¿Qué dejaron los resultados electorales en la Ciudad?
16.11.2021
Por Ruth Werner y Patricio del Corro
Los resultados electorales en la Ciudad de Buenos Aires confirmaron las tendencias de las PASO. Un triunfo con sabor a poco del oficialismo de Juntos, una elección sin sorpresas del Frente de Todos y una polarización en los extremos con el aumento de los resultados de Milei y del Frente de Izquierda que consagraron a Myriam Bregman como diputada nacional.
Los resultados electorales en la Ciudad de Buenos Aires confirmaron las tendencias de las PASO: un triunfo con sabor a poco del oficialismo, una elección sin sorpresas del Frente de Todos y una polarización en los extremos con el aumento de los resultados de Milei y del Frente de Izquierda que consagraron a Myriam Bregman como diputada nacional.
El resultado de María Eugenia Vidal confirmó al larretismo como la principal fuerza electoral de la ciudad. Sin embargo, lejos está de pasar un buen momento. Si a nivel nacional el presidenciable Larreta puede ser visto como un ganador de la jornada, la realidad es que los costos que pagó fueron altos: no está claro que tenga el “volumen político” necesario para encarar sus internas. Larreta ganó en su bastión, pero la repatriación de Vidal la degradó como figura política y quedó lejos del objetivo de llegar al 50%. Lo que sí logró fue que las fricciones entre supuestos “halcones”, “palomas” y radicales quedaran expuestas. El propio Macri promocionó sus encuentros con Milei mientras Patricia Bullrich abrazaba al economista por TV.
Entre las PASO y las generales Juntos aumentó poco más de 13.000 votos, pero bajó un 1% al crecer la cantidad de votantes totales. Con quienes no fueron a votar en las PASO apenas compensó los votos de López Murphy que se fugaron a Milei.
Hacia el Congreso Nacional, Juntos renovaba 10 diputados de las legislativas de 2017, 8 de Vamos Juntos (que sacó el 49%) y 2 de Evolución (Lousteau obtuvo el 13%). Solo mantuvo solo 7. Mientras en la Legislatura porteña el oficialismo puso en juego 21 bancas y solo se quedó con 15. Tendrá entonces 32 bancas propias. Habrá que ver en qué medida podrán acordar con los 5 legisladores de Milei. Pero aun contándolos a su favor, el oficialismo perdió los 40 votos que necesita para las leyes de ventas de terrenos u otras que solo pueden ser aprobadas con dos tercios de la cámara. Eso nos lleva al siguiente capítulo.
Una solución alfonsinista para el problema del peronismo porteño
Leandro Santoro saludó su elección como “histórica en la Ciudad”. Si bien es cierto comparadas con las batallas de Daniel Filmus, el porcentaje de votos es el más alto de las últimas legislativas, aunque el aire a festejo no tiene gran sustento. El aumento fue apenas del 0,7% y de 26.000 votos absolutos respecto a las PASO. No parece una “épica histórica”. Pero mirar solo números también puede ser sesgado. Si el PJ y kirchnerismo porteños instalaron a Santoro como nuevo referente eso también hizo ruido en un sector de su militancia.
Santoro fue elegido como candidato por Alberto Fernández, en buena medida por su pasado radical (incluyendo sus “casi obscenos” twitts contra CFK). El objetivo era ampliar espacio hacia sectores conservadores, más allá del núcleo duro peronista y kirchnerista de la Ciudad. Lo logró (relativamente), pero mientras en las plazas enunciaba discursos progresistas en los grandes canales nacionales como Telefé se declaraba a favor de la baja en la edad de imputabilidad, o en el debate, seguido en buena parte del país, defendió el uso de pistolas Taser y asesorarse por Berni. Todo para defenderse frente al reproche de Myriam Bregman. Su acalorada defensa de más tibieza en pos de una “relación de fuerzas” supuestamente desfavorable a los oprimidos también tuvo otros efectos. Por un lado, abonó al bajo entusiasmo. No tiene mucha épica militar contra Larreta y la derecha pidiendo las mismas cosas, aunque con tono de politólogo. Esto fue notorio en sectores de las conducciones de la CTA, UTE, ATE y otros que, si bien siempre se subordinaron al PJ porteño, sintieron que el discurso Santorista era “too much”. Sin embargo, en los hechos, estarán movilizándose en apoyo al gobierno en los mismos momentos que Fernández llama a la “oposición de derecha” a un acuerdo para el pago de la fraudulenta deuda con el FMI.
