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Mujeres se abren camino en fábrica cooperativa

3.3.2022

Por Daniel Gutman

“Empezamos a hacer champús y jabones en la cocina de la casa de una compañera en 2017. Éramos cinco o seis chicas sin trabajo, buscando una salida colectiva, y hoy estamos acá”, dice Letsy Villca, entre las paredes blancas del amplio laboratorio de Maleza Cosmética Natural, una cooperativa que reúne en la CABA a 44 mujeres que apenas superan los 20 años.

Maleza ha recorrido un largo camino en poco tiempo y actualmente produce 400 champús y 600 pastillas de jabón semanales, además de cremas faciales y óleos para sacar el maquillaje, entre otros artículos. Se venden por toda Argentina a través de una plataforma digital propia y de otros canales de comercialización alternativos.
El Ministerio de Desarrollo Social, como parte del programa de ayuda social focalizado en el apoyo a la economía popular, dio un subsidio a Maleza que le permitió comprar los tubos de vidrio, termómetros, extractores de aceite, mesas de acero y el equipamiento de oficina que hoy ocupan lo que era un galpón desmantelado de una antigua fábrica.
El lugar tiene 213 metros cuadrados y las chicas lo alquilaron en enero de 2021.
Al salir de la cocina de una casa y llegar a un lugar espacioso, bien acondicionado y propio, lograron aumentar la producción en 500 % debido a las mejores condiciones de trabajo y a la posibilidad de acopiar materia prima.
Para ello, durante tres meses de tarea de albañilería, las propias jóvenes reciclaron y reformaron la propiedad, que hoy tiene una sala reuniones, oficinas, baños, vestuarios y un gran laboratorio.
“La maleza es la planta que se arranca del suelo y vuelve a crecer. Lo que es rechazado, pero resiste, porque es fuerte y siempre está surgiendo otra vez. Por eso elegimos el nombre”, explica Brisa Medina, de 22 años.
Es que el proyecto va más allá productivo: el laboratorio de la cooperativa es también un espacio de encuentro social y comunitario para pelear por derechos y generar conciencia colectiva.
La instalación de Maleza está en el sur de la ciudad de Buenos Aires, en Villa Lugano, un barrio de fábricas y viviendas populares, lejos de las zonas más cotizadas de la capital argentina.
Las y los integrantes de la cooperativa –también hay dos varones- viven a unas 25 cuadras (unos 2,3 kilómetros) de la planta, en la Villa 20, uno de los asentamientos informales más grandes de la ciudad, con más de 30 000 habitantes.
La mayoría de quienes viven en la Villa 20 son inmigrantes bolivianos y paraguayos que trabajan como costureros para fabricantes de ropa en talleres precarios montados en sus propias viviendas.
El oficio se transmite de generación en generación, igual que las duras condiciones de trabajo, a cambio de una retribución que es fijada de manera unilateral por los compradores, sin derecho a la negociación.
“Nosotras queríamos hacer otra cosa: tener un proyecto que fuera propio, que nos gustara, con un lugar de trabajo digno, que nos permitiera estudiar y en el que pudiéramos aprovechar nuestros conocimientos, porque muchas fuimos compañeras en una escuela técnica química, pero es casi imposible conseguir trabajo”, cuenta Letsy, de 22 años.
Al conocimiento técnico, que creció a través de distintos cursos después del colegio, las chicas de Maleza agregaron los saberes ancestrales transmitidos por sus familias, para fabricar cosméticos que no tienen químicos contaminantes y son producidos de manera amigable con el ambiente.
“Yo veía desde chica que mi mamá preparaba y vendía yuyos medicinales y productos naturales. Ahí empecé a aprender”, recuerda Ruth Ortiz, que tiene 23 años y una hija de 4.
Ruth agrega que el objetivo era fabricar un producto con el que se pudiera soñar con un horizonte de ventas masivas, ya que muchos en la Villa suman algunos ingresos cocinando pan o comidas, pero los venden solamente a los vecinos.
“Apenas nos sentimos listas empezamos a ir a vender en ferias callejeras y fuimos mejorando los productos y el envasado de a poco”, relata.
La cooperativa, reconoce, fue, para muchas, más una necesidad que una elección: “Es muy difícil conseguir trabajo para cualquiera, pero es más difícil para las de la Villa. Cuando una dice dónde vive, no te quieren tomar”.
Ruth es la única integrante de la cooperativa que es mamá. De hecho, empezó a trabajar cuando su hija era un bebe de ocho meses. Muchas veces la lleva el laboratorio y entre todas se turnan para cuidarla, ya que justamente una de las premisas fundamentales de Maleza es que las mujeres puedan trabajar fuera de la casa, generen un ingreso propio y no queden atrapadas en la trampa de las tareas domésticas, sin remuneración.
A Brisa, quien trabajaba como cajera en una peluquería, la dejaron sin trabajo en marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia de covid-19 y se ordenó el cierre de todos los comercios no esenciales en Argentina. “Maleza fue entonces mi salvación”, reconoce.
Luego de la catástrofe socioeconómica del primer año de pandemia, 2021 fue en Argentina un año de recuperación económica, aunque marcada por una alarmante precariedad laboral: los datos oficiales dicen que se crearon el año pasado casi tres millones de puestos de trabajo, pero casi todos son de asalariados no registrados (1 329 000) y cuentapropistas (1 463 000).
Los trabajadores informales o no registrados y los cuentapropistas o autónomos son, además, los más castigados por la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos, en una economía con una inflación que supera 50 % anual
En ese escenario, Maleza busca una salida todavía difícil. Sus ingresos actuales alcanzan para pagar el alquiler del laboratorio más los servicios de electricidad, agua e internet y otros gastos del lugar, pero todavía no para pagar salarios a las integrantes.
“Estamos buscando formas para bajar los costos y aumentar la rentabilidad. Si bien las ventas todavía no llegaron a los niveles que creemos que podrían llegar, estamos avanzando en la promoción y abriendo nuevos canales de comercialización, por lo que esperamos tener ganancias a mediados de este año”, sostiene otra integrante de la cooperativa, Julia Argnani.
Hoy, Maleza está divididas en cuatro áreas de trabajo: administración, producción, comercialización y comunicación, que incluye el diseño y la administración de las redes sociales. Busca ser, además, una herramienta de potenciación de otras cooperativas sociales, ya que, por ejemplo, entrega sus productos en bolsas reutilizables fabricadas por otro grupo de mujeres.
Todas las y los integrantes de Maleza tienen un ingreso fijo gracias a que son beneficiarias de Potenciar Trabajo, un plan para la inclusión socio-productiva y el desarrollo local administrado por el ministerio de Desarrollo Social.
El programa reconoce a inscritos en el Renatep con la mitad del salario mínimo, vital y móvil vigente en Argentina, de 16.500 pesos (equivalente a unos 150 dólares oficiales), a cambio de una jornada laboral de cuatro horas.
El Potenciar Trabajo, lo cobran actualmente 1 200 000 trabajadores informales, según los datos suministrados por el ministerio de Desarrollo Social. Su monto equivalente a 150 dólares cubre apenas la cuarta parte del ingreso que necesita una familia de cuatro personas para no ser pobre, de acuerdo al instituto oficial de estadísticas (Indec).
“Nuestro objetivo es también estar orgullosas de dónde partimos y mostrar que una cooperativa de mujeres como la nuestra puede hacer productos de calidad”, concluye Julia.

