Murió un docente porteño por covid-19: no hay vacunas ni protocolos que nos cuiden
29.3.2021
Por Sofía Bonder
El sindicato Ademys convocó una conferencia en la escuela del compañero fallecido, junto a familias y docentes de distintas escuelas, en el marco del paro. Los docentes denunciamos la falta de vacunas y las responsabilidades del gobierno porteño y nacional, y convocamos a poner en pie comisiones de seguridad higiene para cuidarnos junto a las familias.
El lunes 29 de marzo, el sindicato docente porteño Ademys convocó a una conferencia de prensa, junto a familias y docentes de distintas escuelas, en el marco del paro convocado por el primer docente fallecido por Covid 19 desde el regreso a clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires. Fue en la puerta de la escuela técnica N°13 DE 21, donde el compañero Jorge Langone era docente.
La bronca docente se hizo sentir. Allí nos reunimos la comunidad educativa y distintas organizaciones que se solidarizaron, en repudio a este hecho tan grave. También acompañamos a la familia y a sus compañeros de trabajo al velorio.
Como parte de las denuncias, se habló de la falta de inversión en las escuelas y protocolos que cuiden a la comunidad educativa. Se señaló la responsabilidad del gobierno de la Ciudad y el gobierno Nacional en la muerte evitable de un trabajador de la educación, por privilegiar su línea de apertura sin cuidar la vida de los esenciales, por insistir con el regreso a clases presenciales sin garantizar condiciones seguras ni protocolos y, centralmente, la falta de un plan de vacunación para todo el personal de las escuelas.
A su vez, se mencionó la ausencia de medidas de fuerza del resto de los sindicatos de la Ciudad, empezando por UTE-Ctera que sólo se limitó a convocar a una jornada de duelo sin tomar ninguna medida contundente a la altura de la situación, la muerte de uno de los nuestros. Más que nunca, ante la segunda ola de contagios, UTE tiene que convocar a un plenario abierto de toda la docencia de CABA para debatir y votar un plan de lucha, frente a los intentos de los gobiernos de dejar las cosas como están.
Una casta política al servicio de los empresarios
La noticia del fallecimiento de Langone llegaba ayer al mismo tiempo que el Ministro Santiago Cafiero dijera públicamente que las escuelas iban a seguir de manera presencial, siguiendo con la línea aperturista de todos los gobiernos, privilegiando la política empresarial.
En la misma sintonía, hoy en la conferencia de prensa de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña ratificó que “El compromiso del gobierno es el de garantizar la mayor presencialidad posible”, con datos sobre los contagios y el aislamiento de burbujas que están muy lejos de lo que ocurre cotidianamente en las escuelas. Y que “solamente el 1% de las burbujas se cerraron desde el comienzo de clases”.
Más allá del cinismo al que nos tienen acostumbrados, lo cierto es que Jorge es parte de la realidad de miles de docentes que arrancamos las clases sin estar vacunados, muchos ni siquiera tienen el turno, otros recibieron mails diciendo que se va a diferir la aplicación de la segunda dosis. De la crisis sobre los planes de vacunación, tanto a nivel nacional como en la Ciudad, no escuchamos una sola palabra. En un país que fabrica el componente activo de la vacuna, se privilegian los negocios millonarios de los laboratorios a la vida de miles y miles de trabajadores y trabajadoras esenciales.
Las vidas trabajadoras importan
Jorge, como la mayoría de los docentes, viajamos a nuestras escuelas usando un transporte público colapsado y en condiciones de hacinamiento. Trabajamos en escuelas que no están en condiciones, sobre las que no se invirtió un peso para acondicionarlas, bajo un protocolo que no da respuestas a las decenas de situaciones que se presentan diariamente, sin haber logrado efectivizar licencias ni dispensas para docentes que son de riesgo, ni para las familias que tienen que hacer malabares con la nueva organización escolar. No hay más personal, hay sobrecarga laboral y falta de respuestas.