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CABA: paro docente

10.5.2021

Ya son 12 los y las docentes y auxiliares fallecidas por Covid-19 en la Ciudad de Buenos Aires durante las clases presenciales dispuestas por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. En el marco del paro activo docente convocado para este lunes y martes, hoy se realizan actividades distritales autoconvocadas, en reclamo de la vuelta a la virtualidad, la garantía de recursos y un plan masivo de vacunación. «Cada escuela que permanece abierta pese a los contagios en sus aulas, es un riesgo potencial cuyo costo se mide en vidas», remarca el gremio docente Ademys. «Si hay algo que tenemos que enseñar a nuestros hijos es que en tiempos de pandemia hay que dejar el odio a los docentes de lado. La mejor tarea que podemos darles, es que valoren la vida, que respeten a sus semejantes, porque faltándole el respeto a un docente, obligando a un maestro en huelga a hacer zoom, sólo les demuestran la falta de empatía y solidaridad en momentos tan terribles como estos», expresó en una carta Macarena, una maestra que trabaja en la escuela donde falleció por coronavirus Silvina Flores, vicedirectora de la escuela N° 24 del Distrito 11.

Según informa el gremio docente porteño Ademys, desde que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta decidió la vuelta a las clases presenciales, fallecieron 12 docentes y auxiliares de escuelas porteñas: Jorge Langone (docente de la Técnica 13 DE 212), Juan Carlos Ramírez (auxiliar de la Escuela 21 DE 33), Marcelo Becker (docente de la Técnica 35 DE 184), María Josefa Millone (auxiliar portera de la escuela Comercial 31 DE 95), Marcelo Mendoza (preceptor del CENS 626), Sergio Vicino (Jefe General de Taller en la Técnica 17 DE 137), Mónica Suárez (docente de la Escuela Infantil 11 DE 208), Sergio Nieto (auxiliar de la Escuela Técnica 14 DE 59), Silvina Flores (vicedirectora de la Escuela 24 DE 1110), Ramón Juárez (portero del Colegio Galileo Galilei), Graciela Romero (auxiliar de la Técnica 18 DE 1112) y Emilio Gutiérrez (docente de Educación Física del profesorado Dickens). Cifras que aumentan si se toman en cuenta la cantidad de fallecimientos docentes y auxiliares por coronavirus en el marco del regreso a las clases presenciales en diferentes provincias de todo el país.
En este contexto, en un comunicado titulado «Basta de muertes evitables. Basta de esta política criminal», Ademys expresó: «cada muerte de docentes, de auxiliares, de familiares de nuestros y nuestras estudiantes, cada muerte de trabajadores y trabajadoras que no fueron vacunadas y fueron enviadas a trabajar a lugares sin condiciones de seguridad, marca el ejemplo de una política que como sindicato veníamos caracterizando desde enero como parte de una apertura criminal. Cada compañero y compañera dispensada que es citado a retomar tareas presenciales, cada escuela que permanece abierta pese a los contagios en sus aulas, forman parte de un riesgo potencial cuyo costo se mide en vidas, se cuantifica en secuelas irreversibles, se plasma en familias castigadas por pérdidas irreparables e innecesarias«.
El gremio considera que «los gobiernos que por acción u omisión permiten esto son responsables», y convoca a «la docencia, a las familias, a la comunidad educativa y a toda la sociedad a rechazar esta política criminal. Esta presencialidad no tiene condiciones mínimas y debe interrumpirse ya. Por vacunación para todos los y las trabajadoras y en defensa de la salud y la vida. Convocamos a todos y todas a sumarse a las acciones de lucha para esta semana». Es por eso que informaron las actividades distritales autoconvocadas para este lunes, que incluyen semaforazos, radios abiertas, abrazos a escuelas, concentraciones y conferencias de prensa.