Que las listas fueran completadas por Alejandro Amor, dirigente de Sutecba, Gisela Marzziotta o la hija de Héctor Daer no hacía mucho más potable la lista. Recordemos que estos fueron los candidatos impuestos por el viejo PJ porteño, el mismo que fuera denunciado por un propio diputado del Frente de Todos como “aliados del macrismo que hace 15 años les votan las leyes que necesita”.
A quienes forman parte del oficialismo nacional se les abre ahora de manera más expuesta una tensión que ya tienen hace años. Habrá que ver cómo hace el bloque del FDT para resistir el vendaval de “platita”, negocios y pauta con los que Larreta buscará los 40 votos cuando hagan falta. Tampoco es una novedad, se las vienen ingeniando para hacerlo, solo que ahora es este mismo espacio el que puso más en el centro lo que sucede en la Legislatura, además que, probablemente, sus manos levantadas, deberán sumarse a las de los legisladores de Milei.
El crecimiento se dio en los extremos
obre el crecimiento de los libertarios ya analizamos en esta nota el espacio sobre el que trabajaron: el hastío de macristas radicalizados, sectores “anti-política” que vieron degradadas sus condiciones de vida con Macri y Fernández, y un sector de juventud refractario a la “marea verde”.
Milei aumentó un 3,5% y 71.500 votos, llegando al 17%. Fue el crecimiento más importante entre las PASO y las generales. Sin embargo, ya se vieron las fisuras del experimento. “Es interesante que en la campaña debió limitar muy rápidamente su discurso “antisistema”: fue sacando a varios de JxC de la “casta”, incluso a Macri. Y con esa casta la geometría variable fue tendiendo rápidamente puentes con los “halcones” del Pro, sobre todo P. Bullrich”, señaló Pablo Stefanoni en un hilo de twitts. Y así es, por ahora Milei logró captar los descontentos por derecha del macrismo, un sector reaccionario “culturalmente” al movimiento de mujeres y la diversidad, y un voto bronca antipolítica. Ahora deberá conjugar todo esto. O no.
Lo que pocos han dicho es cómo este fenómeno (Milei) empujado por el tratamiento preferencial de un sector de los grandes medios quedó “grogui” cuando tuvo que enfrentarse a Myriam Bregman en el debate. Ningún otro candidato fue capaz de plantársele. Eso marcó uno de los límites del “cuco de la derecha” y al mismo tiempo fue uno de los impulsos para la campaña del Frente de Izquierda.
La Izquierda rompió su techo y llegó al Congreso
El Frente de izquierda Unidad hizo una importante elección. Con el 7,8% de los votos Myriam Bregman es diputada nacional. Un logro, ya que hace casi dos décadas que la izquierda no llega en CABA al Congreso. Fue la segunda lista de mayor crecimiento entre las dos elecciones: más de 32.000 votos nuevos, un 1,5% más. Con este resultado Gabriel Solano (PO) y Alejandrina Barry (PTS) asumirán en la legislatura en diciembre próximo.
Sumado a los votos de Luis Zamora la izquierda alcanzó el 11%. De haber aceptado encarar la elección en unidad se podría haber peleado una segunda banca en el Congreso nacional y 4 bancas en la Legislatura. Al día de hoy y según el escrutinio provisorio, AyL quedó fuera de la Legislatura.
La clave de la elección del Frente de Izquierda estuvo en haber ligado las peleas que dio Myriam Bregman en el debate y en los medios con una enorme militancia en los barrios, lugares de trabajo y estudio. Mejoró su performance en todas las comunas destacándose las del centro de la Ciudad, donde se realizaron importantes actividades de campaña y se obtuvo cerca del 10% de los votos. También fue notorio el crecimiento en el sur. En Lugano y Soldati el FITU creció al 7,2 % (en las PASO obtuvo el 5,97%) y algo similar ocurrió en Barracas y la Boca con el 8% respecto al 6,71% de las primarias.
