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¿Quién es el abogado macrista que pidió que la AFI persiga a “los sin techo”?

2.08.2017

Se trata de Alejandro Fargosi, ex integrante Pro en el Consejo de la Magistratura. Afirmó que “muchos de los sin-techo de Recoleta y Barrio Norte están pagados por punteros. ¿De dónde salen los $$$? ¿Qué dice la AFI?".

El ex integrante del Consejo de la Magistratura y miembro vigente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Fargosi, se encuentra en el centro de las críticas por un polémico tuit en el que afirmó: "De varias fuentes directas: muchos de los sin-techo de Recoleta- Barrio Norte están pagados por punteros. ¿De dónde salen los $$$? ¿Qué dice la AFI?". Dicho tuit fue viralizado en las redes sociales por diversos usuarios que criticaron el delirante planteo que insinúa que la AFI tiene que investigar a la gente en situación de calle y que los que duermen a la intemperie no lo hacen por necesidad, si no que les pagan para hacerlo.

¿Pero quién es este peculiar personaje ligado íntimamente al mundo judicial del Pro? El letrado forma parte del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires desde el año 1978. Es conocida la posición de la conservadora institución que realizó y realiza una defensa pública del accionar de la última dictadura militar. Al mismo tiempo que aglutinó entre sus filas abogados de represores como Alberto Solanet. Como si fuera poco, también forman parte de “el colegito” Alejandro y Jose Alfredo Martínez de Hoz (nieto del ministro de Economía de la última dictadura militar) y su socio Mariano Grondona (hijo del periodista negacionista). En 1976 “el colegio de la Calle Montevideo” justificó el golpe argumentando “que las Fuerzas Armadas salvaron a la República, en momento en los que “había vacancia de poder y un vaciamiento de la Patria.”

Además, Fargosi conformó hasta el 2011 la agrupación judicial ultramacrista Será Justicia y se encuentra vinculado al estudio jurídico de su familia que representó a la empresa Marsans (responsable del vaciamiento tras la privatización de Aerolíneas Argentinas). En ese contexto el estudio familiar de los Fargosi fue denunciado por el fiscal general Carlos Gonellla que señaló al Estudio de abogados como responsable de una maniobra ilegal en la cual Marsans vendió al fondo buitre Burford el juicio que la empresa llevaba en el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) contra la Argentina. El fiscal explicó entonces que “se encontró un contrato entre Marsans y Burford, donde el fondo buitre le compra al grupo español el juicio que está llevando ante el CIADI por unos U$S 1.600 millones, por la expropiación de Aerolíneas Argentinas” y agregó que “en esta operación también figura el estudio de abogados Fargosi y Asociados”. Asimismo, el magistrado explicó que “la Argentina no sólo no debe nada, sino que hasta puede reclamar a Marsans unos U$S 1.000 millones por su gestión en Aerolíneas”.

Por otro lado, en los años 90 Fargosi patrocinó a Aerolíneas Argentinas privatizada por el gobierno de Carlos Menem. Durante la gestión de Antonio Mata, su hermano Diego Fargosi y su padre Horacio Fargosi fueron directores y gerentes de Aerolíneas. Actualmente Mata se encuentra encarcelado en España “por evasión fiscal”, al igual que su socio Gerardo Díaz Ferrán. En otra de sus facetas, el letrado cambista participó también en el patrocinio legal de Fibertel y de Clarín, en la lucha jurídica del multimedios para impedir la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Las distintas relaciones de Fargosi parecen inagotables: su cercanía política con figuras de la dictadura, su complicidad y defensa del vaciamiento de Aerolíneas, la relación familiar con el fondo buitre Burford, su sociedad con los operadores judiciales del Pro y su patrocinio del multimedios Clarín. Lo que se dice; un verdadero cuadro de la oligarquía.

La Boca en llamas

1.8.2017

Enfoque Rojo

La Boca tiene un índice de aproximadamente 300 incendios anuales en los que ya han muerto quince niños y adolescente de 2009 a esta parte. Todos vivían en condiciones de hacinamiento y precariedad.

 

Cachafaz vs. Guaymayén

 

Irala y Lamadrid. Tarta de cebollas caramelizadas, paté de croute y bocadito de manzana. La esquina y el menú son del popular barrio de la Boca y algo parece no cerrar entre los rimbombantes platos y los conventillos que rodean la plaza Matheu.

