22.2.2021
Por Salvador Lole García
Entrevistamos a sus integrantes para dialogar sobre Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino, que se presenta los sábados en Parque Avellaneda (CABA). “Lo que en un principio nos parecía apocalíptico, se vio acrecentado por la pandemia”, manifestaron.
Por decisión de los entrevistados y del autor, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
El grupo de teatro callejero La Runfla cumple 30 años y en el marco de la apertura para algunas actividades artísticas, vuelve a ocupar el espacio público con una propuesta creativa, que nos invita a pensar y sentir las derivas de una época de desencuentros.
Entrevistamos a sus integrantes para conocer detalles de la obra que estrenaron en Parque Avellaneda (CABA): Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino. Las funciones son todos los sábados a las 21:00, la entrada es con reserva previa y a la gorra.
En Argentina seguimos teniendo una situación social muy particular por la pandemia del Covid 19, que trastocó las relaciones humanas producto del encierro ¿Qué elementos les sirvieron de inspiración para armar la obra?
Javier Giménez: Es necesario aclarar que el espectáculo que estrenamos (Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino) comienza a gestarse a fines de 2018 y la irrupción de la pandemia interrumpe su estreno a comienzos de 2020. Por lo tanto la inspiración para crear Fragmentos no tiene que ver con esta pandemia en particular. Nos propusimos reflexionar sobre la ceguera, no como una disfunción orgánica sino como metáfora que nos permita interpelarnos en términos universales a partir del desencuentro con un mundo que corre a su propia destrucción. Reflexionar desde una experiencia local y global de gran desorientación ante los atropellos del poder y la impunidad de su violencia. Un tránsito en medio de una oscuridad intervenida por señales y signos ambiguos de seres abandonados, sometidos a una perversa y precisa maquinaria que los hiere y mortifica, pero siempre furtiva entre las sombras. Nos arrojamos a buscar en textos poéticos un grito de alerta para las gargantas cerradas por la rabia. Quienes vengan a ver el espectáculo, quizá encuentren elementos asociables con el fenómeno de la pandemia pero es sólo pura coincidencia, o tal vez no.
El arte en general y el teatro en particular, históricamente han generado obras que ayudan, entre otras cosas, a pensarnos como sociedad, a reflexionar sobre el presente. Desde La Runfla, ¿cuáles son los temas y las preocupaciones que tienen ganas de abordar?
J.G.: Históricamente con La Runfla hemos transitado la temática del poder en su amplia complejidad. En este caso, una vez más algo de ese poder que regula las relaciones humanas nos interpela y nos ha empujado a indagarnos en este espectáculo sobre la imposibilidad de ver en medio de una oscuridad que se extiende y se vuelve cada vez más densas en algunos tramos; la humanidad como seres abandonados y desplazándose totalmente desorientados por signos y señales ambiguas, aturdidos por la incertidumbre reinante.
¿Cómo fue el proceso de ensayo para esta obra, tomando en cuenta las restricciones que dificultan los encuentros sociales?
Gabriela Alonso: Comenzamos a fines de 2018 con Héctor Alvarellos, Javier Giménez y Lorena Mazzeo con trabajo de mesa, de pensamiento. Luego de muchas cavilaciones y con una idea ya definida del espectáculo vino la planificación e incorporación de la directora coreográfica: Blanca Rizzo, y compañeres nuevxs: Mauro Cantisani, Natalia Badgen, Maximiliano Silva y luego Andrea Bataglia y Ran Dy. Después de ensayos intensos en el parque donde ya habíamos elegido el espacio y los elementos a utilizar (como las máscaras de Alfredo Iriarte, el vestuario de Stella Rocha y la música original de Luciano Campodónico), y cuando casi teníamos la obra completa con una fecha posible de estreno (fines de marzo de 2020), llegó la pandemia y con ella la cuarentena. Esto nos paralizó, pero el deseo de continuar llevó a que les compañeres pudieran seguir desde lo virtual el sostenimiento del proyecto.
En septiembre, con la habilitación del uso del espacio público, retomamos con un protocolo de cuidados. La realidad nos mostró que era necesario cambiar de espacio. El elegido en un principio se había modificado y tenía un circulante de runners que interferirían el día de las funciones. El parque en su conjunto está modificado, hay mucha más gente usuaria, practicando deportes y ejercicio físico, y también familias de picnic y realizando cumpleaños.
