11.1.2022
Por Fabiana Montenegro
Dialogo con Marcelo Calderón, de Masa Crítica Buenos Aires, a raíz de la ciclista que fue atropellada en Palermo hace unas semanas. “Hay que cambiar la cultura vial”, aseguró.
El domingo 9 de enero, una multitud se sumó a una bicicleteada para homenajear a la ciclista Marcela Bimonte, quien fue atropellada la semana pasada junto a otras cinco personas, en los Bosques de Palermo. La movilización fue convocada por el grupo de ciclistas “Masa Crítica Buenos Aires” bajo el lema “El domingo todos somos Marcela”. A las 16.30 partieron desde el Obelisco hasta el cruce de la avenida Figueroa Alcorta y Dorrego, lugar del siniestro vial. Allí, junto a familiares y amigos de la víctima, colgaron una bicicleta blanca en su honor y una placa con su nombre.
Conversamos con Marcelo “Chapu” Calderón, uno de los organizadores del homenaje, para reflexionar sobre este hecho.
Masa Crítica se caracteriza por colocar una bicicleta blanca para recordar a los ciclistas que murieron en un accidente de tránsito. Dónde surgió esta idea.
Marcelo Calderón: La movida de la bicicleta blanca se hace en otras partes del mundo, se hace en el día mundial. Acá se hace desde el 2014. Creo que también fueron las primeras que se hicieron en Argentina. Son alrededor de 11 o 12 personas, hay tres bicicletas que no se colgaron. Puedo nombrar a Julián Partonelo, Magdalena, Ramiro, Sofía, Franco, Isabel, Susana, Silvina, Dimiti, Mariano, Marcela.
¿Se puede seguir hablando de accidente vial?
MC: No, ya no se puede hablar más de accidente. El accidente está visto desde el lado del automovilista, como que le pasó algo al automovilista y bueno… es un accidente. Y nada es así. Una cosa es que se te corte el cable de freno del auto y no puedas frenar y otra cosa, es que se maneje alcoholizado, o drogado, o se maneje imprudentemente, negligentemente, o sacado, o sin dormir y se produzca un siniestro. Creo que no se puede hablar más de accidente vial, hay accidente viales obvio, porque yo no soy mecánico y no sé lo que le puede pasar a mi auto o mi moto, en los cables internos o en el motor, y puede ser que se rompa en algún momento como cualquier artefacto mecánico, que se pueda romper, inclusive en la bici a uno se le corta el freno de repente y uno no sabe en qué momento se le va a cortar. Entonces sí hay accidentes. Pero hay otros que no son accidentes, que son siniestros, y éstos son perfectamente evitables, con un poco de prudencia, que no dependen de lo que le pase al automóvil sino que depende de la actitud de la persona, del comportamiento y la conducta.
Durante el homenaje a Marcela Bimonte mencionaste que hay un modo machista en la forma de conducir.
MC: El tránsito es muy machista. De hecho, uno escucha siempre que las mujeres son pésimas en el tránsito y sin embargo, los que más producen accidentes y más matan personas en el tránsito son hombres. Entonces hay algo que falla en ese concepto, en ese razonamiento, en ese argumento que nos hace repensar un poco la historia. Eso de medirse el miembro para ver quién corre más, para ver quién tiene el auto más grande o más lindo, es una cuestión plenamente machista. Hay que cambiar esa cultura vial para que esto sea diferente. Si dejamos de tener una cultura machista en el tránsito las cosas van a ser mucho pero mucho más pacíficas, y menos violentas.
Otra cuestión a la que hiciste referencia es a la necesidad de una cultura vial. Y que el Estado es responsable. ¿Cómo lo estás pensando?
MC: Sí, hay una cultura vial, la cultura vial del más fuerte, del que se impone más, del que más tiene, del más poderoso. En Argentina y en otros lugares más, el auto es un bien de lujo. No todos tienen la posibilidad de comprarse un auto. Hoy por hoy, cualquier auto sale más de dos millones de pesos. En cambio la bici es de más fácil acceso, hay bicis de ocho mil o diez mil pesos. Me parece que hay una gran diferencia entre un vehículo y otro, entre un actor y el otro. Hay que cambiar un poco la cultura del automóvil. Las leyes de tránsito se hicieron por los automovilistas para poder ordenarlos y controlarlos porque llegó un momento, a partir del surgimiento del auto, en que se descontroló la calle.