“Un oasis francés en el barrio de la Boca” anuncia la coqueta página web que promociona al restaurante y la pregunta que ya todos se están haciendo cobra su justa dimensión cuando vemos el precio del “bocadito de manzana” ¿quién carajo viene a comer a este lugar? Los boquenses seguro que no.

En esta oportunidad, el contraste lleva el sello de la expansión del negocio inmobiliario para toda la zona sur de la capital, ideado por Pro/Cambiemos y secundado por los votos del kirchnerismo tras 10 años de cogobierno. En el año 2015 ambas fuerzas votaron la ley que creaba la Agencia de Bienes, una Sociedad del Estado cuyo fin es la venta de terrenos de la ciudad.

El macrismo es experto en vender gato por liebre. Distrito de las Artes fue el nombre que utilizaron para camuflar lo que en realidad se conoce como gentrificación, proceso por el cual la especulación inmobiliaria convierte a los barrios populares en un producto atractivo para la clase media/alta desplazando a sus habitantes (para hablar en criollo los chetos copan la Boca).

Esta nota no va de gastronomía sino del espesor de la billetera. Con lo que cuesta un alfajor Cachafaz te comprás ocho Guaymayén, cualquier trabajador o trabajadora jefa de hogar tiene el menú resuelto de antemano.

 

Disculpe las molestias

 

“Nos llaman usurpadores… quisiera ver los recibos de compra de los terrenos de Casa Amarilla, del campito, del ferrocarril… acá todos sabemos que esos espacios no los compraron, los han usurpado… han cerrado calles enteras para construir estacionamientos para la cancha de boca”. El testimonio es de un hombre que acaba de ser desalojado del conventillo Zanchetti tras el incendio que se cobró la vida de cuatro personas y se convirtió en la excusa perfecta para que la “justicia” ordenara el desalojo de unas treinta familias más, con el cínico eufemismo de “cuidar su integridad física”.

La Boca tiene un índice de aproximadamente 300 incendios anuales en los que ya han muerto quince niños y adolescente de 2009 a esta parte. Todos vivían en condiciones de hacinamiento y precariedad.

En el barrio viven 45.000 personas concentradas en treinta manzanas, una parte importante se aloja en más de 400 conventillos con un promedio de 20 familias por unidad.

Como no nos dio la nafta para las cebollas caramelizadas ni para el Buenos Aires Bus, seguimos de a pie con la recorrida barrial. Llegando a la esquina de Av. Patricios al 1000, nos recibe un moderno backlight (cartel con luces) con la siguiente leyenda: “Ex fábrica Argentina de Alpargatas”.

Tres adolescentes cruzan las inmensas puertas de madera que en el año 1883 se abrían para dejar pasar a miles de obreros y que hoy dan paso a estos jóvenes a sus reciclados departamentos de lujo. Al menos los arquitectos de Ciudad Molina mantuvieron ese detalle: las puertas.

Doscientos cuarenta mil dólares hay que tener para hacerse con los 113 metros cuadrados de uno de los loft con vista a la ribera. Ni hablar de los 6.300 pesos de expensas que hay que gatillar cada mes para mantener la pile y el laundry (lavarropas)

Otra vez los contrastes (lucha de clases). Veinte familias hacinadas en un conventillo contra un burgués parado en el centro de sus 113 metros cuadrados.

 

Papá quiero ser presidente

 

Es inimaginable pensar cualquiera de estas realidades ultra polarizadas sin contemplar la complicidad entre el poder político, el Estado y los grandes flujos de capital financiero.

Muchas veces se quiso presentar a la familia Macri como el emblema de los inmigrantes que a través del esfuerzo y el trabajo consiguen grandes proezas y se constituyen como el relato del triunfo personal frente a la adversidad. Meritocracia. Emprendedurismo.

Es difícil creer que como fruto de una actitud emprendedora, la familia Macri y su holding SOCMA pasara de tener siete empresas en 1973 a cuarenta y siete al final de la última dictadura cívico militar. Tampoco encaja en el relato la estatización de la deuda privada del grupo en 1982 por 170 millones de dólares y el acceso a 53 millones de dólares en concepto de regímenes de promoción industrial.

Ya con Macri hijo instalado en Casa Rosada llegó el turno del Correo Argentino.
Los empresarios y sus políticos, a ambos lados del mostrador.

Hoy, el denominado Corredor Sur busca unir el complejo de Puerto Madero con la zona de mayor flujo turístico de la ciudad: Caminito. Para eso es necesario desplazar a los sectores populares de sus propios barrios y allanar el terreno para que avance la rentabilidad de los negocios y los ricos.

