Comunicadores del Sur

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CABA: un presupuesto de ajuste en la ciudad de la desigualdad

22.11.2021

Por Javier Andrade*

“Como hace 14 años, el gobierno del PRO encabezado por Rodríguez Larreta lleva a la Legislatura un presupuesto que no sólo ajusta sino que pega en el bolsillo”.

Hoy comenzó a tratarse el presupuesto 2022 enviado por Rodríguez Larreta con una estimación de gastos por más de 964.000 millones de pesos. Un presupuesto que sigue siendo, por lejos, el más alto del país, después del nacional y de la Provincia de Buenos Aires. Pero no por alto deja de ser desigual.
Larreta envía un presupuesto con una estimación de inflación del 33% y un crecimiento de CABA del 4%. Lo cual significa que respecto al 2021, en términos reales, es un presupuesto ajustado, puesto que no supera el estimativo de inflación, ya que los gastos aumentan un 27,9%, por tanto se gastarán 39 mil millones de pesos menos (-3.9%) para inversión social y productiva. Si tomamos los gastos del presupuesto en términos reales desde el 2016 a 2022, el ajuste en la política presupuestaria es constante en el gobierno de Larreta. Los gastos son 27% menores a los presupuestados en el 2015. O sea que, Larreta es aún más ajustador que el mismísimo Macri como Jefe de gobierno.
Las políticas efectivas de un gobierno se ven cuando se analizan las prioridades en la asignación de recursos. En tal sentido, en la ciudad del PRO vemos que las partidas para salud y educación descienden desde que llegaron al gobierno a finales del 2007. Sólo una pandemia pudo hacer que el presupuesto en ambas partidas aumente levemente, sin embargo, jamás alcanzo los niveles previos al macrismo: la importancia de la educación es meramente un slogan electoral.
Sin dudas, el modelo desarrollado por el macrismo fue profundizado con la llegada de Rodríguez Larreta. Y ello se evidencia con la participación de las áreas más sensibles en el total del gasto desde 2016 al 2022. Mientras caen las barras en educación, cultura, salud y desarrollo humano y hábitat, vemos que suben en servicios de deuda pública, gastos en seguridad y en los gastos de Jefatura de Gabinete, donde casualmente se encuentra el área de difusión y propaganda, nave insignia del modelo larretista en la ciudad.
Aquí la pregunta que surge es ¿Quién financia un presupuesto de ajuste? Y la respuesta paradójica de Larreta es: el bolsillo de cada ciudadana y ciudadano. Pues aunque durante la campaña electoral se rasgaron las vestiduras afirmando que deben “bajarse los impuestos“, el presupuesto de Larreta los aumenta fuertemente. Tal vez por ello fue presentado después del domingo, aun sabiendo que la Constitución de la ciudad pone como fecha límite el 30 de septiembre de cada año.
De esta manera, vemos que aumentan el Impuesto Inmobiliario y ABL (38%), Ingresos Brutos y sellos (41%), patentes (40%), la VTV (51%), peajes (45%), estacionamiento (50%) y, por si fuera poco, se mantiene el impuesto creado el año pasado a las tarjetas de crédito (1,2%), gravando el consumo en momentos donde la realidad amerita de políticas que lo reactiven. Y como súmmum, a contramano de las constantes y mediáticas críticas al gobierno nacional, vemos que la coparticipación aumenta un 54,1% respecto el 2021, siendo el segundo recurso más importante de la ciudad superando los 106 mil millones de pesos.
Como coletazo final, Larreta envía junto al presupuesto un endeudamiento de hasta 500 millones de dólares sin precisar ningún destino. Lo que nos hace intuir que no será para fines sociales ni para crédito de PyMEs o comercios incentivando el consumo o para promoción de industrias locales y desarrollos productivos. El modelo de endeudamiento de la ciudad, establecido por el ya tristemente célebre endeudador serial Mauricio Macri, es continuado por Larreta transformándose en el corazón de la gestión macrista en el distrito. No sólo aumentaron el stock de la deuda sino que aumentaron los intereses que se pagan por ella sistemáticamente desde el 2007 a la fecha.
*Vicepresidente del bloque de legisladores porteños del Frente de Todos

¿Cómo puede ser que no conozcamos a Kosice?

21.11.2021

Por Dani Mundo

En el barrio de Almagro donde vive Dani Mundo, autor de esta nota, hay un museo disimulado: es del enorme artista Gyula Kosice, cuya obra es imprescindible conocer.
¿Cómo explicar un volumen hidrocinético
o el color azul?
G.K.