Antes, en la calle andaban carreras, caballos o sulkies. Cuando andaba la gente en bici, caminando o en carretas, empezaron a andar autos que iban a velocidad mayor y empezaron a matar gente, y por eso, empezaron a haber leyes de tránsito para poder ordenar el tránsito. Pero esa calle es espacio público, y ese espacio público es de todos: tanto del automovilista, como del motociclista, como del camionero, como del ciclista, como del peatón. El peatón es el más vulnerable y es el que más hay que cuidar en el espacio público. Es como cuando se va a una plaza, y hay un tipo musculoso de dos metros, que está ahí parado y pasa un nene de dos años y el tipo musculoso no le pega un cachetazo. Es más, si el pibe ese se llega a ir, se le escapa de los padres y se va a la calle y seguro el tipo musculoso va a ver si lo puede rescatar y salvar. De eso se trata, de proteger al más vulnerable. No tirarle el camión encima, el colectivo encima. No sirve. Hay que cambiar esa cultura de imposición. Es muy loco porque uno va a Europa, mucha gente va de viaje, y se maravilla del ordenamiento del tránsito y cómo un peatón pisa la calle y se paran todos los autos, y vienen acá, y cruzan por la mitad de la vereda. No es una cuestión de educación solamente hacia los automovilistas y hacia ciclistas, es para todos, para los peatones también. Entonces hay que cambiar la cultura. La cultura es la educación. La educación siempre tiene que ser una inversión, no es un gasto. Si nosotros invertimos en educación y en información lo que vamos a lograr es que cada vez haya menos muertos. Hay más o menos, nueve mil muertes por año en Argentina en accidentes de tránsito. La mayor causa de muerte de jóvenes de 18 a 40 años son los siniestros viales. Entonces, llegó un momento en que tenemos que cambiar eso. Y para cambiar eso, tenemos que cambiar nuestra cultura y nuestra educación y fijarnos dónde poner los puntos en la íes, ¿dónde están los problemas? Porque el problema no son los ciclistas como dicen un montón de medios gráficos, cuando sacan notas de ciclistas cruzando en rojo, los ciclistas no matamos a nadie. El problema de la muerte radica al lado, en aquellos que van a alta velocidad, hay que bajar la velocidad. En aquellos que manejan, y manejan mirando el celular. Un ciclista mirando el celular choca contra un auto, se muere el ciclista y el auto al otro día va al chapista y chau problema, en cambio, el ciclista tiene que elegir si va a ir a tierra o va a ir a un nicho.
El acto del domingo fue muy numeroso. Esperaban que se sumara tanta gente. ¿Se está gestando un cambio?
MC: El acto fue muy numeroso. Yo era uno de los organizadores, fuimos tres: José María Blassi, Nicolás Vigo y yo. Cada uno tiene un rol, José se encarga más de la seguridad de la gente cuando va transitando, de organizar los cortes, Nico se encarga más del armado de las bicis y yo me encargo más de los medios y de ponerle la cara y de ser la cara visible de un conjunto de gente que viene detrás. No solamente somos los tres, yo soy uno más, por ahí algún día yo me retire de la movida de Masa Crítica y haya otra gente. Antes que entre yo a Masa Crítica, había otra gente, referentes que eran parte del movimiento y que también han logrado cosas: que haya más bicisendas, que tengamos más visibilidad en el tránsito. El cambio se va generando de a poco, lo que pasa que la gente que andamos en bicicleta somos gente pacífica, es la revolución silenciosa, no generamos violencia. Cuando alguien no mata es pacífico. La violencia se genera cuando hay muerte, heridos, por negligencia. Cuando no hacemos las cosas que tenemos que hacer, generamos en un tercero un acto en el que cortamos algo, cortamos la vida, la salud. Ahí es cuando ya hay una violencia. Nosotros no generamos violencia. Mayormente cuando se ve a gente andando en bicicleta, se la ve contenta, escuchando música. Y uno puede decir “no se puede usar auriculares”, pero igual siempre decimos lo mismo, el ciclista se pone en riesgo a sí mismo, en todo caso. No pone en riesgo a otras personas, no hay estadísticas que demuestren lo contrario, más allá de casos puntuales.
En cambio, las estadísticas muestran, y lo dijo la OMS, que los siniestros viales son una pandemia tan grande como la que estamos viendo con el covid, porque si estamos diciendo que la mayoría de los jóvenes que mueren en Argentina son por siniestros viales, es que está pasando un problema gigante. Y eso, se resuelve con educación, con inversión, con cultura. Y ni siquiera estoy hablando de grandes cuestiones sino de información, de llegar a la gente. Hace más de 30 años que nadie recuerda una campaña de educación vial para toda la gente de parte del Estado ¿Qué pasó, la culpa es de los ciclistas, de los automovilistas, de los demás actores en el tránsito? No, la culpa es del Estado que está ausente y eso es lo que Masa Crítica intenta cambiar.