Chano Charpentier le agradeció a Rodríguez Larreta por facilitarle el registro para conducir

3.3.2022

El ex cantante de Tan Biónica, que protagonizó varios incidentes al volante, compartió un vivo con el jefe de gobierno porteño donde describió la ayuda del funcionario para obtener la licencia de conducir. “Me ayudabas hasta a sacar el registro, y una vez me dijiste, la última vez que te lo pedí, me comprometes”, confesó el músico.

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el cantante Santiago “Chano” Moreno Charpentier compartieron un vivo de la red social Instagram para dialogar sobre el consumo problemático de drogas.
El ex cantante de Tan Biónica se recuperó de un disparo que recibió en el abdomen en año pasado, en medio de una crisis de nervios producto del consumo de sustancias.
“Soy una persona clase media, fui al colegio, normal, tuve una educación y terminé con un balazo en mi casa”, aseguró en el vivo. “Nunca pensé que iba a estar en una situación tan bizarra, mi familia tampoco, pero eso es a lo que conduce la adicción”, reflexionó el músico.
En un momento de la charla, Moreno Charpentier le agradeció al jefe de gobierno porteño por facilitarle el trámite para obtener la licencia de conducir, que incluye un examen técnico y psicofísico.
“Lo que te quería reconocer es lo atento que siempre fuiste conmigo, cuando eras vicejefe de gobierno de la Ciudad, ahora que sos jefe de Gobierno también”, comenzó el músico. Me ayudabas a mi hasta a sacar el registro. Y una vez me dijiste, la última vez que te lo pedí, me dijiste me comprometes”, confesó Chano, frente al gesto incómodo de Larreta.
Cabe recordar, que Chano se vio involucrado en varios incidentes de tránsito. El más recordado fue en 2015, cuando el artista perdió el control de su auto en Belgrano y chocó varios vehículos estacionados y la puerta de un garaje.