Al final del día no es muy difícil darse cuenta que el “paté de croute” es la punta de lanza de otro gran negocio inmobiliario que saca rédito de la crisis habitacional a fuerza de desalojos, incendios, bici sendas y bocadillos gourmet.

Club Social y Deportivo Pinocho: días de gloria en Villa Urquiza

31.7.2017

Juan Pablo Francia / Mauro Ramos / Martin Rocca – ETER

El club se caracteriza deportivamente por tener a uno de los mejores equipos de Futsal de Argentina y del mundo. En 2005 obtuvieron su primer título y hasta el 2011 dominaron la escena del fútbol de salón local.

 

El corazón del club

 

Una chica sobre patines cruza la puerta y se acerca al mostrador. Atrás de ella, un grupo de pibes, transpirados y con bolsos, entra a los gritos. Sin escala, se van hacia las heladeras para elegir alguna bebida. El bullicio tiene explicación: las mesas del salón rebalsan de familias, y el ruido del ambiente suena a barrio.

De la puerta hacia afuera, se escucha el pique de las pelotas contra el piso, el rechinar de zapatillas y botines, y los gritos, con eco, de directores técnicos, profesores, y chicos: “¡Mía! ¡Vos, vos, vos!”. Todo se acompasa con la orquesta de platos y cubiertos, al ritmo del almuerzo.

Son las dos de la tarde de un sábado nublado, y el buffet del Club Social y Deportivo Pinocho se pone a tono. “Hay gente que viene de otros clubes y tiene admiración por la buena atención, la calidad de la comida y los precios”, cuenta, desde la mesa más cercana a la caja, el dueño. Horacio Gandini tiene 69 años, y hace 22 que maneja el negocio: “Somos una familia. La gente es la misma de siempre. El mozo hace 20 años que está conmigo. Además, está mi cuñado, mi hija, y hay otras cinco chicas trabajando”. Y agrega: “Yo siempre digo que el buffet es el corazón del club. No sólo en éste, sino en todos”.

Pinocho quiso, al igual que el protagonista de la historia a la que le debe su nombre, ser real. Pero el cuento de éste club no es de fantasía. Acá, la realidad se transforma con trabajo: tiene más de dos mil socios, y la actividad social es igual de numerosa. Básquet, fútbol infantil, taekwon-do, patín, voley y gimnasia. Posee, también, una pileta apta para temporada de verano e invierno, y una zona de quinchos y parrillas. Además, en Futsal, Pinocho es el club más importante del país.

La carta del buffet -más bien en forma de folleto- muestra desde pastas hasta milanesas, pasando por pizzas, sandwiches y empanadas. Los precios -retocados y modificados en lapicera- se alejan de los que se pueden ver en la calle. Es que dentro de Pinocho, la única inflación es la del sentido de pertenencia. “El club, como sociedad deportiva, es maravilloso. Yo creo que, de Capital Federal, es uno de los mejores”, afirma Horacio, mientras le señala a un chico dónde están las papas fritas.

Las paredes exhiben camisetas enmarcadas y, por encima de la barra, redunda un cuadro del pinocho de madera. La gente saluda a Horacio casi como a un familiar: “Cuando voy al banco o a la carnicería, a mi me dicen pinochito, porque el club es muy conocido”.

El llanto de un bebé sobrepasa la bulla permanente, y Horacio se ríe. Cuenta que, de alguna forma, siente que es una especie de abuelo de muchos chicos, y reconoce que le resulta emocionante verlos crecer: “Acá hay chicos que ya son muchachos de 30 y pico de años, y yo los conozco desde que empecé, cuando ellos tenían diez”. Y amplia: “Yo hablo con todos los pibes, y los vuelvo locos a todos. Eso acá está a la orden del día. Muchísimas veces les digo que si hacen un gol, les regalo un alfajor, o les hago alguna apuesta”.

La pizarra en los pasillos del club anuncia que la jornada de fútbol infantil arranca a las tres de la tarde, y ya son menos cuarto. El mozo encara hacia la mesa para llevar los sanguches, y los pibes, apurados, comen y toman al mismo tiempo. En apenas un rato deberán salir a la cancha para defender los colores. “Pinocho es el corazón del barrio, y el buffet es el corazón del club. Sea donde sea, vos decís Urquiza, y te dicen Pinocho”, aclara Horacio, mientras se levanta de su silla. Cuando suene el silbato, como siempre, él va a estar ahí para verlos jugar. Eso sí, con papel y lapicera para tomar nota. Es que a cada gol, corresponde un alfajor.