No se me ocurre una vida más aburrida que la de un profesor universitario, con sus libros y sus papelitos amarilleándose hasta pulverizarse entre los dedos. Pero bueno, tampoco es cosa de negar las ventajas que tiene trabajar de docente en una facultad. Año a año se va renovando imaginariamente el carnet de juventud, por ejemplo. El público, los alumnos y las alumnas, siempre tienen la misma edad, veintipico, una época hermosa en la que todavía hay ilusiones y esperanzas. Leer y pensar aún tiene sentido, porque el mundo casi está por inventarse. Muy de vez en cuando, un docente puede hacerse amigo de alguno/a de ellos/as. Un año que había muchos paros (¿cuándo no? Frente a los paros yo tengo diferentes resoluciones, no siempre paro y me quedo en casa) tuve la suerte de que uno de esos alumnos fuera ayudante de un artista argentino increíble, in-cre-í-ble, que nos habilitó una visita a su museo recién estrenado en el barrio de Almagro. Debo confesar que no conocía a Gyula Kosice (Ferdinand Fallik) antes de esa visita. Qué terrorífica ignorancia la mía.
De afuera es imposible saber que esa casa chorizo remodelada y pintada de turquesa es el Museo Kosice, ningún cartel lo indica. Recién mucho después entendería por qué esa fachada estaba pintada de turquesa. Parecía un búnker. Llovía ese atardecer, y hacía el frío típico de junio, me acuerdo como si hubiese sido ayer. Esperé a que llegaran todos los alumnos y a las 19:30 tocamos el timbre. No fue porque tuviera alguna sustancia en mi cuerpo por lo que sentí, ni bien entré al museo, que me había teletransportado a un lugar que todavía no existía. Que no existía, pero era real. Es un museo del futuro, con cantidad de esculturas de luces que nos hacen entrar como en un caleidoscopio. Me puse eufórico como un nene al que llevan a la juguetería. ¿Cómo podía ser que yo no conociera a un tipo como Kosice? El futuro que nos permitían imaginar las esculturas de agua y esa especie de platillos voladores que encarnaban la ciudad hidroespacial era orgánico y poético, y no como parece que va a ser si todo sigue como hasta ahora: maquinal, mercantilista, competitivo, utilitarista, digital, con la belleza encorsetada en unos moldes prefabricados y en el que todos estamos todo el tiempo evitando el aburrimiento y neutralizando los afectos perturbadores. Las propuestas de Kosice son respuestas directas a este futuro deshumanizante y que ya estamos transitando, pues la contaminación ecológica y la devastación psíquica no dejaron de crecer desde que Kosice propuso sus soluciones hidrocinéticas. Igual, es cierto que él siempre creyó en los seres humanos. Él fue un auténtico self made man.
Para empezar, Kosice no diría que vivimos en el planeta tierra, diría que a este planeta habría que llamarlo Agua, ya que casi el 80 % de su materia está constituida por este elemento que suele pasarnos desapercibido. Él justifica sus obsesiones con el agua por diferentes motivos traumáticos: el viaje transatlántico que hizo con su madre y sus hermanos durante su infancia temprana para reencontrarse con su padre, que había venido antes a probar suerte en nuestro país (Fallik nació en la ex Checoslovaquia); o la otra anécdota, de cuando tenía 10 años y ya era huérfano de padre y madre, y casi se ahoga en un lago en Entre Ríos, del que lo salvó un aprendiz de gaucho que tenía 6 años. OK. Tal vez sea por estos hechos infantiles y psicoanalíticos por los que Kosice se volvió un artista, pero la verdad es que a mí no me importan las causas, me importan los efectos.
