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Movilizaciones en CABA por un mar sin petroleras

19.1.2022

Se realizaron movilizaciones en todo el país en defensa del mar y contra los incendios que hay en decenas de provincias. En Buenos Aires, la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones convocó a concentrar a las 18hs en el Congreso y luego movilizaron hacia la embajada de Noruega (Carlos Pellegrini 1427-CABA) para seguir exigiendo al gobierno nacional que dé marcha atrás con la explotación petrolera en el Mar Argentino.

Las calles se llenaron al grito de “No es no” en ciudades como Mar del Plata, Trelew, CABA, Neuquén, Posadas, El Calafate, La Plata, San Bernardo, Córdoba, Mar de Cobo, Santa Clara, Villa Gesell, Miramar, Bahía Blanca, Paraná, La Rioja, entre otras. Estas movilizaciones fueron impulsadas por la Asamblea por un mar libre de petróleo de Mar del Plata y se dan en el marco de la jornada plurinacional de la coordinadora Basta de Falsas Soluciones.
Los proyectos extractivistas que viene intentando impulsar el Gobierno Nacional del Frente de Todos, como la zonificación minera en Chubut o la explotación petrolera Off Shore en el Mar Argentino son un ejemplo claro de cuál es el plan que tienen para conseguir dólares para pagarle al Fondo Monetario Internacional: vender el agua, el mar y las tierras.
Este martes el Gobierno presentó el temario con el que llama a sesiones extraordinarias en el Congreso. Si bien hizo campaña con La Ley de Humedales en las elecciones para conseguir votos, ahora no la incluye para ser tratada, sabiendo que así pierde estado parlamentario (una vez más). Por el contrario proponen tratar la ley de hidrocarburos, para que haya más fracking en el país.

Crimen de Lucas González: confirmaron la preventiva a ocho de los policías encubridores

17.1.2022

La Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña confirmó las prisiones de un subcomisario y otros siete oficiales de la Policía de la Ciudad acusados de encubrir el crimen del jugador de Barracas Central, asesinado de un disparo en la nuca el 17 de noviembre en Barracas.

La Cámara del Crimen de la Ciudad de Buenos Aires confirmó este lunes las prisiones preventivas de ocho de los policías de la Ciudad acusados de encubrir el crimen de Lucas González, el adolescente de 17 años baleado en el barrio porteño de Barracas el 17 de noviembre último.
Entre los detenidos por encubrimiento se encuentra un subcomisario, procesado a su vez en una causa por trata de personas, a quien se le adjudica haber falsificado un acta sobre el crimen de González.
Las preventivas fueron confirmadas por la Sala 4 de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña y alcanzaron a los comisarios Juan Romero y Fabián Du Santos, a los subcomisarios Roberto Inca y Ramón Chocobar, al inspector Héctor Cuevas y a los oficiales Sebastián Baidon, Daniel Espinoza y Jonathan Martínez, detallaron voceros judiciales a la agencia Télam.
En el caso de los primeros siete acusados, los camaristas Alberto Seijas, Julio Lucini y Mariano Scotto rechazaron las apelaciones de sus defensas en base a la gravedad del delito que se les imputa y el peligro de entorpecimiento de la investigación. En el caso del subcomisario Chocobar, además, los camaristas consideraron que está procesado y camino a juicio oral en una causa federal por trata de personas. Y en el caso de la apelación en favor de Martínez, fue desestimada por “improcedente”.
En total son diez los policías acusados de encubrir el crimen de Lucas. Todos ellos están procesados con prisión preventiva por encubrimiento doblemente agravado por ser funcionarios públicos y por ser el delito precedente especialmente grave en concurso real con la privación ilegal de la libertad doblemente agravada de sus tres amigos y porque en desempeño de un acto de servicio cometieron vejaciones.
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“No pueden pasarse por alto las graves características de los episodios que se le atribuyen en esta investigación, pues habrían privado ilegalmente de la libertad a las víctimas y alterado rastros y pruebas del delito”, dice el fallo de la Cámara reapecto al crimen cuyos autores materiales son los policías Juan José Nieva, Fabián López y Gabriel Issasi.
Según los camaristas, los acusados integrarían “el grupo de funcionarios que arribó al lugar instantes después del suceso e intentó aparentar un enfrentamiento armado, para lo cual, entre otras acciones, se habría introducido maliciosamente –“plantado”– un arma de utilería en el rodado que ocupaban las víctimas (…) En este contexto, es dable también presumir la existencia de riesgo de presión a los damnificados, a sus familiares y testigos que deban declarar en un eventual juicio, sobre todo si se tiene en cuenta la relación de poder, recursos y condiciones que deriva de que los imputados integren una fuerza de seguridad”.
La Sala 4 consideró que “de momento se exhiben insuficientes las alternativas al encarcelamiento previstas” y que toma “particular relevancia en torno a estos reaseguros” el “incumplimiento de compromisos legales supuestos en el reproche formulado, como los que ha debido asumir bajo juramento al ingresar en la función policial con la misión ineludible de proteger al prójimo y velar por la vigencia de la Ley”.
El asesinato del joven de 17 años ocurrió la mañana del 17 de noviembre, cuando él y tres amigos salieron de entrenar del club Barracas Central en un Volkswagen Suran del padre de uno de ellos y fueron interceptados por un Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Ciudad, sin patente ni identificación policial, del que bajaron los tres efectivos armados. Los adolescentes creyeron que iban a ser víctimas de un robo y decidieron huir, recibiendo una balacera de parte de los policías. Al menos cinco tiros dieron en el auto y uno de ellos impactó en la cabeza de Lucas, quien horas más tarde murió.
Isassi, López y Nieva fueron los primeros tres detenidos y procesados por el homicidio agravado de Lucas y la tentativa de homicidios de sus tres amigos. Luego fueron detenidos y procesados también con prisión preventiva pero por encubrimiento Inca, Cuevas, Du Santos, Romero y las oficiales Micaela Fariña y Lorena Miño, éstas dos últimas luego liberadas por falta de mérito. Días después quedaron acusados y detenidos el comisario inspector Daniel Santana, el comisario Rodolfo Ozán, Chocobar, y los oficiales Baidón, Martínez, Ángel Arévalos y Daniel Rubén Espinosa.

