A 20 años de la Masacre de Floresta el barrio se movilizó una vez más para recordar a los pibes fusilados
30.12.2021
Por Florencia Ferioli
Adrián Matassa, Cristian Gómez y Maximiliano Tasca fueron fusilados por la espalda el 29 de diciembre del 2001 por el policía Juan de Dios Velaztiqui, en la estación de servicio ubicada en la esquina de Gaona y Bahía Blanca, en un contexto de profunda crisis política, económica y social. La masacre movilizó al barrio, conmovió al país y tuvo un fuerte impacto mediático. El asesino falleció en febrero del 2021, a los 82 años, cumpliendo prisión domiciliaria en la casa de su hija en Berazategui. En conmemoración por los 20 años de la Masacre, se organizó una jornada por su memoria exigiendo “Basta de violencia institucional”.
La jornada conmemorativa comenzó a las 17 con la inauguración de la señalización en la esquina de la estación de servicio donde fueron fusilados los chicos. Al grito de “Yo sabía, yo sabía, que a los pibes los mató la policía” inició la marcha de las antorchas desde la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, donde se llevó a cabo a las 19 una misa en conmemoración de los pibes. La marcha comenzó a las 20 y culminó en la Plaza del Corralón, ubicada en Gaona al 4600.
“Floresta está a favor de la vida, basta de violencia policial’ –se escuchaba por el micrófono– mientras mueran pibes en manos de la policía los pibes no van a estar tranquilos”. El escenario estaba ubicado al costado del mural pintado por familiares y por vecinos del barrio, con las caras de los chicos y acompañado de la leyenda “Basta de violencia institucional”.
Las familias tomaron la palabra en el acto del cierre. Elvira, mamá de Cristian, fue quien encabezó el acto. Con su hija Graciela a su costado izquierdo, agradeció al barrio por el apoyo y por seguir recordando, teniendo siempre presente a los chicos. Sostuvo que es necesario seguir generando espacios para no olvidar. Destacó lo movilizador que resultó para ella la jornada y recordó a Cristian, con esa sonrisa enorme y alegre.
Con un discurso lleno de emoción y de anécdotas, cerró recordando: “Cristian era un canto a la vida, vivía riendo, muy solidario, amiguero, su amor por la música era enorme. Todo eso nos dejó. Pero le cortaron todo proyecto de vida. Él decía que a los 30 años iba a sentar cabeza y no lo dejaron lamentablemente”. Con la voz entrecortada Elvira sostuvo: “estoy acá con más fuerza que nunca, él me acompaña todos los días”.
Silvia, la mamá de Maxi, también agradeció a los presentes: “nos han mantenido con fuerza y energía. Los chicos nos iluminan permanentemente, sin ellos no podríamos estar así, con estas ganas y con este deseo de seguir luchando y de sufrir, porque se sufre mucho cuando nos enteramos que matan a otro chico. Se sufre porque desde los primeros años tratamos de buscar este camino, esta huella que dejaron los chicos por la no violencia.”
Silvia cada vez que puede les pide a los policías que no sean rápidos para el gatillo, que tienen que ser humanos. Junto a su nieto Tomi, enredados en un abrazo fuerte y afectuoso, decía: “esa cicatriz que tenemos sigue estando pero se curó el agujero, que no es de bala pero si de dolor. Nosotras estuvimos paradas en un precipicio y ahí nos preguntamos: ¿Qué hacemos? ¿Damos un paso para adelante y nos morimos de tristeza con ellos? ¿O un paso hacia el costado y decidir vivir? Tenemos tantos hijos en el barrio que nos dicen ‘¡Vamos, ustedes pueden mamuchas!’”.
En representación de la familia Matassa, la tía de Adrián también deslizó palabras de agradecimiento: “gracias a All Boys y al barrio, a todos por acompañar siempre. Es algo que uno lleva dentro del corazón y no lo vamos a olvidar nunca”.
Una vez concluidas las palabras de las familiares, fue momento de musicalizar el festival. El freestyler llenó de sonido la Plaza del Corralón y luego llegaron los tambores de Cafundó, mientras el ritmo invadía el barrio para que las y los vecinos del barrio bailaran.