Me llevó un tiempo darme cuenta que toda la obra de Kosice, todas sus esculturas móviles y sus poemas y sus obras hidrocinéticas nacieron porque él estaba perdidamente enamorado de los colores turquesa y azul (alguna vez supo compartir galería con Yves Klein, del que ahora hay en París un local boutique en el que se comercializa su Klein Blue; los artistas del primer mundo no son nada boludos). Él podía esgrimir otros motivos, posiblemente. Pero ¿qué importan las justificaciones que dan los artistas? Hay gente que es así, que vive persiguiendo un deseo que ignora aunque retrospectivamente se lo detecte con mucha claridad. Su eje psíquico eran el turquesa y el azul primero, y el agua después. Podríamos creer que cumplió con éxito su misión. Tiene esculturas de más de 12 metros de altura en el centro de CABA, en La Plata, en Seúl, etc. etc. Ganó más de 40 premios a lo largo de su vida. Inventó ni más ni menos que una vanguardia. Expuso más de 3 veces en París, en Nueva York, en Japón, en Buenos Aires. Vendió obra a instituciones prestigiosas como la de René Favaloro. ¿Qué más puede desear un artista? Eso sí, tuvo que trabajar de marroquinero haciendo carteras hasta los cuarenta y pico de años, profesión que había aprendido en su infancia desolada.
Kosice sufrió en carne viva lo que implica ser un/a artista en Argentina. El Estado ayuda poco y nada, y ser un empresario de sí mismo en el campo del arte no está del todo bien visto. En nuestra mente romántica todavía nos cuesta aceptar el negocio del arte. No tener una afiliación política clara tampoco ayudaba, y las propuestas realmente revolucionarias con las que Kosice fue superándose a sí mismo tampoco facilitaban su reconocimiento: lo que no se entiende, se ignora o directamente no existe.
Sea por lo que sea que Kosice terminó inventando lo que inventó, lo cierto es que fue el primer artista en la historia que utilizó el agua como elemento fundamental en una obra de arte. Sus esculturas (que él aclaraba que seguía denominando así, aunque la función y los elementos de la obra rompieron con su sentido etimológico) de agua, poliéster, metal, fibra de vidrio, mármol, acrílico, plexiglás, luz, sonido, cemento, etc., tienen movimiento. Vale la pena aclarar que Kosice fue también el primer artista en el mundo que utilizó el gas de neón como material artístico.
Aquella noche, cuando salimos del museo y me volví caminando a casa sentía que la cabeza me estallaba: ¿realmente se podrá construir esa ciudad a 1.500 metros de la superficie terrestre y sostenida con la utilización del agua contenida en las nubes? Y si fuera posible, ¿seríamos capaces de pensar los espacios como nos lo propone Kosice, en lugar de reducirlos a esa máquina de alojamientos reproductivos y unidades funcionales que constituyen nuestros habitáculos existenciales? Kosice, obstinado, se la pasaba repitiendo que su proyecto no era una utopía, que su proyecto era real y que podía implementarse. De hecho, viajó a la NASA para convencer a los científicos de verdad con su plan urbanístico hidroespacial. Por lo que se sabe, no le dieron mucha bola.
Cuando llegué a casa llamé a mis amigos libreros para chequear qué existía de nuestro artista. Ahora tengo 6 o 7 libros suyos. Aquella lejana noche de invierno Kosice me regaló uno de sus libros, que leí y miré hasta la madrugada: Arte Madí, se llama. Madí es una de las pocas auténticas vanguardias argentinas cuyos mensajes y búsquedas no perdieron nada de actualidad (el que quiera conocer sus aportes y sus rupturas con todas las otras vanguardias estéticas tiene que leer Teoría sobre el arte de Kosice, donde se recopilan los manifiestos y artículos que salían en la revista Arte Madí Universal). El otro libro que conseguí fue Arte y filosofía porvenirista, una recopilación de notas que fue escribiendo a lo largo de toda su vida y que respaldan teóricamente sus apuestas estéticas. Por último, el que quiera saber algo de la vida de Kosice puede leer su Autobiografía, o mirar los videos que hay en YouTube, o directamente pedir turno en el museo y experimentarlo ahí mismo. Kosice, que falleció en el 2016, se la pasaba repitiendo que su “mejor obra es la que está por venir”. Nuestra vida está en el futuro, no en el pasado.
Pd: uno de los libros que conseguí aquella vez (y que ahora no encuentro en mi fakin biblioteca) es de mi maestro, el gigante Jorge B. Rivera: Madí se llama también. Es un análisis de la obra de este grupo vanguardista al que él, Rivera, pertenecía y que yo también ignoraba.