Macarena, maestra de la Escuela 24 del Distrito 11: «la mejor tarea que podemos darles, es que valoren la vida»
Uno de los casos que más trascendió en estos días es el del fallecimiento por Covid-19 de Silvina Flores, vicedirectora de la Escuela N° 24 del Distrito 11. La docente se había contagiado de la directora del colegio, Cecilia Gómez, según lo había relatado la propia Flores en una carta publicada el 20 de abril pasado en el blog del colegio. La directora, luego de 15 días, pudo superar la enfermedad, pero, quien fue su contacto estrecho, Flores, falleció luego, a los 53 años, tras permanecer un mes internada.
En este marco, se viralizó en redes sociales la carta de Macarena, una maestra de la escuela, quién expresó: «hoy la comunidad educativa de la Escuela 24 está de duelo por la pérdida irreparable de una vida que nadie jamás nos devolverá. Espero ahora comprendan aquellos dos padres que agresivamente me escribieron para decirme que por hacer paro a mí no me interesaba la Educación, y que ‘vivo de paro’, lo injustamente que actuaron, ya que no tendré sueldo para mantener a mi familia por los terribles descuentos, y aun así quise mantenerme vinculada enviando tareas y corrigiendo hasta en fin de semana para estar presente. Comprendan que yo quise cuidar a sus hijos, a mi hijo, a sus familias, a mí. Porque como le ocurrió esto a ella, nos podía haber pasado a cualquiera de nosotros. Hay cepas que son muy peligrosas y continuar como si nada ‘conviviendo’ con un virus que mata, que no nos deja convivir porque nos quita la vida, no se debe naturalizar», remarcó en su carta.
En la misma línea, agregó: «si hay algo que tenemos que enseñar a nuestros hijos es que en tiempos de pandemia, hay que dejar el odio a los docentes de lado (aunque sea por amor a sus hijos) y debemos cuidarnos mucho, cuidar a los otros. Ese es el mayor acto de amor. La mejor tarea que podemos darles, es que valoren la vida, que respeten a sus semejantes, porque faltándole el respeto a un docente, obligando a un maestro en huelga a hacer zoom, sólo les demuestran a sus hijos la falta de empatía y solidaridad en momentos tan terribles como estos».
«Estamos transitando momentos a nivel mundial de mucha angustia y pérdidas, no debería existir el maltrato a un docente, que pide mediante una medida de fuerza, que se respete el derecho a la educación desde el cuidado y la no exposición al virus – agregó la maestra. No son las escuelas abiertas las que enseñan, ni las aulas, ni el pizarrón, somos los docentes quienes día a día trabajamos por una mejor educación. Y leer palabras llenas de desaciertos de que ‘vivimos de paro’ sinceramente es vergonzoso. Este virus que nos azota se lleva muchas vidas a diario, y si no tomamos verdadera dimensión de esto, después tenemos que lamentar pérdidas con todo el dolor que eso significa para sus familias. No somos números, somos seres humanos. Yo no quise pasar a ser parte de una estadística de muertos. Desde el miércoles ingresé en Licencia por enfermedad. Estoy realizando tratamiento médico porque no estoy nada bien de salud y cada día que pasa me siento peor. A partir del lunes si la escuela tiene suplente, podrán ir aquellos que consideren que ir a la escuela en pandemia es más importante que cuidar la vida. La escuela continuará abierta porque no escuchan los reclamos docentes, y así iremos perdiendo la vida. Agradezco inmensamente a las familias que supieron comprender la medida de fuerza del Paro, y me apoyaron y enviaron su abrazo. A quienes enviaron tareas con todo el amor y dedicación. Al resto sólo puedo decirles que las clases presenciales que tuvieron, no los ayudaron a aprender lo verdaderamente importante en la vida. Ojalá, si no lo aprendieron hasta ahora, logren comenzar a reflexionar y aprender. Que las muertes, siempre injustas, al menos, ayuden a tomar dimensión de la situación y conciencia amorosa de la necesidad de cuidarnos. Los saludo con cariño y respeto», finaliza la carta.