Violación grupal en Palermo: otras miradas

3.3.2022

Por Andrea D’Atri

¿Es posible huir de los discursos estereotipados, los análisis intencionados y las excusas institucionales frente al brutal acto de violencia sexual que ocurrió en Palermo? Intentamos algunas primeras reflexiones, al tiempo que acompañamos solidariamente a la víctima y reclamamos justicia.

Un acontecimiento brutal irrumpe en el apacible feriado. Nos consterna. Nos conmociona. Se inicia la búsqueda infructuosa de motivaciones que, al menos, le otorguen alguna racionalidad a la atrocidad del acto. Aparecen los relatos que justifican, los que culpabilizan; los reclamos de justicia, de venganza, de reparación; las palabras precisas, estigmatizantes, solidarias, agresivas, reflexivas. Todo es un torbellino fragoroso que ocurre alrededor y a través de la víctima; con ella y contra ella. Y a pesar de su singularidad, de tener nombres y rostros y vidas concretas signadas por este acontecimiento brutal, el hecho interpela a los varones, a los medios de comunicación, a las feministas, a las instituciones del régimen, a la sociedad.
Reclamamos justicia para la joven que fue víctima de este acto atroz. Pero también reclamamos que la Iglesia y otros sectores fundamentalistas dejen de obstaculizar la implementación de la educación sexual integral. Repudiamos a la casta judicial que, constantemente, reproduce la violencia misógina revictimizando a las víctimas, acusándolas de ser las causantes de su propia tragedia, justificando el accionar de los victimarios o echando un manto de impunidad sobre actos aberrantes. Exigimos que aumenten los presupuestos destinados a la prevención de la violencia contra las mujeres y de ayuda a las víctimas, en vez de disminuirlos para cumplir las metas de ajuste que exigen los organismos financieros internacionales y destinarlos a pagar la deuda ilegítima.
Creemos que todo esto es necesario aunque sepamos que no alcanza.
Mirando atrás: las luchas por nuestros derechos también son un límite a la violencia
Ya aprendimos hace tiempo que la violencia contra las mujeres no es fortuita. Ni su ejecución es la consecuencia de alguna anomalía. No son “locos” inimputables. Ni animales. Ni monstruos. No es el alcohol, ni las drogas. No es la provocación de ellas, ni el carácter irascible de ellos.
Esto no quiere decir que todos los hombres son potenciales violadores o femicidas. Pero sí quiere decir que la violencia más brutal ejercida contra las mujeres, como los femicidios o las violaciones, solo pueden comprenderse cabalmente si las inscribimos en una sociedad que legitima, justifica y reproduce permanentemente la subordinación, la discriminación, la inferioridad y la inequidad de las mujeres.
Por eso, las históricas luchas del movimiento de mujeres por sus derechos son, también, en cierto modo, una lucha contra la violencia de género. Que las mujeres pudieran acceder a todos los niveles de educación, que tuvieran derecho a votar, que consiguieran romper la dependencia del padre o del marido para desempeñarse en la cotidianeidad de sus vidas, que alcanzaran el derecho a divorciarse, a compartir la potestad sobre sus hijas e hijos, que lograran legalizar la interrupción voluntaria de los embarazos… todo eso apunta a establecer mayores cuotas de igualdad, de libertades individuales, algunos pasos para dejar de ser “ciudadanas de segunda”.