Isassi, el policía que ya había sido señalado por Cristina Kirchner

20.11.2021

El nombre de uno de los tres agentes porteños sobresalió entre los demás. Isassi había viajado a Río Gallegos en junio de 2016. La fecha de su llegada a la capital santacruceña había coincidido con el ataque que sufrió en esa misma ciudad la vicepresidenta Cristina Kirchner. La casa de sus suegros (los padres de Néstor Kirchner) fue violentada, a las patadas, en una clara señal de amenaza.

Lo que llamó la atención fue que unos pocos días antes se produjera el misterioso viaje de seis oficiales de la Policía Metropolitana, entre quienes figuraba Isassi.
«En la madrugada del sábado 18 de junio rompieron y abrieron, a patadas, la puerta de entrada de la vivienda de 25 de mayo 446, en Río Gallegos. Es la casa de los padres de quien fuera mi compañero, en la que también viví junto a él y mi hijo recién nacido, hasta que pudimos mudarnos», contó la vicepresidenta en ese momento.
«Unos días antes, la Policía de la Provincia de Santa Cruz había identificado en el puesto de control de ingreso a Río Gallegos, en Guer Aike, a seis oficiales de la Policía Metropolitana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, procedentes de El Calafate: Leonardo Ariel Salazar, Juan Matías Pez, Ruth Elizabeth Vera, Gabriel Alejandro Isassi, Sergio Sebastián Sequeira, Mariela Fernanda Centurión», detalló.

Asesinato de Lucas González: “La policía en una democracia no puede actuar de modo subrepticio y sin debida identificación”, dijo el juez / Convocan a una marcha a Tribunales

19.11.2021

El juez de Menores Alejandro Cilleruello, antes de dejar la causa, describió el accionar policial y consideró: “Las personas que han sido presentadas como imputados (en relación a los adolescentes baleados) a mi entender, y con la prueba que dispongo, fueron víctimas”. El magistrado reveló que la Justicia de CABA se negó a asumir la investigación.

“La policía en una democracia no puede actuar bajo ningún concepto de modo subrepticio y sin debida identificación, menos cuando están ordenando la detención de un vehículo del cual no partió agresión de ninguna naturaleza, pues no existieron armas de fuego operando desde el auto Volkswagen Suran (en el que se desplazaban los cuatro jóvenes). Las cámaras muestran una escena en la cual los jóvenes a bordo de este vehículo circulaban con normalidad. Abrir fuego con tres pistolas 9 mm, contra un auto en movimiento del modo en el cual se lo hizo (se disparó a la altura de zonas vitales, es decir no a los neumáticos para lograr la efectiva detención), resulta desacertado”.
El juez de Menores Alejandro Cilleruello explicó de esa manera lo ocurrido en la secuencia que terminó con la muerte del joven Lucas González a manos de efectivos de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas. La causa ya cambió de juez y pasó al juzgado de instrucción número siete.
¿Por qué no están detenidos los tres acusados? Porque una detención implica una indagatoria en el término de 24 horas y como están planteadas las investigaciones aún no está claro qué hizo cada uno de los policías en la escena de la muerte. El juez aludió a los “resultados que aún faltan incorporar (por caso, si han intervenido en la causa las tres armas policiales o no), y cuál pudo ser la que diera muerte a Lucas, todo ello, con el claro objeto de poder ordenar lo que corresponda respecto de los policías y en particular poder atribuir las responsabilidades con la precisión y seriedad que el Código Procesal Penal de la Nación impone a los jueces”.
Los primeros pasos de la investigación parecen mostrar que un policía disparó y mató; otro disparó pero no causó heridas, y el tercero encubrió lo ocurrido. Pero los peritajes aún no indican quién hizo qué, y en la indagatoria se les imputan hechos concretos a los acusados, so pena de que todo sea declarado nulo. Una vez que los peritajes demuestren el rol que le cupo a cada uno, entonces sobrevendrán las decisiones respecto de la libertad de cada uno de los imputados, quienes por lo pronto tienen prohibida la salida del país.
El juez de Menores describió otros entretelones del caso. Uno de ellos, que la Justicia de la Capital Federal se negó a asumir la investigación. “Este tribunal toma efectiva intervención en la causa luego de que la justicia de la ciudad autónoma de Buenos Aires se negara a hacerlo”. Desde el vamos existió la hipótesis de que no fuera un tribunal de Menores el que tuviera que intervenir, pero Cilleruello decidió avanzar ante la prescindencia de la Justicia de la CABA: “Se tomó la investigación con el claro objeto de preservar la prueba que pudiera servir luego para desentrañar la verdad de lo ocurrido, con independencia de cuál fuera en última instancia el tribunal competente, esto es, la justicia de la ciudad (en función de los eventuales delitos que los policías involucrados decían habían cometido las personas menores de edad por ellos involucradas) o la justicia de mayores (si es que el supuesto enfrentamiento no devenía tal -como todo parece indicar- y los únicos y verdaderos imputados en autos resultaban los policías)”.
Los jóvenes, afirmó el juez, “fueron víctimas de la policía”. La intercepción del vehículo en el que viajaban fue “un asalto y no de una orden emanada de autoridad policial que legítimamente les ordena algo propio de sus funciones, en este caso interceptar el vehículos para que se detuvieran con fines identificatorios”.
“De las modulaciones y las declaraciones incorporadas, sólo surge que el móvil de la Brigada, advirtiendo una maniobra extraña del rodado en cuestión, intentó su detención, indicando ser apuntados por un arma que aparentaba ser de fuego, dándose el rodado a la fuga e iniciándose los disparos por parte de los uniformados”. Los jóvenes no hicieron nada que cuanto menos explicara por qué les dispararon: “No se configura el delito de resistencia a la autoridad ni tampoco el de atentado a la misma, habida cuenta que de los elementos de prueba recabados no surge que el accionar del personal policial haya sido una actuación clara para que las personas a quien iba dirigida la orden de detención pudieran circunscribirse y actuar conforme ella”, sostiene la resolución.
“Las personas que han sido presentadas como imputados, me refiero a los chicos cuyas filiaciones obran en el encabezamiento, a mi entender, y con la prueba que dispongo, fueron víctimas. (…) Tras la investigación que se desarrolló se comprobó que fue infundada”.