 

Lihuel Orlando: “lo más importante que tiene este club es la identidad”

 

Manuela Pedraza 5139, barrio de Villa Urquiza. De un portón de lo que, a simple vista, pareciera ser la fachada de una casa entra y sale gente continuamente. Sin embargo, basta levantar la vista para entender lo que un poco se puede presumir. Club Social y Deportivo Pinocho se adivina por las iniciales que anteceden al nombre del club.

Es que algún incrédulo no se animará a creer que, puertas adentro, cuando de la pelota número cinco se trata, podemos encontrar más títulos que en River, Boca, Independiente, Racing o San Lorenzo. Son catorce, más precisamente, los que hacen de Pinocho el conjunto más grande del futsal argentino. ¿Cómo se explica esta hegemonía futbolística frente a las potencias institucionales?

Es sábado y Lihuel Orlando llegó en su Beta BS 110 que dejó metros antes de la puerta de entrada. Es arquero de la primera división, técnico y formador del fútbol masculino y femenino del club. Adentro, algunos chicos están ansiosos.

Corretean por el pasillo, gritan, juegan entre ellos. Muchos, con las camisetas de sus clubes de primera, con un sueño que recién se asoma por el horizonte. Otros, parecen más empujados por los padres, que desean que se empiecen a enamorar de ese objeto redondo, ese que junto a sus cortas piernas parece imponente.

Claro, muchos ni siquiera han arrancado el primario, pero ¿existe un día para arrancar con la pelota? El entrenador, vestido íntegramente con el equipo del club, pasa entre algunos de ellos mientras reparte saludos. Algunos, ya lo ven como un referente; otros simplemente como el que pondrá fin con la ansiedad por verla rodar. “Cada edad tiene su objetivo. En la escuelita primero hacemos hincapié en la coordinación. Es imposible que un chico sepa patear bien si no sabe correr. Después, les enseñamos a controlar la pelota, pasarla bien y rematar firme para que lleguen a infantiles con los conceptos básicos adquiridos”, cuenta Orlando luego de despedir a los 31 chicos de la clase de las 12 del mediodía.

Pero detrás de cada pequeño que corre detrás de la pelota hay una familia, un contexto, una historia. Si bien son muchos, Lihuel camina las tres mini canchas que diagramó con sus colaboradores, no sin tomar nota de cada aspecto en su planilla. “Trato de coordinar el trabajo con los demás profes. Todo que hacemos es planificado. Cuando hay chicos que tienen problemas de conducta, tratamos de hablar con ellos. Estamos encima de lo que es el colegio, les pedimos los boletines. Los padres lo primero que te dicen es `lo dejo sin fútbol´ y la verdad, es que nosotros no estamos tan de acuerdo con eso”, comenta quien arribó al club por sus dotes de arquero, pero también por su capacidad como formador.

Sin embargo, hay algo más que distingue a este club de barrio de entre los demás. Algo que hace que su nivel en futsal sea superlativo y que su supremacía con respecto a los gigantes institucionales se mantenga a lo largo de los años. El joven entrenador parece tener la respuesta: “yo creo que lo más importante que tiene este club es la identidad. El 90 por ciento de la gente que entra en este club se enamora del lugar. Los padres dejan a los chicos sabiendo que están en un lugar seguro”, y finaliza: “nosotros los profes tratamos de inculcarles que vengan a alentar a los mayores. Así se hacen hinchas, incluso hacen amigos de otros deportes, identifican al club como su segunda casa y después ya no se quieren ir más”.

 

Historia

 

La historia del club Pinocho se inició como la mayoría de los clubes de la época. Jóvenes entusiastas, deportistas y con sueños de tener un lugar, su lugar para practicar deportes. El 20 de julio de 1925, Don Félix Zugazti, con 16 años reúne a un grupo de chicos de entre 10 y 12 años en el fondo de su casa, en Colodrero 3433, Villa Urquiza. Esta locación es la misma donde actualmente se encuentra el Club Social y Deportivo Pinocho, aunque al principio se llamó: Pinocho Football Club.

El nombre Pinocho surgió por el fanatismo que estos chicos tenían con el famoso muñeco de madera. Zugazti se hizo cargo de comprar las camisetas (rayas verticales verdes y blancas), pelotas, el sello social y él solo se haría cargo de los gastos del club. El primer partido disputado fue en agosto, sólo un mes después, contra “El Dólar”.