La obra está inspirada además en la pieza teatral Los ciegos (escrita a finales del siglo XIX por Maurice Maeterlinck) que aborda cierta dimensión trágica de la experiencia humana pero que también interpela al espectador a actuar frente a la realidad. ¿Qué elementos tomaron de esa obra para desarrollar la propuesta artística que hacen desde La Runfla?
G.A.: La elección de esta obra nos llevó su tiempo. Necesitábamos retomar nuestra actuación poética luego de varios años de una realidad que requería denuncia con “un teatro urgente”. Luego de estimar y desestimar varios textos optamos por seleccionar sobre qué nos basaríamos y apareció Los ciegos de Maurice Maeterlinck, que rondaba aquellos lugares por los que nuestra ceguera necesitaba expresarse. La falta de un guía que nos oriente en aquellos inciertos días de 2018 estaba presente en el relato de esa obra. En la actualidad, lo que en un principio nos parecía apocalíptico, se vio acrecentado por la pandemia. El esperar a que un guía regrese y nos lleve a un lugar seguro, el hospicio, planteado en la obra, es más difícil y la ceguera es aún mayor. Son “los objetos del destino”, esa naturaleza las que nos interpela y la presencia de la muerte –hoy más que nunca– la que nos mueve a hacer.
En una situación social donde aún persiste la pandemia, el teatro al aire libre además del sentido artístico en un espacio público, tiene condiciones óptimas para cuidar el distanciamiento. ¿Cómo pensaron las distribución del espacio en la gente, y cómo incidió en el diseño acústico y escénico de la obra?
G.A.: En este momento nos preocupa la situación pandémica y el acrecentamiento de los contagios, así que resolvimos llevar adelante las medidas necesarias para que nosotres y el público podamos cuidarnos, por eso es preciso anotarse previamente para asistir a la función. Eso nos permite tener un cupo y poder distribuir a la gente en banquetas y espacios delimitados previamente con la ayuda de compañeres del colectivo DE LA CALLE (unión de grupos de teatro callejeros) que estarán asistiendo y ayudando a cumplir el protocolo.
Respecto de lo acústico en la función, nosotres utilizamos amplificación de sonido sólo para lo musical. Nuestras voces están potenciadas por nuestro aparato fonador entrenado especialmente para esto durante muchos años. En relación al diseño escénico, se trabajó a partir del espacio natural del Parque Avellaneda, que siempre nos brinda y nos sorprende con más de un mágico lugar con sus árboles, sombras y luces.
Por otro lado, nos gustaría preguntar si saben cómo están los demás grupos de teatro callejero en Argentina, ¿hay cierto diagnóstico sobre este rubro del teatro?
Héctor Alvarellos: Estamos todos comunicados pensando en recuperar una forma de funcionamiento acorde la realidad de cada uno, de hecho estamos planificando con el colectivo DE LA CALLE hacer un encuentro para noviembre que titularemos “Parque Avellaneda territorio del teatro callejero”, en donde habrá invitados de otras regiones y en donde nosotros celebraremos nuestros 30 años de existencia. Siempre apostando con optimismo que esta situación mejore.
¿Qué perspectivas de trabajo ven para este año, y de qué manera el Estado y/o la sociedad podría acompañar el trabajo que ustedes hacen?
H.A.: Queremos seguir haciendo, queremos seguir estrenando y queremos que el Estado de los apoyos necesarios que posibilite este funcionamiento. Y que la sociedad nos acompañe con su detenerse para observar y reflexionar, para que no se pierda la contemplación y el encuentro. Para que siga corriendo este rio caudaloso y profundo que formamos, con este convencido esfuerzo por permanecer es este lenguaje que elegimos, tan efímero pero tan intenso.
Las funciones de la obra Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino son todos los sábados a las 21.00 h en Parque Avellaneda (CABA). La entrada es con reserva previa y a la gorra. Informes: TE 153 6287542
Redes
Web: Grupo La Runfla
FB: La Runfla Teatro Callejero