombos y platillos la distribución de computadoras que recién incluiría 80.000 dispositivos en julio, un número insignificante ¡a un año y medio del comienzo de la pandemia!
Desde un principio, llamamos a confiar en nuestras propias fuerzas, en las maestras y maestros que, junto a la comunidad de sus escuelas, se organizan para decidir cómo seguir en una situación sanitaria crítica que requiere medidas de emergencia de fondo. Uniendo nuestros reclamos a los de otros trabajadores y trabajadoras que no quieren resignarse a vivir con migajas, ellos son las mamás y papás de nuestras escuelas. Ninguna expectativa en que los jueces y políticos, que viven alejados de la realidad de las mayorías, decidan por todos los que hacemos funcionar el sistema educativo.

UTE: Paros por flyer y WhatsApp, un método para que la lucha pierda sentido

A nivel sindical, las cosas no son muy diferentes. La conducción del sindicato
mayoritario UTE-Ctera, convocó con un flyer vía Whatsapp al doceavo paro consecutivo sin haber impulsado ningún plenario desde el comienzo de la medida de fuerza. La integración de la conducción al Gobierno nacional, que a su vez tiene conflictos internos en torno a qué medidas se toman o no previo a la negociación de Guzmán con el FMI, impone un corset a la lucha educativa. No quieren que se discutan los problemas de fondo que no se terminan en la General Paz, como el hecho de que 6 de cada 10 chicos son pobres, o que no hay derecho a la educación con una suspensión de presencialidad que no garantice dispositivos y conectividad. Mucho menos permite cuidarse a las familias que no tienen trabajo o que viven en la precariedad, ya que tampoco se pone en la mesa de discusión la necesidad de un nuevo IFE de $40.000 en medio de esta segunda ola de contagios.
La conducción de UTE tiene intereses propios, y es el enfrentamiento político contra Larreta en un año electoral. Por eso nada ha hecho contra Trotta mientras van más de 59 muertes evitables de docentes en el país por coronavirus y ninguna medida ha llamado la CTERA a nivel nacional, no solo contra la presencialidad en CABA, sino tampoco por la medida de suspensión a secas que dictó Alberto y que deja a miles de niñas y niños y jóvenes de la provincia sin acceso a la educación virtual. Es más necesario que nunca, que la conducción rompa con el Gobierno nacional y libere las fuerzas de nuestra herramienta gremial.
Cuando la bronca y el malestar empezaron a multiplicarse en las escuelas, sobraban motivos para convocar a espacios de deliberación de docentes y comunidad educativa, junto a otros sindicatos como Ademys y Camyp que llamaron a impulsar medidas de paro. Las fuerzas están, hay que organizarlas alrededor de un plan decidido democráticamente desde las escuelas. Los paros de 24 horas por WhatsApp, sólo crean incertidumbre y desorganización. No se dispuso de ningún mecanismo de consulta, mucho menos hay claridad de cómo se van a enfrentar los descuentos más allá de un formulario sólo para afiliados. La conducción del sindicato que nuclea a millones a nivel nacional, que tiene diputados nacionales, que maneja caja de obra sociales, pretende que los descuentos de hasta 16.000 pesos que aplicó el GCBA a muchas compañeras maestras, madres, sostén de hogar, se costeen sólo con un bolsón. ¿A qué se destinan los cientos de pesos que todos los meses aportamos al sindicato? ¿Por qué no se destina siquiera el aporte sindical de estos meses a cada docente que recibió descuentos por paro?
Están transformando una lucha que puede nuclear los reclamos del conjunto de la comunidad educativa por la salud, la educación y el trabajo, en un aval gremial para quedarse solos en casa y ser meros títeres del juego electoral de los dos gobiernos.
Como parte de la multicolor de UTE y oposición en el sindicato no podemos dejar pasar ese mecanismo de avisos que desgastan el cumplimiento efectivo del paro. Por eso una de las más importantes resoluciones de la asamblea abierta de Ademys es el llamado a la docencia, a UTE-CTERA y a todos los sindicatos que se oponen a estos ataques a la educación, a poner un pie una Asamblea Unificada de todo el gremio docente para deliberar la continuidad del plan de lucha.