Ataque de odio: quisieron incendiar el bar Maricafé

16.1.202

Por Tomás Máscolo

El hecho fue registrado por las cámaras de seguridad del lugar que también funciona como librería y es un espacio abierto para toda la comunidad LGTBI.

“Recuerden que cuando alguien pregunte por qué el orgullo: es por esto y mucho más”, dijeron los dueños del lugar en la cuenta de Twitter.
El café está ubicado en la zona de Palermo y es un espacio para la visibilización de la diversidad sexual. “Estos dos atacantes antes de marcharse se quedaron observando por segunda vez y se retiraron. Ningún otro local de la zona padeció algo parecido”, dijeron en un comunicado.
Estos ataques encuentran su voz en sectores anti derechos que se envalentonan e instituciones que generan el odio hacia la diversidad como la Iglesia que sigue siendo financiada por los Gobiernos. Todo el repudio a este ataque y también llamar a no dejar las calles para defender nuestros derechos, por los que faltan y en defensa de los ya conquistados.

Lucas González: la Cámara ordenó la libertad de dos policías y confirmó la prisión de cuatro

12.1.2022

Lo resolvió la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña, que revocó el procesamiento de Micaela Fariña y Lorena Miño y les dictó la falta de mérito.

La Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña ordenó la libertad por falta de pruebas de las dos policías de la Ciudad detenidas por el encubrimiento del crimen de Lucas González, el adolescente de 17 años asesinado a balazos en noviembre pasado en el barrio de Barracas, y mantuvo los procesamientos de otros cuatro miembros de esa fuerza de seguridad.
En un fallo de 17 páginas al que accedió Télam, la Sala IV de dicha Cámara, integrada por los jueces Alberto Seijas, Julio Lucini y Mariano Scotto, revocó el procesamiento de Micaela Fariña y Lorena Miño, dictó la falta de mérito “para procesar o sobreseerlas” y ordenó sus inmediatas libertades.
En primera instancia, estas dos policías habían sido procesadas con prisión preventiva junto a los efectivos Roberto Inca, Héctor Cuevas, Fabián Du Santos y Juan Romero.
Todos fueron imputados como coautores del delito “de falsedad ideológica y encubrimiento agravado por la condición de funcionario público por ser el delito precedente especialmente grave”, y en el caso de los cuatro primeros también se los acusó de “falso testimonio”, todos en concurso ideal.
A su vez, la Cámara confirmó los procesamientos de Inca, Cuevas, Du Santos y Romero “sin perjuicio de la calificación que en definitiva corresponda”.
Se trata de la misma Sala que ya confirmó la prisión preventiva para los policías Gabriel Isassi, Juan Nieva y Fabián López, imputados de cometer el homicidio de Lucas y la tentativa en perjuicio de los tres amigos del adolescente asesinado.
En tanto, por el caso también permanecen procesados y detenidos por el encubrimiento del crimen el comisario inspector Daniel Santana, el comisario Rodolfo Ozán, el subcomisario Ramón Jesús Chocobar, y los oficiales Sebastián Baidon, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos y Daniel Rubén Espinosa.
“Es posible sostener, prima facie, la responsabilidad de Roberto Orlando Inca, Héctor Claudio Cuevas, Alberto Du Santos y Juan Horacio Romero en los hechos, pues conscientes de la ilegalidad del procedimiento que protagonizaron Isassi, Nieva y López, su actuación se enderezó con un claro rumbo a la alteración de la escena del crimen y con el preciso objetivo de encubrir el delito cometido, ayudando de ese modo a sus protagonistas a eludir la ley”, sostuvo la Cámara en su fallo de hoy.