Docentes y familias realizaron un ruidazo en Jefatura de Gobierno porteño

8.5.2021

Docentes, familias y sindicatos se movilizaron ante la muerte de tres trabajadores de la educación en las últimas 24 horas a causa de Covid. Hicieron responsable al Gobierno de Fernández que no garantiza la vacunación masiva mientras los laboratorios siguen amasando fortunas y a Larreta que insiste con una presencialidad en la Ciudad que se lleva la vida de trabajadores.

La bronca estalló en las escuelas. Semaforazos, ruidazos, asambleas que terminaron con un bocinazo en Jefatura el viernes 7 de mayo a las 18:00, porque en las últimas 24 horas fallecieron tres trabajadores de la educación. Una de ellas, vice directora en la escuela 24 de Flores.
Marilina Arias, del Consejo Directivo de Ademys, denunció al respecto: “No queremos que nuestras escuelas se transformen en un lugar donde hay que hacer abrazos y ponernos una cinta negra para despedir a nuestros seres queridos, a nuestras compañeras. Estamos en medio de la Justicia y un DNU y nadie nos consulta nada, nadie sabe nada, ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Se necesita la vacunación urgente de todos los docentes y familias. Es inentendible a esta altura que las ganancias de los grandes laboratorios valgan más que las vidas de las familias”.
Federico Puy, docente de UTE del Normal 5 de Barracas, a metros donde ayer falleció un auxiliar de portería, dijo: “Estamos exigiendo urgente que el laboratorio de Hugo Sigman de Garín sea de utilidad pública y se liberen las patentes. Cada día que pasa que esto no se hace sufrimos una desgracia más en nuestras escuelas. Acá hay responsabilidad política de los gobiernos que no toman las medidas que hay que tomar. El 12 vamos a unirnos junto a las trabajadoras de enfermería. Con fotos y carteles con nuestros nombres de aquellos que perdimos en la pandemia. Son muertes evitables”.

La Villa 31 a un año de pandemia: mismos problemas, ninguna solución estatal

7.5.2021

Por Julieta Azcárate

Contagios y muertes por Covid-19. Pobreza estructural, falta de agua, de vivienda. Desalojos violentos y falta de asistencia del Estado. Problemas que existen hace tiempo, pero que con la pandemia se agudizaron. Hablamos con referentes de la Mesa de Urbanización de la Villa 31, que reclaman respuestas urgentes del Gobierno.