Cuando la alegría de poseer su espacio y de comenzar a construir el futuro del club, un inesperado rival surgió en el barrio de Flores. Otro club llamado Pinocho. El 6 de diciembre de 1925 se disputó un partido de fútbol para decidir quién se quedaba con el nombre “Pinocho”. Los de Villa Urquiza le ganaron 4 a 1 a los de Flores y de esa manera conservaron el nombre.

El 11 de junio de 1926 se realizó la primera asamblea y se designaron los miembros de la comisión de directiva. En dicha asamblea se tomaron dos decisiones fundamentales. La primera es que definieron la insignia que los acompañaría, su escudo. En el escudo estaba Pinocho pateando una pelota. Y segundo, una curiosidad: quienes querían asociarse no deberían pagar ninguna cuota mensual. Para ser admitidos tenían una cláusula muy particular: “Saber contar el cuento de Pinocho”.

Todo fue aceptado y se definió que, Don Félix Zugazti sería su Presidente y él fue quien designó al capitán y al subcapitán del equipo.

 

Futsal y después

 

El club se caracteriza deportivamente por tener a uno de los mejores equipos de Futsal de Argentina y del mundo. No es la única disciplina que se desempeña en sus gimnasios. Poseen además del fútbol sala, básquet, vóley, patín, gimnasia artística y taekwondo. Otras actividades de Pinocho, no federadas, son boxeo y natación. El equipo de Futsal se incorporó en 1999 y en 2001 ascendieron a la Primera División. En 2005 obtuvieron su primer título y hasta el 2011 dominaron la escena del fútbol de salón en Argentina. En 6 años consiguieron la increíble cantidad de 12 campeonatos ganados.

También ostenta un récord difícil de superar: estuvo 111 partidos sin conocer la derrota, más de 3 años de manera invicta. En 2007 fue galardonado como “El Mejor Equipo del Mundo 2007”, un premio otorgado por la conocida marca de ropa deportiva Umbro. Muchos de los jugadores más destacados de Futsal han salido de Pinocho y algunos de ellos estuvieron en el plantel campeón del mundo en Colombia 2016.

Alquilar en Capital, un pase a la pobreza

31.7.2017

El valor del alquiler representó en 2016 el 42 por ciento del gasto de los hogares porteños. La Ciudad Autónoma encarece los alquileres y expulsa a la población inquilina de menores ingresos. Es la conclusión a la que arriba una investigación de CEPA sobre cifras oficiales de nivel de ingresos y precios de los alquileres.

Alquilar en Buenos Aires. El valor se disparó un 33 por ciento entre 2015 y 2016, tras la devaluación. 

 

El peso del alquiler de la vivienda dentro de los gastos de los hogares inquilinos de la Ciudad de Buenos Aires creció de 33 a 42 por ciento, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). La mayor incidencia se explica porque, luego de la devaluación de diciembre de 2015, el costo del alquiler se disparó un 33 por ciento interanual, mientras que el ingreso per cápita promedio de los hogares afectados trepó apenas un 12 por ciento. Esa situación llevó a que cada vez sean menos los hogares pobres que alquilan en la Capital Federal. En 2015, el 16 por ciento de los hogares inquilinos pertenecía al 30 por ciento más pobre, mientras que en 2016 sólo alcanzó a un 8,61 por ciento.

El número de familias inquilinas en el Gran Buenos Aires trepó el año pasado a 31.435 hogares, un 9,3 por ciento más que un año antes. A su vez, la cantidad de hogares de los tres deciles más bajos de ingresos que abandonaron la Ciudad en igual período fue 28.949, lo que puede presuponer que el distrito porteño está expulsando a las personas más pobres hacia el conurbano bonaerense.

El precio del alquiler representa un porcentaje muy relevante del ingreso familiar, que no está incluido en la canasta básica de manera completa. Si se clasifica a la población en relación a las líneas de pobreza e indigencia (o sea por ingreso), quedan fuera de esos universos un gran número de hogares que, de manera objetiva, tienen dificultades para hacer frente a los gastos básicos, pero que sin embargo no son registrados como pobres. El informe de CEPA muestra que, si se considera la suma del gasto alimentario de los hogares, el de un alquiler mínimo y el gasto por expensas, el 15,1 por ciento de los hogares inquilinos tienen ingresos que no superan esa suma de gastos. Para el Indec, entre los inquilinos sólo el 6 por ciento es considerado pobre por ingresos. Eso significa que hay un 9,1 por ciento de hogares inquilinos que estadísticamente no sería pobre, pero tiene ingresos insuficientes para afrontar dicho gasto.