Clases presenciales: el Gobierno Nacional se pronunció contra el fallo de la Corte

4.5.2021

En un comunicado oficial firmado por Juan Pablo Biondi, Secretario de Comunicación y Prensa de la Nación, el Gobierno rechazó el fallo de la Corte Suprema que autorizó a Larreta a no acatar el DNU presidencial que suspendía las clases presenciales.

Luego de que el máximo tribunal fallara, por cuatro votos y una abstención, a favor de la “autonomía” del Gobierno de la Ciudad ante la definición sobre la continuidad de las clases presenciales, la Casa Rosada emitió un comunicado expresando su disconformidad con el mismo.
Este se expresa en continuidad con lo dicho durante la mañana por Alberto Fernández: “Me apena ver la decrepitud del Derecho convertido en sentencias”, para manifestar su disgusto con la resolución de la Corte.
Recordemos que el fallo de la Corte habilita en los hechos al Gobierno de Rodríguez Larreta a avanzar en su esquema de clases presenciales, a pesar de los múltiples ejemplos de contagios y fallecimientos entre alumnos y docentes en esta localidad, por causa del covid-19.
En el comunicado, desde el Gobierno afirman “Que, con inusitado rigor formal, como si no estuviese en riesgo la salud pública y los derechos subjetivos que de ella derivan, como la vida, la Corte Suprema ha sostenido que, al suspender por quince días las clases presenciales en el conglomerado urbano del AMBA, el Gobierno Nacional se habría basado en «consideraciones meramente conjeturales» con insuficiente fundamentación”.
También agregan: “Que, en tal situación, omitir la adopción de medidas oportunas, similares a las que se adoptaron en otros lugares del mundo que registraban un crecimiento de casos mucho menor que el que exhibía el AMBA, hubiese significado aceptar un riesgo de consecuencias irreversibles para la salud pública y para la vida de las personas”.
El fallo de la Corte Suprema constituye sin dudas una resolución que pone en riesgo la salud de toda la comunidad educativa. Tomada además, en forma virtual por un puñado de jueces que nadie votó y plagados de privilegios.
Sin embargo, más allá de las expresiones de descontento de parte del Gobierno, las medidas también se encuentran lejos de ser oportunas. Al contrario, las medidas necesarias para enfrentar la pandemia, como avanzar en la producción integral de vacunas, que la propia ministra de Salud, Carla Vizzotti, admite que el país está en condiciones de producir, o avanzar en la centralización del sistema sanitario, no aparecen siquiera en la perspectiva del Gobierno.

Contradicciones en las restricciones en Ciudad: La UOCRA reclama

4.5.2021

La conducción del gremio de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), aseguró a través de un escrito que “las obras no contagian” algo que se encuentra en plena contradicción en la Ciudad de Buenos Aires, una jurisdicción que, en contra de un decreto nacional que prohíbe la escuela presencial, mantiene sus puertas abiertas alegando que “en las aulas no se producen contagios”.

En ese sentido, frente a la restricción de las obras de mayor envergadura en territorio porteño hubo rechazo gremial a la decisión que impide “el funcionamiento de las obras que superen los 2.500 metros cuadrados, lo que impacta en los puestos de trabajo”.
Por ese motivo, la comisión directiva de la UOCRA emitió un documento con el explícito rechazo y afirmó que esa disposición impacta en los puestos laborales de cientos de miles de trabajadores por lo que exigió que la medida tenga carácter “transitorio”.
De hecho según la apreciación de la UOCRA “con un transporte privado asegurado por las empresas para el personal de las grandes obras, dando cumplimiento a los protocolos y un reducido índice de contagios en el sector, es posible asegurar hoy que las obras y los proyectos no contagian”.
Para la Uocra, es necesaria una “inmediata revisión” en la duración de la medida para protección del empleo y el salario, en un contexto de crecimiento de la pobreza y de la indigencia, remarcaron, a la espera de una pronta respuesta satisfactoria, donde los espacios políticos y mediáticos sólo se abocaron a la disputa por la presencialidad en las escuelas y pasaron por alto el resto de las restricciones que “ponen en peligro” a sectores laborales que mueven la dinámica de la economía doméstica.

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