Colchones apilados y algunas pocas pertenencias se acumulan en un rincón de la Villa 31, cerca de un complejo de viviendas construidas por el Gobierno de la Ciudad. Pertenecen a una de las familias que fueron desalojadas por haberla ocupado, por no tener dónde ir. Luego del desalojo de la policía, vuelven a quedar en la calle.
“Ahora estoy en la calle. Me quedé sin trabajo, sin casa, estamos viendo si nos quedamos en la casa de algún vecino. Nadie se quiere hacer cargo. Me quedé sin trabajo porque hoy empezaba, y no pude ir porque me dijeron que tenía a toda la policía enfrente de mi casa. Nos vinimos acá por necesidad y me dejaron en la calle de nuevo”, cuenta a La Izquierda Diario Liz, vecina que fue desalojada hace algunos días de un complejo habitacional ocupado.
La falta de vivienda es uno de los problemas estructurales de la Villa 31, como de todas las villas y barrios populares de la Ciudad más rica del país. Este problema viene hace años, sin embargo se agravó con la pandemia, junto a la agudización de la crisis sanitaria y económica.
Esta situación crítica ya se llevó la vida de cientos en de vecinas y vecinos de estos barrios, como Ramona Medina, de la Garganta Poderosa, o de hace unos días Teodora Olloa, por Covid-19.
Esto se suma a la creciente pobreza y pérdida de empleos durante la pandemia. Muchas familias se quedaron sin trabajo, sin poder pagar un alquiler y también sin asistencia del Estado.
Silvana y Eduardo, referentes de la Mesa de Urbanización de la Villa 31, denunciaron esta situación y expresaron el reclamo que vienen haciendo al Gobierno porteño:
“Después de un año, la situación es lamentable. Tenemos casos de covid que aumentan día a día, no tenemos asistencia por parte del Gobierno de la Ciudad, se cortó la asistencia alimentaria a los comedores, se cortó la asistencia a los casos estrechos, y de los elementos de higiene que llegaban. La asistencia estatal es nula”, denuncia Silvana. En esta situación de crisis económica, las familias no llegan a comprar ni alcohol en gel, ni barbijos, ni lavandina.
Por eso reclaman que les restituyan y aumenten la asistencia estatal alimentaria, sanitaria y que los vacunen. La ayuda, solidaridad y acompañamiento vienen de los propios vecinos y organizaciones del barrio: “Muchas familias se quedaron sin trabajo, están asistiendo a comedores comunitarios, están pidiendo ayuda a organizaciones sociales. La asistencia llega de parte de las organizaciones, vecinos y referentes organizados, y el Gobierno que es el Estado no garantiza las cosas mínimas de higiene. Ahora estamos exigiendo la vacunación, que nunca llegó a los barrios populares”.
Eduardo, por su parte, reclama que les garanticen las cuestiones básicas a quienes que se tienen que aislar por coronavirus: “El vecino o vecina con covid no tenía la opción de aislarse en un hotel. Tenía que volver a su casa, que podía ser una habitación de cuatro por cuatro, donde comparte baño y cocina con otras familias que están alquilando, y eso es un foco de infección en el barrio. Entonces exigimos que se garanticen hoteles donde se aíslen los vecinos que así lo soliciten. Y también se tienen que garantizar los alimentos e higiene, sino no van a cumplir el aislamiento porque no pueden”.
Ambos denuncian, a la vez que, continúan los problemas de falta de agua que había el año pasado, cuando estuvieron un mes sin agua. Aún hay manzanas que tienen problemas.
Respecto al tema habitacional, hace largo tiempo que vienen organizados y reclamando porque se garantice el derecho a una vivienda digna de los vecinos y vecinas del barrio. Denuncian que el Estado garantiza los desalojos, con policías y órdenes de allanamientos, pero no se encarga de que las familias no queden en la calle sin nada. Les dan subsidios miserables, que no les alcanzan para pagar un alquiler.
“Hoy en día este barrio tiene predios que están puestos para subasta pública. En esos predios, nosotros pedimos que se construyan más viviendas. La realidad es que la ley de urbanización que nos hicieron solo prevé viviendas para el sector del bajo autopista, donde habían familias que fueron relocalizadas en estos complejos, que se construyeron desde 2017 en adelante. Nosotros queremos que construyan más viviendas porque falta población por relocalizar. Falta la población inquilina, los desgloses de familias; hay familias que son históricas en el barrio y hoy lamentablemente sus hijos no pueden acceder a una vivienda y tienen que estar alquilando o viviendo hacinados en las casas de sus padres. Hay 1040 viviendas construidas nada más, que se construyeron solo para el bajo autopista, no se pensó en el resto de la población”.
Hay muchas familias que con la pandemia se quedaron sin trabajo, fueron desalojados y quedaron en la calle, y no les quedó otra opción que ocupar. El subsidio habitacional que les dan es de sólo 8 mil pesos. No les alcanza ni para un alquiler: “¿A qué alquiler se puede acceder hoy en día con esa plata, en esta situación económica? Los están dejando prácticamente en la calle”, denuncia Silvana.
Eduardo agrega: “Acá estamos en un proceso de urbanización hace más de cuatro años, van para cinco. Hicieron un censo entre 2016 y 2017, que ya quedó muy atrás y no hay reclamo para hacer el desglose familias. En el barrio se hicieron solo 1.000 viviendas, cuando acá en el barrio la ley 3343, que fue una ley de hace diez años de urbanización, hablaba de 2.000 viviendas. El Gobierno de la Ciudad ya ofrece menos, y estamos en una crisis habitacional porque ya somos más de 50 mil vecinos y vecinas que vivimos en el barrio”.
Sin embargo, el Gobierno porteño está lejos de dar respuesta a esta situación crítica que viven las familias de los barrios populares. Por el contrario, viene impulsando la venta de terrenos públicos como en Costa Salguero y los grandes negociados con las empresas constructoras, mientras miles siguen hacinados y en la pobreza, sin una vivienda digna. Así lo muestran en sus relatos Silvana y Eduardo y la realidad cotidiana de miles en la Ciudad.
Las vecinas y vecinos de los barrios populares, junto a las organizaciones sociales, continúan de pie y alzando su voz para reclamar al gobierno que garantice sus derechos básicos.