Esa situación se explica, según CEPA, porque las estadísticas de precios subestiman el peso del alquiler en los hogares inquilinos. Si se compara el peso del alquiler en el ingreso total familiar, se observan relaciones por encima del 30 por ciento en todo el período 2011-2016, pero los guarismos que se utilizan para el cálculo de canastas de consumo para los hogares inquilinos son mucho menores.

Para la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad, una familia tipo en abril de 2016 destinaba 3526,92 pesos al alquiler (lo que denomina un “Hogar 5 bis”). Sin embargo, para ese mismo organismo, en igual período, ese valor apenas alcanzaba para cubrir un monoambiente de 30 metros cuadrados en Mataderos, muy por debajo de un departamento de dos ambientes de 43 metros cuadrados en el barrio más barato de la ciudad.

Si dividimos a los hogares inquilinos por deciles de ingreso, se observa que entre 2015 y 2016 se transformó el perfil del inquilino. Mientras que la cantidad total de familias inquilinas aumentó en 10.340 hogares, la distribución no fue uniforme. En 2015, 14.092 hogares inquilinos correspondían al primer decil de ingresos, esa cantidad se redujo a 9585 en 2016. En el segundo y el tercer decil, la cantidad de hogares inquilinos disminuyeron de 27.821 a 4266 y 15.254 a 14.367 respectivamente. “En definitiva, hay más de un 8 por ciento de inquilinos, todos perteneciente al sector de menores ingresos de la Capital Federal, que dejó de alquilar en la Ciudad. Puede considerarse como razón principal a la situación económica, dado el incremento en el precio del alquiler y el aumento del costo de vida”, de acuerdo con el informe de CEPA.

Desde el punto de vista social, esta situación genera la paradoja de que la Ciudad más rica del país descarga en momentos de recesión económica los problemas habitacionales sobre los municipios del Gran Buenos Aires. Los hogares en situación de mayor vulnerabilidad, que son aquellos que mayor demanda generan sobre los sistemas de salud, educación, y otros servicios del estado en general son incitados a moverse a un distrito con peores condiciones materiales para dar respuesta a estas demandas, destaca el documento. Este proceso se complementa con un aumento de los precios de los alquileres y una mayor transferencia de renta desde los inquilinos a los dueños de las propiedades.

En el segundo trimestre de 2015, del total de la renta generada por los hogares inquilinos, el 33 por ciento estaba destinado al pago de alquileres. En 2016, ese porcentaje se incrementó a 42 por ciento. Por su parte, mientras que el ingreso per cápita promedio de los hogares inquilinos aumentó solamente 12 por ciento, el costo del alquiler promedio lo hizo en un 33 por ciento. “En los momentos de crecimiento de la actividad la renta inmobiliaria crece por extensión, mientras que en los de caída los rentistas la defienden expulsando inquilinos”, concluye el análisis del CEPA.

Campaña del Frente de Izquierda en Lugano

29.7.2017

Marcelo Ramal, Gabriel Solano y Vanina Biasi, candidatos del Frente de Izquierda en la Ciudad, recorrieron esta mañana diferentes esquinas de Lugano. Estuvieron en Guaminí y Chilavert, en Riestra y Murguiondo, en el Coto de Lugano 1 y 2, en Escalada y Eva Perón.

Ramal, candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, declaró: “A pesar de la suba de la tasa de interés para premiar a los que especulan con el peso, la devaluación se ha acelerado. De este modo los especuladores ganaron primero con la bicicleta Sturzenegger y ahora con la devaluación.  Este beneficio contrasta con la situación de los trabajadores que se ven perjudicados por una carestía que desvaloriza sus salarios”.

Solano, candidato a legislador en CABA, agregó: “Este proceso especulativo se financia con una deuda que solo en 18 meses se incrementó en 90.000 millones de dólares. Se trata de un ajuste e hipotecamiento que llevará al país a una nueva bancarrota. El voto al Frente de Izquierda es un voto en defensa de los trabajadores”.

Vanina Biasi, candidata a diputada nacional, sostuvo: “No solo el ajuste sufren los trabajadores de los barrios más postergados y las villas. Lugano es una zona acechada por mafias que regentean la trata de personas. El Frente de Izquierda es protagonista de la lucha de las familias por su desmantelamiento. Queremos llevar esta lucha al Congreso”.

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