Respecto de Miño y Fariña, los camaristas recordaron que al dictar el procesamiento de ambas, el magistrado de primera instancia “ponderó que fueron las primeras en llegar al lugar, que los menores les pidieron auxilio atemorizados y en estado de shock, todo lo cual no se compadecía con el hecho de enfrentamiento anunciado” por los otros efectivos.
A su vez, en su apelación, las defensas alegaron que “la actuación de las funcionarias se ciñó al cumplimiento de su deber, en lo que a la aprehensión inicial de los jóvenes refiere” y que “inmediatamente después se abocaron al resguardo del perímetro”.
Para la Cámara, “la prueba recabada al menos hasta el momento no permite afirmar con convicción, a diferencia de lo sucedido con Cuevas, Inca, Du Santos y Romero, que estuvieran en conocimiento de lo realmente ocurrido y del plan urdido posteriormente por ellos y que así sus acciones -aprehender a los jóvenes y realizar el resguardo de la zona- estuvieran dolosamente dirigidas a colaborar en el teatro urdido”.
Y agregaron que “no se vislumbra ni ha sido ponderado ni alegado por las partes, la existencia de una comunicación que las relacione con el despliegue realizado por sus coimputados, ni que permita afirmar que hayan tenido el conocimiento que ellos sí tenían de que no había ocurrido un enfrentamiento armado como se había informado instantes antes”.
El asesinato de Lucas (17) sucedió cerca de las 9:30 del 17 de noviembre último, cuando la víctima y tres amigos de su misma edad salieron de entrenar del club Barracas Central a bordo del Volkswagen Suran del padre de uno de ellos y fueron interceptados por un auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Ciudad sin patente ni signos de ser policial, del que bajaron tres efectivos armados y sin identificar.
De acuerdo con las pruebas recabadas, los adolescentes creyeron que eran ladrones que iban a robarles, por lo que huyeron del lugar, momento en que los policías les dispararon desde distintos ángulos.
Al menos cinco tiros dieron en el auto y uno de ellos impactó en la cabeza de Lucas, quien horas más tarde murió.
Cada avance en esta causa, sin dudas es fruto de la movilización callejera en busca de justicia por la vida arrebatada de Lucas González. Pero aún quedan los responsables políticos del gobierno de la Ciudad, que promueven un “control social represivo” sobre la juventud en los barrios por medio del miedo y la persecución; en un contexto social y económico crítico.
Lo denuncian los mismos jóvenes que se movilizan contra el gatillo fácil: “la brigada actúa siempre de civil, nos persiguen por tener una gorrita y amedrentan todo el tiempo por ser morochitos. No queremos terminar asesinados como Lucas”.
No está demás repudiar también a los funcionarios y políticos que en campaña pedían mano dura y bajar la edad de imputabilidad, como los Espert, Bullrich y Berni con discursos que envalentonan a la policía.

“Las estadísticas muestran que los siniestros viales son una pandemia tan grande como el COVID”

11.1.2022

Por Fabiana Montenegro

Dialogo con Marcelo Calderón, de Masa Crítica Buenos Aires, a raíz de la ciclista que fue atropellada en Palermo hace unas semanas. “Hay que cambiar la cultura vial”, aseguró.