La militancia del PTS hizo una campaña a pulmón y logró gestar un movimiento de más de 2.000 simpatizantes, compañeras y compañeros independientes que se cargaron sobre sus hombros la tarea de salir a convencer voto a voto, persona a persona y con una gran actividad de redes. El “Myriam tiene que estar” se multiplicó en hospitales escuelas y universidades, en las reparticiones estatales, en el aeroparque, en el puerto, en la Villa 31, en los call centers, entre los pibes de Rappi, los telefónicos, los del subte, los comercios y las barriadas. Lugares donde la militancia es parte activa como fracciones en las luchas y en los sindicatos y centros de estudiantes y organizando a la juventud precarizada. Había que salir a plantarse contra la prepotencia de la derecha y también contra la ideología de la resignación del Frente de Todos y ahí estuvo la militancia, peleando para demostrar que se puede y que había que fortalecer a la izquierda para pelear por lo que se viene.
Mientras los dirigentes kirchneristas de esos sindicatos, escuelas y facultades se quedaron sin argumentos. Desde que, en diciembre de 2017, cuando fueron las jornadas de lucha contra la reforma previsional, convocaron a esperar sentados que se vaya Macri con él “hay 2019” pasó mucha agua bajo el puente y -como muchos dirigentes de esos espacios reconocían en privado- no podían contener a sectores de su propia base que estaba decidida a apoyar a la izquierda.
El otro motor fue el apoyo militante de personalidades de los movimientos de lucha, feminismo y la diversidad, de la defensa del medio ambiente y de los derechos humanos. Son quienes no pararon de pelear, los que no se callan porque se los pide el gobierno y los que saben que la izquierda está y estará siempre del mismo lado. Y el otro importante sector que se sumó con su apoyo fueron decenas de actrices, actores y personalidades del mundo artístico comprometidos con las causas sociales que llamaron a acompañar con su voto a Myriam Bregman.
Por último, y no por ello menos importante, en medio de la campaña el Frente de Izquierda fue la única fuerza que estuvo presente en dos grandes luchas emblemáticas: la de las y los trabajadores de LATAM y la de las mujeres de la Villa 31. Los primeros supieron desnudar la hipocresía de un gobierno que prometió reinstalar a los 3000 despedidos y sigue jugando a favor de una patronal pinochetista. Y no solo estuvimos acompañando sino que somos parte, incluso varios de esos luchadores fueron candidatos en las listas de FIT.
Y por otro lado, las compañeras de la toma “Fuerza de Mujeres” de la Villa 31, son de aquellas mujeres valientes que pese a los golpes son capaces de levantarse una y otra vez. Con ellas no pudo la Policía de la Ciudad que se atrevió a quemarle sus casillas al mejor estilo Berni. Junto a ellas estuvieron Myriam Bregman, Alejandrina Barry y la militancia del Frente de Izquierda. Fuimos parte de luchas como las de los tercerizados de EMA-Edesur cuando cortaban el Puente Pueyrredón, con las enfermeras en sus movilizaciones o con los trabajadores de Garbarino. Todo lo opuesto a la adaptación a una agenda de derecha. Incluso siendo parte del movimiento en defensa del medio ambiente, donde los candidatos del Frente de Izquierda fueron los únicos en acompañarlo en cada marcha y reclamos participando activamente.
Estos fueron los tres grandes motores de la campaña y el gran movimiento que surgió por el voto al Frente de Izquierda, peleando contra la derecha, el ajuste y la resignación no va a quedarse acá. Es un enorme punto de apoyo para organizar a la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, con corrientes militantes en los sindicatos y lugares de trabajo, entre la juventud precarizada, en facultades, terciarios, escuelas y en los barrios. Con fuertes agrupaciones en los movimientos de las mujeres y la diversidad y en el movimiento en defensa del medio ambiente. La tarea por delante es la de prepararnos para la lucha de clases por venir, para lo cual será fundamental contar con nuevas fuerzas militantes.