Larreta: no somos los últimos en la fila

7.5.2021

Por Walter Córdoba*

El referente social recuerda a Teodora Olloa, cocinera del merendero Juana Azurduy de la villa 31 de Retiro, a días de su fallecimiento por COVID 19, el 3 de mayo. El reclamo más vigente que nunca de la necesidad de incluir a los y las trabajadoras comunitarias en las prioridades de la campaña de vacunación.

Hace unos días perdimos a Teodora al frente de la pandemia, luchando contra el hambre.
Teodora Olloa cocinaba para 70 familias en el merendero Juana Azurduy de la villa 31 de Retiro. Se nos fue otra compañera, otra luchadora, otra mujer solidaria que pese a sus propios problemas de salud, se ponía de pie para sostener la alimentación de las familias de su barrio.
Al principio preparaban viandas que se distribuían desde el merendero, pero cuando la segunda ola se puso brava, los más jóvenes empezaron a ir puerta a puerta entregando la comida a cada familia, y era Teodora quien coordinaba esa distribución.
Sabía muy bien dónde vivía cada uno, cuántos chicos había en cada casa, dónde estaban los aislados y dónde los adultos mayores. Ella era una mujer muy comprometida, porque sabía que la necesidad erap y sigue siendo, muy grande.
Incluso estando internada en sus últimos días en el Hospital Fernández, no dejaba de enviar WhatsApp y preguntar, preocupada, porqué había nuevas familias que pedían un plato de comida para llevar a su mesa.
Pero todo esto al gobierno de Larreta no le parece un trabajo esencial que merezca un lugar de prioridad dentro del calendario de vacunación.
En efecto, junto con el dolor que sentimos por la pérdida de nuestra compañera luchadora y solidaria, sentimos mucha bronca, porque este gobierno parece no oír los reclamos populares y nos deja al final de la fila.

Hace varios meses que las organizaciones sociales le venimos solicitando al gobierno porteño vacunas para quienes realizan todos los días un trabajo esencial de cuidado comunitario en los barrios populares. Sin embargo, pareciera ser que no sabe, no oye, no ve, o no le importa.
Pareciera ser que en la Ciudad de Buenos Aires las vidas de los sectores populares no valen.
“Los vecinos” siempre son los que pertenecen a un determinado sector y los rostros, las historias y las vidas de los sectores populares tienden a pasar desapercibidas y a no estar incluidas en la lista de prioridades, como si hubiera ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
Teodora Olloa tenía 59 años, vivía en la Villa 31 con su marido, dos hijas y tres nietos en una vivienda demasiado pequeña para todos, luego que el plan de “urbanización” vinculado al negociado inmobiliario llegara al barrio y fueran desalojados de su casa que estaba ubicada en el sector Bajo Autopista.
Comenzó a trabajar en los comedores y merenderos de la zona hace siete años. Tenía un rol de coordinación en el merendero Juana Azurduy, y a su vez colaboraba y cocinaba para otro comedor de la zona.
Quienes compartían con ella las labores cotidianas destacan, además de su solidaridad y compromiso, su lado más amoroso, recordando cuando le cocinó ese ceviche, la comida preferida de una de ellas, en el día de su cumpleaños.
Por la memoria de Teodora Olloa, que se suma a la de Víctor “El Oso” Giracoy, Ramona Medina, Agustín Navarro, Víctor Ávila, Pedro Condorí, Salvador Benítez y Carmen Canaviri, una larga lista de trabajadores comunitarios fallecidos durante la pandemia.
Las organizaciones sociales vamos a seguir reclamando que el gobierno porteño reconozca nuestras voces y oiga nuestros reclamos: vacunas y reconocimiento para las personas que trabajan en el cuidado comunitario de los barrios populares. Cocineras, promotores en salud, educación, género.
Una inmensa red viene sosteniendo el tejido social, golpeado por la crisis de los años macristas, y ahora golpeado por la crisis producida por la pandemia, en su primera y segunda ola, tanto en su faceta sanitaria como económica.
Las organizaciones sociales sabemos que nadie se salva solo, es por eso que venimos redoblando esfuerzos y desplegando un trabajo local y territorial esencial.
Estamos presentes donde el Estado no llega: en las postas sanitarias, en el acompañamiento de aislados, orientando a los vecinos según los protocolos, en la distribución de insumos, en la asistencia alimentaria, en los apoyos escolares para los pibes y las pibas a los que el gobierno les negó sus notebooks y no les otorgó conectividad, en las consejerías de género ante la violencia machista y en la infinidad de tareas y urgencias que cubrimos a diario.
En la Legislatura se aprobó recientemente un proyecto de ley que promueve la vacunación prioritaria contra el coronavirus para quienes realizan trabajo de cuidados comunitarios en los barrios populares.
Estamos esperando que el gobierno porteño oiga por fin nuestros reclamos, o al menos cumpla con la reciente ley sancionada y vacune, en forma rápida y efectiva, a quienes todos los días arriesgan su vida en favor de sostener y cuidar a la comunidad en su conjunto.
Cuidemos a quienes nos cuidan. No podemos seguir siendo los últimos de la fila.