El domingo 9 de enero, una multitud se sumó a una bicicleteada para homenajear a la ciclista Marcela Bimonte, quien fue atropellada la semana pasada junto a otras cinco personas, en los Bosques de Palermo. La movilización fue convocada por el grupo de ciclistas “Masa Crítica Buenos Aires” bajo el lema “El domingo todos somos Marcela”. A las 16.30 partieron desde el Obelisco hasta el cruce de la avenida Figueroa Alcorta y Dorrego, lugar del siniestro vial. Allí, junto a familiares y amigos de la víctima, colgaron una bicicleta blanca en su honor y una placa con su nombre.
Conversamos con Marcelo “Chapu” Calderón, uno de los organizadores del homenaje, para reflexionar sobre este hecho.
Masa Crítica se caracteriza por colocar una bicicleta blanca para recordar a los ciclistas que murieron en un accidente de tránsito. Dónde surgió esta idea.
Marcelo Calderón: La movida de la bicicleta blanca se hace en otras partes del mundo, se hace en el día mundial. Acá se hace desde el 2014. Creo que también fueron las primeras que se hicieron en Argentina. Son alrededor de 11 o 12 personas, hay tres bicicletas que no se colgaron. Puedo nombrar a Julián Partonelo, Magdalena, Ramiro, Sofía, Franco, Isabel, Susana, Silvina, Dimiti, Mariano, Marcela.
¿Se puede seguir hablando de accidente vial?
MC: No, ya no se puede hablar más de accidente. El accidente está visto desde el lado del automovilista, como que le pasó algo al automovilista y bueno… es un accidente. Y nada es así. Una cosa es que se te corte el cable de freno del auto y no puedas frenar y otra cosa, es que se maneje alcoholizado, o drogado, o se maneje imprudentemente, negligentemente, o sacado, o sin dormir y se produzca un siniestro. Creo que no se puede hablar más de accidente vial, hay accidente viales obvio, porque yo no soy mecánico y no sé lo que le puede pasar a mi auto o mi moto, en los cables internos o en el motor, y puede ser que se rompa en algún momento como cualquier artefacto mecánico, que se pueda romper, inclusive en la bici a uno se le corta el freno de repente y uno no sabe en qué momento se le va a cortar. Entonces sí hay accidentes. Pero hay otros que no son accidentes, que son siniestros, y éstos son perfectamente evitables, con un poco de prudencia, que no dependen de lo que le pase al automóvil sino que depende de la actitud de la persona, del comportamiento y la conducta.
Durante el homenaje a Marcela Bimonte mencionaste que hay un modo machista en la forma de conducir.
MC: El tránsito es muy machista. De hecho, uno escucha siempre que las mujeres son pésimas en el tránsito y sin embargo, los que más producen accidentes y más matan personas en el tránsito son hombres. Entonces hay algo que falla en ese concepto, en ese razonamiento, en ese argumento que nos hace repensar un poco la historia. Eso de medirse el miembro para ver quién corre más, para ver quién tiene el auto más grande o más lindo, es una cuestión plenamente machista. Hay que cambiar esa cultura vial para que esto sea diferente. Si dejamos de tener una cultura machista en el tránsito las cosas van a ser mucho pero mucho más pacíficas, y menos violentas.
Otra cuestión a la que hiciste referencia es a la necesidad de una cultura vial. Y que el Estado es responsable. ¿Cómo lo estás pensando?
MC: Sí, hay una cultura vial, la cultura vial del más fuerte, del que se impone más, del que más tiene, del más poderoso. En Argentina y en otros lugares más, el auto es un bien de lujo. No todos tienen la posibilidad de comprarse un auto. Hoy por hoy, cualquier auto sale más de dos millones de pesos. En cambio la bici es de más fácil acceso, hay bicis de ocho mil o diez mil pesos. Me parece que hay una gran diferencia entre un vehículo y otro, entre un actor y el otro. Hay que cambiar un poco la cultura del automóvil. Las leyes de tránsito se hicieron por los automovilistas para poder ordenarlos y controlarlos porque llegó un momento, a partir del surgimiento del auto, en que se descontroló la calle.
Antes, en la calle andaban carreras, caballos o sulkies. Cuando andaba la gente en bici, caminando o en carretas, empezaron a andar autos que iban a velocidad mayor y empezaron a matar gente, y por eso, empezaron a haber leyes de tránsito para poder ordenar el tránsito. Pero esa calle es espacio público, y ese espacio público es de todos: tanto del automovilista, como del motociclista, como del camionero, como del ciclista, como del peatón. El peatón es el más vulnerable y es el que más hay que cuidar en el espacio público. Es como cuando se va a una plaza, y hay un tipo musculoso de dos metros, que está ahí parado y pasa un nene de dos años y el tipo musculoso no le pega un cachetazo. Es más, si el pibe ese se llega a ir, se le escapa de los padres y se va a la calle y seguro el tipo musculoso va a ver si lo puede rescatar y salvar. De eso se trata, de proteger al más vulnerable. No tirarle el camión encima, el colectivo encima. No sirve. Hay que cambiar esa cultura de imposición. Es muy loco porque uno va a Europa, mucha gente va de viaje, y se maravilla del ordenamiento del tránsito y cómo un peatón pisa la calle y se paran todos los autos, y vienen acá, y cruzan por la mitad de la vereda. No es una cuestión de educación solamente hacia los automovilistas y hacia ciclistas, es para todos, para los peatones también. Entonces hay que cambiar la cultura. La cultura es la educación. La educación siempre tiene que ser una inversión, no es un gasto. Si nosotros invertimos en educación y en información lo que vamos a lograr es que cada vez haya menos muertos. Hay más o menos, nueve mil muertes por año en Argentina en accidentes de tránsito. La mayor causa de muerte de jóvenes de 18 a 40 años son los siniestros viales. Entonces, llegó un momento en que tenemos que cambiar eso. Y para cambiar eso, tenemos que cambiar nuestra cultura y nuestra educación y fijarnos dónde poner los puntos en la íes, ¿dónde están los problemas? Porque el problema no son los ciclistas como dicen un montón de medios gráficos, cuando sacan notas de ciclistas cruzando en rojo, los ciclistas no matamos a nadie. El problema de la muerte radica al lado, en aquellos que van a alta velocidad, hay que bajar la velocidad. En aquellos que manejan, y manejan mirando el celular. Un ciclista mirando el celular choca contra un auto, se muere el ciclista y el auto al otro día va al chapista y chau problema, en cambio, el ciclista tiene que elegir si va a ir a tierra o va a ir a un nicho.

