19.9.2016
Por Julián Martínez
En el marco de reiterados hostigamientos, difamaciones, seguimientos y una causa armada, dos miembros de la Agencia Para la Libertad y sus familiares fueron amenazados por alguien que en su perfil de Facebook aparece con el nombre de Angie Verdú. “Saludos a tu dos hijos y a la familia del delincuente”, expresó Verdú, luego de variados insultos, en un mensaje a la abogada de la APL, María del Rosario Fernández. El “delincuente” es Oscar Castelnovo, coordinador de la única agencia anticarcelaria del país que publica sistemáticamente los crímenes contra los seres humanos privados de libertad. Cómo se sabe, Castelnovo concurrió a las cárceles desde hace más de 30 años, como periodista, docente ad honorem y como visita de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre hasta que prohibieron su ingreso, hace dos años, por visibilizar los crímenes y negociados. La denuncia penal que presentará hoy la APL, a través de Fernández, se aceleró dada la amenaza que ahora incluye a los hijos y el resto de los familiares de ambos militantes. (Enviar solidaridad a contacto@agenciaparalalibertad. org)
Verdú acusa a Castelnovo de ser un “narcotraficante” que va a las cárceles a vender drogas a los prisioneros. Pero resulta que hace más de dos años que el periodista no puede ingresar a esos campos de concentración Siglo XXI porque el Servicio Penitenciario Federal le prohíbe la entrada. La infamia de Verdú no es nueva, ya en 2013, desde el penal de Villa Devoto una llamada anónima al Departamento Central de Policía denunció que Castelnovo vendía narcóticos en esa cárcel. La mentira fue asociada a la torpeza: Como todo el mundo sabe, las drogas en las prisiones son un negocio de los penitenciarios no los militantes de Derechos Humanos o docentes. “Nunca vendí ni una minúscula hoja de comino”, dijo el escritor en aquella ocasión. De todos modos, el periodista fue investigado por el fiscal Marijuan y sobreseído por el juez federal Sergio Torres, quienes solo hallaron una patraña telefónica en la causa.
Por otra parte, quien conozca el estado económico de Castelnovo, podrá apreciar, sin esfuerzos, que su nivel de vida dista mucho de ser el de un “narco”. Entre sus falsedades, Verdú afirma que “a él (Castelnovo) le paga el servicio penitenciario…tiene un sueldo fijo para ingresar droga en la cárcel”. ¿Por qué razón los grises pagarían un salario fijo a alguien que no concurre a trabajar hace dos años? Eso Verdú no lo aclara.
Asimismo, el periodista recibió solidaridad de presos, presas, familiares, organismos de la Argentina y del exterior, de las Madres de Plaza de Mayo de Neuquén Lolin Rigoni e Inés Ragni; Nora Cortiñas, Myriam Bregman, de La Gremial de Abogadas y Abogados, Correpi, APDH-La Matanza, entre cientos de apoyos solidarios, que no dudaron de que se trataba de un ataque a una organización popular que integra la Red Nacional de Medios Alternativos.
Como se sabe, la APL visibilizó crímenes atroces cometidos en la constitucionalidad como por caso, el de las nueve chicas asesinadas en la cárcel de Ezeiza entre 2009 y 2012. De estos militantes salió la nefasta estadística que da cuenta que un/a presx muere cada 37 horas, en un lugar el que nadie debe morir, cuando integraban el Boletín Para la Libertad de la Agencia Walsh. Precisamente, este medio alternativo fue infiltrado por el policía federal Américo Balbuena durante once años y, desde allí, espiaba a los familiares de Cromañón, La Alameda, Fuba, entre muchos otros.
Ensuciar para destruir
En el caso de Fernández, Verdú sostiene que es una “abogada saca presos” para luego tener sexo con ellos y que también tiene ese tipo de relación con Castelnovo. Se sabe, que es altamente repudiado por los privados de libertad quien mantiene relaciones con la pareja de un prisionero. Aunque esto parezca algo que corresponde a la sección “chimentos”, no lo es. Está pensado para generar malestar de los presxs con la APL. A la vez, pretenden socavar el vínculo de Fernández, con su pareja, César González, con los familiares y sus clientes. Los mensajes a González que le envió Verdu no fueron azarosos, se dirigieron a alguien vulnerable que está en el encierro. La intención es neutralizar a la APL por medio de la difamación en distintas direcciones. Como se sabe, quizá en el barrio de Palermo -por caso -, una infidelidad se resuelva con los tres protagonistas en terapia con un psicoanalista especializado en el tema. Pero en las cárceles existe, contundente, otra metodología.
¿No será mucho Verdú?
Según Verdú, Fernández y Castelnovo “son socios en una mentirosa agencia de noticias”, la Agencia Para la Libertad, militan varias horas diarias, fueron a cuatro cárceles por semana, realizaron talleres de Periodismo y Expresión, sufrieron la agresión del Servicio Penitenciario Federal constantemente, escribieron miles de notas, dieron charlas en distintos sitios del país y hasta fueron invitados desde el exterior, por razones sexuales y para facilitar la venta de estupefacientes.
Por su parte, María del Rosario Fernández, quién aborda la represión estatal en las cárceles bonaerenses, resulta “fastidiosa” para los represores y sus negociados. Ya sea por su labor solidaria en la APL o por su trabajo profesional como defensora particular.
A la vez, Verdu jura que no es policía ni servicio, pero asegura tener fotos, videos, testimonios y audios, que comprometerían a los dos militantes de la APL. ¿Quién tendría esos elementos de no ser alguien vinculado a las fuerzas de “seguridad”? Ojalá Verdú mostrara todas sus “pruebas” en Tribunales, adónde deberá concurrir en los próximos días.
Recientemente, amenazaron a la diputada Myriam Bregman por su participación en distintas luchas. También a otros militantes populares. Al calor del gobierno plutócrata de Mauricio Macri toma impulso el fascismo en la Argentina. Pero a pesar de la indignación, las amenazas dan cuenta de una verdad inapelable: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”.