Mírennos: de las calles, no nos vamos

Para la espectacularidad de los medios de comunicación y los algoritmos de las redes sociales, rinden mucho más las mujeres como víctimas singulares devastadas por actos aberrantes que cuando, juntas, cuestionamos el orden establecido que estos actos aberrantes pretenden conservar. Si no pueden mostrarnos como víctimas, nos mostrarán como las chillonas, las irracionales, las que pintan paredes, porque hacemos marchas y huelgas, sulfuramos a las jerarquías eclesiásticas, enfrentamos a las burocracias sindicales, las fuerzas represivas y al poder político.
¡No se aprovechen de los hechos aberrantes como el que aconteció en Palermo para aterrorizarnos, ahora, con los riesgos que corremos en las calles! Los conocemos desde siempre y nos cuidamos entre nosotras, como también sabemos que la mayor parte de los abusos y otras formas de violencia ocurren puertas adentro de nuestros hogares. Hemos conquistado las calles para gritar nuestros reclamos, para conquistar nuestros derechos. Y descubrimos que, no hay mejor lucha contra la violencia que sufrimos, que la que damos organizadas y movilizadas, colectivamente.
Miren la vida a través de nuestros ojos y peleemos juntos por cambiarla
Y sin embargo, aunque peleamos por todos esos derechos con fuerza y decisión, sabemos que tampoco alcanzan.
Nuestra lucha por transformar radicalmente este sistema de explotación de millones de seres humanos que oprime a las mujeres y a otros grupos sociales con especial perfidia, también es una lucha por acabar con todas las formas de violencia y de dominación. Porque, en última instancia, todas las violencias de género tienen un carácter estructural en esta sociedad en la que vivimos, donde esas normativas invisibles de género o las que estipulan las leyes o la falta de derechos, las prácticas consuetudinarias y las tradiciones culturales son inherentes a la reproducción social que, en la sociedad capitalista, adquiere esta particular división sexual del trabajo.
Para esa lucha, necesitamos construir una fuerza poderosa capaz de subvertir el orden instituido, por eso no es una lucha solo “de mujeres”, sino del esfuerzo colectivo de quienes sufren la explotación y todas las formas de opresión. Aunque todo aquel que, en realidad, quiera transformar la vida, tenga “que aprender a mirarla a través de los ojos de las mujeres”.

Conferencia de prensa de la Asamblea El Algarrobo en CABA

3.3.2022

A 6 años del fallo de la Corte Suprema que les dio toda la razón a las y los vecinos se Andalgalá, pero que todavía no les provee de justicia.

Este jueves integrantes de la Asamblea El Algarrobo, dieron una conferencia de prensa informando sobre la caminata que emprendieron el pasado 23 de febrero desde Andalgalá, (Catamarca) pasando por distintas ciudades hasta la ciudad de Buenos Aires. Bajo la consigna Andalgalá «Camina por Justicia,» recorrieron más de 1500 km. por el Agua, la Vida, en defensa de la ordenanza 029/16 y contra la megaminería.
Comunicado de las redes sociales de Asamblea El Algarrobo
Gracias al apoyo de nuestro pueblo y de todos los pueblos en lucha este miércoles 2 de marzo nuestras compañeras y compañeros de Andalgalá llegaron a CABA a los tribunales de Comodoro Py en defensa de nuestros cerros y nuestro agua, en defensa de nuestra ordenanza 029/16!!! Hemos recorrido cientos de kilómetros llevando con nosotrxs nuestras demandas como pueblo que quiere agua y vida y no destrucción!
Cómo dice nuestra compañera Gladys » somos tozudos, de acá no nos movemos». Hemos presentado también las más de 500 firmas de todos los territorios recorridos que quedarán en el expediente que ya está en manos de la justicia federal. Llevamos nuestra incansable exigencia de que se cierre definitivamente el yacimiento MARA y que hagan valer nuestro derecho de la autodeterminación de pueblos libres y soberanos.
Agradecemos con todo nuestro corazón el apoyo y acompañamiento de las tantas asambleas, ONGs y autoconvocadxs, vecinos y vecinas como así también a todos los medios comprometidos que estuvieron cubriendo esta acción tan importante para nuestra lucha y la de todxs
Como dice Raúl «somos un pueblo que lucha con fuerza pero sobretodo con alegría»
¡Arriba los pueblos que luchan!
Bajen las máquinas del cerro!

El subte con demoras por reclamo gremial de Metrodelegados

2.3.2022

La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP-Metrodelegados) informó que este miércoles podría haber demoras o interrupciones en el servicio de diferentes líneas por problemas operativos.

«Los mismos se originan en la decisión unilateral de Emova de modificar los diagramas de servicio y los horarios de trabajo, sin haber notificado fehacientemente a todo el personal», explicaron los metrodelegados en un comunicado.
«Desde la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP-Metrodelegadxs) hacemos saber al público usuario que, este miércoles 2 de marzo existe la posibilidad real de que, en diferentes líneas, se produzcan demoras y/o interrupciones por problemas operativos», expresaron desde el sindicato que conduce Roberto Pianelli.
Los mismos se originan en la decisión unilateral de Emova de modificar los diagramas de servicio y los horarios de trabajo, sin haber notificado fehacientemente a todo el personal. Esta situación, podría ocasionar los inconvenientes a los que hacemos referencia más arriba.
Por ese motivo desde la organización «llamamos a la reflexión a la empresa Emova para que modifique su accionar que perjudica tanto a usuarixs como a trabajadorxs», finalizaron.

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