El acto del domingo fue muy numeroso. Esperaban que se sumara tanta gente. ¿Se está gestando un cambio?
MC: El acto fue muy numeroso. Yo era uno de los organizadores, fuimos tres: José María Blassi, Nicolás Vigo y yo. Cada uno tiene un rol, José se encarga más de la seguridad de la gente cuando va transitando, de organizar los cortes, Nico se encarga más del armado de las bicis y yo me encargo más de los medios y de ponerle la cara y de ser la cara visible de un conjunto de gente que viene detrás. No solamente somos los tres, yo soy uno más, por ahí algún día yo me retire de la movida de Masa Crítica y haya otra gente. Antes que entre yo a Masa Crítica, había otra gente, referentes que eran parte del movimiento y que también han logrado cosas: que haya más bicisendas, que tengamos más visibilidad en el tránsito. El cambio se va generando de a poco, lo que pasa que la gente que andamos en bicicleta somos gente pacífica, es la revolución silenciosa, no generamos violencia. Cuando alguien no mata es pacífico. La violencia se genera cuando hay muerte, heridos, por negligencia. Cuando no hacemos las cosas que tenemos que hacer, generamos en un tercero un acto en el que cortamos algo, cortamos la vida, la salud. Ahí es cuando ya hay una violencia. Nosotros no generamos violencia. Mayormente cuando se ve a gente andando en bicicleta, se la ve contenta, escuchando música. Y uno puede decir “no se puede usar auriculares”, pero igual siempre decimos lo mismo, el ciclista se pone en riesgo a sí mismo, en todo caso. No pone en riesgo a otras personas, no hay estadísticas que demuestren lo contrario, más allá de casos puntuales.
En cambio, las estadísticas muestran, y lo dijo la OMS, que los siniestros viales son una pandemia tan grande como la que estamos viendo con el covid, porque si estamos diciendo que la mayoría de los jóvenes que mueren en Argentina son por siniestros viales, es que está pasando un problema gigante. Y eso, se resuelve con educación, con inversión, con cultura. Y ni siquiera estoy hablando de grandes cuestiones sino de información, de llegar a la gente. Hace más de 30 años que nadie recuerda una campaña de educación vial para toda la gente de parte del Estado ¿Qué pasó, la culpa es de los ciclistas, de los automovilistas, de los demás actores en el tránsito? No, la culpa es del Estado que está ausente y eso es lo que Masa Crítica intenta cambiar.

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