Masivo rechazo de vecinos de Saavedra a la creación de un arroyo artificial en el parque
18.7.2022
Luego de una audiencia pública de 5 días en la que hubo una oposición mayoritaria a la obra que pretende realizar el Gobierno porteño para el Arroyo Medrano, los vecinos organizados con el apoyo de organizaciones y referentes políticos y sociales enviaron una carta al Banco Mundial que es el financiador del proyecto.
Vecinos organizados del barrio porteño de Saavedra continúan su pelea contra la construcción de un arroyo artificial en el parque que intenta realizar el Gobierno de la Ciudad. Luego de una audiencia pública que se tuvo que extender por 5 días entre los últimos días de junio y los primeros de julio, debido a la cantidad de inscriptos, en la que el rechazo a la obra fue mayoritario, ahora enviaron, con el apoyo de organizaciones y referentes políticos, una carta al Banco Mundial que es el financiador del proyecto.
Tanto en la audiencia como en la misiva, plantearon que es “innecesario e inútil” el proyecto de regeneración del Arroyo Medrano y que no se cumplirá la promesa de que mitigará las inundaciones. Solicitan, en cambio, que se avance con la obra del segundo reservorio de agua pluvial en el Parque Sarmiento al entender que servirá para evitar los anegamientos en días de lluvias intensas. Todo, fundamentado con “opiniones de percepción social como técnicas especializadas”, según dice el documento enviado a la entidad bancaria.
El plan oficial sobre el Arroyo Medrano fue anunciado en septiembre del 2021, pero con otro enfoque que refería a la propuesta para abrir a cielo abierto medio kilómetro del curso de agua que permanece entubado desde 1942 y corre por debajo del Parque Saavedra. Tras el rechazo masivo de los vecinos y vecinas, el proyecto fue replanteado en varias ocasiones hasta la redacción final que contempla la creación de un “reservorio temporal” de unos 400 metros de extensión, por seis de ancho y dos puentes, que promete reducir el riesgo de inundaciones en la zona.
Sin embargo, los argumentos que se expresaron en la audiencia hablan de que no se dará una solución sería e integral al tema de las inundaciones y se perderán (cómo mínimo) unos 5.000 metros cuadrados de espacio verde. Caracterizaron el proyecto como “paisajístico” y lo relacionan con el nuevo código urbanístico (al que también se oponen) y la especulación inmobiliaria del Gobierno de la Ciudad.
Asimismo, en la carta enviada al Banco Mundial, manifestaron que se deriven los recursos previstos para la obra a la realización prioritaria del denominado Reservorio 2 en terrenos ya definidos en el cercano Parque Sarmiento (en terrenos de un ex-drive de Golf) en el trayecto del arroyo Medrano, incluido en el Plan Director de Ordenamiento Hidráulico de 2006.
“Reafirmamos nuestro firme apoyo a la necesidad de avanzar inmediatamente en el demorado plan integral para la prevención de inundaciones en forma interjurisdiccional (el arroyo Medrano atraviesa partidos del Gran Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires), para llevarse adelante sin demora en forma racional, eficiente, transparente y efectiva utilizando recursos existentes y a gestionar. Este proyecto, mal denominado “Regeneración del Arroyo Medrano en el Parque Saavedra” por su irracionalidad, ineficacia, desmerecimiento de la opinión vecinal, impactos ambientales y alto costo alternativo es absolutamente contrario a tal perspectiva imprescindible”, explicaron.
Desde las bancas en la legislatura porteña del FIT-U que viene apoyando y tomando los reclamos de los vecinos (también con el apoyo de la diputada Nacional Myriam Bregman) se presentó un pedido de informe para que el Gobierno de la Ciudad explique los motivos que lo llevaron a no iniciar esta obra y en el que se pregunta si esto tiene relación con la cesión de terrenos al Belgrano Athletic Club en el Parque Sarmiento.
Esta obra no es más que un nuevo capítulo de avanzada sobre el espacio verde para favorecer los negocios inmobiliarios, denominado extractivismo urbano, impulsado por Rodríguez Larreta y no puede ser analizado por separado a la reciente oleada de convenios de modificación del código urbanístico para construir torres en zona de casas bajas. Un proyecto de ciudad de negocios millonarios con constructoras vendiendo espacios públicos y verdes. Iniciativas con un alto impacto socio-ambiental que han recolectado un amplio rechazo popular y de organizaciones políticas, sociales y ambientales.