*Referente de Somos Barrios de Pie CABA, consejero del CESBA y secretario de Bienestar Social de la UTEP.

Reclaman por conectividad

6.5.2021

Este jueves 6 de mayo, a las 13, Jóvenes de Pie y Movimiento Sur realizarán una clase pública en el Obelisco y en el Ministerio de Educación de la Ciudad para reclamar que se tomen medidas urgentes para solucionar el grave problema de conectividad que está dejando sin la posibilidad de estudiar a miles de pibes y pibas en todo el país.

Reproducimos convocatoria:
“Parece que el gobierno no sabe que la educación virtual no existe en los barrios populares y que tampoco existió durante el 2020, el tiempo que duró la cuarentena estricta.
Recientemente el Gobierno Nacional anunció la entrega de 633.000 netbooks a chicos y chicas de todo el país. Medida que consideramos necesaria pero no suficiente, ya que recién la primera entrega será de 80.000 equipos en julio y no resuelve la conectividad.
La semana pasada fue publicado el estudio “Efectos sociales del escenario Covid-19 en las comunas y villas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” elaborado por la Defensoría del Pueblo, que recoge datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. El mismo arrojó que casi la mitad de los hogares situados en los barrios más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron déficit de conectividad en internet, además de falta de computadoras durante el año pasado. Un 43,8 % de hogares de villas de la Ciudad no contó con computadora, a la vez que un 45,9% de los hogares no contaron con servicio de internet.
Los pibes y pibas de los sectores más humildes también necesitan estudiar y prepararse para el futuro. El 60% de nuestra juventud es está por debajo de la línea de pobreza y su única esperanza es poder formarse para poder conseguir un empleo en el futuro que los saque de la marginalidad a la que esta realidad insensible los condena.
Nuestras exigencias son:
– Acceso libre y gratuito al WiFi en las barriadas populares.
– Entrega de dispositivos (netbook) para poder estudiar. No hay futuro sin educación.
– Aumento de becas y eliminación de requisitos burocráticos innecesarios.
– ¡Allí donde hay cursada, que sea en condiciones seguras! Arreglo de todas las instituciones educativas y provisión de alcohol y kits sanitarios para docentes y estudiantes.
¡Que ningún pibe ni ninguna piba se quede afuera durante la pandemia! ¡La educación en nuestro país debe ser pública! ¡Estudiar no es un privilegio y sin conectividad no hay Educación!
¡QUEREMOS ESTUDIAR!
#QueNadieSeQuedeAfuera

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