Presencialidad en las escuelas porteñas: ¿Todos deciden menos la docencia y las familias?
5.5.2021
Por Hernán Cortiñas y Virginia Espeche
Este martes el fallo de la Corte Suprema de Justicia nacional le dio la razón a Larreta. Acto seguido, el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales. ¿En qué quedamos? Un tire y afloje con los docentes y familias como convidados de piedra.
Este martes el fallo de la Corte Suprema de Justicia Nacional le dio la razón a Larreta. Acto seguido, el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales. Por su parte, la conducción del sindicato mayoritario UTE-Ctera convocó con un flyer vía Whatsapp al doceavo paro consecutivo sin haber impulsado ningún plenario general resolutivo desde el comienzo de la medida de fuerza. La docencia delibera en las escuelas y quiere hacer escuchar su voz junto a las familias y estudiantes, tomando el ejemplo de salud en Neuquén que transformaron su lucha en una causa popular y triunfaron superando a la burocracia y poniendo en jaque al Gobierno.
Justicia y Gobierno: Dime con quién andas y te diré quién eres
La Corte Suprema de Justicia, por vía virtual y desde sus cómodos sillones cobrando más de 10 veces el sueldo de un docente y sin tener que pagar ganancias, falló a favor de Larreta y las clases presenciales, reconociendo la autonomía de la Ciudad para decidir en materia educativa. En su argumentación se basaron en la resolución de febrero del Consejo Federal de Educación que tiraba abajo el semáforo epidemiológico y delegaba a cada jurisdicción la facultad de definir la suspensión o no de la presencialidad.
Con anterioridad, los jueces de la Cámara de Apelaciones porteña ya habían avalado las clases presenciales. López Alfonsín, Perugini y Macchiavelli, vinculados a la mesa judicial del PRO, no llegaron ahí solos. Fueron votados por Cambiemos, los radicales y todo el bloque del Frente de todos. Sólo el Frente de Izquierda se opuso.
Esta casta judicial, que nada tiene que ver con las necesidades de docentes, familias y estudiantes, desoye los reales reclamos de miles de escuelas que, a través de distintas iniciativas y en el marco del paro, expusieron la situación que se vive en las escuelas en medio de una crisis sanitaria, económica y social muy profunda. A la necesidad de suspender temporalmente las clases presenciales, suman la exigencia de conectividad y dispositivos gratuitos, IFE/becas de $40 mil para las familias y estudiantes sin ingresos, licencias pagas y, centralmente, un plan de vacunación masivo ya, basado en la declaración de utilidad pública del laboratorio mAbxience de Garín. Sobre estas cuestiones de fondo nada dicen.
En síntesis, jueces y funcionarios, con acuerdos e internas con los gobiernos de turno, se arrogan la potestad de decidir sobre la vida, la salud y la educación. No están en las escuelas ni conocen la realidad de estudiantes y familias. Solamente aportan a la disputa electoral entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta y sus falsas preocupaciones por la educación o la salud. Sobre alimentación saludable y de calidad, internet gratuito, ingresos económicos de emergencia y vacunación, ni una palabra, ni dictamen, o fallo. Es una justicia de clase.
Ahora en un nuevo capítulo de la novela electoral Trotta anunció que el Consejo Federal de Educación dictaminó por mayoría especial, sin los votos de CABA y Mendoza, que en las zonas de “alarma epidemiológica” las clases debían ser virtuales acatando lo dictaminado en el DNU presidencial, y modificando lo que habían definido en febrero de este mismo año. A su vez, ayer mismo lanzó con bombos y platillos la distribución de computadoras que recién incluiría 80.000 dispositivos en julio, un número insignificante ¡a un año y medio del comienzo de la pandemia!
Desde un principio, llamamos a confiar en nuestras propias fuerzas, en las maestras y maestros que, junto a la comunidad de sus escuelas, se organizan para decidir cómo seguir en una situación sanitaria crítica que requiere medidas de emergencia de fondo. Uniendo nuestros reclamos a los de otros trabajadores y trabajadoras que no quieren resignarse a vivir con migajas, ellos son las mamás y papás de nuestras escuelas. Ninguna expectativa en que los jueces y políticos, que viven alejados de la realidad de las mayorías, decidan por todos los que hacemos funcionar el sistema educativo.
UTE: Paros por flyer y WhatsApp, un método para que la lucha pierda sentido
A nivel sindical, las cosas no son muy diferentes. La conducción del sindicato
mayoritario UTE-Ctera, convocó con un flyer vía Whatsapp al doceavo paro consecutivo sin haber impulsado ningún plenario desde el comienzo de la medida de fuerza. La integración de la conducción al Gobierno nacional, que a su vez tiene conflictos internos en torno a qué medidas se toman o no previo a la negociación de Guzmán con el FMI, impone un corset a la lucha educativa. No quieren que se discutan los problemas de fondo que no se terminan en la General Paz, como el hecho de que 6 de cada 10 chicos son pobres, o que no hay derecho a la educación con una suspensión de presencialidad que no garantice dispositivos y conectividad. Mucho menos permite cuidarse a las familias que no tienen trabajo o que viven en la precariedad, ya que tampoco se pone en la mesa de discusión la necesidad de un nuevo IFE de $40.000 en medio de esta segunda ola de contagios.
La conducción de UTE tiene intereses propios, y es el enfrentamiento político contra Larreta en un año electoral. Por eso nada ha hecho contra Trotta mientras van más de 59 muertes evitables de docentes en el país por coronavirus y ninguna medida ha llamado la CTERA a nivel nacional, no solo contra la presencialidad en CABA, sino tampoco por la medida de suspensión a secas que dictó Alberto y que deja a miles de niñas y niños y jóvenes de la provincia sin acceso a la educación virtual. Es más necesario que nunca, que la conducción rompa con el Gobierno nacional y libere las fuerzas de nuestra herramienta gremial.
Cuando la bronca y el malestar empezaron a multiplicarse en las escuelas, sobraban motivos para convocar a espacios de deliberación de docentes y comunidad educativa, junto a otros sindicatos como Ademys y Camyp que llamaron a impulsar medidas de paro. Las fuerzas están, hay que organizarlas alrededor de un plan decidido democráticamente desde las escuelas. Los paros de 24 horas por WhatsApp, sólo crean incertidumbre y desorganización. No se dispuso de ningún mecanismo de consulta, mucho menos hay claridad de cómo se van a enfrentar los descuentos más allá de un formulario sólo para afiliados. La conducción del sindicato que nuclea a millones a nivel nacional, que tiene diputados nacionales, que maneja caja de obra sociales, pretende que los descuentos de hasta 16.000 pesos que aplicó el GCBA a muchas compañeras maestras, madres, sostén de hogar, se costeen sólo con un bolsón. ¿A qué se destinan los cientos de pesos que todos los meses aportamos al sindicato? ¿Por qué no se destina siquiera el aporte sindical de estos meses a cada docente que recibió descuentos por paro?
Están transformando una lucha que puede nuclear los reclamos del conjunto de la comunidad educativa por la salud, la educación y el trabajo, en un aval gremial para quedarse solos en casa y ser meros títeres del juego electoral de los dos gobiernos.
Como parte de la multicolor de UTE y oposición en el sindicato no podemos dejar pasar ese mecanismo de avisos que desgastan el cumplimiento efectivo del paro. Por eso una de las más importantes resoluciones de la asamblea abierta de Ademys es el llamado a la docencia, a UTE-CTERA y a todos los sindicatos que se oponen a estos ataques a la educación, a poner un pie una Asamblea Unificada de todo el gremio docente para deliberar la continuidad del plan de lucha.