Inventarle una música al mar
12.3.2022
Por Ramiro Giganti
El grupo Pasa la Rompiente se presentó en el centro cultural El Surco, en el barrio de Boedo. Allí mostraron su repertorio dedicado mayoritariamente al mar y su entorno. Un recorrido por su propuesta y la necesidad de tener una música que se identifique con los miles de kilómetros de territorio costero que hay en Argentina.
“Tenemos un regalito para hacerles”, dice Lucía, vocalista de la banda, ya cerca del final de la presentación. El regalo son caracoles. Lucia baja del escenario y empieza a repartir los obsequios. Mientras eso sucede Diego empieza a tocar los primeros acordes y cantar la canción que le da el nombre a la banda. El sonido es relajado. Ya habían pasado por gran parte de su repertorio: algunas canciones más movidas, otras más calmas, como presentando ese viaje por el mar donde los momentos de festividad alternan con la calma de océano: como un ola que irrumpe. Los acordes recuerdan a Breathe o The Great Gig In The Sky, de Pink Floyd, pero con un sonido acústico y mas «criollo». De algún modo, cantarle al mar o al cielo parece enfrentar desafíos y paisajes similares. “El tiempo vuelve a hablar su idioma… sin palabras”, repite la letra. Todavía quedan algunas canciones pero ya es el tramo final del concierto: son “los últimos días del viaje”.
La propuesta se había puesto en marcha seis años antes cuando dos amigos que habían hecho música juntos en otros proyectos decidieron materializar una idea: inventarle una música al mar.
“Desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego, toda la zona costera, no conocemos las músicas. No tenemos registro. Y así como otras partes del país, como el centro, Cuyo, el Noroeste, el Litoral, tienen su propia música: la baguala, la vidala, y el chamamé… en toda esta franja larguísima que son 3000 kilómetros, como que no hay música. Como si hubiera algo en la presencia del mar. Entonces inventémosle música al mar, cantémosle al mar. Invitemos a la gente a hacer un viajecito “, explica Andrés, percusionista de la banda que inició junto a Diego, guitarrista y cantante, este recorrido al que luego se sumaron nuevos integrantes. Así fue como en 2016 esta propuesta nació de la confianza en la música como el lenguaje más directo entre las personas y las regiones.
El primer álbum del grupo, 38° Latitud Sur, fue publicado en 2018. Las canciones están disponibles tanto en Youtube, como en Spotify o Bandcamp. También tienen una cuenta en Instagram.
Por un lado la música da una respuesta a esa preocupación por la desertización del país, pero en paralelo busca recrear ese momento de alegría cuando alguien tiene la posibilidad de viajar y visitar alguna localidad costera. Recordar, para quienes tuvieron esa posibilidad en su infancia, la alegría de las vacaciones en la costa, pero sumar ese festivo recuerdo a esa intención de hacer sonar en su música algunos territorios de los que sólo nos queda el canto del viento y de la soledad, como lo es toda la franja con más de 3000 kilómetros de costa que unen la orilla bonaerense con Tierra del Fuego.
En 2020 realizaron una gira por diversos balnearios del partido de la costa, y planean otra por el interior del país para mediados de este año. “Nos gustaría hacer presentaciones en pueblos o pequeñas ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires. Tenemos esa idea para este año: ir con el auto, tocar y volver”.
Buscar un estilo para cometer la herejía de catalogar a un artista es un viaje aparte con Pasa La Rompiente. “Si me apurás un poco lo que te diría es que es una banda de ritmos”, responde Andrés manteniendo la intriga. Pero la música deja pistas. Hay una conexión con la música uruguaya ineludible: canciones con ritmos de candombe o macha camión delatan la relación con nuestros vecinos orientales cuya vida también se desarrolla en las costas. Andrés admite la influencia de No Te Va A Gustar en el grupo, además de esa continuidad costera. El recorrido se puede extender, entonces, desde Tierra de Fuego hasta las costas del departamento de Rocha.
El recorrido musical ofrece distintos momentos rítmicos y va variando en sus texturas. La presentación de este día no tiene mucha rotación de instrumentos, como en otras presentaciones de la banda, a excepción de Santiago, quien alterna el bajo con la guitarra, como en la Chacarera/Malambo Del Mar. También hay un momento donde la música acompaña un recitado: una poesía al mar.
El concierto está terminando. Diego mira de reojo el cesto que hace de “gorra”, ya que la entrada eses libre, con el aporte voluntario de cada concurrente. “Lo que puedan aportar nos va a servir para poder seguir haciendo música” explica. También recuerda que se van a presentar en ese mismo lugar el segundo viernes de cada mes.. El grupo está preparando su segundo álbum. Allí el viaje se amplía con nuevos estilos y recorridos. La presentación termina con unas cumbias interpretadas de una manera particular por el grupo. ¿Abandonarán al mar? Difícilmente eso suceda. Nada tiene de extraño escuchar una cumbia en la playa.