Uno de los policías sospechados de matar a Lucas González ya había sido acusado por Cristina Kirchner

19.11.2021

Junto a otros cinco agentes, Isassi viajó a Río Gallegos en junio de 2016. A la entrada de la ciudad fueron detenidos por la Policía local: los efectivos de la Metropolitana argumentaron que estaban allí «de paseo». Sin embargo debieron cambiar el relato cuando le hallaron una pistola Glock en el auto. Allí confesaron que eran policías y que venían a hacer un operativo. «No sé si hicieron algún allanamiento. Lo que estoy segura, es que no vinieron de paseo», planteó, en aquel entonces, Cristina Kirchner.

Son horas decisivas para el inspector general de la Policía de la Ciudad Gabriel Isassi. Casi a la medianoche del jueves, el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, le pidió al juez Alejandro Cerrilluello que avance en su detención (junto a la de los oficiales José Nievas y Fabián López) tras la muerte de Lucas González, el adolescente de 17 años que fue asesinado de un balazo en la cabeza cuando volvió de jugar al fútbol en el Club Barracas Central.
Tanto Isassi como Nievas y López habían intentado culpabilizar a los futbolistas e instalaron la versión de que la balacera contra los jóvenes que ellos efectuaron se debió, en realidad, a «un enfrentamiento con delincuentes». Sin embargo, la versión policial quedó descartada ante las evidencias recolectadas en las que quedó demostrado cómo los efectivos porteños interceptaron a los jóvenes, les dispararon y luego detuvieron a dos amigos de Lucas, menores de edad, durante 24 horas sin ninguna acusación en su contra.
Tras varias horas de agonía, el adolescente de 17 años murió este jueves en el hospital El Cruce de Florencio Varela. «No va a haber ningún Lucas más porque nosotros nos vamos a encargar de que haya justicia», comentaron sus padres, Mario y Cintia.
Ahora bien, no es la primera vez que el nombre de Isassi aparece en el centro de la escena. El 23 de junio de 2016, en pleno auge del macrismo, y mientras Comodoro Py avanzaba su cruzada con causas de todo tipo, Cristina Kirchner también sufría un ataque en Río Gallegos. Según relató la vicepresidenta, la casa de sus suegros (los padres de Néstor Kirchner) fue violentada, a las patadas, en una clara señal de amenaza. Lo que llamó la atención fue que unos pocos días antes se producía un misterioso viaje de seis oficiales de la Policía Metropolitana, entre los que figuraba el inspector implicado en la muerte de Lucas González. En su relato, la ex presidenta contó que los seis agentes fueron detenidos en el puesto control de ingreso a la ciudad, y cuando fueron consultados por los motivos de visita, dijeron que «estaban de paseo».
Ante la sospecha, los policias locales decidieron revisar el auto en el que viajaban Isassi junto a Leonardo Ariel Salazar, Juan Matías Pez, Ruth Elizabeth Vera, Sergio Sebastián Sequeira y Mariela Fernanda Centurión. Y recién cuando los agentes santacruceños hallaron una pistola Glock en el vehículo, los oficiales de la Metropolitana decidieron cambiar su discurso y se presentaron como agentes que viajaron para «hacer unas diligencias procesales de allanamientos».
«No sé si hicieron algún allanamiento. Lo que estoy segura, es que no vinieron de paseo», planteó, en aquel entonces, Cristina Kirchner.

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